"...Parecer
quiere el denuedo
de
vuestro proceder loco,
al niño
que pone el coco
y luego
le tiene miedo..."
INTRODUCCIÓN
Donde
se describe de manera breve la íntima relación entre sociedad y educación y se
sostiene que una sociedad en crisis genera y/o es resultado de una educación en
crisis (Sin asegurar cuál es la causa y cuál efecto de acuerdo a la vieja
pregunta filosófica por el huevo y la gallina).
Resulta
prácticamente obvio afirmar que existe una vinculación estrecha e irrenunciable
entre sociedad y educación. Resulta también inútil o al menos impertinente para
fines de esta ponencia, el análisis y el consiguiente pronunciamiento por cuál
de estos dos elementos es resultado y cuál otro es causa.
¿Qué
fue primero el huevo (la educación) o la gallina (sociedad)? es una pregunta
que se vienen haciendo muchos autores y que se responden de muy diversas
maneras: Bordieu y Passeron 1981) y los enfoques marxistas se inclinan más bien
por pensar que la educación es producto de un sistema de producción y de un
tipo de sociedad y que por lo tanto, tiene fines de reproducción del statu quo.
Más recientemente Luhman (1991) sostiene que por ser un subsistema del gran
sistema social, la educación es incapaz de pretender la transformación social.
Sin
embargo Dewey , A.S. Neill y el proyecto Summerhill, Rogers y el enfoque
centrado en el estudiante, en Latinoamérica Freire y la educación liberadora y
muchos de sus seguidores (Palacios, 1984), hasta llegar a autores
contemporáneos como Rugarcía (1994), sostienen y hacen una apuesta por el
potencial de transformación social de la educación.
Lo
que resulta evidente de este debate interminable es la íntima y dialéctica
relación entre sociedad y educación. Es innegable la influencia que tiene la
organización social en las características del sistema educativo, las
condiciones de trabajo, los valores que se persiguen, la definición de los
curricula, el perfil de los profesores, la mentalidad de los alumnos, etc. Pero
también es palpable la influencia de la educación sobre los sujetos -maestros y
alumnos- involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje y las
posibilidades de las instituciones universitarias, a través de sus egresados y
mediante las funciones sustantivas de investigación y difusión, para influir de
manera gradual en la transformación de la sociedad.
De
manera que cuando se habla de crisis y educación, ha de hablarse necesariamente
de crisis en la educación, pues resulta imposible que en una sociedad en crisis
no se encuentre el sistema educativo en las mismas circunstancias.
¿Cuál
es el perfil de la crisis que está atravesando la sociedad mexicana de finales
del siglo xx? ¿Cuáles son los rasgos de la crisis educativa que vivimos en el
país? ¿Cómo entenderla, enfrentarla y superarla?
"...Belleza
llego a tener
de mano
tan generosa
que
dices que seré hermosa
solamente
con querer..."
(Carta
en la que responde la sociedad a los discursos
de sus
gobernantes)
Atendiendo
a la etimología de la palabra crisis, podemos empezar a clarificar lo que
significa, así como su posible y permanente enfrentamiento. Crisis, según el
diccionario (Anaya, 1981) viene del griego Krisis, decisión, y de Krinós,
decidir, juzgar.
De
esta definición se desprenden al menos dos conclusiones:
1a.
(la falsa): Que, probablemente tengan razón nuestras autoridades cuando dicen
que ya estamos casi en el primer mundo, y que lo que nos falta para ser
"bellos" es solamente querer, tomar la decisión.
2a.
(la buena): Que si entendemos crisis como decidir y juzgar la historia misma es
una crisis permanente y siempre estaremos en crisis, es decir en momentos de
juicio y decisión para los que la sociedad debe estar preparada, aunque es
evidente que nos encontramos hoy como país en un momento clave de análisis
profundo, de necesidad de juicio certero y de grandes y radicales decisiones,
si es que queremos aspirar a un México más justo, más democrático y más libre.
"...Éste
que ves, engaño colorido,
que del
arte ostentando los primores,
con
falsos silogismos de colores
es
cauteloso engaño del sentido..."
