domingo, 8 de diciembre de 2013

Celine Armenta: una rebeldía con proyecto.




Cuando pienso en Celine Armenta me viene a la mente la palabra rebeldía. Rebeldía contra un mundo injusto, excluyente, en el que el respeto a la diversidad o quizá mejor dicho, a las diversidades está muy lejos de ser logrado. Rebeldía contra una sociedad que educa para aceptar lo semejante, lo propio, lo cercano y para rechazar todo lo diferente, lo que se sale de lo establecido.
            En ese sentido la trayectoria de Celine es ejemplar porque no cabe en ningún molde, porque deliberadamente no quiere caber en ningún molde y asume las consecuencias de ello. Basta leer Misereres y exultates –el libro con el que ganó el premio nacional DEMAC en el 2007-2008- para vibrar con algunas estampas de una vida rica, densa, contradictoria y sobre todo libre y fiel a convicciones profundas que de muchos modos rompen los moldes y cuestionan los esquemas.
            Pero al mismo tiempo que pienso en rebeldía, evocar a Celine me hace pensar en inteligencia y pensamiento estratégico, rebeldía inteligente, rebeldía con estrategia. Porque si algo la caracteriza es su brillante inteligencia, su capacidad analítica y creativa por encima del promedio. Celine no es de los rebeldes superficiales o viscerales que se oponen a todo lo establecido simplemente porque está establecido. Celine es rebeldía con proyecto, rebeldía con propuesta, rebeldía con causa que va más allá de pasiones momentáneas –aunque a veces mande señales de vaivén en los detalles porque también viven en ella y qué bueno, las pasiones momentáneas- y que tiene una visión de largo aliento, una visión que responde al deseo de humanizar este mundo bello pero en muchos sentidos inhumano.
            Tal vez por esa rebeldía es una educadora de vocación, una profesional de la esperanza convencida hasta los huesos de que el mundo no tiene remedio pero que sin embargo tenemos que seguir día a día dispuestos a cambiarlo, como decía Fitzgerald que se manifiestan las inteligencias superiores.
            Tal vez por esta rebeldía con causa, por esta urgencia de cambiar el mundo que no tiene remedio es que Celine siempre tiene prisa, siempre está en movimiento, no descansa en sus afanes y no se da tregua ni da tregua en sus proyectos. Por ello Celine puede al mismo tiempo mantenerse informada de lo que pasa en el mundo, estar al día –en la medida en que esto es posible- en las lecturas literarias que le interesan, revisar diez tesis al mismo tiempo, adelantar horarios de sus programas para los próximos dos años, tejer, seguir tejiendo en las juntas, seguir tejiendo las juntas y los proyectos y las ideas y las utopías que le sirven y sirven a muchos al convivir con ella para continuar caminando, para no desfallecer en el intento de que la educación sea realmente educativa y esperanzadora y que el mundo se vuelva aunque sea un milímetro más incluyente y gozosamente plural.
            Como tiene prisa, a los que estamos a su alrededor nos parece que se está jubilando muy rápido, tal vez porque pensamos que todavía tiene mucho que hacer, que podría haber coordinado las maestrías muchos años más y seguirían funcionando como reloj de precisión al mismo tiempo que continuarían avanzando lenta pero firmemente. Sin embargo, estoy seguro que como siempre, Celine nos lleva ya mucha ventaja y tiene perfectamente trazado el camino hacia adelante, el camino del exultate que vendrá con la jubilación y la liberación de los esquemas rígidos del empleo fijo, el camino del miserere que pasa siempre por la comprensión y la compasión hacia todo lo que le rodea y hacia todos los que le rodean.
Felicidades y éxito en lo que sigue, querida Celine.
061213.

lunes, 2 de diciembre de 2013

EL CUENTO ES MUY SENCILLO, PERO NO TANTO…





(Fragmento de un texto preparado para un grupo llamado informalmente “el plan” en el que participamos Martín y Gaby con otros matrimonios amigos de 96 a 97. La idea era compartir algo de nuestra infancia que nos hubiera marcado significativamente).
                  Ahora que lo pienso bien, todo ese “orgullo nerd”…fue siempre en alto grado una necesidad de competir por el cariño paterno entre siete “talentosos y seguiditos” por destino más que por decisión.
                  En efecto, siete que llgábamos año tras año por “gracia de Dios” pero también por toda una mentalidad y una cultura de época, la cultura de “los hijos que Dios nos mande” que no era muy reflexionada, era simplemente lo que tocaba y me imagino, que no tocaba con demasiado disgusto o desagrado donde tocó tantas veces: ocho que fueron siempre siete en razón de que Gabo llegó cuando Ray ya había partido en ese incidente deportivo que quizá nos sumergió para siempre en ese “mentes vemos, cuerpos no sabemos” del que ya les platiqué.
                  Pensándolo bien, ese ser aplicados fue casi genético en una familia en la que papá no pudo estudiar –y para mi daño o beneficio no pudo estudiar arquitectura-. No recuerdo el momento en que se nos fue haciendo esa conciencia de que teníamos que sacar siempre diez y que los primeros lugares eran casi parte de la honra de la familia… tal vez los orígenes son remotos, -llega un recuerdo reciente de mis papás reclamando a mi maestra de segundo de Primaria del Pereyra porque no me dieron a mí una medalla que según esto merecía y se la llevó otro compañero-. El caso es que para nosotros fue algo que se fue haciendo natural, casi dado por hecho. Sí veo, ahora a la distancia, la necesidad de ser queridos por nuestros papás por los diplomas y medallas de fin de cursos pero esa es una explicación a posteriori, algo que nunca nos fue dicho, ni fue forzado ni cuesta arriba para nosotros que jamás nos sentimos presionados en ese entonces para lograrlo.
                  El ritual empezaba desde el primer día de clases en que durante todo el trayecto desde la 31 poniente hasta la 29 oriente –toda la ciudad de entonces- que mediaban entre la casa y el salesiano, mi papá iba “sensibilizándonos”  a la enorme trascendencia que significaba entrar a un nuevo año escolar y cómo tendríamos que esforzarnos por estudiar y “portarnos bien”…todo ello aderezado con oraciones abundantes.
                  A partir de allí iniciaba la carrera y poco a poco y casi como emergiendo de nuestro metabolismo, nos íbamos ganando los dieces y las famas y las simpatías de unos y las antipatías de otros. En esta carrera había de todo, entre otras cosas, la sensación de que cada trabajo era como una batalla campal que tenía que sortearse (aunque si no salía bien, mis papás tuvieran que llegar 11 o 12 de la noche, al concluir sus reuniones del grupo religioso en turno –cursillos, acción católica en varias modalidades, etc.- a terminarlo o de plano a rehacerlo para que al despertar uno sintiera la tranquilidad de que había salvado el honor y casi la vida. Esta ayuda de mis papás fue sobre todo en las cuestiones manuales, de allí lo inútil en ese rubro que salí, lo cual me hizo llegar siempre a entregar mis maquetas de arquitectura en la universidad don todos los dedos llenos de curitas y me hace hasta la fecha contratar “especialistas” casi para cambiar el foco que se fundió en la sala.
                  Al final del año, el orgullo de tener en filita tres, cuatro, cinco, seis hijos que transitaban por sus premios por el pasillo del auditorio y la autoestima que crecía en cada: “¿Cómo le hacen para que sus hijos sean tan estudiosos?”  o “los López Calva esto o aquello”, dicho con una mezcla curiosa de admiración y envidia por otros papás. Al final de esto, el rito de agradecimiento en el que desfilaban a comer en la casa todos los maestros y el padre director, un rito del que yo llegué a tener la sensación de que me querían en la escuela por mis papás y no tanto por mi persona o por mi trabajo.
                  De todo esto aprender, aprender mucho porque se trataba de estar hiperatentos todas las clases y así los exámenes “no sabían ni a melón”. El aprender que valoro porque me hizo una disciplina, una responsabilidad, una trayectoria, un método de estudio y un gusto por aprender que he descubierto y valorado mucho después.
                  Este recuerdo tiene dos sensaciones: la primera es la nostalgia que me sigue invadiendo al escuchar el “Largo” de Xerxes de Haendel porque me recuerda el pasillo, los profesores al frente y la despedida de cada uno, así de simple, sin diplomas ni premios, despedida y abrazos que se hacían mucho más intensos al salir de la secundaria y repetir, con la misma música, el mismo ritual humano imprescindible que no sé por qué no se le ha ocurrido a nadie en otros colegios.
                  La segunda sensación es la de sentirme por primera vez una persona individual, distinta. ¿Los signos?: La ropa nueva, la peluquería de grandes con mi papá y la plática de “hombre a hombre” que me hizo entrar mental y prematuramente a la adolescencia que llegó mucho más tarde y creo que aún no se acaba de ir.
                  Estos signos pueden parecer pueriles pero si tomamos en cuenta que en la selva de siete uno se sentía siempre masa y que además la propiedad de la ropa siempre fue comunal (una imagen imborrable es la de mis papás llegando de una tienda y echando sobre la mesa un montón de playeras y pantalones y diciendo siempre sin señalar un destinatario: “les trajimos esto a ver si les queda”), si tomamos en cuenta esto y que la peluquería era muy cara y entonces el peluquero, el famoso Miguel iba a la casa y nos cortaba el cabello en serie y en serio para que durara, pues estos dos signos además de la plática personalizada fueron imborrables…

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿RESPONSIVIDAD O RESPONSABILIDAD? ÉTICA PROFESIONAL E IDENTIDAD INSTITUCIONAL EN UN CAMBIO DE ÉPOCA

-->
 *Texto leído en la presentación del libro Ética profesional e identidad institucional en el año 2006.






