domingo, 14 de mayo de 2017

Tres imágenes para el día del maestro.



*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012.


1.-Preparar el futuro,
“Qué lindo era el futuro,
el futuro
del pizarrón de cuarto grado,
todo hecho con tizas de colores
y una confianza buena,
de las viejas,
de esas que ya no se consiguen
ni pagando al contado…
…Sin barreras, sin piedras,
sin pozos, sin semáforos
nadie nos pediría documentos
ni nos requisarían baleros subversivos
ni nos sospecharían ladrones
o extremistas o infiltrados…
…No, no,
sencillamente no,
porque eso no figuraba para nada en el futuro,
porque eso la señorita no lo había dibujado
con borrador, y tiza y esperanza
en el prolijo y diáfano futuro
del pizarrón de cuanto grado…”
Humberto Constantini. El futuro

            Quizá la idea más repetida, más trillada respecto a la niñez y juventud es que esa de “el futuro de la patria” que tanto repiten en todos los medios y en casi todos los discursos políticos. En ese sentido, se dice también repetidamente hasta vaciar la expresión de sentido que los maestros “están formando a los ciudadanos del futuro”.
            En un México complejo, difícil, convulsionado por la injusticia y la violencia, confundido y desmoralizado por un presente que parece instalado para siempre negándonos toda posibilidad de futuro, habría que aprovechar el día del maestro para, más allá de descansar, celebrar o escribir mensajes sentimentales de elogio o autoelogio preguntarnos seriamente en qué consiste formar al futuro de este país y qué tan responsablemente estamos asumiendo ese compromiso.
            Porque como bien afirmaba Valéry: “El futuro ya no es como era antes” y menos ahora en un cambio de época que nos marca con la incertidumbre y nos envuelve en una dinámica vertiginosa en la que las urgencias de cada día nos impiden muchas veces pensar en lo realmente importante.
            Cabe pues preguntarse: ¿Qué tipo de futuro estamos construyendo día a día en las aulas? ¿Qué futuro estamos dibujando en el pizarrón a nuestros alumnos en nuestras prácticas cotidianas en la escuela o la universidad? ¿Preparamos a los alumnos para futuros abstractos, futuros de tizas de colores, con un redondo sol de mayo, futuros ideales y idealizados que se desvanecen en cuanto se cruza la puerta de la escuela?
            La enorme responsabilidad de ser docentes en una etapa de transición histórica marcada por crisis en todos los aspectos, en un país que no acaba de abandonar el pasado autoritario, caótico e injusto, implica el planteamiento del desafío de los cómos concretos para poder educar ciudadanos conscientes y plenamente capacitados para enfrentar futuros que distan mucho de ser de colores y sin problemas.

2.-Combatir la rutina.

“ …Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases…
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
…En materia de ojos, a tres metros
no reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? ¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable…
…Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales”.

Nicanor Parra Autorretrato.

            Ser maestro no es fácil. Como describe poéticamente Nicanor Parra en este poema, la docencia implica vivir ciclos en los que día a día, hora tras hora, en un salón y otro, se repiten continuamente prácticas que pueden fácilmente convertirse en rutinas sin sentido, en encuentros sin significado, ya no entre una persona que realiza el trabajo de educar y otras personas que están educándose sino entre un empleado que cumple con su “chamba” para poder ganar un sueldo y grupos de seres sin rostro, sin historia, cumpliendo el rol de receptores de información.
            Es así que muchos profesores se van envolviendo en esta rutina, año tras año y generación tras generación hasta que un día despiertan y se dan cuenta que han perdido la voz haciendo clases, que sus ojos también se han desgastado de tanto revisar tareas y exámenes, que se han ido poco a poco “embruteciendo por el sonsonete de las quinientas horas semanales”.
            En este día del maestro y cada inicio de ciclo escolar, cada mañana rumbo a la escuela, resulta importantísimo que todos los educadores nos preguntemos qué tanto estamos cayendo en la rutina, qué tanto nos empieza a atrapar la repetición del ritual de la enseñanza de lo mismo, con los mismos métodos, con las mismas anécdotas, los mismos materiales, las mismas estrategias. Qué tanto estamos perdiendo la creatividad, la capacidad de renovarnos y reinventarnos cada día en las aulas para no dejar de reconocernos como personas en crecimiento a través de nuestro trabajo.