I.-Procura
desmentir los elogios a un modelo inviable de desarrollo y da moral censura al
espejismo tecnocrático de la "modernización" en que estamos empeñados
"todos los mexicanos".
Por la sola
experiencia de ser mexicanos sobrevivientes del 95, podemos afirmar que la
crisis en que vivimos es mucho más compleja que una crisis económica o, para
precisar tecnocráticamente, de "déficit en la cuenta corriente".
La
crisis en que vivimos, es en el fondo -y lo ha reconocido hasta el Fondo-, una
manifestación de síntomas más complejos que revelan la decadencia de todo un
modelo económico y, aunado a éste, de toda una época. De manera que la crisis
mexicana es una crisis de civilización. Más allá, es una crisis de cultura
porque implica todo un cambio en lo político, en las formas de organización y
de pensamiento, en los modelos de vida y en las aspiraciones de desarrollo del
mundo moderno.
Nos
encontramos, dice Gorostiaga (1995), no en "una época de cambios sino en
un cambio de época", y este cambio de época, la decadencia de toda una era
y el lento y doloroso nacimiento de otra, es precisamente lo que nosotros
percibimos como la enésima crisis, como la eterna crisis de nuestra era
posrevolucionaria.
Veamos
algunos rasgos de esta crisis y analicemos sus exigencias implícitas .
1. Sociedad masificada
El
crecimiento acelerado de 1a población del tercer mundo, producto de la pobreza
y el bajo nivel cultural sobre todo de las mujeres, con la consecuente
emigración y crecimiento poblacional de los países del norte (U.S.A. con los
latinoamericanos, Europa con el mundo árabe), ha generado un proceso de
masificación constante en algunas de las metrópolis más atractivas en
oportunidades y por lo tanto un modelo mundial de concentración-dispersión del
territorio.
Estas
sociedades masificadas llevan consigo muchas veces el implícito e inevitable
círculo vicioso de explotación, falta de oportunidades, empobrecimiento, violencia.
Pero también acarrean un fenómeno de agrupación de minorías, de cierta
conciencia y solidaridad de grupo, de una exigencia creciente de identidad y
reconocimiento ante la cosificación de la persona que implica la vida en
sociedades de este tipo.
2. Sociedad desigual
Estamos
viviendo en la "civilización de la copa de champagne" (Gorostiaga,
1995, ver Magistralis No.8, pág. 27), en la que el 20% de la población más rica
recibe el 82.7% de los ingresos totales del mundo mientras que el 20% más pobre
recibe el 1.4% de los ingresos. Esta tendencia tiende a agravarse y en México,
con los "famosos 24 multimillonarios en dólares de Forbes", la
proporción de distancia entre los que más tienen y los que menos poseen también
es creciente.
La
exigencia de justicia, de mayor igualdad o cuando menos, la lucha por disminuir
un poco el abismo entre ricos y pobres en la sociedad mundial, tanto entre
personas como entre países, es un clamor que se empieza a escuchar cada vez con
más fuerza.
3. Sociedad de y para el consumo
El
sistema de mercado global, el llamado Neoliberalismo, ha incrementado
salvajemente la creación de necesidades y aspiraciones de consumo entre la
población mundial. Si se analiza el porcentaje en el que sigue creciendo la
población que cuenta con televisores en su casa, se puede observar que la
mayoría de la población, incluyendo los que tienen un ínfimo poder adquisitivo,
están siendo invadidos y transformados por esta cultura del consumo con el
consiguiente aumento del espacio de frustración social.
El
círculo vicioso de trabajar para comprar más y comprar más para tener que
trabajar más, se ha vuelto el absurdo sentido de la existencia de muchísimas
personas para las que el tener es la razón de ser de sus esfuerzos y la
ocupación que absorbe su tiempo.
