PROFETAS Y
APOCALIPSIS: “¿QUÉ VAS A HACER ESTE FIN (DEL MUNDO)?”
“Por qué nos hemos quedado ciegos, no lo sé, quizá
un día lleguemos a saber la razón,
Quieres que
te diga lo que estoy pensando, Dime, Creo que no nos quedamos ciegos,
creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos
que,viendo, no ven...”
J.
Saramago. (Ensayo sobre la ceguera).
Como nunca antes,
vivimos en una cultura del desaliento, del pesimismo, del sinsentido, de la
ceguera. Desde las falsas profecías del fin del mundo que inundan nuestra vida
cotidiana hasta los análisis científicos, ecológicos, sociológicos, filosóficos
más serios y reconocidos, todo parece estar envuelto en la crisis, la
confusión, la falta de respuestas. Ciegos que ven, ciegos que viendo, no ven,
tratamos de entender esta crisis y de construir y construirnos y de mantener la
esperanza pero caemos juntos, inevitablemente, en la experiencia de esta
cultura de la ceguera.
“Por órdenes superiores los maestros en derecho divino
estudian la manera de ejercer amparo contra el Juicio
Final.”
Ricardo Pacheco Colín.
Todo
pareciera indicar que realmente el final ha llegado y que no hay más que hacer
sino pedir amparo, prepararse para lo peor. Ante este panorama, las respuestas
dominantes parecen ser tres:
A- “Ellos saben cómo hacerlo” (aunque lo
disimulen muy bien).-La de los que creen que la realidad es la que está
equivocada y que no hay más que un modelo y que lo estamos aplicando correctamente
y que vamos bien y no escucharemos a nadie que diga lo contrario.
B- “¿Quién dice que no se puede?” (si antes
bien que se podía).- La de los que piensan que todo tiempo pasado fue
mejor, que en el pasado, en la firmeza, en la certidumbre de otros tiempos está
la respuesta a la incertidumbre de estos.
C-“Yo estoy bien, tú...¿Quién eres?”.-
La de los que evaden la crisis, el dolor, la responsabilidad y se refugian en
su propio mundo tratando de pasarla lo mejor que se puede. La de los
indiferentes humanos, sociales, religiosos, que disfrazan la indiferencia de
respeto.
Tres
puertas falsas y un solo Apocalipsis verdadero. ¿Por dónde está el papel de la
educación?
EVANGELIO: BIENAVENTURADOS LOS QUE SIGUEN BUSCANDO EL CAMBIO EN MEDIO DE LA
COMPLEJIDAD.
“...y Dios hablaba por boca de Jesús
y he aquí lo que decía,
Se ha
completado el tiempo y está cerca el reino de Dios, arrepentíos
Y creed
en la buena nueva. Al oír esto, el vulgo de las aldeas pensaba
Que entre
completarse el tiempo y acabarse el tiempo no podía haber
Diferencia,
y que en consecuencia estaba próximo el fin del mundo...”
J. Saramago. (El evangelio según
Jesucristo).
La
educación tiene sin duda una tarea fundamental en este laberinto sin salida que
se ha planteado. Porque ni el canto de alabanza
al “éxito” ilimitado de unos cuantos, ni el regreso al pasado con su dogmatismo
y su falta de tolerancia, ni mucho menos la cómoda evasión y el relativismo que
aísla, son la salida a esta crisis aunque desgraciadamente muchas familias,
escuelas y universidades estén educando hoy, bajo alguno de estos modelos o en
la mezcla inconsciente de los tres.
“Les tocaron, como a todos los hombres , tiempos
difíciles en que vivir...”
J.L.
Borges.
Así como
la sociedad, la educación de este fin de siglo y milenio está marcada por el
signo de la complejidad. Tiempos difíciles como los que les han tocado a todos
los humanos. Tiempos especialmente complejos para la educación. Como señala Lesourne (1998), la educación
de nuestros tiempos difíciles tiene que sortear diversos tipos de complejidad:
En
primer lugar la complejidad que se deriva de su objeto mismo, porque no hay
nada más complejo que transformar a los seres humanos con la pretensión de ir
transformando a la humanidad. Además de esto, la complejidad de la dimensión
que tienen actualmente nuestras instituciones educativas y nuestros sistemas
educativos, la complejidad derivada de las muy diversas formas que existen en
la vida educativa cotidiana: grados, reglamentos, certificados, acreditaciones,
diplomas y la complejidad informal derivada de la tensión entre la
centralización necesaria para algunos procesos de certificación de lo educativo
(programas de estudio, tramitación de papeles, reconocimientos, revalidaciones)
y la libertad que debe ser característica de toda educación sobre todo en este
tiempo de pluralidad, tolerancia y diversidad.
Otras
fuentes de complejidad provienen de la paradójica condición de toda institución
educativa que es al mismo tiempo un núcleo cerrado en sí mismo (“torre de
marfil” dicen los críticos) y una comunidad necesariamente abierta a la
sociedad en la que se desenvuelve.
Si a
todo esto agregamos la coacción del sistema económico sobre las instituciones educativas, la
multiplicidad e imprecisión de sus objetivos globales y el hecho de ser, como
afirma también Latapí (op. Cit.) una “zona de conflictos” donde confluyen
intereses de muchos sectores de la sociedad, nos podremos dar cuenta de que la
complejidad es uno de los signos, quizá el más importante, que marcan a la
educación actual y que, si queremos responder desde lo educativo al cambio de
cultura que parece imprescindible para enfrentar nuestros tiempos difíciles,
tendremos que iniciar por estudiar y vivir inteligentemente esta complejidad.
