martes, 24 de mayo de 2011

Por la Educación

"Tú le crees a Elba Esther? Yo tampoco. Que devuelva lo que no es suyo". Con este lema escrito CM una manta y una caja de regalo, un gran número de personas se tomó fotografías en lugares emblemáticos de distintas ciudades el domingo 15 de mayo.

¿De dónde vino esta extraña celebración? Que te significa este acto simbólico? Esta iniciativa forma parte de las acciones a las que ha convocado la “Coalición ciudadana por la educación" una organización apartidista formada bajo la convicción de que es necesaria una profunda transformación del sistema educativo si queremos construir un mejor futuro.

Bajo el lema "Muévete por la educación", este grupo está proponiendo básicamente lo que expresaban las mantas y el regalo simbólico a los maestros: el cambio en las "reglas del juego" bajo las que ha funcionado el sistema educativo mexicano desde mediados del siglo pasado.

Estas reglas están publicadas en el Diario oficial de la federación del 29 de enero de 1946 en el "Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal de la Secretaría de Educación Pública" y otorgan de hecho al SNTE el control sobre todo el proceso de ingreso, promoción, estímulos y permanencia de los profesores en el ámbito de la educación básica y media.

Independientemente de que nos sumemos o no a este movimiento, como ciudadanos responsables y preocupados por la mejora de la calidad educativa, no podemos permanecer indiferentes ante la necesidad de cambiar estas reglas bajo las que funciona el gobierno de la educación nacional.

Cualquier sistema democrático requiere de balances y contrapesos, y del reconocimiento de la autonomía de los individuos. Es evidente que otorgar todo el control a la parte sindical, restringe la autonomía de los profesores y elimina cualquier contrapeso, dejando al gobierno sin poder para asumir la rectoría de la educación.

Esto es lo que "no es suyo" y tienen que devolver para que el sistema educativo responda al México del siglo XXI.


Publicado en: Síntesis (Puebla) País: /México Fuente: Periódico

Sección: General Tipo Nota: Columna

Publicación: 24/05/2011

Autores: Martín López Calva

Páginas: 12


lunes, 23 de mayo de 2011

Construcción de conocimiento y compromiso vital

http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol9num2/art2.html

Para quienes gustan de artículos más académicos y del tema de la investigación y la ética, les comparto este artículo recientemente publicado.

domingo, 22 de mayo de 2011

Educación cívica y ética: dos imágenes.

El tema de la formación moral de los educandos volvió no hace tanto tiempo a la escuela a través de la asignatura de “Formación cívica y ética” que persigue básicamente el desarrollo de valores humanos y la formación de ciudadanía, ejes que pueden ubicarse dentro de dos de los grandes pilares para la educación del siglo XXI que el famoso libro de la “Comisión Delors” de la UNESCO (La educación encierra un tesoro) llamó “aprender a ser” y “aprender a convivir”.

No es necesario explicar por qué esta formación es urgente en nuestras escuelas y universidades hoy en México. Basta mirar cualquier noticiario de radio o televisión o leer cualquier periódico e incluso escuchar las pláticas en casa o en cualquier lugar de reunión para constatar que estamos viviendo una de las peores crisis históricas en términos de delincuencia organizada, violencia, intolerancia, impunidad y falta de respeto a la dignidad humana.
Ante esta situación, la pregunta que surge de inmediato es: ¿Qué tan eficientes son estas asignaturas de formación cívica y ética? ¿Qué tanto está logrando la escuela revertir esta cultura de muerte, violencia e intolerancia en la que crecen los niños y jóvenes mexicanos en la actualidad?
Ante este cuestionamiento, considero pertinente plantear una reflexión sencilla ilustrada por dos imágenes que sostienen la necesidad de un paso de lo abstracto a lo concreto en la formación cívica y ética para lograr que un espacio curricular como este, tenga un impacto educativo real hacia la transformación de la convivencia social.

1.-Primera imagen.

Miro por la televisión el tradicional desfile del cinco de mayo en nuestra ciudad y veo marchando a muchísimos estudiantes de secundarias y bachilleratos en un despliegue de vistosos uniformes, carros alegóricos con diseños llamativos, música, coreografías, etc. y me pregunto por la cantidad de dinero que implica todo esto y las horas de trabajo invertidas para llegar a este momento que termina en un poco más de dos horas.
Todo este gasto podría tener una justificación si el desfile fuese un espacio significativo de formación cívica y ética para los estudiantes. Podría serlo si hubiera una estrategia educativa detrás, en la que se planeara esta actividad como parte de un proceso en el que los educandos reflexionaran sobre el significado profundo de estas conmemoraciones y su trasfondo valoral y político-social.
Sin embargo todos sabemos que no es así y que el desfile es un acto aislado de cumplimiento y lucimiento sobre todo de las autoridades escolares ante sus superiores, pero no es parte de un proceso de aprendizaje significativo para la formación ciudadana.

2.-Segunda imagen.

Mientras veo la transmisión en vivo de la “marcha nacional por la paz con justicia y dignidad” convocada por Javier Sicilia a propósito de la situación crítica de violencia e impunidad que se vive en el país y miro con esperanza una plaza llena de ciudadanos que quieren participar en transformar a México para bien, volteo a ver a dos adolescentes que están rondando alrededor de la televisión, uno de ellos estudiante de bachillerato en una institución muy prestigiada, la otra, alumna de secundaria de una escuela privada, que también se supone es una institución de vanguardia. Ninguno de ellos sabe nada de la marcha, ni ubica quién es Javier Sicilia ni como poeta ni como padre de un joven asesinado recientemente. Ninguno parece estar interesado en las imágenes que se están viendo en la pantalla.
Comparando estas dos imágenes, me queda claro que nuestro sistema educativo y nuestros docentes están equivocando las prioridades y pensando que la formación cívica y ética consiste en enseñarles leyes, normas, valores y comportamientos abstractos y en obligarlos a participar en ceremonias cívicas y en desfiles que para la mayoría resultan ya vacíos de significado y cuyos símbolos no evocan en ellos sentimientos de identidad nacional, compromiso con el país, valoración de la democracia y la convivencia basada en el respeto y la tolerancia sino muchas veces, simplemente indiferencia y flojera.
Por más que gastemos en desfiles y ceremonias cívicas, mientras no formemos a nuestros niños y jóvenes en el interés, el análisis, la reflexión y el compromiso con la realidad “real”, cercana y actual que nos está llamando con urgencia, la formación cívica y ética seguirá siendo simplemente una utopía discursiva, una serie de buenas intenciones y una inversión inútil de tiempo y dinero.

*Artículo escrito para publicarse en e-consulta. Pendiente de publicación.

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...