lunes, 21 de junio de 2010

El mundial y la escuela*

El viernes 11 de junio buena parte del país, incluyendo las escuelas y universidades, se paralizó ante la transmisión televisiva del partido inaugural del mundial de fútbol de Sudáfrica entre la selección anfitriona y el equipo mexicano.




Desde los días previos hubo un intenso ir y venir de notas periodísticas, consultas y declaraciones de diversos personajes de la vida nacional respecto a la pertinencia de suspender las actividades laborales o educativas para que la gente pudiera ver el juego.



El mismo secretario de Educación Pública federal declaró que estaba autorizado que los alumnos y profesores llevaran televisores a las escuelas y dedicaran el tiempo de 9 a 11 de la mañana de ese día a seguir la transmisión.



Ante este fenómeno generado por la combinación del indudable arraigo del fútbol como el deporte más popular y del manejo mediático que fue construyendo un ambiente de fanatismo y fiesta un tanto artificial durante más de un año, hubo reacciones encontradas: la de los que apoyaron e incluso presionaron para que las actividades escolares se suspendieran y la de los que manifestaron una crítica y oposición total a esta medida.



Los primeros planteaban sus razones a favor de la suspensión guiados fundamentalmente por su propia afición al fútbol y sus propios deseos de no perderse el partido, pero también argumentando que de todos modos no se iba a poder avanzar mucho en sus programas y que iba a ser muy alto el ausentismo en las escuelas porque la mayoría de los padres de familia y alumnos optarían por quedarse en su casa a ver la televisión.



Los segundos, con una postura crítica ante los medios y al fútbol, planteaban la necesidad de cambiar nuestra cultura y reforzar la responsabilidad y el aprovechamiento del tiempo. Las razones se sustentaban en las muy deficientes evaluaciones de la calidad educativa nacional y en la necesidad de reforzar los procesos de enseñanza-aprendizaje y no añadir más suspensiones a las ya de por si numerosas que contiene el calendario escolar.



¿Es válido suspender las actividades educativas de todo un país con el pretexto del fútbol cuando el sistema educativo tiene marcadas deficiencias y ha obtenido una evaluación muy por debajo de los mínimos de calidad aceptables en las evaluaciones nacionales e internacionales?



Más allá de la pertinencia de la suspensión de clases en el tiempo que duró el juego, resulta importante preguntarse si no habría otra opción para abordar el problema. Porque si bien es cierto que un sistema educativo con una baja calidad no puede darse el lujo de suspender actividades por un simple juego de fútbol, también es verdad que "la realidad se acaba imponiendo" y que el atractivo del evento era un obstáculo muy difícil de vencer como para pretender que los alumnos pudieran concentrarse en el aprendizaje de cualquier asignatura.



Me parece muy relevante señalar que es en estas ocasiones donde la mirada de un verdadero educador resulta indispensable para no solamente no luchar contra la dinámica de la realidad o rendirse pasivamente ante ella, sino para hacer de cualquier realidad una oportunidad educativa para sus estudiantes.



Acontecimientos como este pueden ser, si se aprovechan adecuadamente, oportunidades de oro para promover procesos de aprendizaje significativo en los niños y adolescentes.



¿Por qué no pensar en ver críticamente el juego, haciendo un análisis del terriblemente pobre y muchas veces erróneo uso del lenguaje de los cronistas y comentaristas de las televisoras? ¿Por qué no aprovechar el diálogo posterior al partido para una clase donde se analice el tema de los medios de comunicación o se revise sociológicamente la reacción de las masas en eventos como este? ¿No es un mundial de fútbol, oportunidad para construir una clase de Geografía interesante a partir del equipo nacional que cada estudiante pudiera elegir como su favorito? ¿No puede hacerse una clase de historia contemporánea de México a partir de la revisión de las selecciones mexicanas que han participado en los diferentes mundiales desde su creación?



Dejar entrar la realidad a la escuela y convertirla en pretexto o disparador de procesos de aprendizaje puede ser mucho mejor estrategia educativa que dejarse llevar por los medios de manera pasiva o asumirnos como víctimas del sistema y pretender oponernos artificialmente a los hechos que querámoslo o no, forman parte del interés genuino de nuestros alumnos.

*Publicado el día 14 de junio de 2010 en: La primera de Puebla

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...