3.-Reconstruir la vocación.

“Educar es lo mismo
que poner motor a una barca,
hay que medir, pesar, equilibrar...
y poner todo en marcha.

Pero para eso uno
tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta
y un kilo y medio
de paciencia concentrada…”

Gabriel Zelaya.  Educar (

            La vigilancia autocrítica de nuestra propia práctica docente es el antídoto para mantenernos en proceso de renovación constante, para conservar y reconstruir continuamente la vocación de educar que es la única manera en que podremos formar a los futuros ciudadanos, contribuir a la construcción del futuro real al que aspiramos.
            David Hansen en su libro The Call to teach (el llamado a enseñar) (http://www.goodreads.com/book/show/1811821.The_Call_to_Teach) , habla de que la vocación no es algo estático con lo que se nace, sino una característica dinámica que puede descubrirse, construirse o destruirse porque se descubre en el mundo tanto como en la mente y el corazón.
            La vocación implica que una actividad proporcione a quien la ejerce, elementos de realización y crecimiento personal y elementos de aportación social. De manera que los docentes tenemos que estar permanentemente preguntándonos si nuestra práctica profesional sigue retándonos como personas y brindándonos elementos de aprendizaje y si seguimos creyendo que en este mundo conflictivo, en este país en crisis, aportamos elementos de transformación social a través de lo que hacemos en el aula.
            Reconstruir la vocación implica un trabajo en ambas dimensiones para poder combatir la rutina y volver a asumirnos como quienes ponen el motor a una barca que irá a navegar tan lejos como sea posible y descubrirá mundos que nosotros ni siquiera imaginamos. Para ello requerimos regenerar nuestra alma de marinos, de piratas, de poetas y reabastecernos de paciencia y convicción.
            Feliz día del maestro.

domingo, 23 de abril de 2017

Criticidad y solidaridad bien informada: fundamentos de la educación ciudadana

*Publicado en E-Consulta en octubre de 2012.



“…La “persona completa” del mañana no podrá ser “completa” sin una conciencia instruida de la sociedad y de la cultura, con la que contribuir generosamente en el mundo tal cual es. La “persona completa” del mañana debe tener, por resumirlo, una solidaridad bien informada...”
Peter Hans Kolvenbach S.J. [1]