La
creciente demanda de productos, la aspiración general a un nivel de desarrollo
cuyo mayor parámetro es el estándar de consumo, está costando diariamente al
mundo la generación de enormes cantidades de contaminantes en todas sus formas
y estados, así como la depredación que acaba con los recursos no renovables de
todo el planeta. La exigencia de conservación del mundo en que vivimos es una
aspiración creciente, signo aún naciente de la nueva era por venir que supone,
necesariamente, la transformación radical del modelo de desarrollo imperante
que, se sabe perfectamente, no es sustentable para el mundo entero.
4. Sociedad autoritaria
A
pesar de la cada vez mayor demanda de democracia y del surgimiento de la
sociedad civil organizada en el escenario político, vivimos aún en una sociedad
autoritaria, no solamente a nivel gubernamental sino en todos los ámbitos,
desde la familia hasta la , iglesia, desde el sindicato hasta la escuela.
Es
evidente la necesidad de una mejor cultura democrática ante las exigencias de
participación y la imposibilidad de resolver los complejísimos problemas
sociales desde las cúpulas.
5. Sociedad globalizada
Es
ya una realidad irreversible la globalización que, incluidos los mercados, está
invadiendo todos los terrenos de nuestra cultura nacional. Con la globalización
tiende a llegar la imitación de modelos culturales ajenos y la estandarización
de modos de vestir, comer, consumir, divertirse, crear, etcétera.
Esta
globalización, inevitable, está generando una exigencia interna de
identificación cultural de los grupos regionales indígenas o urbanos, necesidad
de identidad que llega a veces a la cerrazón ya la negación de esta realidad de
la "aldea global" que ha alcanzado a nuestro mundo. Sin embargo
existe esta necesidad de entrar al proceso de globalización pero desde la base,
desde la organización y la definición de las necesidades y aspiraciones propias
que enriquezcan a cada cultura en diálogo con las demás.
6. Sociedad plural
Este
fenómeno de globalización trae consigo la evidencia de la diversidad entre los
distintos grupos sociales. Diversidad en lo cultural, en lo político, en lo
jurídico, en lo religioso e incluso en lo sexual, que está por un lado abriendo
espacios de manifestación a minorías antes rechazadas, pero con las
consiguientes resistencias de los grupos tradicionales.
La
exigencia creciente de tolerancia es un elemento fundamental de la nueva época
que está naciendo hoy.
7. Sociedad sin opción de
futuro
Tal
parece que, ante el aparente fracaso de las grandes utopías de transformación
social, ante la recurrencia de las crisis económicas, la creciente inseguridad
pública, la persistente imposibilidad de la transición democrática, la sociedad
actual es una sociedad que no ve la salida, que tiene muy poco claro el panorama
y que parece no tener una opción de futuro razonablemente convincente como para
comprometer a ;a mayoría. Sin embargo, este rasgo muy marcado está
continuamente contrastándose con el surgimiento de grupos, organizaciones,
creaciones, movimientos y aun protestas que parecen indicar que bajo la
ausencia de opciones de futuro existe una inquebrantable vocación de futuro de
los mexicanos.
"...Es
una necia diligencia errada
es un
afán caduco y, bien mirado,
es
cadáver, es polvo, es sombra, es nada..."
(La décima
musa, cual miembro del CENEVAL, haciendo un diagnóstico
de
nuestra educación)
II.
En que describe la catástrofe de las dichas y aun deseos de los educadores.
El
primer análisis posible en este apanado sería el de los efectos que esta
sociedad en crisis "malosa" está teniendo sobre nuestra noble,
inteligente y bien intencionada educación. Sin embargo, el autor de estas
líneas coincide con Gorostiaga (op. cit.) en que la educación parece estar
anclada aún al pasado y parece que hoy sigue siendo parte del problema y no
parte de la solución; y con RugarcÍa ( 1993) en que la educación está como
muerta bajo el polvo acumulado por los siglos, y ante estas coincidencias,
parafraseando a Sor Juana sentencia:
"...profes
necios que acusáis
a la
crisis sin razón
sin ver
que sois la ocasión
de lo
mismo que culpáis..."
Porque
en efecto, una sociedad en crisis genera o contribuye a una educación en
crisis, pero: qué tanto una educación en crisis puede ocasionar la crisis de
una sociedad? , ¿hasta qué punto la educación es responsable de la crisis que
parece haberse casado con nuestro país?