 
--> Comienzo agradeciendo sinceramente al Instituto de Estudios Universitarios a través de la persona del Mtro. José Sanchez Aviña, la invitación a participar en la presentación de este muy interesante libro que nos tiene reunidos hoy aquí y que nos invita a hacer múltiples reflexiones desde perspectivas distintas que tienen como denominador común, un campo fundamental para comprender e intentar transformar el sistema educativo nacional: La ética que construye identidad o forma parte esencial de las identidades personales, profesionales o institucionales
“El discurso ético es una construcción polisémica” inicia diciendo la introducción a cargo de los coordinadores de este trabajo que reúne catorce ensayos de diecisiete investigadores de distintas instituciones, sectores y niveles educativos. Así como el discurso ético es polisémico, lo primero que salta a la vista al lector al entrar en contacto con los textos, es el carácter también polisémico del título de este texto. Porque “Etica profesional e identidad institucional”, al revisar los distintos apartados y capítulos, puede entenderse como: una selección de sólidos artículos de investigación que reúnen algunos trabajos sobre ética profesional (sobre todo los del apartado I que tiene el título de Etica e identidad profesional: “Elementos significativos de la ética profesional” de Hirsch (coordinadora de esta edición), “Etica profesional. Los genetistas humanos en Alemania” de Wüestner por ejemplo…)  y otros sobre identidad institucional (por ejemplo el de Medardo Tapia – “La responsabilidad y ética del cambio en las normales”, el de Jennie Brand – “La identidad institucional del docente en la Universidad Simón Bolívar” - o el de Amneris Delgadillo – “La evaluación de las instituciones educativas como generadora de identidad institucional. Las instituciones educativas lasallistas” -; o bien, como una compilación de excelentes artículos de investigación sobre la relación entre ética o dimensión valoral e identidad  (“Identidad y ética profesional en los estudiantes universitarios. El caso de la Universidad de Guanajuato” o “Tensiones identitarias y ethos profesional. El caso del profesor de formación cívica y ética” de la Dra. Yurén); el título también puede interpretarse como una serie de artículos que tratan sobre la formación ética de los profesionales (“Los valores científicos y profesionales del Ecólogo” de Guadalupe Ibarra o “Valores y tendencias valorales de los estudiantes dela Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León”, de Guadalupe Chávez) y también como artículos que abordan el tema de la ética de los académicos o docentes que forman a los profesionales (el mismo de Brand o “Microcontextos escolares: génesis de laidentidad profesional y ética de las y los docentes” y también: “Etica de la profesión académica en la época global” –de Rodrigo López Zavala, el segundo de los coordinadores).
Pero es precisamente esta polisemia la que le da una unidad flexible y abierta al libro y permite al lector aproximarse desde diferentes perspectivas, todas ellas llenas de retos para el docente, el investigador, las instituciones y el sistema educativo.

1.-Una preocupación constante.

“La universidad se ha convertido en la
refaccionaria del mundo empresarial y
laboral”

Gabrel Anaya S. J.

Desde el punto de vista de este lector, el libro tiene otra línea de articulación muy importante, que es la preocupación fundamental que parece estar sintetizada en la frase de Anaya: la universidad como repositorio de “piezas” para el engranaje del mercado laboral en detrimento de una formación profesional que brinde a la dimensión ética, indispensable para la formación de una identidad profesional e institucional, la importancia que esta requiere.
Varios artículos mencionan explícitamente esta preeminencia en la formación profesional de la lógica de la instrucción  o transmisión de saberes  sobre la formación ética o vaoral en los profesionales (Delgadillo o Kiepowikz) o este desequilibrio entre el progreso técnico que no ha ido aparejado con el necesario desarrollo moral (Hirsch). La investigación de Yurén muestra como la amenaza para el ethos del docente ante la introducción de la materia de Educación cívica y ética en la secundaria, provocó en muchos profesores la tendencia a una “instrucción bancaria” expresada sobre todo en una “socialización desapegada” que lleva al docente a preocuparse solamente por cubrir el programa de temas o a la “socialización inculcadora” que plantea una enseñanza o imposición de creencias o valores en los estudiantes. Los dos trabajos que se refieren a la identidad de estudiantes muestran también contradicciones valorales que surgen del énfasis en la capacitación o formación científico-técnica y el descuido de la formación ética, que se muestra también de algún modo en el nivel de posgrado en el trabajo sobre los valores científicos y profesionales del ecólogo.

2.-Profesionales responsivos.

“La universidad está formando profesionales
exitosos para sociedades fracasadas”

Xabier Gorostiaga S.J.

¿Qué significa en los hechos visto socio-históricamente este descuido de la formación ética de los profesionales? La cruda realidad parece mostrar que la frase de Gorostiaga es una incómoda y preocupante verdad: profesionales exitosos, competitivos, eficientes, bien capacitados, equipados para hacer una vida laboral adaptada a las exigencias cada vez más difíciles de este nuevo siglo y sin embargo, sociedades fracasadas, fragmentadas, divididas, conflictivas y deshumanizante.
La realidad que documentan estos trabajos que compila el libro, parece mostrar claramente que una formación profesional orientada solamente desde la visión económica, técnica o científica, produce profesionales responsivos y no profesionistas responsables, es decir, egresados que responden pasiva y acríticamente a las demandas de la sociedad del mercado global pero que son incapaces de responsabilizarse de manera reflexiva y creativa de las enormes contradicciones, crisis, desigualdades y desafíos humanos y sociales que este mundo está planteando. Profesionales responsivos que se adaptan al mundo en que viven sin cuestionarlo de fondo, pero que no tienen la visión ni las herramientas afectivo-intelectuales para adaptar el mundo, haciéndose cargo de la realidad que les ha tocado vivir. Profesionales que, como en el caso de los estudiantes de la Universidad de Guanajuato estudiados en el trabajo de Kepowicz, conciben e identifican valores como la honestidad en la universidad y en sus docentes pero ven claramente que en la vivencia de sus compañeros y de ellos mismos, predominan más bien comportamientos totalmente contrarios.

3.-Un horizonte incierto y poco propicio para la ética.