            En los tiempos que corren se habla de manera continua de la participación ciudadana y del papel de la sociedad civil prácticamente como de la solución mágica a todos los problemas del país.
            Existen ejemplos recientes que confirman que en efecto, cuando la sociedad civil organizada se moviliza en torno a una causa común se puede presionar a los gobernantes y a los poderes fácticos para lograr transformaciones en temas relevantes que afectan la vida de los ciudadanos.
            Sin embargo también es evidente que existen grupos sociales que se mueven por intereses particulares más que por la búsqueda de beneficio social y que hay  movimientos sociales que se generan a partir de visiones sesgadas y poco informadas de la realidad, aunque aparenten estar motivadas por una visión crítica.
            La rápida explosión de las redes sociales ha potenciado esta capacidad de movilización colectiva y en los tiempos recientes hemos visto ejemplos notables de crecimiento de protestas sociales como la llamada “primavera del medio oriente”, el movimiento de los indignados en España (15M) o en Estados Unidos (Occupy Wall Street) a nivel internacional y el emblemático #yosoy132 en México.
            Esta amplificación de la movilización y la protesta sociales ha funcionado como un amplificador que hace más visibles tanto las fortalezas como las debilidades y sesgos de este tipo de manifestaciones colectivas.
            Para quienes trabajamos en el ámbito de la educación, esta nueva realidad es un llamado para trabajar con mayor seriedad, profesionalismo, pertinencia y eficacia en la formación ciudadana de los niños y jóvenes que en pocos años serán los miembros de esta sociedad civil que es un agente fundamental sin el cual resulta ya impensable el desarrollo del país.
            En este contexto resulta indispensable que la educación ciudadana se sustente en dos pilares básicos sin los cuales la movilización social puede ser presa de manipulación de líderes o grupos interesados en presionar al gobierno para obtener privilegios y espacios de poder o bien responder a buenas intenciones que apunten a objetivos inviables o a causas que no resuelvan realmente los problemas por falta de sustento en la realidad.
            Estos dos pilares básicos son: la criticidad auténtica y la solidaridad bien informada.
            Porque no hay posibilidades de movilización social fructífera y eficaz si no se parte de un ejercicio auténtico de la criticidad, entendida no como el estar siempre y ciegamente del lado de lo que se considera “crítico” o “progresista” o “popular” sino como el esforzarse permanentemente por la adquisición de información suficiente y relevante, la comprensión adecuada e inteligente y la búsqueda de pruebas y evidencias que respondan a la pregunta: ¿Qué es lo que verdaderamente sucede en este caso?
            Del mismo modo, resulta imposible promover acciones sociales efectivas que apunten hacia la justicia y la democracia si se asume una solidaridad meramente emocional con quienes se considera a priori que son víctimas de situaciones o acciones de la autoridad o del mal funcionamiento de la estructura social. La verdadera solidaridad es la solidaridad que se sustenta en buena información sobre los problemas para formarse una idea adecuada y un juicio lo más certero posible de las situaciones en las que se quiere incidir. La solidaridad eficaz es la solidaridad bien informada.
            Estos dos pilares están íntimamente relacionados. No puede haber construcción de una solidaridad bien informada sin una criticidad auténtica así como no puede haber criticidad auténtica sin solidaridad bien informada. Sobre estos dos fundamentos se debe construir la formación ciudadana en nuestro cambio de época.
            Formar personas completas es el desafío, personas con una conciencia instruida de la sociedad y la cultura que les sirva para contribuir a intervenir en el mundo tal como es. Ciudadanos críticos y solidarios que trasciendan la protesta visceral que hoy inunda las redes sociales y las plazas públicas.



[1] Conferencia: El servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitaria de la Compañía de Jesús de Estados Unidos. En la universidad de Santa Clara, California.  6 de Octubre de 2000.

domingo, 12 de marzo de 2017

Fragmentos de: Aquí quiero yo verlos. La lucha y la danza en las aulas



*Libro publicado por Ibero Puebla en 1999.


Instructivo para la vida

Si la vida tuviera un ins-
tructivo para ser vivida,
seguramente diría lo
contrario a lo que me está
diciendo el profesor…


Garantía

Profesionales exitosos,
buenos ingresos, cuatro
años de garantía siempre
y cuando la vida no lo
golpee y le rompa los
esquemas básicos de
operación…

Remate de fin de temporada

Egresados pensantes, con
preocupaciones sociales
y una dosis de ética:
todos con 70% de rebaja
por estar “pasados de
moda” y no ser del gusto
del consumidor actual.


Venta de garaje

Conceptos nunca enten-
didos, habilidades sin
usar, cerebros nuevecitos
(aunque con la memoria
repleta), problemas sin
resolver, futuros brillantes
recién importados, valo-
res sin importancia, pro-
mesas jamás cumplidas,
no se pierda esta fabulosa
venta, acuda a la escuela
más cercana a su domicilio…

domingo, 12 de febrero de 2017

Descubriendo el hilo negro para mejorar la calidad educativa.