Es
necesario señalar algunos rasgos de esta educación en crisis, algunos rasgos
que parecen confirmar que la educación es, por lo menos, corresponsable de la
crisis que vivimos.
1. Educación centrada en el
conocimiento
"No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano..."
"La educación ha muerto, la
mataron los Propios educadores", diría Nietzche hoy, si observara el
ritual en el que se han convertido la mayoría de los días que transcurren en
las aulas de todo el país.
La
educación ha sucumbido ante el "Culto al conocimiento" fáctico,
mecánico, memorístico, ese que sirve solamente para hacer discursos vanos. La
educación se haya encerrada en la memorización o, en el mejor de los casos, en
la comprensión de conceptos que no son significativos para los alumnos. La
educación se ha olvidado de enseñar el saber auténtico (el que viene de
sapere=saborear) , el que sirve para "elegir lo más sano", el que
ayuda a vivir mejor ya colaborar a la construcción de una sociedad en la que
todos vivamos mejor.
2. Educación centrada en el
conocimiento unidisciplinario superespecializado
"La
sociedad tiene problemas, la universidad ofrece departamentos o
facultades", dice Ursúa (1995), adhiriéndose a la postura de Kolvenbach
(1990), quien afirma que "no existe problema en el inundo moderno que
pueda ser abordado desde una sola disciplina".
La
reminiscencia gremial del medievo originante de nuestras universidades y la
exigencia de superespecialización del mercadode las grandes empresas, han
generado que nuestra educación siga respondiendo unidisciplinariamente a
problemas cada vez más complejos y necesitados de visiones amplias. El
desarrollo sustentable, los derechos humanos, el tema de la democracia, entre
otros, son problemas que están exigiendo visiones interdisciplinarias y, sin
embargo, nuestras universidades continúan formando personas que aspiran a la
especialización y son incapaces -tanto en habilidades como en actitudes- de
integrarse e interactuar con equipos de otras disciplinas para la resolución de
problemas complejos.
3. Educación centrada en los
medios
"Dime
cuánto tienes y te diré qué tan buena universidad eres."
En
el mundo del mercado y la competencia, las universidades han sucumbido a la
tentación de la adquisición indiscriminada -en la medida de sus recursos- de
medios: equipos, máquinas, computadoras, libros, redes, más libros, 'etc. SQn
el parámetro de comparación e incluso de evaluación de las universidades hoy en
día.
Es
innegable la importancia que tienen los recursos para un buen desempeño de la
tarea académica. Pero es indudable también que esa importancia es secundaria en
relación a las personas que la integran. ¿Cuánto se invierte en mejorar la
calidad académica y la calidad de vida de las personas que trabajan en la
universidad en relación a lo que se invierte en equipos y máquinas?
Es
necesario, es urgente volver la vista al hombre
4. Educación centrada en las
necesidades del mercado
"...Si culpas mi desacato
culpa también tu licencia,
pues si es mala mi Qbediencia
no fue justo tu mandato..."
(La
arrepentida universidad respondiendo al reclamo. de la empresa)
Si bien la universidad no debe estar
aislada de su contexto y debe vincularse con todos los sectores de la sociedad,
entre ellos el sector productivo, tal parece que el "gran cambio" que
se les exige hoya nuestras instituciones de educación superior es el
"matrimonio" con la empresa.
Existen universidades privadas que
han nacido con esta vocación de productoras de cuadros para las empresas,
existen hoy universidades públicas que están apuntando hacia ese modelo. Sin
embargo, nuestras empresas no son modelo de eficiencia, calidad, honestidad y
progreso, a pesar de que están llenas de egresados de estas universidades.
¿Cuál es la falla? Parece ser que el error fundamental es que la universidad no
se vincule sino que se subordine a las exigencias del mercado y haga
"trajes a la medida" de las necesidades de profesionales de la sociedad
tal como está. Una universidad que cae en este engaño renuncia a su capacidad
crítica, reflexiva, incluso profética, y se convierte en simple
"maquiladora" de profesionales exitosos para sociedades desiguales,
desintegradas y en crisis permanente.