“El futuro ya no es como era antes”
Paul Valéry

Una constante más que se alcanza a leer en todo este libro, es la constatación de que estamos en una época marcada por la incertidumbre y las presiones de una globalización económica que está guiada por una visión exclusivamente práctica y utilitarista.
Este es el punto de partida del trabajo de Rodrigo López Zavala, que se plantea la pregunta sobre la influencia de este contexto, sin duda poco propicio para la reflexión y la vivencia de las cuestiones éticas, en la identidad académica. La presión sobre lo que el autor llama “la moda instrumental“  sobre la ética de la profesión, traducida en el peso excesivo de los saberes fácticos y del dominio técnico y académico de los contenidos de una profesión para poder sobrevivir compitiendo en el mercado, es una realidad de la que se debe partir si se quiere fortalecer la identidad profesional del académico en este mundo práctico.
“Se buscaría que el profesor no se convierta en un simple enseñante de saberes legítimos y actuales , sino que sea portador del ethos académico; que le permita generar escenarios éticos, en medio de modas y políticas que estimulan la formación basada en la racionalidad técnica” dice el autor (p. 259) en una afirmación que expresa esta preocupación válida en este tiempo marcado, en términos de Lonergan, por la “aberración general del sentido común práctico” que parece olvidar o incluso rechazar la comprensión inteligente y razonable y la deliberación ética en aras de intereses de poder y visiones inmediatistas. Sin embargo, cabe aquí hacer la pregunta por ese “ethos académico” que pareciera, por el modo en que está dicha la frase anterior, un ethos ya establecido y predeterminado. ¿No estamos más bien en un momento en el que precisamente el desafío principal se encuentra en la construcción de un nuevo ethos académico que sin hacernos meramente responsivos, incorpore elementos de este cambio de época que tienen que ver también con la construcción de una nueva ética, como parece decirlo el autor en otras partes del texto? ¿Cuál o cómo será este nuevo ethos académico que responda a los tiempos de incertidumbre? ¿Cómo mantener presente y vigente la reflexión ética en un mundo que privilegia esta racionalidad instrumental? ¿Cómo construir una cultura académica que nos vuelva “facilitadores de una alta moral” en tiempos de sociedades desmoralizadas, en términos de Cortina a la que cita López Zavala?
El reto parece partir de un cambio en la manera en qu los mismos académicos concebimos el ser y el quehacer académico. Como dice la comisión Delors de la UNESCO, citada en este trabajo, la actividad docente ya forma parte de “este escenario conflictivo” al que nos está llevando la globalización y no habrá manera de enfrenta este escenario, si conservamos los criterios y categorías del pasado.
Llama la atención por ejemplo que a la par que se afirma que la “naturaleza de la relación entre enseñantes y aprendices supera el plano de lo técnico” y que  se trata de una profesión (la docencia) que posee natural intencionalidad de intervenir entre seres humanos”, se afirme después que, “paradójicamente, el trabajo académico no tiene sólo finalidades académicas”, entendiéndose aquí trabajo académico, en el sentido que hay que superar, de trabajo exclusivo con el saber o el conocimiento, el viejo debate al que ya Ignacio de Loyola en el siglo XVI respondía, cuestionado por la inquisición, diciendo que al educando hay que formarlo “en letras y en espíritu”, trascendiendo la falsa disyuntiva de dar solamente conocimientos o solamente formación ética o humana.

4.-Conservadurismo: un riesgo permanente

“Todo tiempo pasado fue mejor”
“Los jóvenes ya no tienen valores”

Dominio público

El riesgo permanente del que hay que estar muy vigilantes, es el del conservadurismo identificado hoy con la mentalidad llamada genérica y a veces ambiguamente “neoliberal”, que domina nuestra época. El conservadurismo que privilegia esta relación instrumental y este seguimiento ciego de las normas del consumo y el dinero, pero que también corre el riesgo de descalificar, por desconocimiento o ampliación de la “brecha generacional”, la nueva cultura en la que querámoslo o no, estamos viviendo y sobre todo, están viviendo los jóvenes de hoy.
Los dos trabajos sobre perfiles de la identidad de los estudiantes (los estudios de tres licenciaturas de la Universidad de Guanajuato y de la Facultad de Filosofía y letras de la U. Autónoma de Nuevo León, sobre todo este último por la cantidad, amplitud y forma de presentar la información) aportan muchos datos acerca del modo de significar y valorar la vida y la profesión que tienen los universitarios de este tiempo. Esta información, junto con la “encuesta nacional de juventud” del INJUVE y otros estudios de este tipo, son materiales de estudio para cualquier académico o investigador que pretenda facilitar el aprendizaje o tratar de comprender y reflexionar este horizonte en el que vivimos, con la visión de construir una nueva ética para estos nuevos tiempos.
Una constante, desde mi punto de vista no tan claramente expresada -salvo en el caso del estudio del programa de formación valoral para padrea de familia y docentes de Meyalli-  pero presente en prácticamente todos los trabajos, es la visión del mundo de la ética como un mundo de principios o valores que hay que saber, compartir, comunicar, aplicar a la vida, etc. pero que ya están establecidos.
El riesgo del conservadurismo y de las visiones “bancarias”, en términos del estudio de Teresa Yurén, está claramente expresado en el estudio de Meyalli donde se parte de la afirmación de ciertos valores preestablecidos y válidos “para todos los hombres de buena voluntad”, que se enseñan o, como los mismos entrevistados expresan, les son “dados” a los docentes y a los padres de familia con resultados positivos según la investigación.
Sin embargo, aunque los demás trabajos parten de marcos teóricos críticos y de vanguardia (Habermas, Cortina, Foucault, Deleuze, etc.), no están exentos del riesgo de pensarse o escribirse desde la visión de ciertos criterios éticos que se construyen diálogicamente pero que se vuelven los referentes últimos o desde los “discursos éticos” validados por procesos de comunicación que se pueden pensar como incuestionables por el procedimiento o el marco conceptual desde el cual se construyen democráticamente. El riesgo está en quedarse en lo instituido, por más vanguardista que sea, y olvidar lo instituyente, es decir, analizar los discursos éticos en sí mismos, sin ver aquello de lo cual están hablando esos discursos; o revisar los criterios éticos racionales y democráticamente construidos mas que el dinamismo humano que los construye y las exigencias intrínsecas en este dinamismo.
Desde mi punto de vista sesgado por la visión lonerganiana, los tiempos de hablar de educación en valores o de formación valoral han pasado y necesitamos propuestas que, como decía Ortega y Gasset: “estén a la altura de nuestros tiempos”. La educación de la libertad efectiva, es decir, la educación del dinamismo humano (lo instituyente) que tiene como únicas constantes las operaciones conscientes e intencionales y sus exigencias de atención, inteligencia, razonabilidad y responsabilidad, debería ser la nueva forma de educación moral o ética en estos tiempos inciertos, plurales, relativos y dinámicos, para superar esa visión de “rescate” o “recuperación” de valores perdidos a las que hacen referencia los profesores en la investigación de Yurén.


5.-La respuesta está en el futuro.

“La respuesta a los retos de este cambio de época
y a las desigualdades sociales que nos plantea
no está en el pasado sino en el futuro”

Luis Ugalde S.J.

Porque la respuesta a las interrogantes éticas que se plantean a las profesiones hoy en día y que constituyen un elemento central, como lo dice Kepowicz en su artículo, de la construcción de identidades, debe ser buscada en el futuro y no en el pasado. La respuesta está en la formación de profesionales responsables que sepan hacerse cargo de la realidad en la que viven en lugar de profesionistas responsivos que se adaptan al contexto tal como está y ahondan “el ciclo amplio de declinación” en que parece que estamos viviendo.
Para lograrlo, es necesario formar académicos y docentes responsables y no simplemente responsivos. Esto pasa necesariamente por una reconstrucción dinámica y crítica del ethos de la profesión académica, como lo plantean de diversas formas algunos artículos del libro. Pero esto no será posible, si no se logra, a nivel social y político, la construcción de un sistema educativo y de unas instituciones responsables, que también sepan de manera estructural, hacerse cargo de esta realidad del cambio de época.
Porque el mundo de lo ético y de la vivencia moral en estos tiempos, es un mundo complejo que no puede funcionar a partir de “códigos deontológicos”, porque como bien lo plantea el artículo de lo genetistas alemanes, la construcción de códigos deontológico no garantiza la vivencia de estos valores por parte de los profesionales debido a diversas dificultades que en el mismo artículo se señalan:
-Los principios éticos son demasiado generales
-Los principios éticos pueden entrar en conflicto unos con otros
-Los principios de una ética profesional pueden entrar en conflicto con otros intereses sociales
-La realización de los principios éticos puede fracasar debido a cuestiones externas a la profesión.
-La realización de los principios éticos puede fracasar debido a cuestiones internas de la profesión y su ejercicio.
Estas y otras dificultades que en el artículo se señalan, parecen dejar claro que como afirma Lonergan: “El bien siempre es concreto pero las definiciones son abstractas” y en ese sentido, las normas éticas de la profesión son abstracciones que pueden formular conceptualmente algunos principios generales pro que de ninguna manera resuelven el problema de la ética profesional.
El reto entonces no está en la inclusión de materias de ética profesional en los planes de estudio sino en el replanteamiento ético de toda la estructura institucional de la educación y del ethos de la profesión académica como elemento regulador de los modos concretos de vivir esta actividad, desde ciertos modos de significar y valorar que son comunes a todo el gremio.
Estos y otros elementos surgen a partir de la lectura de “Ética profesional e identidad institucional” que sin duda es un gran disparador de pensamiento y de preguntas acerca de este enorme reto en el que está en juego sin duda, la posibilidad de construir paulatinamente, una perspectiva ética que genere una identidad profesional e institucional más propicias para la humanización y la justicia. Es por ello que sin duda, vale mucho la pena acercarse a este libro.





Hirsch, A. y R. López (2003). Etica profesional e identidad institucional. Universidad Autónoma de Sinaloa. México.

domingo, 17 de noviembre de 2013

El conocimiento sobre el conocimiento en Educación: Un mosaico de posibilidades para construir un mejor futuro.

