lunes, 22 de abril de 2013

La semana de...Martín López Calva en Lado B.


La Semana de… Martín López Calva

La música también es de quien la trabaja

 Martín López Calva

1.-Mi historia:
Los coches de mi papá nunca tuvieron radio o si lo tenían, lo encendía solamente para escuchar el noticiero mientras nos llevaba a mi y a mis hermanos a la escuela. En casa tampoco hubo aparato reproductor de sonido hasta que estando ya en la secundaria, mis hermanos y yo nos pusimos de acuerdo para pedir como regalo de reyes que nos compraran el estéreo usado pero en excelente estado que vendía el padre Alfonso Valenciano, director del colegio salesiano Trinidad Sánchez Santos en el que hicimos la primaria y la secundaria. Fue hasta entonces que mis papás nos compraron nuestro primer disco LP, que más que a un gusto musical informado respondió a las ofertas disponibles.
Es por ello que al menos en mi caso, se aplica con toda verdad que la música es de quien la trabaja. En efecto, mi gusto musical –bastante variado y universal por cierto- responde a un esfuerzo personal sostenido a partir de la secundaria. Un trabajo personal orientado por una pasión que nació antes, desde por ahí de tercero de primaria, en un contexto de formación religiosa que en aquéllos años iniciales de la década de los setenta, se nutría de la energía renovadora del Concilio Vaticano II y se expresaba en las misas con guitarras eléctricas, bajo y batería que acompañaban al coro escolar interpretando mayormente canciones italianas traducidas al español.
Mi caso entonces es el de alguien que ha sudado su acervo musical remando a contracorriente pero contando con impulsos como el de ese coro legendario, el del padre Valenciano y su pasión musical que nos enseñó a cantar la liturgia con grupo electrónico y también con canto gregoriano interpretado a capella; el del profesor Carlos Castro Páramo, muy recordado amigo y gran músico y formador de músicos que continuó y consolidó el prestigio de ese coro escolar y ya más tarde, en el último año del bachillerato en el Oriente, con la clase de Estética en la que Fernando Canales –sí, el mismo que desde hace muchos años y hasta hoy es reconocido por su noticiario radiofónico- armó un programa en el que nos hizo una magistral y muy apasionada introducción a la historia de la Filosofía, de la música y del arte en general.
2.-Mi presente:
En mi casa no agrada el “shufle” de mi Ipod. Produce risa o hasta molestia que aparezca aleatoriamente un fragmento de “La pasión según San Mateo” de Bach, seguido de un tango, una canción de nueva trova, algo de jazz, un buen bossa nova, música italiana o francesa, algún tema de película u obra de teatro musical y una ranchera o una salsa. Como ya he dicho, mis gustos musicales y mi acervo han sido trabajados con mucho esfuerzo y se fueron alimentando de tradiciones y géneros diversos que yo justifico con la convicción de que no hay más división que la que separa la música buena de la mala.
Pero ese shuffle generalmente está sonando de manera constante en el coche mientras me traslado a la universidad o de regreso y gran parte del día en la oficina, cuando no estoy en clases o en juntas de trabajo. Porque tal vez por ese esfuerzo, porque en mi caso “la música es de quien la trabaja” y yo la he trabajado mucho, soy alguien que necesita de la música para vivir el día a día con ánimo, energía y optimismo y en mi trabajo soy además un educador y un escritor de temas educativos que trata de combinar el lenguaje lógico de la academia con el lenguaje analógico y simbólico de la música y la poesía para hablarle no solamente a la razón del lector sino también a su emoción.
3.-La semana de…
No fue fácil entre tanta cantidad y variedad de obras musicales que están en mis archivos y en mi memoria, elegir una muestra de solamente cinco piezas musicales. No fue sencillo descartar muchas obras entrañables de todos los géneros y quedarme con cinco ejemplos para cubrir la “Semana de…”
Finalmente el criterio fue cronológico y existencial, es decir, elegí cinco obras representativas de distintas etapas de mi vida y que tuvieran todas, un significado especial en mi proceso de formación como persona y como educador, además de mostrar algo de mi gusto musical. Cinco ejemplos de que la música también es de quien la trabaja.
Lunes
