domingo, 13 de mayo de 2012

WILLY CABELLO: UN REPARADOR DE SUEÑOS.



“¿Quién, recordándote un día,
te envolverá en poesía
y al tiempo ha de contar?”
Pablo Milanés

            Guillermo Cabello fue, como todos los seres humanos, una persona con muchas personalidades o una personalidad de múltiples personas. Empezando porque era Guillermo, plenamente y oficialmente Guillermo, pero era sobre todo Willy, entrañablemente Willy, admirablemente Willy, impredecible pero siempre creativa y solidariamente Willy. Pero además fue, en la escena, el líder de los hombres grises de “Momo” o un payaso alburero como Brozo (cuando apenas empezaban…Brozo y también Willy en Puebla, en el primer local de “A trasluz” allá por El Carmen) o muchos otros personajes que mostraron a todos su enorme calidad actoral a pesar de que él dijo siempre que la actuación no era lo que más le gustaba en el teatro, porque era, de vocación, director.
            Y más allá de sus papeles en el teatro, Willy fue una persona de múltiples facetas. Los que tuvimos el privilegio, el don de conocerlo de cerca, sabemos que era el director de teatro, pero también el Ingeniero Químico que dejó la industria para volcarse en el escenario, pero que conservó siempre el gusto por la ciencia, por la búsqueda de comprensión de la naturaleza y el rigor de quien sabe planear procesos y producir, producir más que procesos químicos, procesos de alquimia, de magia dramática que lograba hacer vibrar con lo humano a todos los que presenciaban sus obras teatrales universitarias o profesionales independientes.
 Sin embargo, era también el profesor creativo y riguroso que lograba apasionar al estudiante con sus cursos de integración en la ibero y al mismo tiempo era el amigo incondicional, siempre ocupadísimo pero siempre cálidamente presente –poniéndose alegre con un refresco de naranja al mismo tiempo que los amigos crecían en alegría con el vino o la cerveza durante una cena en la que se contaba siempre con su pasión por la vida- y era también el cubano más mexicano, el ciudadano preocupado por la situación social de su país -del país que lo acogió desde su primer año de vida y al que dedicó todo el resto de su vida- y el cuidadano del mundo que asumía el compromiso con la naturaleza, con la diversidad y la tolerancia; y el esposo comprometido con la apuesta que hizo con Luisa y el profundo creyente sin religión formalizada, el espíritu en búsqueda de trascendencia en el arte, en la docencia, en el matrimonio, en la vida misma. Ese era Willy: un hombre multifacético, pero al mismo tiempo una persona de una sola pieza.

            1.- Un hombre extraño.
“Era extraño aquel hombre,
o por tal lo tomaron,
porque besaba todo
lo que hallaba a su paso.”
Silvio Rodríguez

            Era extraño ese hombre o “por tal lo tomaron”, porque una vez siguiendo la voz de su llamado interior, abandonó un trabajo “normal” de ingeniero, renunciando a una vida “normal” de profesionista para buscar al hombre que llevaba más adentro, el que quería expresarse por medio del teatro, el que buscaba realizarse creando.
            Era extraño sin duda, ese Willy que prefería pasar los fines de semana ensayando en su espacio teatral en vez de descansar o ver el futbol o ir de día de campo como cualquier otro “ciudadano normal”. Era extraño ese Willy exigente con la calidad de sus obras, cuidando hasta el mínimo detalle para hacer de cosas tan simples como una caja de madera o la leyenda de un fantasma, eventos memorables, momentos en que la belleza visitaba las almas de los espectadores, propuestas conceptuales, invitaciones a la reflexión, sacudidas de conciencia, mensajes de ternura o esperanza, motivos para llorar o reír, para llorarse o reírse de uno mismo, que era al fin y al cabo el personaje central de sus obras: el ser humano concreto que soy yo, que eres tú, que podemos ser en cualquier circunstancia todos nosotros.
            Era extraño ese hombre que “no esperó hasta mañana, a llenarse de canas y el honor esperar”, como dice Milanés en una de sus canciones.