*Reseña leída en la presentación del libro en la Ibero Puebla.  
            1.-Conocimiento en Educación.
 “Hoy en día, el edificio del saber contemporáneo se eleva como una torre de Babel que nos domina en lugar de dominarla nosotros a ella”.[2]
            Si miramos con perspectiva histórica, la evolución del conocimiento en Educación como disciplina independiente de la Filosofía, es decir, el paso fundamental de la Pedagogía –como reflexión teórico-filosófica de carácter prescriptivo acerca de la formación del ser humano-  a las llamadas “ciencias de la Educación” –con la aspiración de Dewey de construir una “ciencia de la educación” autónoma- empíricas y con pretensiones de cientificidad es un evento relativamente reciente.
            En efecto, estamos hablando de la segunda mitad del siglo XIX con la emergencia del positivismo y el llamado “método científico” –tan presente aún en la conciencia de los investigadores como EL método único para construir conocimiento válido-, de la distinción fundamental de Dilthey entre “Ciencias de la naturaleza” y “Ciencias del Espíritu” con sus consecuentes finalidades distintas –respectivamente: explicar y comprender- y su consecuente diferenciación metodológica entre lo experimental y quasiexperimental y lo hermenéutico-interpretativo.
            De ahí que si mantenemos esta mirada histórica, fue apenas ayer -y todavía se estudia en los programas de Educación de las universidades- que en los sesentas y setentas se vivía el debate sobre lo que era realmente construir conocimiento empírico sobre el fenómeno educativo. Emblemático debate el de Schulman y seguidores que defendían la visión de “proceso-producto” para mirar lo educativo y la de Gage y otros que sustentaban la necesidad de mirar lo que pasa en las aulas como algo más complejo que esa caja negra en la que pasa algo con los insumos que genera ciertos productos distintos, llamados “sujetos educados”.
            En este marco de una disciplina en etapa de formación nos encontramos que en México la historia es aún más reciente. La construcción de conocimiento empírico de la Educación, al menos de una manera sistemática y más autónoma, se remonta a los años sesenta en que Pablo Latapí funda el Centro de Estudios Educativos.
No se trata aquí de hacer una historia detallada del proceso de nacimiento de este campo de la investigación educativa en nuestro país, que se encuentra ya muy bien documentado y magistralmente sintetizado por el mismo Latapí en su conferencia de clausura del IX Congreso Nacional de Investigación Educativa del COMIE en Mérida: ¿Recuperar la esperanza?[3] Se trata solamente de señalar dos elementos que contextualizan el trabajo que aquí se presenta y permiten hacer una adecuada valoración del mismo:
-Por un lado, que la construcción de conocimiento en Educación en México tiene una historia que se remonta a algo más de cuatro décadas y que responde sin duda a las condiciones de un país fuertemente centralizado en sus procesos y estructuras.
-Por otro, que esta construcción de conocimiento en educación, que la historia de la investigación educativa nacional está marcada por este debate histórico entre dos concepciones de ciencia: La concepción positivista que exige  al conocimiento educativo ceñirse al modelo de las ciencias naturales y usar “EL método científico” frente a la concepción hermenéutico-interpretativa que plantea el conocimiento educativo como descriptivo y comprensivo y excluye la posibilidad de experimentar y medir los fenómenos educativos.
            2.-Conocimiento sobre el conocimiento en Educación.
“Se puede comer sin conocer las leyes de la digestión, respirar sin conocer las leyes de la respiración, se puede pensar sin conocer las leyes ni la naturaleza del pensamiento, se puede conocer sin conocer el conocimiento. Pero, mientras que la asfixia y la intoxicación se dejan sentir inmediatamente como tales en la respiración y en la digestión, lo propio del error y de la ilusión es no manifestarse como error o ilusión”.[4]
            El libro que hoy se presenta es el resultado de un intento colaborativo por construir “conocimiento del conocimiento” de la Educación en Puebla. Es por ello que está marcado fuertemente por esta historia de una disciplina naciente y de un país centralizado y centralista. De esta búsqueda y de esta lucha da cuenta el trabajo de Laura Helena Porras que en sus “Reflexiones sobre la investigación educativa en Puebla” plantea justamente que el camino recorrido en nuestro estado en el campo de la investigación educativa es breve y ha implicado un trabajo para ganar reconocimiento de las instancias que legitiman la construcción de conocimiento educativo a nivel nacional. En este trabajo se plantea que Puebla vive un momento “fundamental para el despegue de la investigación educativa”…(p. 22), debido a que empieza a haber una masa crítica suficiente de investigadores en el campo, que se están concursando proyectos para obtener financiamientos nacionales y que las autoridades están buscando hacer de nuestra ciudad y estado un “punto de referencia” en educación superior. Para aprovechar este momento, se plantea la necesidad de seguir trabajando fuertemente por desconcentrar del DF los recursos humanos y formar investigadores jóvenes que “puedan tomar la estafeta del camino ya andado por los pioneros” de este campo.
            Del esfuerzo por integrar los procesos aislados de avance en la investigación educativa en Puebla para hacer sinergia en la construcción de conocimiento en Educación a partir de lo que en este trabajo de conocimiento del conocimiento educativo se detecta como necesario se habla en la introducción de Isabel Royo así como en el trabajo de Alma Yolanda Castillo que hace un “recuento de una experiencia para tejer redes” en el campo de la investigación educativa, compartiendo y debatiendo los temas, los sustentos teóricos, las metodologías diversas que se utilizan en los trabajos que se están realizando en el momento de la construcción del libro. La estrategia que se intenta es la de la organización de coloquios estatales de investigación educativa que se alternan en las sedes de las coordinadoras de este trabajo y la meta es la construcción de una red de investigación educativa en el estado de Puebla, objetivo que según registra el libro, está aún en proceso de consolidación.
            3.-Un horizonte abierto
“Pero la aptitud del conocimiento para tratarse como objeto y la aptitud del espíritu para considerarse a sí mismo permiten instaurar un sistema de metapuntos de vista sobre el conocimiento”.[5]
            La brevedad de esta historia en nuestro estado y la necesidad de construir redes que hagan sinergia y que puedan consolidar esta historia formando cuadros para el futuro de la investigación educativa en la región, así como la oportunidad histórica de la visión de Puebla como una ciudad referente en la educación universitaria hacen de la realidad de este campo, tal como lo señala el título del libro, un horizonte abierto, un horizonte en construcción y expansión que requiere del esfuerzo de todos los que trabajamos en la disciplina y concretamente en la construcción de conocimiento sobre lo educativo. Pero este esfuerzo, plantean las autoras y se ve a lo largo de todo el libro, no puede ser un trabajo que siga caminando en la dispersión y la desarticulación sino que tiene que generar redes, proyectos colaborativos, espacios para compartir y debatir, programas conjuntos, pasos colectivos.
            4.-Un mosaico de posibilidades
“Difícilmente nos damos cuenta de que nuestras ganancias inauditas de conocimiento se pagan con inauditas ganancias de ignorancia”.[6]
            La segunda  parte del libro muestra que este horizonte abierto es todo un mosaico de posibilidades de construcción de conocimiento en líneas que se abren pero necesitan continuidad y consolidación pues no pueden, no deberían quedar como proyectos únicos que nacen de la mente de un investigador o de un equipo de investigadores, se realizan en este mismo núcleo cerrado y culminan con un reporte de investigación –artículo, libro- que se socializa más o menos en el ámbito regional o nacional y termina ahí para reiniciar en otro proyecto con otra lógica, desde otro equipo o investigador que multiplica los temas, los campos, las teorías, los métodos, los campos o instituciones a conocer.
            Los recuentos sobre la investigación que se realiza en la UPN o en las normales poblanas (Pérez Vélez; Domínguez) y los informes de investigación que se publican muestran una amplia gama de temáticas, marcos teóricos y metodologías que van desde estudios sobre cultura política (Royo-Motolinia) o migración (Aguilera-Rodríguez) hasta patrones de interacción en el aula (Castillo) o estudio de telecentros –medios en educación- (Santos-Porras).
            El mismo mosaico se presenta en las reseñas de tesis de la parte IV: Una muy rica e interesante recopilación sistemática de trabajos de investigadores en formación en el momento de la elaboración del libro que muestra también un mosaico amplio y variado de temas, objetos de estudio y metodologías diversas.
            Encontramos ahí trabajos de corte administrativo como el de Villegas (simulador para el desarrollo del potencial directivo), centrados en procesos de aprendizaje como el de Neve (procesos de autorregulación en estudiantes de diseño gráfico), expectativas o motivación de estudiantes (como los de Huesca y Motolinia) o de corte sociológico (posibilidades de ingreso a la universidad de bachilleres con base en su capital cultural de Sarmiento) o curricular (Experiencias extracurriculum, de Blanco).
            Todas estas temáticas se enmarcan en líneas de investigación pertinente y necesaria para comprender lo que pasa en las instituciones educativas de Puebla. Sin embargo, cabe la pregunta si hay realmente una consistencia y una estructura académica institucional (en las diversas universidades y normales estudiadas) que acoja e integre estos proyectos en un marco más amplio que construya conocimiento consistente, amplio y sostenido sobre estos campos para contribuir a la mejora de la calidad educativa en el estado o si se trata de proyectos de investigación aislados que no tienen la continuidad deseable.
            Un trabajo de seguimiento en un siguiente proyecto de investigación sobre la investigación educativa –la construcción de los estados del conocimiento 2010 del COMIE es sin duda una oportunidad de oro para esta tarea- podrá ir dando respuestas respecto a qué tanto este mosaico temático, metodológico, teórico, está perfilando un conjunto de líneas de investigación que caractericen y representen a la construcción del conocimiento sobre la Educación en nuestro estado o seguimos estando ante un horizonte abierto que hay que seguir buscando consolidar.
            Desde la mera percepción superficial, daría la impresión de que no es mucho lo que se ha caminado en la construcción de redes y líneas de investigación institucionales e interinstitucionales en el campo educativo a pesar de la multiplicación de los programas de posgrado en Educación en Puebla. Un estudio más profundo y sistemático puede contestar con mayor pertinencia esta cuestión.
            5.-Especializaciones funcionales y conocimiento del conocimiento en Educación.
“La unidad de un tema en proceso de desarrollo es dinámica….El desarrollo parece partir pues, de un estado inicial de indiferenciación y evolucionar, por medio de un proceso de diferenciación y especialización, hacia una meta final en la que las funciones diferenciadas se ejercerán en el interior de una unidad integrada…”[7]
            En su libro: “Método en Teología” (1988)[8], Bernard Lonergan aporta lo que llama “Especializaciones funcionales” que caracterizan la construcción de conocimiento aplicable a todas las ciencias humanas. Este marco heurístico puede ser de utilidad para evitar caer en la “torre de Babel” que señala Morin en la cita anterior.
            Sin pretender explicar estas especialidades, creo que el libro que presentamos tiene la virtud de incluir a varias de ellas y mostrar la complementariedad y la cooperación necesaria entre todas para la construcción progresiva del campo de la Educación. Explicitar la especialidad en la que se encuentra cada parte presentada puede ser de gran utilidad para una mejor comprensión de los lectores sobre el contenido del libro.
            Una primera especialización es propiamente la de “investigación de los datos”. En este campo podemos ubicar la segunda y cuarta partes del libro, es decir la que presenta informes de investigación y tesis recopiladas.
            Una segunda especialización es la “sistematización”: Aquí podemos ubicar los trabajos de la primera parte del libro, exceptuando el de Octavi Fullat, puesto que hacen un análisis que relaciona todos los trabajos de investigación recopilados en el trabajo de investigación sobre la investigación educativa y le da un sentido y significado en el contexto de Puebla.
            Una tercera especialización es la “explicitación de fundamentos”, donde se pude ubicar precisamente el muy rico y erudito trabajo del Dr. Fullat titulado: Método y ciencias humanas. En este trabajo se hace un esbozo de los fundamentos epistemológicos de la investigación educativa, que plantea elementos para sustentar la sistematización que implica el trabajo de construcción de conocimiento sobre el conocimiento de la Educación.
            Por último, la entrevista con una investigadora del prestigio y solidez de la Dra. Frida Díaz- Barriga Arceo, representa la especialización: “Comunicación”. En esta entrevista la Dra. Díaz-Barriga comparte un poco de sus motivaciones para hacer trabajos desde la Psicología de la Educación y da cuenta de sus posiciones acerca del conocimiento en este campo de las llamadas “Ciencias de la Educación” y de los temas que ella ha investigado, incluyendo la línea del constructivismo socio-cultural en el que ha desarrollado trabajos que son referente a nivel nacional.
            Quedan fuera algunas otras especializaciones (la mitad) tales como: Interpretación, Historia, Dialécticas, Doctrinas, que son dimensiones adicionales que complementan el desarrollo progresivo de la unidad integrada de cualquier campo en las ciencias humanas y en este caso, de la Educación. Sería imposible que un libro incluyera todas las especialidades. Existen trabajos que se enfocan a las que aquí están ausentes.
            6.-Concluyendo.
            “El conocimiento del conocimiento debe llegar a ser, con toda legitimidad, científico al ciento por ciento, al objetivizar al máximo todos los fenómenos cognitivos. Pero al mismo tiempo debe y puede seguir siendo filosófico al ciento por ciento”.[9]
            El conocimiento del conocimiento, en el caso de este libro, el conocimiento del conocimiento de la Educación, debe llegar a ser científico con toda legitimidad. Este libro es una aproximación en la construcción de este conocimiento científico del conocimiento educativo. Pero el conocimiento del conocimiento debe también ser al mismo tiempo filosófico y este trabajo no olvida esta dimensión al incluir el trabajo de Fullat ya mencionado.
            La construcción de un conocimiento del conocimiento de la Educación es una tarea permanentemente desafiante que requiere de esta doble mirada científica y filosófica tejidas en su complementariedad y en sus contradicciones. El trabajo realizado por las Dras. Royo, Castillo y Porras es una muestra de que con buena voluntad, profesionalismo y colaboración, es posible enfrentar este desafío y construir progresivamente un mejor conocimiento del conocimiento educativo para mejorar los procesos de generación de conocimiento de la Educación y contribuir desde allí a la transformación profunda de las prácticas, las estructuras y las culturas educativas, tan necesarias en estos tiempos de crisis-cambio-globalización en que nos ha tocado vivir.