Estoy formado en la parte trasera del auditorio del colegio. En el otro extremo, justo al pie del escenario se encuentran formando una valla mis profesores de la primaria y la secundaria. Inicia la ceremonia de graduación. Es algo emotivo y original por su simbolismo. No hay nada de subir a recibir un diploma que entregan autoridades detrás de una mesa de presidium. Esto es más simple pero más profundo. Como música de fondo suena el Largo, de la obra Xerxes de Georg Frederich Händel y sus notas acompañan el pase de lista en el que nos van nombrando uno a uno, para que caminemos todo el pasillo y lleguemos a despedirnos con un apretón de manos, con un abrazo, con unas palabras finales, de quienes nos formaron durante toda la primaria y la secundaria. Nos despedimos y subimos al escenario a formar un grupo que recibe al final el reconocimiento del público que forman nuestras propias familias y compañeros de años inferiores. El largo de Xerxes suena a nostalgia, a adiós, a nueva vida.
Martes
Este es el “himno fundacional” de mi familia y por ello continúa emocionándome hasta lo más profundo. Gaby y yo elegimos una boda fuera de lo convencional, una boda íntima, sencilla y significativa. En la ceremonia religiosa cantaron unos amigos nuestros con un coro e instrumentos latinoamericanos. Nuestra marcha nupcial para entrar a la capilla fue “Vamos a andar” de Silvio Rodríguez que elegimos porque de alguna manera plantea simbólicamente el proyecto de vida, la aventura en común que hace casi veintisiete años vamos andando juntos, “en verso y vida tintos, levantando el recinto del pan y la verdad, matando el egoísmo para que por lo mismo reviva la amistad…” La música como símbolo de un caminar “sumando a los demás” y la nueva trova cubana como un estilo o movimiento musical que representa mucho de nuestros sueños y utopías juveniles.
Miércoles
Esta bella canción se la escuché por primera vez a mi amigo Jorge Basaldúa, gran académico, literato y trovador y desde ese momento se volvió una pieza favorita en mis gustos musicales. Independientemente de que en la versión de su creador, Rubén Blades, es una canción que tiene un arreglo, un ritmo y una musicalidad de mucha riqueza como ejemplo de lo mejor de la música latina, la historia que cuenta esta canción tiene mucho significado para mí como creyente convencido de que el llamado de la fe tiene impreso un irrenunciable compromiso con la justicia y como alguien que participó activamente como formador en grupos de evangelización y pastoral juvenil en el tiempo, con el tono y con el sentido de la “opción preferencial por los pobres” que hace el CELAM de Puebla en 1979.
Mi admiración por sacerdotes y obispos que han hecho suya esta invitación del Evangelio y que han dado testimonio con su vida –entregada por décadas y algunas veces perdida violentamente- de este servicio a los más necesitados se refleja de manera magistral en esta canción. Un símbolo de este testimonio es Monseñor Romero, asesinado en El Salvador mientras celebraba misa, que es un personaje muy admirado por mí.
Jueves
Joan Manuel Serrat es un maestro en lo poético y lo musical al que yo sigo desde que estaba en el bachillerato por ahí del año 78. Serrat ya era Serrat, un artista muy reconocido aunque todavía no llegaba a ser la leyenda que es hoy y yo escuchaba desde sus canciones en catalán hasta el maravilloso LP de Mediterráneo o los igualmente excelentes Para piel de manzana y Mil años hace.
De la obra de Serrat esta canción no es la que considero como mejor. Sin embargo representa mucho de mi trabajo como formador de profesores desde la perspectiva humanizante de Lonergan. No he encontrado mejor dispositivo simbólico didáctico para presentar la propuesta de Lonergan de la “estructura dinámica del a consciencia humana” que esta canción en la que se hace una genial descripción de todo aquello en lo que los seres humanos somos distintos y de la manera en que simultáneamente tenemos tanto en común. Un bello llamado a la tolerancia, que tanta falta hace en nuestro tiempo.
Viernes
Sabina es otro de mis cantautores favoritos. Creo que tiene un talento excepcional para narrar lo que siente y vive el ser humano del cambio de época, de los tiempos de crisis, de incertidumbre, de confusión y de rebeldía que nos ha tocado vivir.
Siembre he considerado que Sabina tiene una capacidad enorme para escribir sus letras y que sus metáforas son tan novedosas por simples y contundentes que resultan muy difíciles de superar.
Esta canción en particular me parece una genialidad en la estructura literaria y un poema de amor desde la aceptación de la contradicción interna que experimenta todo ser humano y que cada quien maneja de distinta forma. Explicitar esas contradicciones y tensiones que sentimos todos pero no todos nos atrevemos a reconocer pero expresar desde ellas un mensaje de amor al ser amado tan profundo y claro me parece una cualidad extraordinaria de esta bella canción.