 
            La semana pasada tuve oportunidad de participar en el seminario que impartió el célebre investigador Martin Carnoy (http://ed.stanford.edu/faculty/carnoy) en el marco de la sesión anual de la Cátedra Pablo Latapí Sarre del Sistema Universitario Jesuita, que se realizó en la Ibero León.
            En la primera parte del seminario, el Dr. Carnoy planteó el tema de la importancia de la investigación comparativa en educación, presentando algunos resultados y conclusiones de investigaciones internacionales que ha encabezado.
            A nivel latinoamericano ha realizado importantes estudios comparativos entre Cuba, Costa Rica, Chile, Panamá y México por ejemplo y recientemente publicó un estudio que se hizo en la frontera entre Botswana y Sudáfrica.
            Los estudios comparativos entre países tienen distintos objetivos y es importantísimo saberlos para poder dar un buen uso a sus resultados. Las muy polémicas pruebas internacionales de la OCDE (PISA) tienen la finalidad de arrojar una fotografía del desempeño de alumnos de cierto grado escolar de distintos países en un momento determinado lo cual brinda información interesante pero no suficiente para deducir qué elementos están incidiendo en una buena o mala calidad del aprendizaje.
            Para poder tener elementos que indiquen las variables que inciden realmente en el desempeño académico de los alumnos es necesario según el Dr. Carnoy, aplicar pruebas de tipo pre-test, pos-test, es decir, exámenes al inicio de un ciclo escolar y al final del mismo, complementados con observación en las aulas durante el proceso de aprendizaje.
            Este investigador ha encabezado estudios de este tipo como los mencionados líneas arriba y sus resultados muestran algunos elementos que podrían parecer obvios pero que no están atendidos de manera suficiente y eficaz en muchos de los países estudiados.
            En cuanto al papel del docente en la calidad educativa, los principales aportes de sus investigaciones podrían sintetizarse en tres elementos: saber, saber enseñar y enseñar.
            En efecto, aunque parezcan elementos de sentido común, estos tres aspectos siguen siendo los principales para lograr un aprendizaje de calidad en los educandos. Analicemos cada uno de ellos.
            Saber: Un elemento básico para lograr un buen aprendizaje es el de los conocimientos que el docente tenga sobre la materia que imparte. Si un profesor que enseña matemáticas no sabe matemáticas al nivel que el currículo requiere, no logrará buenos resultados educativos en sus estudiantes.
            Saber enseñar: El segundo elemento consiste en que el docente debe tener conocimientos pedagógicos para poder traducir los conocimientos de la asignatura a un plan o secuencia didáctica que logre los objetivos de aprendizaje planeados. Este segundo elemento consiste no tanto en el dominio de teorías pedagógicas o métodos de enseñanza sino en la traducción práctica de estos conocimientos en competencias docentes específicas para la enseñanza de esa asignatura.
            Enseñar: La cobertura del currículo por parte del docente es un elemento fundamental para lograr calidad educativa. El porcentaje del programa que cubre un profesor, contra lo que se afirma en muchos cursos de didáctica, sí es relevante para poder lograr un aprendizaje de calidad.
            Este tercer elemento está, según las investigaciones realizadas, íntimamente relacionado con los conocimientos del profesor, es decir, un profesor no cubre todo el programa no solamente porque es requerido muchas veces para reuniones, cursos de capacitación, actividades extracurriculares, etc. por parte de la escuela sino también porque no sabe muchos de los temas que tiene que enseñar y por ello se concreta a repetir y dar vueltas sobre aquéllos temas que sí domina.
            De manera que estos tres elementos deberían formar parte de los programas y dispositivos de formación docente tanto de los futuros profesores como de los maestros en ejercicio. ¿Qué tanto sabe un maestro de matemáticas, matemáticas? ¿Qué tanto sabe sobre la manera más efectiva de enseñar las matemáticas? ¿Qué porcentaje logra cubrir del programa, por la disponibilidad de tiempo real de clase con que cuenta como por el dominio que tiene de todos los temas de matemáticas?
            El Dr. Carnoy pareció descubrir el hilo negro para la mejora de la calidad educativa, sin embargo, por más obvios que nos parezcan los resultados de sus trabajos de investigación, nos aportan elementos científicos sólidos para revisar lo que se está haciendo en la formación docente y con qué calidad se está realizando.
  


domingo, 29 de enero de 2017

“Hasta un pueblo de demonios..:” o la urgencia de aprender a convivir.