La universidad no puede renunciar a
su compromiso de ver más allá de lo inmediato ya formar a los profesionales que
generen la transformación social, y no a los que contribuyan a ahondar una
crisis que sigue siendo conveniente para algunas minorías privilegiadas.
5.
Educación centrada en la práctica
Esta creciente demanda del mercado
laboral, aunada a la necesidad de muchos alumnos de generar un ingreso que
apoye sus estudios y el sostenimiento de su hogar, ha ido generando cada vez
más la exigencia de "práctica profesional" en empresas o despachos,
de parte de los alumnos y de los egresados que se quejan de que al salir
"no saben nada" ("nada" quiere decir que no saben operar el
último equipo o el más novedoso paquete de software, o que no saben las
"mañas ocultas" para evadir al fisco, manipular al obrero o
"transar" al cliente).
Si la universidad sucumbe a esta
exigencia insaciable, tal parece que lo conveniente sería que desapareciera
para que los profesionales se formaran en la empresa. Sin embargo, no hay algo
que la universidad aporta específicamente a sus alumnos?
La universidad tiene la tarea de dar
al alumno una visión profunda de su quehacer y de la relevancia social de este
quehacer, un espacio destinado al desarrollo de sus habilidades para pensar
creativa y críticamente, para resolver problemas, un espacio para la reflexión
y clarificación de valores y actitudes implícitos en el ejercicio profesional,
un espacio para aprender a ser de talo cual modo y no simplemente para
capacitarse en la técnico.
6.
Educación centrada en si misma
"Hoy,
que doctoral insignia
tu
dichosa frente ciñe,
y que
de la amarga siembra
gustosos
frutos percibes:
goza el
laurel, goza el premio,
que tu
fama te apercibe;
puro
blasón que te adorne
cándido
honor que te anime..."
(Oda
del CONACYT y el SNI a sus élites académicas)
Vivimos finalmente una educación
centrada en sí misma, una educación que se regodea gozosa en sus altos y
profundos logros en investigaciones y publicaciones que nadie, salvo los
especialistas o los que premian, entiende.
Vivimos en una educación que rinde
culto a los grados académicos sin importar su pertinencia o compromiso social,
vivimos en una educación que vive por y para el conocimiento. Vivimos en una
educación que ha olvidado preguntarse por sus finalidades profundas. Vivimos en
una educación que ha olvidado al hombre y a la sociedad de tan ocupada que anda
en sus proyectos.
"...Gózate,
excepción del tiempo;
y
porque el mundo te admire
vive
tanto como sabes,
goza
tanto como vives..."
III. En donde pinta someramente la
que requeriría una universidad para la nueva época y da el parabién a quienes
intenten este camino.
La educación para la nueva época
tiene que ser una educación totalmente distinta a esta educación en crisis que
hoy padecemos. La educación para la nueva época es una educación desde la
crisis, es decir, desde el juicio crítico y propositivo del horizonte del
México de 1996 y desde la decisión profunda y comprometida por la construcción
del país que nuestra sociedad está reclamando cada vez con mayor fuerza.
La educación desde la crisis debe
juzgar esta época y ser capaz de responder a sus nacientes manifestaciones y
exigencias con pertinencia y espíritu de colaboración.
La educación para la transición debe
tomar consciencia del momento histórico en que vive y debe, necesariamente,
hacer opciones para responder desde sus funciones sustantivas a los desafíos de
la nueva sociedad emergente.
Describamos someramente los rasgos
de esta educación desde la crisis:
-La educación para la nueva época deber ser una educación centrada en el
hombre y en la sociedad y no en el conocimiento.
-La educación para la nueva época debe ser una educación que ante la
masificación y la exigencia de identidad y reconocimiento, responda al desafío
fundamental de integración que está empezando a emerger .
-La educación para la nueva época debe ser profundamente sensible a la
exigencia de justicia que nace de la sociedad de la "copa de
champagne" y asumir el desafío de la formación, investigación y difusión de
una cultura de la productividad para la distribución equitativa de la riqueza.