Royo, I.; Alma Y. Castillo y Laura H. Porras. (2010). La investigación educativa: un horizonte abierto. BUAP-UIA Puebla-UPAEP-UDLAP-Contracorriente-U. Pedagógica Nacional.


[1] Doctor en Educación. Coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana Puebla.
[2] Morin, E. (1999). El Método III: El conocimiento del conocimiento. Madrid. Ed. Cátedra. P. 22
[3] Pablo Latapí. ¿Recuperar la esperanza? La investigación educativa entre pasado y futuro. Conferencia de clausura. IX Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mérida, Yuc., 5-9 de noviembre de 2007.

[4] Op. cit. P. 17
[5] Op. cit. P. 26
[6] Op. cit. P. 21
[7] Lonergan, B. (1988). Método en Teología. Salamanca. Ed. Sígueme: p. 137.
[8] Op.cit.

[9]  Morin, E. (1999). El Método III: El conocimiento del conocimiento. Madrid. Ed. Cátedra: P. 28

domingo, 10 de noviembre de 2013

El futuro ya no es lo que era antes.




*Texto de una conferencia impartida en la Universidad Autónoma de Tlaxcala en el año 2000.

Retos y expectativas de la universidad pública en la globalización.

“El futuro ya no es lo que antes era, nos recuerda
Valéry. Ya no hay recetas ni rumbos claros. Incierto,
Promisorio, inseguro, inquietante es lo que viene para México.
Lo único cierto es que lo que hagamos marcará la mitad del
Rostro futuro de México. El resto lo definirá el azar.”

Jesús Silva-Herzog Márquez.

            1.-NEGANDO EL ARTE NUEVO: ACERCAMIENTOS A LA GLOBALIZACIÓN.

            El futuro ya no es lo que antes era, ya no hay en efecto, recetas, caminos ciertos, seguridades a prueba de todo cuestionamiento. Estamos en una crisis de futuro y esto puede significar muchas cosas y generar muy diversas reacciones. Crisis de futuro puede significar imposibilidad de futuro o puede también significar, momento de toma de decisiones para posibilitar el futuro, un futuro que iremos construyendo nosotros y el azar pero que, como dice el poeta Benedetti, debemos tratar de que dependa “cada vez más de nosotros y menos del azar”.
            Diversas pueden ser las reacciones ante la incertidumbre del futuro: hay quienes añoran ese antes cuando el futuro era de otro modo y se podía predecir, prever, anticipar y entonces pretenden negar la realidad y cerrarse a su dificultad intrínseca y en el caso que ocupará estas líneas, el de la globalización, se empeñan en ver este proceso como el mal disfrazado de yuppie y para ellos no hay peor insulto que ser tecnócrata neoliberal. Son los “globalifóbicos”, según el “cultísimo” aporte a la lengua española del presidente Zedillo en el foro de Davos, Suiza. Hay otros que , como él y muchos miembros de su gabinete, más bien creen que el futuro es como el presente , que la realidad es solamente lo que tenemos hoy y que no hay otro camino posible más que este para la humanidad entera. Llamémosles “globalifílicos” como ya algunos columnistas han hecho a partir del manifiesto contra la “globalifobia” del “Foro económico mundial”.
            Sin embargo, creo que habría que añadir un tercer neologismo. Digámosles “globalicríticos” a los que intentan entender el fenómeno de la globalización sin prejuiciarse ideológicamente a favor o en contra y tratan de asumir una postura crítica para buscar la construcción de una mejor realidad a partir de la comprensión inteligente de la realidad en que nos movemos hoy. “Mi plumaje es de esos” o intentaría serlo, parafraseando a otro poeta.
“Y escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron
porque , como las paga el vulgo es justo
hablarle recio para darle gusto”.