LA GRAN CONVERSACIÓN: EL CAMPO DEL CURRÍCULUM COMO EMERGENCIA DE UN PUNTO DE VISTA SUPERIOR EN LA BÚSQUEDA DE COMPRENSIÓN DEL FENÓMENO EDUCATIVO.


(Trabajo elaborado para la materia de Curriculum del doctorado en Educación en SEPTIEMBRE DE 1997.
  
            INTRODUCCIÓN.

            Cualquier análisis o reflexión personal de un fenómeno tan complejo como el de la investigación en el campo del currículo tiene necesariamente que ser parcial o incompleta en cuanto a contenidos y no demasiado profunda a menos que se pretenda de antemano elaborar un estudio riguroso que implique un proceso de investigación serio en cuyo caso, ya no se trataría de una reflexión o análisis personal. En el caso de este trabajo, estas limitaciones se ven reforzadas por el hecho del que el que esto escribe, no es ni por experiencia y trabajo intelectual, ni por interés académico , un “especialista” o un investigador en el terreno curricular. Todo mi trabajo práctico y teórico se ha dedicado desde mis primeras incursiones en el terreno educativo más bien al campo en el que se ubicaría la otra gran rama tradicional de la  teoría educativa que podría conceptualizarse como el campo de la Didáctica, que, si bien vista desde una noción amplia de currículum podría incluirse dentro de este campo en el estudio de los sujetos y procesos dentro del aula, responde a otro tipo de preguntas y de énfasis en su abordaje.
            Sin embargo, considero que es válido y necesario, aun con estas limitaciones,  reflexionar sobre este terreno de una manera general para aproximarse progresivamente a su mejor comprensión si se quiere avanzar en el entendimiento del fenómeno educativo como tal dado que, como sostendré en este trabajo - a partir de lo afirmado en el seminario por el Dr. Angel Díaz Barriga y de mis ulteriores reflexiones al respecto- el campo del currículum constituye LA TEORIA EDUCATIVA DEL SIGLO XX y sus descubrimientos y avances han permeado necesariamente todos los campos de la investigación y reflexión sobre lo educativo y están presentes de manera explícita o implícita en todo el debate educativo actual hacia el futuro.
            Las cuestiones planteadas como “originantes” de esta reflexión se dividen fundamentalmente en tres líneas que pueden sintetizarse en:
            -La relación currículum-investigación y sus limitaciones frente a las exigencias de intervención curricular (diseño o seguimiento de planes de estudio).
            -Los temas que son considerados principalmente como objeto de investigación en el campo del currículum, su orginalidad y rigor conceptual y los temas que están siendo ignorados o trabajados de manera insuficiente por los investigadores curriculares.
            -La tensión entre investigación-juicio de expertos en las tareas de investigación curricular. Los retos de los investigadores hacia la práctica educativa real y los retos de los que trabajan directamente en la educación en relación a la promoción y atención de la investigación a mediano plazo.
            En las tres cuestiones, es necesario plantear los aspectos de reflexión teórica con la investigación concreta que se está realizando como parte central del programa de doctorado.
            El presente trabajo se enfoca de manera prioritaria a la exploración de la primera cuestión, vista de manera general como la relación currículum-investigación frente  a la  tensión entre teoría educativa-práctica educativa en el proceso de  desarrollo -a veces armónico e integrado, a veces paralelo y aislado, a veces contradictorio - del conocimiento en el campo de la educación (“construcción de teoría educativa o de comprensión del fenómeno educativo”) y de la vivencia cotidiana dentro del proceso educativo (“construcción de educación concreta en personas concretas y de su propia comprensión intrínseca”).
            La incorporación de mi propio trabajo de investigación puede ser mencionada brevemente en el desarrollo de los distintos apartados de la reflexión pero se encuentra presente en todo el trabajo en la perspectiva teórica que subyace al análisis y que se concreta entre otros elementos en esta intuición formulada como “punto de vista superior” para caracterizar al currículum en relación a la (o las ) Pedagogía (s) o Didáctica(s) tradicionales .
            Sin embargo la preocupación que caracteriza toda esta reflexión es la de aproximarme -y ayudar con algunas nociones a que potenciales lectores se aproximen también- a una comprensión general que ubique al campo del currículum, su origen y desarrollo histórico a grandes rasgos, su desviación como “técnica” a partir de su origen pragmático, su crecimiento inicial indiferenciado y aparentemente caótico y sus posibilidades futuras de constitución como TEORÍA EDUCATIVA ABARCANTE O AGLUTINANTE de todas las ramas de la investigación sobre la educación si se le concibe desde una perspectiva integral (desde la investigación sistemática de mediano o largo plazo, más allá de las urgencias cotidianas de toma de decisión) como este “punto de vista superior” que asume y potencia las comprensiones anteriores y aporta ante todo, una nueva estructura heurística para el desarrollo de la Educación como “ciencia” y como praxis humana y humanizante.
            De allí el hecho de tomar como título la noción de Shulman (1986) de la “gran conversación” construída por él para caracterizar el diálogo (y la “guerra”) entre el paradigma de “process-product” y los enfoques cualitativos o interpretativos de investigación de la práctica docente, para caracterizar al campo del currículum como aportación de nuevos datos, conceptos, juicios, significados y valores a la búsqueda histórica progresiva y permanente de comprensión sobre el fenómeno educativo.