*Artículo publicado en E-Consulta en noviembre de 2012.


“…"hasta un pueblo de demonios", de seres sin sensibilidad moral, querría una Ética cívica para vivir en paz, con tal de que fueran inteligentes. Tanto más un pueblo de personas, dotadas de sensibilidad moral, que verían la necesidad de transmitir esos valores a sus hijos a través de la educación..” 
Adela Cortina.
            Circulando por cualquier calle de la ciudad de Puebla uno se encuentra casi en cada cuadra con autos estacionados en doble fila que obstruyen la circulación de los demás. Cuando se ingresa en automóvil a un centro comercial grande o pequeño o incluso a los hospitales más caros y exclusivos de la ciudad, lo común es ver los lugares destinados para discapacitados ocupados por personas que no tienen ninguna discapacidad más que la flojera de caminar unos pasos. La entrada a las escuelas supone siempre una fila de vehículos estacionados también en doble o triple fila para bajar a los niños sin tener que caminar.
            Si se inauguran obras de beneficio colectivo es también común ver la forma en que la gente empieza a destruirlas por una mezcla de inconciencia y placer. De igual forma es normal ver todavía a personas que arrojan basura a la calle desde la ventanilla de su auto o de un autobús urbano y personas que se meten adelante en la fila del supermercado o rebasando por el acotamiento se adelantan a la fila en las casetas de cobro de las autopistas.
            El pretexto es siempre algo como: “es que voy a bajar solamente un momento”, “no voy a tardar”, “es que tengo prisa”, “tengo muchas cosas que hacer y me urge…”, etc. como si las demás personas que esperan en la fila, se estacionan donde deben y caminan para bajar a dejar a sus hijos a la escuela no tuvieran también prisa o actividades que realizar.
            Cuando un ciudadano común se atreve de manera amable a reconvenir a los infractores, cuando un “viene-viene” o un vigilante de los estacionamientos se atreve a decirles que no se deben estacionar en tal lugar o que no pueden tirar basura en el piso, la respuesta es de indiferencia en el mejor de los casos y de agresión prepotente e insultos en la mayoría.
            Resulta curioso darse cuenta que esas personas que rompen las normas mínimas de convivencia en todos los espacios públicos, llevan a sus hijos a escuelas donde les “inculquen valores”, se quejan de la corrupción y la violación a las leyes por parte de los delincuentes o los políticos y seguramente se consideran buenos ciudadanos.
            Del otro lado nos encontramos con que la autoridad brilla por su ausencia. Uno puede circular por las calles llenas de autos en doble fila y no verá una sola patrulla de tránsito; lo que es peor, uno pasa por la entrada de las escuelas y muchas veces hay patrullas y agentes de tránsito que se supone están para poner orden, pero estas patrullas y agentes están viendo a los autos en doble fila, a los padres y madres de familia cometiendo toda clase de imprudencias y violaciones de tránsito sin decir absolutamente nada. Lo mismo ocurre cuando se tira basura en la calle, se destruye mobiliario o instalaciones urbanas o se agrede a otro en la vía pública. La autoridad ha renunciado a su tarea y ha claudicado ante el caos imperante en la ciudad.
            Lo anterior parece no ser privativo de las autoridades locales o estatales de Puebla sino un fenómeno reiterado a nivel nacional. Individuos o grupos roban y queman vehículos, toman instalaciones universitarias por la fuerza, bloquean calles o se apoderan de zonas o ciudades completas sin que la autoridad asuma su responsabilidad y cuando la asume, la sociedad entera y los medios de comunicación reaccionan airadamente acusándola de “represora”.
            Este es el círculo vicioso en el que estamos sumidos hoy: los ciudadanos violando las normas desde lo más pequeño hasta lo más grave con total impunidad porque no hay autoridad que les marque límites, y la autoridad sin marcar límites porque la cultura establecida reprueba su intervención a pesar de que en el discurso manifiesta que se requiere.
            Dice bien Adela Cortina reinterpretando la idea de Kant: “hasta un pueblo de demonios querría una ética cívica para vivir en paz, con tal de que fueran inteligentes” y parece que nosotros hoy en día, seres humanos que se supone tenemos la sensibilidad moral de la que carecen los demonios, parecemos no ser lo suficientemente inteligentes para pensar que necesitamos una ética cívica para poder convivir en paz y no terminar matándonos unos a otros como ya está sucediendo cotidianamente en nuestra patria.
            Ojalá como sociedad podamos reflexionar sobre esta necesidad urgente de aprender a convivir , que es el nuevo nombre de la educación ética, porque más que enseñar valores a los niños tendríamos que demostrarles con el ejemplo en nuestras acciones más simples y cotidianas, que somos inteligentes y vivimos una ética cívica porque queremos vivir en paz. 