Lope de Vega. Arte nuevo de hacer comedias de este tiempo (1609) *


            Porque lo más fácil sería, si se pretende “el vulgar aplauso”, hablar recio y ponerse a decir que la globalización es algo así como el demonio o el anticristo que llegó con el año 2000 y que es peor que el fin del mundo porque va a ser de poquito en poquito; o, si se tratara de otro público más “moderno”, hablar recio a favor del proceso globalizador viendo solamente sus virtudes y negando que tenga cualquier efecto nocivo para la humanidad o para las universidades.
            Sin embargo, contradiciendo el arte nuevo de hacer novelas al que Lope se refiere, invito al lector a un análisis más objetivo, más serio, más desprejuiciado, que quizá de allí salgan conclusiones más críticas para buscar un futuro mejor desde la incertidumbre promisoria y aterradora de este “cambio de época presente”.

            2.-EL NOMBRE DEL JUEGO:ALGUNOS CONCEPTOS SOBRE LA GLOBALIZACIÓN.

            Iniciemos con algunos conceptos sobre la globalización porque el término es tan mencionado que puede ya no significar nada para los que lo escuchan. Tomo algunas nociones de diferentes perspectivas, citados recientemente por la Dra. Rosa Nidia Buenfil en una conferencia sobre la cultura del siglo XXI ofrecida en el ITESO con motivo de la apertura del doctorado en Filosofía de la educación.
            La globalización puede ser entendida como el “sistema mundo” al que se refiere Wallerstein cuando analiza la evolución del sistema capitalista y habla de cómo la lógica misma de este sistema mundo impide necesariamente el desarrollo de los países pobres porque lo que se desarrolla es el sistema-mundo y para desarrollarse requiere de la desigualdad y la exclusión.
            Otra manera de entender globalización es la de Braudel que habla del capital universal en relación a una economía mundial de mercado. Existen otras visiones que conceptualizan esto desde una perspectiva cultural y entonces hablarn del proceso de construcción de un sistema cultural global o de una aldea global cada vez menos eurocéntrica.
            En la literatura referente a Educación, según la Dra. Buenfil, encontramos otras visiones: la conceptualización del mundo como un solo lugar de producción o la visión de globalización como homogeneización cultural y la visión de Aaronovitz de la globalización como “catástrofe cultural”.
            Existe según un diálogo reciente sobre el futuro publicado por “Letras libres” (no. 13, 2000), una dialéctica fundamental que también menciona la Dra. Buenfil , en torno a las visiones de globalización, que podría resumirse en dos posiciones extremas: La visión de este proceso como convergencia e integración en torno a ideales y normas liberales como democracia, imperio de la ley, cooperación internacional o consumismo, visión más cercana a los planteamientos de Fukuyama (2000) y la visión de este proceso como el de bloques de valores  -principalmente occidentales europeos y orientales- que entran en choque, visión que sostiene Huntington . (Letras Libres, no. 13).
            Lo cierto es que la globalización es un proceso complejo que no puede entenderse simplemente con un juicio simplista de bueno o malo sino que tiene que ser estudiado , investigado , entendido y criticado. He aquí una primera tarea universitaria que retomaremos más adelante.

            3.-DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL A LA SOCIEDAD POSINDUSTRIAL: GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA.

            Un primer aspecto, sin duda el detonador de esta globalización es el relacionado con la Economía de mercado. La globalización puede significar en este sentido el “imperio del mercado libre” mundializado, lo que incluye obviamente la mundialización del capital, de la producción y del consumo y una nueva división internacional del trabajo. (Bell, 2000).
            Este proceso globalizador se da en el marco de una transición generada por la revolución tecnológica de este siglo y el mundo de los medios de información: la transición de una sociedad industrial a una sociedad postindustrial. Daniel Bell señala en un artículo reciente algunos elementos de esta transición:
            -El paso de una tecnología mecánica a una tecnología intelectual.- El paso de las grandes máquinas movidas por vapor, electricidad, combustibles y manjejadas por el hombre a las tecnologías modernas de la información manejadas a través de computadoras.
            Este paso implica la “codificación del conocimiento teórico”, el paso de una investigación y desarrollo de tecnologías que surgen del ensayo-error empírico a una tecnología que surge directamente del conocimiento teórico aplicado.
            -El paso de la producción como desarrollo de productos a una fase de mejoramiento de su calidad (ej. Japón) y a uno ulterior de fabricación normalizada o estandarizada de los mismos productos que reduce significativamente el costo de su producción (el caso de Korea, Hong Kong o China a finales del siglo XX).
            -La distinción entre innovación –derivada de la ciencia que se aplica a la tecnologíca-, la innovación –que depende más de la flexibilidad y adaptación de las organizaciones- y la difusión –que es fruto de la mercadotecnia y los medios de promoción y comercialización intensiva-.
            -El paso o la distinción entre tecnologías transformadoras –el teléfono o el televisor que cambiaron radicalmente el estilo de vida y de comunicación- , tecnologías extensivas –el celular que hace más extenso y fácil el uso del teléfono o la televisión por cable que facilita la difusión mundial de ciertas cadenas-, y los nichos- que son segmentos específicos de mercado sobre los cuales se desarrollan productos especiales como las redes internas de comunicación de las empresas (pbx) o los canales especializados de ventas o de noticias-.
            Es interesante lo que Bell destaca en el sentido de que la mayor parte de las empresas de Estados Unidos y otros líderes del mundo global se son empresas pequeñas que se dedican a los nichos porque se requeiere de un gran capital y de una empresa muy grande para producir tecnología transformadora (innovación).
            Bell señala como condiciones para que un país pueda acceder a la “escala tecnológica” que demanda la globalización la existencia de un período de paz y estabilidad interna (ahora entendemos porque se insiste tanto en la estabilidad de México en los discursos oficiales), una amplia clase empresarial y UN SISTEMA EDUCATIVO DE CALIDAD que enseñe a la gente a leer, escribir y contar, lo indipensable para entendérselas con la tecnología.

            4.-DE LA SOCIEDAD MODERNA A LA SOCIEDAD POSMODERNA: GLOBALIZACIÓN CULTURAL.

            Pero la globalización económica ha traído consiogo procesos culturales de globalización. Existe una evidente tendencia a la homgeneización de los estilos de vida en el mundo (las modasy los modos son cada vez más parecidos en cualquier ciudad del mundo), una estandarización y masificación del consumo (todo el mundo oye a Ricky Martín por ejemplo o come Mc. Donald´s) y con ello, una conformación de identidades débiles o un debilitamiento de las identidades nacionales fuertes de antaño. Esto genera poco a poco una relativización de los valores que llega al relativismo y una falta de utopías, modelos fuertes o “metarrelatos” que puedan ser factores de unidad o cohesión social.
            Existe sin embargo, la emergencia de ciertos valores globales que empiezan a ser compartidos: la cultura de los derechos humanos, del respeto al medio ambiente (“La octava inteligencia de Gardner”) o de la democracia.
            La dialéctica entre identidades regionales y nacionales con sus valores y tradiciones y proceso de globalización que tiende a homogeneizar y a debilitar esas identidades está presente hoy más que nunca.

            5.-WINERS Y LOSERS: GLOBALIZACIÓN SOCIAL.

            En el ámbito social, el mismo Fukuyama que es un defensor del liberalismo y del proceso globalizador, señala que existe un preocupante resquebrajamiento que hace que ahora tengamos sociedades menos coherentes, un consumismo excesivo -que por lo demás es inherente al proceso de globalización económica-, un deterioro del deber y la solidaridad y algunos otros autores señalan el reforzamiento de un neodarwinismo social que tiende a dividir la vivencia social en torno a  ganadores y perdedores y a establecer una feroz competencia y un exacerbado individualismo para llegar a ser ganador y evitar ser señalado como culpable por el entorno social si no se triunfa, triunfo por lo demás muy ligado exclusivamente al éxito económico o a la fama.
            Serio Zermeño ha escrito en su libro “La sociedad derrotada” (1997), esta visión de resquebrajamiento social como la existencia de “many Méxicos”, muchos Méxicos cada vez más alejados entre sí.