            1.-BOBBIT Y TYLER: LA GRAN INTUICIÓN, SU HERENCIA Y SUS POSIBILIDADES.

            Resulta imposible entender los orígenes del campo del currículum sin hacer referencia al mundo de la industria y a los orígenes de la administración en los Estados Unidos a principios de este siglo. Díaz Barriga (1997) menciona como del concepto original de “control” en la llamada Administración Científica del trabajo de Taylor, se pasa al concepto de evaluación como noción menos aversiva para lograr los fines del “control” de los factores de la producción fabril, y de qué manera Fayol en su obra Administración general e industrial define las etapas básicas de la administración que ahora son clásicas y entre las cuales incluye el control y lo define en términos de lo que modernamente entendemos por evaluación (como verificación del proceso para retroalimentar y mejorar).
            El mismo autor señala la clara influencia que estas teorías de la administración tienen en el campo educativo a través de Bobbit , un autor que podría considerarse “preTyleriano” y por el mismo Tyler que es considerado oficialmente como “el padre de la teoría curricular”. En ambos casos y en de algunos otros pioneros de este campo, el proceso consistió en tratar de adaptar todos estos elementos que se iban introduciendo con éxito en el campo de la administración, en el ámbito educativo, considerando que se podría concebir el proceso educativo análogamente a un proceso de producción en donde hay una materia prima (alumnos, básicamente) que a través de un proceso (de enseñanza-aprendizaje) van a salir transformados en ciertos elementos previamente planeados en términos de contenidos o conductas (producto).
            El concepto de control o evaluación es lo que se introduce en principio, en la etapa llamada por Stuffebeam “pretayleriana” (Díaz Barriga, op. cit.) entendida simplemente como medición de resultados y en la etapa Tayleriana, como comparación entre los resultados obtenidos y los objetivos conductuales establecidos previamente en la planeación como “estándares de producción o rendimiento”.
            Pero: ¿qué es lo que significa este cambio introducido por Tyler y que va a revolucionar el campo educativo del siglo XX? ¿cuáles eran las nociones implícitas en este “descubrimiento” o traducción del campo administrativo al campo educativo? ¿cuáles fueron o siguen siendo , sus implicaciones y sus vertientes de comprensión y aplicación?
            Dado que no se trata de hacer aquí una extensa revisión de los orígenes del campo curricular, trataré de dar mi punto de vista sobre estos cuestionamientos básicos a la luz del análisis que Lonergan (1992) hace en los primeros dos capítulos de Insight, su obra fundamental.
            Lonergan parte básicamente del análisis fenomenológico del proceso de búsqueda del conocimiento del ser humano y plantea el isomorfismo de esta estructura dinámica invariante de operaciones “recurrentes e interrelacionadas” del sujeto humano ,con la estructura de los objetos conocidos y la estructura que relaciona al “conocedor” con lo “conocido” (la estructura de la objetividad).
            La operación fundamental en todo este proceso es el insight ( el acto de entender) por el cual los sujetos podemos trascender la experiencia y la imaginación y acceder a la comprensión y conceptualización (entendido como el acto de concebir una idea) y al posterior proceso de búsqueda de verificación para llegar a la afirmación de juicios de hecho.
            Este proceso tiene como punto de partida el preguntar, el preguntar por algo (por ese “conocido como desconocido” que buscamos concretamente) y lo que Lonergan llama “la pregunta pura” (el deseo de conocer, la tendencia a...) que va generando de manera acumulativa y progresiva avances en nuestro entendimiento.
            Pero esta misma estructura de análisis puede aplicarse al desarrollo del conocimiento de la humanidad en general y al análisis de los procesos de avance de la ciencia. En este proceso general de búsqueda de comprensión de la realidad al igual que en el proceso personal de búsqueda de conocimiento, se parte de cierto tipo de pregunta y se llega a sucesivos insights a través de un proceso de búsqueda de relaciones con ayuda de imágenes.
            El avance de la ciencia se da a través de este proceso en el que necesariamente, a fuerza de repetir procesos de intelección similares o equivalentes, se va llegando a la emergencia de “puntos de vista superiores” que orienten la explicación general de un fenómeno y potencien nuevas búsquedas. Así, cuando en matemáticas se comprende adecuadamente la relación entre sumas sucesivas de un mismo número (2+2,2+2+2,2+2+2+2...) surge un punto de vista superior que da origen al concepto de multiplicación, o cuando la aritmética va desarrollándose hasta sus límites, surge el álgebra como punto de vista superior y posteriormente el cálculo diferencial e integral, etc.
            Los puntos de vista superiores constituyen una especie de nueva estructura heurística nueva, que sintetiza la estructura anterior y abre las posibilidades de una nueva búsqueda.