domingo, 22 de enero de 2017

Aprender a ser: Educarlos o padecerlos



*De mi columna Educación personalizante en Lado B, publicado en febrero de 2012.


“Los hombres han nacido
los unos para los otros;
edúcales o padécelos.”
Marco Aurelio.*
                  1.-Padecernos.
                  Si circulamos por las calles de Puebla al volante de nuestro auto y continuamente podemos observar la creciente falta de respeto de los automovilistas por la señales de tránsito: autos pasándose el alto “porque no viene nadie y yo tengo prisa”, vehículos detenidos en la esquina invadiendo el área de cruce peatonal “porque no sirven para nada”, coches circulando en sentido contrario “porque así cortamos camino”, personas que se estacionaron en doble fila “porque es muy rápido, nada más espero que mi hijo salga de la escuela, solamente voy a comprar mis papás del ruso, voy a dejar un papel y regreso” y una larga lista de etcéteras.
                  Si pretendemos estacionarnos en un centro comercial, resulta que por la flojera de caminar vemos a medio mundo  dejando su coche en los lugares de discapacitados o parados justo enfrente de las tiendas ancla al lado de la banqueta, donde no hay cajones de estacionamiento. Pero no importa, como esas personas van a comprar y “el cliente siempre tiene la razón”, Angelópolis y otros centros comerciales han preferido pintar los cajones donde la gente se estaciona imprudentemente  antes que sancionar de alguna manera a los clientes que cometen estas faltas de respeto al reglamento. En el hospital más Angeles los visitantes no respetan los lugares para discapacitados, destinados a quienes llegan con enfermos y ahora incluso se estacionan en la rotonda de circulación frente a la puerta, también con la complacencia de las autoridades del lugar. (http://yfrog.com/hwu7hepj )
                  Si por el contrario somos peatones también estamos continuamente dejando de respetar las normas viales y cruzando la calle corriendo en vez de usar el paso peatonal elevado o ir a la esquina a cruzar en la zona destinada para hacerlo, etc.
                  En las tiendas o supermercados vemos continuamente también cómo la gente se mete indebidamente en la fila al menor descuido de quienes están formados, trata de sacar ventaja de cualquier situación y obstruye el paso de personas que requieren apoyo especial sin importarles mayormente cualquier cosa que vaya más allá de su prisa.
                  2.-Educarnos.
                  Nos hemos referido en este espacio a uno de los “cuatro pilares de la educación del siglo XXI”: el aprender a convivir (http://ladobe.com.mx/2012/01/aprender-a-convivir-el-pilar-y-sus-cimientos/ ). Es importante ahora referirnos a otro de estos pilares fundamentales que señala la comisión Delors por encargo de la UNESCO: Aprender a ser (http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF).
                  Aprender a ser implica la educación de la individualidad de cada estudiante para capacitarlo en la construcción de su propia existencia, que es quizá el mayor desafío personal que todo ser humano tiene que enfrentar .  Orientar la educación hacia el desarrollo humano de cada sujeto que vive cotidianamente en las aulas no es una tarea fácil en una sociedad con rasgos posmodernos en los cuales, en nombre de una recuperación de la subjetividad se ha caído en el subjetivismo cognitivo y moral y con el pretexto de la educación para la realización y la felicidad de cada individuo se ha llegado a un individualismo aplastante que rompe la búsqueda de comunidad y pone en grave riesgo la convivencia democrática.
                  Este pilar fundamental para la educación de una humanidad que sea capaz de salvarse realizándose, tiene como tarea básica, según el texto de Delors, educar “ para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal…” (http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF p. 36)
                  Lo anterior implica una labor conjunta entre maestros, padres de familia, directivos escolares, medios de comunicación y otras instancias sociales para formar personas que realmente sean autónomas, es decir, capaces de autodeterminarse en medio de las circunstancias que les toca vivir según su contexto histórico-social-económico-político-cultural. Esta autonomía no significa de ninguna manera personas que “hagan lo que se les antoje” o que impongan su voluntad o sus intereses egoístas a los demás porque implica, como dice esta obra, el juicio y la responsabilidad personal.
                  Sin embargo el contexto subjetivista e individualista en que vivimos parece confundir aprender a ser con imponer nuestro parecer a los demás y ser autónomos con hacer lo que nos plazca sin ser contrariados. Muchos padres de familia se enfrentan hoy a los docentes o a la escuela de sus hijos porque “se atrevieron” a corregirlos o a ponerles límites o a enfrentarlos a la frustración para desarrollar la tolerancia, cuestión fundamental en el aprendizaje del ser auténticamente humanos y verdaderamente autónomos, es decir, responsablemente libres.
                  La moda nos dice que nuestros hijos deben ser felices a toda costa y no se les puede contrariar so pena de generarles traumas y problemas de autoestima para el resto de su vida. Paradójicamente con esta forma de actuar les estamos condenando a la infelicidad porque no tendrán herramientas para enfrentar la vida que no es siempre como queremos ni nos consiente que hagamos absolutamente lo que se nos antoje.
                  Educarnos o padecernos, era la disyuntiva que planteaba Marco Aurelio a partir de que aprendemos a ser siempre con otros y no podemos ser si pasamos por encima o ignoramos a esos otros. Educarnos o padecernos sigue siendo el desafío de un aprendizaje sano para el desarrollo de la individualidad en los tiempos ególatras que vivimos.
                  Ojalá reflexionemos sobre este desafío y tratemos de enfrentarlo en la educación de las nuevas generaciones para no padecerlas en el futuro como estamos padeciéndonos hoy en cada escenario de nuestra vida social.