“¿Quién se atreve a preguntarse
si has puesto de tu parte
o te nació enseñar?

¿Quién te dirá agradecido:
“Tu ciclo está cumplido,
me acabas de formar?”
Pablo Milanés
           
“El teatro como participación viva”, esa era si mal no recuerdo la materia que Willy impartió durante muchos semestres desde su llegada a la ibero de Puebla. Su evaluación era siempre positiva, destacable entre todos los demás profesores del área de integración, porque Willy era un profesor de nacimiento, alguien que tiene la vocación de guiar a otros hacia su autodescubrimiento progresivo. Si como bien dice Savater: “la principal asignatura que se enseñan los hombres unos a otros es, en qué consiste ser hombre”, el nombre de su materia era lo de menos, porque Willy era un maestro de los que saben promover esa búsqueda personal, ese descubrimiento de lo humano que hay en cada estudiante, ese proceso de indagación que hacía a todos sus estudiantes ir comprendiendo progresiva y seriamente, con profundidad, “en qué consiste” ser humano.
            Este trabajo docente de excelencia no estuvo exento de polémicas y discusiones. Porque Willy era en el aula igualmente exigente que en el escenario. No consentía la flojera, la irresponsabilidad o el capricho y era riguroso en su forma de trabajar y de evaluar el trabajo de los estudiantes. Pero a pesar de ello sus cursos se llenaban siempre y se enorgullecía de nunca pasar lista, porque los estudiantes asistían a sus clases por el gusto de aprender y lo significativo que sucedía en cada sesión coordinada por él.


            3.-“Luchador social”.

“Hay un país en rocas y ruinas bajo otro país de pan”
Silvio Rodríguez

            Amando a su país adoptivo y sin haber podido nunca conocer su tierra natal, Willy fue siempre un “luchador social” desde el arte, alguien que mostró que el compromiso social, la opción por los que menos tienen y la búsqueda de un México más justo y fraterno pueden vivirse desde cualquier ámbito del quehacer humano. En su caso era el teatro el vehículo de transformación social. Sin hacer concesiones fáciles en las que la ideología se pusiera por encima del arte dramático, Willy puso siempre un interés especial en producir y dirigir montajes que generaran cuestionamientos, tomas de postura, planteamientos profundamente humanos sobre la complejidad de las desigualdades y los vicios de nuestra sociedad, de nuestro país “en rocas y ruinas” que no deja que emerja el “país de pan” para todos.
            Además de mostrar este compromiso social en la selección y el enfoque mismo de sus obras, Willy luchó toda su vida por la viabilidad de un teatro independiente, al margen de los intereses económicos y comerciales que obstaculizan muchas veces la creación libre y el arte auténtico, y buscó también que sus obras profesionales y universitarias, pudiesen presentarse en lugares y para públicos que normalmente no podrían tener acceso al teatro.

            4.-Trabajador de la libertad.
La libertad es el pan de nuestros días
y el ansia de tenerla
se ha tornado en machete para amarla.

También se provocan estampidas,
se tiran piedras, se gana y se fracasa,
pero se hace y no se deja de hacer”.
Pablo MIlanés

            Willy amaba y defendía la libertad, “provocando algunas estampidas”; la amaba y la defendía no como un terrorista o un guerrillero intransigente sino como un trabajador y constructor, constante y paciente, de espacios desde, de y para la libertad de creación y expresión.
            Su teatro fue algunas veces cuestionado por quienes concebían el arte como instrumento de moralización. Pero para Willy el teatro debería presentar la vida tal como es, sin intentar dar mensajes y orientación moral, sin contener moralejas indoctrinadoras. Porque la vida misma cuando está bien reflejada en el espejo del escenario, es ya moralizante en el sentido de que “da qué pensar” y da “qué sentir” sobre la búsqueda y el sentido de la propia existencia y sobre el sentido del caminar humano en la tierra de la historia.
            Desde esta perspectiva, el teatro de Guillermo Cabello fue siempre profundamente moral: porque no era ascéptico, superficial o falsamente neutral, sino que removía lo profundo de la humanidad de los espectadores. Lo era también en el sentido que le da Adela Cortina, al trascender la visión de lo moral o lo inmoral y hablar de situaciones de “alta moral” o situaciones de “desmoralización”. Porque el teatro de Willy ayudaba siempre a elevar la moral individual y comunitaria, es decir, a incrementar el deseo de vivir humanamente en todos los que se exponían a sus efectos con apertura y honestidad.
            Por eso, sin estridencias ni confrontaciones estériles, no con provocaciones sino con argumentos sólidos –que tenían detrás una muy buena teoría del arte-, defendió la libertad creatica y construyó en el teatro independiente y universitario, espacios reales de libertad efectiva.