            En el caso del desarrollo de la ciencia en general, Lonergan analiza la manera en que el ser humano va históricamente pasando del conocer las cosas por su “naturaleza”, es decir , por una serie de rasgos inmanentes que son constantes en los objetos y que son definidos en relación al sujeto que los percibe (comprensión del mundo del sentido común), al desarrollo de lo que él llama la ciencia clásica en la que se buscan relaciones entre los objetos entre sí (patrón intelectual de comprensión) , tratando de encontrar relaciones invariantes en los fenómenos para poder establecer leyes generales, hasta llegar a la “noción estadística de ciencia” en la que ya no se buscan relaciones invariantes sino precisamente excepciones, irregularidades en los fenómenos para tratar de descubrir “frecuencias” y “probabilidades”. A través de un detallado análisis de este proceso de avance de la ciencia, Lonergan trata de dejar clara la noción de “punto de vista superior” como emergencia de una nueva estructura heurística que asume las búsquedas anteriores y sus comprensiones pero las rebasa y aporta otro horizonte desde el cuál surgirán nuevas preguntas, nuevas búsquedas y descubrimientos, y nuevos límites que darán origen a otro “punto de vista superior” sucesivo.
            Volviendo a Tyler y al campo del currículum, si tratamos de hacer un análisis más allá de sus fundamentos pragmáticos y de su orientación hacia la “eficiencia” en los proceso educativos comparándolos con los procesos de producción, es llamativo para mí el hecho de que Taylor y Fayol en la administración y después Tyler y otros en lo educativo-curricular, utilicen el término “científico” para calificar a sus planteamientos.
            Hasta el momento en que surge la perspectiva curricular, en el campo educativo la teoría generada había sido desde el horizonte que concebía la educación desde la única y reducida perspectiva de lo que DEBIA hacer el profesor para lograr ENSEÑAR MEJOR a sus alumnos. (Noción prescriptiva de la pedagogía tradicional). El horizonte de lo educativo se entendía exclusivamente dentro de los límites del aula y se centraba fundamentalmente en la figura del profesor y en la noción de enseñanza que correspondía más a un arte que a una disciplina científica. Prácticamente todos los autores  que hablaban de educación lo hacían desarrollando una serie de prescripciones para que el maestro se desempeñara mejor como “enseñante” y estableciendo algunas pautas de conducta para que el alumno pudiera aprovechar mejor esta enseñanza. (Bonvecchio, 1988)
            Estas prescripciones surgieron en la época clásica precisamente de este estudio de la “naturaleza humana”, de la llamada “Psicología de las facultades” que describía esta naturaleza como compuesta de inteligencia y voluntad (Lonergan, 1997) y se desarrollaron de acuerdo al desarrollo de esta noción de naturaleza humana siempre desde un mismo horizonte de búsqueda.
            Pero con el desarrollo de las ciencias naturales a partir del renacimiento y su potenciación en el siglo XVIII con la ilustración y la revolución industrial, el campo del conocimiento del ser humano y la sociedad se empezó a preguntar por las posibilidades de nuevas comprensiones. Se estaban fraguando las condiciones para la emergencia de un “punto de vista superior” que surgiría con el nacimiento de la Psicología con Freud como figura central, de la Sociología como “física social”  con Comte y otros desarrollos del siglo XIX. Este “punto de vista superior” pretendió -y pretende- introducir la comprensión de los denómenos humanos y sociales a partir de una visión científica desde el horizonte de las ciencias de la naturaleza. Esta noción es equiparable con la “noción de ciencia clásica” descrita por Lonergan en la que se pretende encontrar, por la experimentación de varios fenómenos particulares y las relaciones invariantes entre ellos, leyes generales que describan el comportamiento humano. Esta nueva noción fue rápidamente puesta en tela de juicio y expuesta a lo que Mardones (s/f) llama una “polémica incesante” por el “gran descubrimiento de Dilthey” de la “historicidad” del ser humano y su planteamiento de la división entre “Ciencias de la naturaleza” y “Ciencias del espíritu” con objetos y métodos distintos.
            Desde mi punto de vista, el surgimiento del campo del currículum, en sus pretensiones de “administración científica de los procesos educativos” o de “control eficaz” desde esta misma perspectiva de establecimiento de mediciones y posteriormente de “estándares” de productividad, responde a la emergencia de un “punto de vista superior” en el campo educativo, que, aunque llegado de otra disciplina como lo es la admnistración, pretendía darle un carácter científico (desde esta perspectiva clásica) a la educación desechando la visión prescriptiva sustentada en la visión de la “naturaleza humana” y su circunscripción al ámbito del salón de clases.
            El desarrollo de este campo-el del currículo- como el de las ciencias sociales en general, ha correspondido desde entonces a este debate entre los que piensan que la educación puede llegar a ser “científica” utilizando “el método científico” y llegando a leyes generales como las ciencias naturales y los que , desde un enfoque más interpretativo, van aproximándose de otra manera a la comprensión del fenómeno educativo.
            La intuición básica que está en el fondo de la búsqueda de Tyler y lo precursores de este campo en educación, es que el proceso educativo está constituído por mucho más elementos intra y extra aula y que estos elementos constituyen redes de relaciones que pueden ser sujetas a planeación, seguimiento, evaluación y control por desde el profesor y desde la institución y el sistema educativo. Es allí donde yo encuentro la posibilidad de hablar del surgimiento -limitado y no muy claro aun- de un “punto de vista superior” en la gran conversación educativa.
            Su herencia pragmática aun se percibe pero sus posibilidades de exploración de otros campos como nueva estructura heurística, se encuentran aun en desarrollo y son todavía muy ricos en posibilidades.