            6.-EL MONOPOLIO DE LA COOPERACIÓN: GLOBALIZACIÓN POLÍTICA.

            La pérdida o debilitamiento progresivo de las identidades nacionales por el proceso de integración y homogeneización globalizador, junto con otros factores complejos ha dado como resultado el debilitamiento de los estados nacionales. Hobsbawm (Letras libres no. 13) señala que desde el siglo XVIII hasta la década de 1960 se dio un proceso de fortalecimiento de diversos estados nacionales y que el proceso de debilitamiento inició a partir de los años setenta del mil novecientos.
            Este debilitamiento de los estados se ahonda ante la carencia de instituciones globales o nacionales que medien entre las fuerzas de globalización económica y las especificidades de cada nación. La soberanía es entendida ahora como el “Monopolio de la cooperación” y estamos ante un sistema global gobernado por comités y membresías (la OCDE, El foro mundial, el FMI, el Banco Mundial, el grupo de los siete, etc.)
            La participación en el mercado ha sustituido a la participación política y en ese sentido se nota un creciente desinterés y aún desilusión hacia la política, los políticos y los partidos políticos por parte de las personas que han pasado a ser consumidores en lugar de ciudadanos.
            Con todo, el crecimiento de la fuerza de la “opinión pública” con todo y lo caótico y manipulado que esto está todavía y la necesidad de administración más plana y descentralizada en las organizaciones, parecen apuntar a posibles escenarios más positivos.

            7.-DENTRO DEL JUEGO PERO MÁS ALLÁ DEL JUEGO: EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA EN LA GLOBALIZACIÓN.

“La transformación de la sociedad comienza
con la capacidad de reducir la pobreza y la mera subsistencia
y de satisfacer las necesidades de la mayoría de la población”.
Daniel Bell.

            Aún desde análisis que partan de aceptar esta lógica de consumo y mercado como las que rigen la vida moderna y no cuestionen el modelo que se está imponiendo como única vía, se señala cada vez con mayor fuerza (el banco mundial ha hablado de “humanizar la globalización”) la necesidad de incrementar los esfuerzos de lucha contra la pobreza y la desigualdad. El problema está en la posibilidad o imposibilidad de hacerlo con un modelo tal como el que ahora rige la economía mundial globalizada. Esta es una tarea profundamente universitaria. El estudio serio , la crítica razonable y razonada, la búsqueda de mejoramiento y alternativas a este modelo económico es una prioridad para nuestras universidades y en este campo de la equidad, sobre todo de las universidades públicas.
            El ideal de equidad ha sido uno de los pilares sobre los cuales se ha edificado históricamente la universidad pública y toda la educación pública en general. Autores como Portela señalan como, ante este proceso de globalización económica y de normas e ideales liberales, este objetivo de equidad vía la educación se ha venido sustituyendo por el de la calidad, término ambiguo como bien señala Latapí (1996).
            Sin profundizar mucho en el tema, me parece necesario señalar que el objetivo de la equidad sigue siendo una prioridad en nuestra educación de todos los niveles incluyendo el de la educación universitaria. Analizar nuestra sociedad nos hace caer en la cuenta de que esta es una meta necesaria para aspirar a cualquier desarrollo ulterior –sea este o no, como parece no ser, el modelo de desarrollo que la globalización parece estar imponiendo como válido-.
            Sin embargo el valor de la calidad en la educación universitaria no puede ser desdeñado y mucho menos si tenemos conciencia de que el proceso de globalización implicará la competencia y el flujo de profesionales de un país a otro tarde o temprano. El problema no está entonces en que existe un dilema real entre equidad o calidad sino en cómo asumir el reto de dar una educación universitaria de calidad para la equidad, es decir, de la definición de una idea de calidad acorde a nuestra realidad y del planteamiento de estrategias adecuadas para ir consiguiendo esta calidad que vaya intrínsecamente ligada a la construcción de un país más equitativo.

                       A.-GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA.

            La globalización económica está planteando a las universidades públicas de una reflexión razonada, crítica y responsable sobre el tema del financiamiento por parte del estado, de las cuotas que ya se pagan en prácticamente todas las universidades del país menos en la UNAM y de la necesidad de acceso a otras fuentes de financiamiento nacionales y sobre todo, internacionales.
            Esta exigencia trae consigo también la necesidad de plantearse una noción crítica de eficiencia y una medida razonable de incorporar eso que llaman “criterios de mercado” a la organización y funcionamiento de las universidades. No se trata de adoptar ciegamente modelos extranjeros o de instituciones privadas pero sí de ir generando una serie de criterios propios y adecuados a las finalidades de una educación pública que vayan en la línea de la calidad, la eficiencia y todos estos elementos que si no se absolutizan, son legítimos y necesarios en toda universidad.
            La necesidad de una planeación para orientar a las universidades públicas a la producción de “conocimiento teórico codificable”, es decir, aplicable a los procesos de innovación, mejoramiento o difusión de la tecnología para reducir la dependencia del exterior es otra cuestión que debe empezar a estudiarse. La universidad pública no debería convertirse en formadora de técnicos que operen lo que se diseña, se mejora y se difunde en otros países sino de profesionales que sean generadores de conocimiento que pueda ser aplicado. Este proceso tendría que hacerse cuidando que la universidad no vaya abandonando o dando menos importancia a las áreas disciplinares o profesionales menos pragmáticas o a la generación y reflexión de conocimiento teórico “desinteresado”, es decir, interesado solamente en entender nuestra realidad y en conocerla y explicarla o interpretarla.
            A partir de los planteamientos de Bell, considero impostergable el análisis del campo o los campos en los que la universidad pública habría de tender en la formación de sus egresados: ¿Es viable formar a la gente para el desarrollo de productos, para el mejoramiento de su calidad o para insertarse en los procesos de fabricación de productos normalizados o estandarizados? ¿es posible y deseable formar profesionales que persigan la invención (ciencia), la innovación (organizaciones)  y/o la difusión (“creación de productos” , comercialización)? ¿Será posible ir accediendo a la creación de tecnologías transformadoras, extensivas o tenemos un campo interesantísimo que no requiere de tanto capital sino de talento humano organizado en el campo de los nichos especializados? ¿Se puede contribuir desde la universidad pública al desarrollo de una AMPLIA clase empresarial o se le seguirá dejando a la universidad privada la formación que perpetúa la misma reducida élite empresarial? ¿Tenemos la calidad de sistema educativo que se requiere? ¿Enseñamos bien a leer, escribir y contar en los códigos actuales o seguimos anclados al pasado? En resumen: ¿Puede la universidad pública aportar alternativas que vayan conciliando el dilema productividad – equidad?


                       B.-GLOBALIZACIÓN POLÍTICA.

            En lo político el asunto del debilitamiento del estado, plantea sin duda el riesgo del que ya se habla mucho en el país de desaparición, adelgazamiento significativo o incluso “privatización” de la universidad pública, pero plantea también creo yo, la oportunidad de un replanteamiento y redefinición más sólida, independiente y actual de lo que es una universidad pública. Hasta allí habría que ir o más bien., desde allí habría que empezar.
            La universidad pública puede ser o crear las instancias institucionales de intermediación cultural entre las exigencias de globalización poco exploradas y comprendidas por el grueso de la población del país y las necesidades e identidades regionales y nacional.
            La universidad pública puede educar y encauzar la fuerza creciente de la opinión pública para hacerla más inteligente, crítica y responsable y por ende, menos sujeta a la manipulación de los medios o los grupos de interés económico, político o religioso.
            La necesidad de reconstruir la participación política es un papel irrenunciable de la universidad pública que se ha venido despolitizando quizá por cuestiones económicas o porque es también sujeto y víctima de esta falta de participación general. ¿Promovemos la formación de personas y de ciudadanos o la capacitación de consumidores y vendedores de productos o servicios?
            En lo político es necesario también, porque se corre el riesgo de perderla o de dejarla como pieza de museo, promover la reflexión y construcción de un nuevo concepto de soberanía acorde con los procesos globalizadores y la necesidad de insertarse en la sociedad promoviendo la formación ciudadana es parte de esta redefinición existencialmente promovida. ¿Qué es un ciudadano de la aldea global además de un consumidor?

                       C.-GLOBALIZACIÓN SOCIAL.