5.-Amigo mayor


“Amigo, sí, es también quien me soporte,
pero amigo mayor es quien me ampara.”
Silvio Rodríguez

            Amigo mayor, eso fue Willy para quienes podemos decir que fuimos bendecidos con el signo de Dios que era y es su amistad. Amigo mayor, amigo con mayúsculas, eso fue Willy que no necesitaba decir muchas palabras al respecto porque bastaba con su ser y estar en cercanía, bastaba con su optimismo y esperanza contagiantes, bastaba con su reflexión crítica en el momento oportuno, eso bastaba.
            Un amigo mayor es quien me ampara y Willy nos amparaba con su calidez, con su risa y su eterna disposición a la esperanza, con su enorme y silencioso compromiso, con su testimonio de ser humano consistente.
            Como bien dice Silvio, el amigo es quien “descorre las nubes de mi mente” y se vuelve “manantial en mi desierto” y eso fue Willy siempre como amigo, un manantial donde siempre era posible refrescarse de vida, un lúcido compañero de viaje en la vida, capaz de hacernos ver, con su arte en el escenario pero también con sus palabras analíticas fuera del teatro, las nubes ocultas de nuestra mente.

            6.-Reparador de sueños.

“…Siempre con sus herramientas
de aflojar los odios y apretar amores.

Siempre apartando piedras de aquí,
basura de allá, haciendo labor.
…trocando lo sucio en oro”
Silvio Rodríguez

            En síntesis, es indudable que se puede afirmar que Willy Cabello fue en su vida un “reparador de sueños”. Sabiendo que “el problema vital es el alma”, conciente de que “el problema es de resurrección”, Willy eligió el teatro como una herramienta para “aflojar los odios y apretar amores” entre los seres humanos. Apartando las piedras de la incomprensión, de la superficialidad, del consumismo y el comercialismo ciegos, logró siempre “hacer labor”, a pesar de las dificultades que enfrentó al trabajar con grupos humanos siempre frágiles y sujetos al conflicto, para trocar “lo sucio en oro”, para convertir los elementos más simples y económicos en una escenografía o en una iluminación espectaculares, para trabajar con las limitaciones de cada ser humano y lograr extraer desde allí lo mejor de la humanidad de cada actor, de cada estudiante, de cada miembro de su equipo en el breve tiempo en que fue director del Centro de Integración Universitaria, de cada amigo que le rodeaba, para convertir las miserias humanas y la indigencia humana en un motivo para la reflexión y para el reencuentro a partir del montaje de un buen texto dramático, para transformar también el lado oscuro de los seres humanos en un motivo para la risa y el buen humor que reavivaran la esperanza.
            Un reparador de sueños de vida que luchó hasta el final por su propia vida y dio testimonio hasta el último día, de su pasión por vivir.
“Al final de este viaje
en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir…”
Silvio Rodríguez

            Este fue Willy Cabello, o estos fueron algunos de los Willys que yo conocí. Al final de su viaje por la vida, queda en mí y en muchos otros de los que lo conocimos, su profunda, apasionante y esperanzada invitación a vivir, a vivir humanamente, plenamente, buscando que cada día sea un pretexto para “aflojar los odios y apretar amores”, que cada acción convoque a que “venga la esperanza de cualquier color”. “Por lo menos por eso es que estoy aquí” diría sin duda Willy si estuviera…quiero decir, afirma sin duda Willy que está “resucitadamente” presente.

Junio 19/ 2007







Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...