domingo, 15 de enero de 2017


 


*Otros fragmentos de mi libro: Aquí quiero yo verlos. La lucha y la danza en las aulas, publicado por UIA Puebla en 1999.

Génesis…

I.
Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…”, es decir, inteligente, creativo y crítico, buscador de comprensión, incansable investigador del universos que le rodea, abierto al infinito en su deseo de saber, de vivir y de amar… fue por eso que nacieron los maestros…

II.
…Ya después, cometieron el pecado original de sentirse dioses… y ahí parece que seguimos…


Alta traición educativa
(Parafraseando a Jose Emilio Pacheco)

*Para Jorge Abascal, lector y buscador de poesía

No amo la escuela
su fulgor abstracto es inasible
pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez rincones suyos
cierta gente
alumno, aulas si brillo
gises que profetizan
sueños comunes,
algunos profesores que hacen historia
y tres o cuatro libros.


Pascal tenía razón…

Indudablemente, hay razones de educación que la calificación no entiende…


De Herodes a Pilatos…

I
Los “santos inocentes”: A esta educadora le decían Herodes porque tenía siempre la palabra y la actitud más eficaces para matar la creatividad y la autoestima de sus pequeños estudiantes.

II
Pilatos: Cuando se desataba “la pasión” en las discusiones de clase, este profesor siempre “se lavaba las manos”.

III.
Pilatos 2: Este profesor nunca falla: en cualquier conflicto en el grupo, siempre deja libre al “Barrabás” y “crucifica” al inocente.

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...