            Ante el resquebrajamiento social, la universidad pública tiene el reto de constituirse en un puente que vaya abriendo espacios de diálogo y encuentro entre los distintos grupos sociales y tratando de buscar la convergencia de esos muchos Méxicos de los que habla Zermeño.
            La globalización está presionando hacia formar profesionistas exitosos y competitivos para sociedades desintegradas y esa es, en palabras de Gorostiaga (1997) la peor maldición que le puede pasar a la universidad y sobre todo a la universidad pública. Formar profesionistas que sean capaces de integrar e integrarse hacia abajo y hacia arriba en la estructura social para que sean capaces de establecer vínculos y procesos de promoción de un mayor entendimiento social es una tarea que está por hacerse y que será quizá a contracorriente de los procesos globalizadores o las nociones de calidad vigentes. Formar profesionistas con una visión global desde una perspectiva local o regional.
            Formar profesionistas en y para la colaboración efectiva será también necesario para combatir este neodarwinismo social que nos lleva a la superviviencia del más apto y que pierde toda noción de solidaridad, dignidad humana, valores morales o compasión. Con esto la universidad estará contribuyendo a la formación de valores sociales.
                       D.-GLOBALIZACIÓN CULTURAL.

            La universidad es un espacio privilegiado para la apertura, la tolerancia y el diálogo intercultural. Estos son quizá los valores más evidentes del proceso globalizador visto desde la perspectiva de las culturas. La universidad pública por su misma composición y apertura a recibir población de muchos estratos sociales, culturas y aún razas y nacionalidades, debe irse convirtiendo en una promotora del diálogo intercultural y de la tolerancia y la diversidad en una sociedad que es todavía bastante cerrada a lo diferente y aún racista aunque no se reconozca.
            El asunto de las identidades débiles y del debilitamiento de los valores puede ser visto como un problema de relativismo moral pero también podemos entenderlo como una posibilidad de superación de las posturas dogmáticas y de diálogo horizontal entre personas iguales en dignidad. Si la universidad lo ve así, puede convertirse en una eficaz promotora de discusión, reflexión y construcción de valores comunes (globales) más humanizantes y menos economicistas que los que rigen actualmente nuestra vida social y cultural.

                       E.-EXIGENCIAS DE TRANSFORMACIÓN PARA LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.

            Estas cuestiones arriba planteadas exigen sin duda una transformación de la universidad pública. Una transformación que no puede ser, como lo pretenden a veces, solamente una refuncionalización para adecuarse al nuevo estado de la cuestión sino que tiene que ser una profunda resignificación que solamente se hará en comunidad de universitarios y en comunidades universitarias donde la inteligencia y la razón y el compromiso estén por encima de intereses particulares o de grupos, lealtades, ideologías o posturas políticas.
            Estas son algunas de las áreas donde podría apuntarse la transformación.
            a.-En lo teórico: La necesidad de una reflexión sólida y comunitaria sobre las nociones de globalización vigentes y las posibles, desde una perspectiva abierta pero preocupada por el ser humano en todas sus dimensiones y no solamente en el “homo economicus” que las visiones pragmáticas plantean sería una base para ir avanzando a una resignificación sobre el ser y el quehacer de la universidad pública en un mundo globalizado.
            b.-En las prácticas: Es necesaria la transformación, a partir de la reflexión teórica, sobre las prácticas universitarias de toda índole: lo que sucede en el aula, en las estructuras curriculares, en las estructuras organizativas, en la noción y organización de la investigación y la difusión, en las relaciones con el gobierno, y sobre todo, en la cultura universitaria.
            En el aula se requiere obviamente superar la visión del catedrático que transmite información al alumno. El conocimiento se contruye y por ello es necesaria una revolución educativa que transforme los métodos de aprendizaje a partir de una real transformación de las concepciones y actitudes del docente. Las tendencias actuales plantean una “des-aulización” progresiva aunque no total, para poner en contacto al alumno con realidades diversas y promover su aprendizaje en la investigación, en la intervención y en la solución de problemas con enfoques más interdisciplinares. Una aula centrada en el aprendizaje y en el estudiante en formación incluyendo su dimensión ética es necesaria si se quiere acceder a una real calidad educativa para estos tiempos inciertos.
            En la estructura curricular es necesario pensar en currícula más flexibles, interuniversitarios –que permitan a los estudiantes tener experiencias de uno o dos semestres en otras universidades- , basados en competencias y no en contenidos y con un mayor grado de preparación general que profesionalizante (en Europa un profesionista cambia en promedio 5 veces en su vida de perfil profesional, en México el 70% de profesionistas trabajan en cuestiones diferentes a las de su especialidad). Es necesario también pensar en nuevas profesiones emergentes a partir de este mundo globalizado.
            La universidad requiere menos burocracia y una estructura organizativa más horizontal, participativa y flexible y de manera muy importante, un cambio den la visión de autoridad que se centre en el servicio y no en el poder, una autoridad con visión global más que particular o local, una autoridad que abra horizontes y no que cierre posibilidades de desarrollo.
            En su relación con el gobierno la universidad pública tiene que buscar una alternativa entre lo contestatario y lo subordinado que parece haber sido un viraje histórico en algunas de ellas. Una nueva noción de autonomía más vista como interdependencia que como extraterritorialidad tiene que ser definida comunitariamente antes de que sea redefinida o negada desde fuera. La alternancia en el poder que empieza a darse en nuestro país va a requerir también una relación más institucional y menos partidista o condicionada a partidos e ideologías o candidatos.
            El cambio más importante desde mi punto de vista, es el cambio profundo que tiene que empezar a operarse en la cultura o culturas universitarias. Las preguntas: ¿qué significa ser pública? ¿Qué significa ser democrática? ¿Qué significa ser universidad en la aldea global? ¿Cómo contribuir al diálogo y la convergencia intercultural y no al choque de valores?
Están en el ambiente y es necesario empezar a responderlas en espacios de reflexión y de decisión en vez de seguir en la inercia del pasado o en la adaptación acrítica del modelo actual.
            Una nueva noción de autonomía, de laicidad –vista como pluralidad y apertura más que como cerrazón a manifestaciones religiosas plurales- (Latapí, 1996) y una cultura de la calidad para la equidad y no de la equidad sin calidad deberán ocupar el tiempo y el espacio universitario hasta irse consolidando como valores y significados comunes en construccción.

            8.-EL FUTURO YA NO ES COMO ANTES ERA: CONCLUSIÓN.

            En conclusión diríamos que es necesario, como universidad pública, entrar en el juego de la globalización, pero es necesario entrar con una actitud inteligente, crítica y comprometida con la historia y los valores de nuestra nación, entrar con ciertas reglas inevitables pero proponer o ir construyendo otras nuevas más adecuadas a nuestro contexto, es necesario, en una palabra, entrar universitariamente. Entrar al juego pero ir más allá del juego tal como está planteado hoy.
            Tres son los elementos a subrayar en esta línea:
            -Una adaptación crítica a las exigencias de la globalización.
            -Un cuestionamiento profundo y radical de la visión meramente económica de este proceso y de las consecuencias de esta visión parcial.
            -El aporte a la construcción de una apertura al diálogo y al encuentro intercultural desde una identidad cultural dinámica pero sólidamente asimilada y vivida.

            Defender en suma, la esencia de la universidad como espacio de la inteligencia, de la crítica y de la utopía humanizante y resistir la visión de la universidad como mera capacitadora de técnicos competitivos.
            Ni “globalifóbicos” ni “globalifílicos” sino “globalicríticos” que vean la globalización no como un hecho cerrado y definido desde fuera sino como un horizonte de posibilidades en las que el diálogo, la inteligencia, la negociación, puede ir logrando elementos constructivos en lo humano y lo social y revirtiendo sus procesos perversos.
            “Globalicríticos” capaces de resignificar la universidad pública y no solamente de refuncionalizarla para ser útil al modelo económico vigente. Porque el futuro ya no es lo que antes era...pero “...lo único cierto es que lo que hagamos (y yo diría también, lo que dejemos de hacer) marcará la mitad del futuro de México. El resto lo definirá el azar...”

REFERENCIAS.

Bell, D. (2000). “Internet y la nueva tecnología”. En Letras libres no. 13. México.
Buenfil, R. N. (2000). “Hacia una cultura del siglo XXI”. Conferencia magistral impartida en el ITESO. Guadalajara. MIMEO.
Gorostiaga, X. (1997). “La universidad preparando el siglo XXI”. En Magistralis no. 7. UIA golfo centro. Puebla.
Latapí, P. (1996). Tiempo educativo mexicano. UAA-CESU UNAM: México. 4 vols.
Letras libres. (2000). “El orden global en el siglo XXI”. Letras libres no. 13. México.
Silva-Herzog Márquez, J. (2000).”Preguntas al futuro de México”. En Letras libres no. 13. México.
Zermeño, S. (1997). La sociedad derrotada. Ed. Siglo XXI. México.

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...