            2.-”ÉL SABE CÓMO HACERLO...”:EL CURRÍCULUM COMO TÉCNICAS PARA LA TOMA DE DECISIONES.

            ¿Qué tanto influye realmente la investigación curricular o la investigación sobre la práctica docente en la realidad de las instituciones educativas? Esta es una pregunta que surge con frecuencia y que puede ser interpretada desde dos ángulos distintos: desde la perspectiva pragmática que dió origen al campo curricular o desde una perspectiva afin a “la gran conversación “ en la construcción de una teoría educativa o de una búsqueda de comprensión de lo educativo.
            Es indudable que la tensión entre investigación curricular y práctica cotidiana inmediata que requiere decisiones (diseño, operación, evaluación y cambio de planes de estudio, etc.) existemuy claramente. Es indudable también, al menos para mí, que hay argumentos para sustentar la afirmación de que no sirve de nada hacer investigación curricular si no se traduce de manera clara y rápida en decisiones operativas que cambien políticas educativas, enfoques o planes de estudio o materiales o contenidos o métodos de enseñanza.
            Sin embargo es también claro para mí, que esta tensión xiste en gran medida por la herencia pragmática del campo curricular en la educación nacida de Tyler y los “padres” de este enfoque y sus orígenes en la administración. La investigación curricular se ha visto, a partir de esta herencia y del enfoque “científico” positivista como una actividad práctica orientada a brindar eficientemente datos para la continua evaluación y transformación de los planes de estudio, los contenidos y las políticas educativas concretas.
            Visto de este modo, el currículum no es un campo de investigación en toda su amplitud y profundidad sino una simple actividad técnica que con una serie de procedimientos ya establecidos puede realizar casi cualquier persona con una formación elemental en educación.
            Sin embargo es evidente que la riqueza del campo no se puede limitar a esta visión técnica y que una investigación curricular requiere más que de recetas prácticas para rediseñar un plan de estudios , de fundamentos y elaboración conceptuales que den cuerpo a base de nuevas y relevantes preguntas a lo que se va a investigar. Este tipo de noción de investigación curricular debe verse no como un surtidor de datos a corto plazo sino como una actividad básica que va a enriquecer la comprensión del fenómeno educativo en sus diferentes vertientes y a producir frutos indirectos y mediatos que se van a ir incorporando más que a la toma de decisiones en sí, al enriquecimiento de todos los sujetos que participan en la educación y que toman las decisiones.
            Este dilema es aparentemente irresoluble. La alternativa es quizás, o tratar de aproximar estas dos realidades (la del investigador y la del tomador de decisiones) y gastar esfuerzo, creatividad y energía, o establecer una adecuada y relacionada distinción de campos entre la actividad técnica especializada en diseñar y evaluar planes y programas de estudio (como consultoría o lo que en ciencias naturales es “Investigación aplicada”) y la praxis académica -científica le llamaría yo desde una perspectiva no tradicional- de búsqueda de comprensiones relevantes de la realidad educativa en el campo curricular . (Investigación esta sí, o “investigación básica” como correspondería a un paradigma de ciencia tradicional).