-La educación desde la crisis debe responder a la sociedad de consumo
con la búsqueda, desde sus funciones sustantivas, de un modelo de desarrollo
sustentable, cuyo requisito fundamental sea el respeto y la conservación del
medio ambiente y cuya finalidad central sea la calidad de vida de todos los
mexicanos.
-La educación desde la crisis debe trabajar en todas sus instancias el
desafío de la democracia y participación, que es una exigencia creciente para
la superación de la cultura autoritaria persistente.
-La educación para la nueva era debe asumir la globalización
reflexionándola desde la identidad o identidades culturales regionales y
nacionales. (identidad cultural frente a la globalización).
-La educación para la nueva época debe enfrentar esta pluralidad
creciente de la sociedad asumiendo el desafío de una cultura de diálogo basada
en la tolerancia y el respeto irrestricto al otro.
-La educación para la nueva época debe ser, ante la falta de una visión
de futuro, la educación de la esperanza razonable basada en una búsqueda
inteligente de alternativas al paradigma socio-económico, político y cultural
vigente.
-La educación para la nueva época
inicia necesariamente por una convicción profunda que lleve a la reinvención de
las instituciones a partir de la transformación intelectual y ética de los
académicos.
Es éste un proceso participativo y
comprometido que exige el convencimiento mediante el testimonio y la capacidad
de escucha con base en el respeto a todas las posturas. Es este un proceso
urgente si queremos aspirar a un mejor país en el umbral del siglo XXI.
Todo este planteamiento suena a
utopía o quizá hasta a "visión milenarista", pero existen evidencias
en nuestra sociedad que parecen avalar sus intuiciones y todo un proceso de
reflexión, trabajo y aprendizaje en marcha en la UIA golfo centro a partir de
lo que inició como una "revolución docente" y está marchando ahora
hacia la "reinvención de la universidad" desde los desafíos ya
señalados. Suena a utopía pero, quizá, es la generación de utopías en este
horizonte. sin utopías una tarea fundamental como universitarios, una tarea que
le debemos a nuestra sociedad. Suena a utopía pero:
"...Yo
no estimo tesoros ni riquezas;
y así,
siempre me causa más contento
poner
riquezas en mi pensamiento
que no
mi pensamiento en las riquezas..."
REFERENCIAS
Anaya ed. (1981). Diccionario Anaya
de la lengua española. Ed. Autor. México.
Bordieu, Pierre y Jean Claude
Passeron. (1981). La Reproducción. Ed. LAIA. Barcelona.
Cruz, Sor Juana Inés de la. (1979).
Florilegio. Selección y prólogo de Elías Trabulse. Ed. Promexa. México.
Freire, Paulo. (1990). Pedagogía del
oprimido. Ed. siglo XXI. México.
Gorostiaga, Xabier. (1995). "La
universidad preparando el siglo XXI". En Magistralis No.8. UIA golfo
centro. Puebla. Otoño.
Kolvenbach, Peter Hans. (1990).
"Educación y valores". En Cuadernos del sistema UIA. Ed. UIA Santa
Fe. México.
Luhman, Niklas. (1991). Sistemas
sociales. Ed. Alianza-UIA. México.
Palacios, Jesús. (1984). La cuestión
escolar. Ed. LAJA. Barcelona.
Rugarcía, Armando. (1993) "El
culto al conocimiento y la crisis en el quehacer universitario". En VIVAC
No.21. Primavera. UIA Santa Fe. México.
Rugarcía, Armando. (1994). Hacia el
mejoramiento de la educación universitaria. UIA golfo centro. Puebla.
UIA Golfo Centro. (1995).
"Líneas prioritarias." En Cuadernos de planeación No.3. Ed. autor.
Puebla.
UIA Golfo Centro. (1996).
"Documento de resultados de la planeación prospectiva". Ed. autor.
Puebla.
Ursúa, Nicanor. (1996).
"Conferencia dictada en la UIA Golfo centro."
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