            3.-”TODO CABE EN EL CURRICULUM SABIENDOLO ACOMODAR...”:EXPANSIÓN INDIFERENCIADA DEL CAMPO.

            En paralelo a este desarrollo técnico del currículum, partiendo de una perspectiva más bien interpretativa y de lo que Dilthey (Ortega y Gasset, s/f) llamó “Ciencias del espíritu “ , el campo se ha ido desarrollando- como un campo reciente y no bien delimitado aún en su objeto, método y perspectivas- de una manera sorprendente, rica, indiferenciada, aparentemente caótica.
            En el estudio: “La investigación en el campo del currículo 1982-1992” (Díaz Barriga et. al., s/f) tratan de hacer una valoración y análisis de lo que se produjo en México en este campo de investigación y llegan a algunas categorías de clasificación sobre lo producido. Este análisis muestra claramente la gran riqueza pero a la vez la enorme dispersión de lo que se está entendiendo por investigación curricular y lo que se está trabajando en investigación a partir de estas comprensiones. En este estudio encontramos estudios que van desde la historia del currículum hasta el currículum oculto y currículum en proceso, pasando por estudios sobre el contenido, sobre evaluación curricular, etc. en cierto sentido podría llegarse a concluir que “todo cabe en el currículum...” en el sentido de que las nociones contemporáneas de currículum han trascendido con mucho la concepción inicial que  se centraba fundamentalmente en el plan de estudios. La noción de currículum oculto complejizó y enriqueció aún más el campo al añadir elementos no planificados intencional y explícitamente al análisis de lo curricular.
            Si se le ve desde una perspectiva disciplinar, tal parece, al menos por algunas etapas de investigación , que el campo del currículum desde esta perspectiva cualitativa-interpretativa sería el campo de los sociólogos y antropólogos en la educación, desplazando a los Filósofos identificados con la vieja Pedagogía tradicional o a los Psicólogos que quedarían en el terreno de la didáctica o en la perspectiva del currículum visto como investigación técnica-experimental para la toma de decisiones.
            Sin embargo, si entendemos al currículum como campo de investigación y reflexión , como un “punto de vista superior” emergente en este proceso de comprensión de lo educativo, comprenderemos también que este punto de vista es muy reciente y que debe ir poco a poco diferenciándose y delimitándose con mayor claridad e incluso definiendo sus objetos, métodos, sustentos conceptuales y “procedimentales” hasta ir por un lado incorporando investigadores y equipo de muchas disciplinas en diálogo e incluso, por qué no, “liberándose” gradualmente y a largo plazo de esta especie de “dependencia teórica” propia de un campo débil e indefinido y autoconstituyéndose como una disciplina en sí misma, quizá a la manera de lo que decía Dewey sobre la construcción futura de la “Ciencia de la educación”.(Díaz Barriga, 1997)

            4.-”LAS COSAS QUE NO ME DIGO...”: A MANERA DE CONCLUSIÓN PROVISIONAL.

“Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que a un libro
sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo...”

Jaime Sabines.

            He expuesto aquí mi manera de entender el campo del currículum no solamente como una técnica o como un campo de investigación sino como un “punto de vista superior” que aporta una nueva estructura heurística a la búsqueda de comprensión del fenómeno educativo y que por esto mismo es una voz, la más influyente en el siglo veinte, en la “gran conversación” que puede ser la imagen que describa este avance progresivo en la construcción de la comprensión de lo educativo o incluso en la génesis de una teoría de la Educación o Ciencia de la Educación.
            Traté después de exponer como, la gran intuición o aportación de Tyler y los precursores de este campo no está quizá en todo lo que escribieron desde su perspectiva pragmática sino en el horizonte que abrieron hacia la comprensión del fenómeno educativo al aportar un “punto de vista superior” que trasciende el ámbito del aula como escenario único, mítico y misterioso de la educación exento de otras influencias y la figura del profesor como EL factor por el cual la educación sucede independientemente de otras influencias y variables, así como el cambio de perspectiva que hizo que ya no fuera la enseñanza EL centro de lo educativo como lo concebía la didáctica tradicional sino la planificación, seguimiento y evaluación del aprendizaje de los alumnos.
            Describí a partir de esto como, los que siguieron la herencia en sus formas y en su filosofía pragmática desarrollaron esta disciplina “científica” en el sentido positivista que ha ido derivando en el empobrecimiento de esta actividad concebida como una serie de técnicas orientadas a la toma de decisiones prácticas (todo esto muy necesario pero no exclusivo ni excluyente, ni constitutivo del campo en sí mismo),  y como, los que captaron la riqueza de la intuición oculta (el punto de vista superior) y se adhirieron a la perspectiva crítica abierta por Dilthey, han ido desarrollando de manera todavía incipiente e indiferenciada -aparentemente desordenada o caótica- un campo de investigación educativa en el que se puede ir resumiendo el avance del conocimiento en Educación en esta segunda mitad del siglo veinte.
            Las tensiones entre estas concepciones teóricas están aún presentes. Gage (1989) habla de la guerra de los paradigmas y de las alternativas que puede haber para resolverla.
 Las tensiones entre la investigación curricular y las exigencias prácticas son también evidentes y hasta cierto punto razonables. ¿Podrán resolverse con la paulatina diferenciación entre la consultoría técnica para la evaluación y diseño curricular y la investigación científica en el campo que aporta comprensión y transformación mediatas e indirectas?
            La tensión entre la investigación como fuente de conocimiento sistemático desde el patrón intelectual de experiencia y el llamado “juicio de expertos” que parte fundamentalmente de la experiencia concreta propia del patrón del sentido común (que relaciona los datos con el sujeto y no los datos entre sí) es también un factor real que yo creo que se resolverá en el mismo proceso de resolución de las dos tensiones anteriores.
            ¿Cuál es el futuro para el campo del currículum?
            Yo considero que es prematuro y arriesgado emitir un juicio al respecto. Sin embargo, yo me atrevería a esbozar que el currículum como campo específico de trabajo e investigación tiende a desaparecer y como “punto de vista superior” , como nueva estructura heurística que aporte nuevos datos, nueva inteligencia, nuevos y mejores juicios y novedosas perspectivas en cuanto a la significación y valoración del fenómeno educativo tiende a convertirse en el campo integrador que aglutine todas las perspectivas de investigación desde los sujetos en el aula (tradicionalmente ubicados en la didáctica) hasta los procesos administrativos o político ideológicos que intervienen en la educación y que por lo mismo, puede ser, al paso del tiempo y al agotar sus límites y su proceso de diferenciación de conciencia, que dé origen a un sucesivo “punto de vista superior” que se acerque más, quizá asintóticamente a la utopía de Dewey de la construcción de una Ciencia de la Educación propia e independiente aunque interdependiente de otras disciplinas de las Ciencias Sociales.
            La investigación en el campo curricular puede ser el factor fundamental hacia este desarrollo siempre y cuando se le conciba desde toda su complejidad y amplitud y se entienda que, aunque no aporte datos inmediatos, prácticos y palpables en el sentido pragmático, puede “leer a la educación, descubrir lo que ignoran sus protagonistas y decirles las cosas que ellos, no se dicen...”


REFERENCIAS.

Díaz Barriga, Angel et. al.. (s/f) La investigación en el campo del currículo 1982-1992. MIMEO.
Díaz Barriga, Angel. (1997) . La evaluación curricular. Una aproximación a elementos centrales de esta disciplina y su ubicación en México. MIMEO.
Díaz Barriga, Angel. (s/f) Apuntes del curso: La investigación en el campo del currículo.
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Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...