Porque la
primera ceguera es no darse cuenta de que los retos de nuestros tiempos
difíciles no pueden enfrentarse con soluciones simples, unidisciplinares,
individuales, monotemáticas,
autocráticas.
“Hoy en día todo ángel de flamígera espada es un ángel
desempleado.
En las esquinas les dan monedas por echar las llamas.”
Ricardo Pacheco Colín.
Ceguera
es también no establecer muy inteligente y responsablemente enlaces con el
mercado de trabajo que está sufriendo cambios acelerados y empieza a requerir
otro tipo de egresados del sistema educativo mucho más flexibles, creativos,
críticos, comprometidos y desarrollados en diversas competencias que los
profesionistas superespecializados que le estamos entregando hoy.
Sin
embargo es indudable también que las instituciones educativas y los sistemas
educativos tienen que pensar más ampliamente e ir estableciendo enlaces estratégicos y mutuamente
enriquecedores con lo que podría llamarse el “mercado de formación” de la
sociedad civil contemporánea que requiere más que nunca espacios para esa
“educación a lo largo de la vida” de la que habla la UNESCO (Delors, 1998).
Enlaces también, sin duda y sin miedo, con los medios de comunicación, con esa
“sociedad de la información” que multiplica aceleradamente el conocimiento vía
internet y otras redes, con el mundo político de una manera independiente y
crítica.
A.-MILAGROS:
LA APORTACIÓN PARTICULAR DE LA EDUCACIÓN EN EL NUEVO MILENIO.
“No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré el mundo futuro.
Estoy atado a la vida y miro a mis compañeros.
Están taciturnos pero alimentan grandes esperanzas...
El tiempo es mi materia, el presente tiempo, los
hombres presentes,
La vida presente.”
Carlos Drummond de Andrade.
Bienaventurados
los que siguen buscando, desde la complejidad una alternativa de hombre y de
sociedad para nuestros tiempos. Bienaventurados los que no ven el modelo
presente como la norma de vida humana, ni el regreso al pasado como el edén
perdido en el “pecado original” de la modernidad, ni la indiferencia como el
refugio seguro frente al otro y lo otro que no nos gustan. Bienaventurados los
que no confunden el cumplimiento de los tiempos con el fin de los tiempos.
Bienaventurados los que buscan su propia y continua TRANS-formación
intelectual, moral y religiosa y creen en la TRANS-formación radical de la
educación contemporánea desde el cambio profundo en su manera de autoconcebirse
y actuar.
B.-LOS
MERCADERES Y EL TEMPLO: LA APORTACIÓN DE LA UNIVERSIDAD A LA TRANSFORMACIÓN DE
LAS ESTRUCTURAS.
“Y Jesús les decía a todos, Quien tenga oídos que
oiga,si no dividís, no multiplicaréis.”
J.
Saramago. (El evangelio según Jesucristo).
Pero una
escuela que a partir de esta progresiva TRANS-formación intelectual, moral y
religiosa de sus miembros, vaya educando integralmente a sus estudiantes puede
ser como aquella buena semilla que se siembra en buena tierra pero crece la
hierba, llegan las plagas y ahogan a la planta que está creciendo de esta
semilla y le impiden dar fruto.
Porque
mucha de la buena semilla personal que la educación va sembrando termina por
malograrse entre la hierba y las plagas de una estructura social en la que la
ceguera se va apoderando progresivamente de todas las relaciones, las
decisiones, las organizaciones. La escuela de nuestros tiempos difíciles
tendría que cuidar de la semilla y de sembrarla pero también tendría que cuidar
de la tierra donde se siembra.
La conversión educativa tendría que irse reflejando en un compromiso
por el cual, la escuela con toda su fuerza institucional y su presencia social,
fuera diseñando programas de formación, proyectos de investigación, líneas
difusivas que contribuyeran a transformar los ciclos recurrentes de la sociedad
que se reflejan en modos de organización, cadenas de decisiones, formas de relación
que van conformando las estructuras sociales injustas actuales.
C.-PARÁBOLAS:
LA APORTACIÓN DE LA UNIVERSIDAD AL CAMBIO CULTURAL.
“...La
multitud gritaba una sola palabra, Veo, la decían los que ya habían recuperado
la vista, la decían los que de repente la recuperaban, Veo, veo, realmente
empieza a parecer una historia de otro mundo aquella En que se dijo, Estoy
ciego...”
J. Saramago. (Ensayo sobre la ceguera).
“...Cuando un ciego guía a otro ciego, los dos caen en un hoyo...” (Mt. 15,
14) y el hoyo del “cambio de época”
seguirá haciéndose cada vez más profundo si la educación no contempla
claramente que su tarea de mediano y largo plazo, la tarea que de verdad
contribuirá a que la multitud empiece a decir: veo, veo, es la de la
contribución efectiva al cambio de los significados y los valores colectivos,
es decir, al cambio de la cultura de la ceguera en que nos movemos, ciegos,
guiando a otros ciegos.
Porque el cambio de personas aisladas y
el intento de cambio de las estructuras sociales no pueden lograrse si no se va
contribuyendo paulatinamente a cambiar la cultura , que si se vuelve ciega,
transmite y ahonda la ceguera de generación en generación. ¿Qué significa vivir
humanamente? ¿Qué valores mínimos comunes pueden llevarnos a una sociedad justa
y pacífica?
No bastan pues, el primero y el
segundo nivel de aportación de la educación a la TRANS-formación si no se
complementan con este tercer nivel de cambio cultural.
HECHOS: LA EDUCACIÓN ES ILUMINACIÓN INTELIGENTE, CRÍTICA Y
HUMANIZADORA DE LA CULTURA.
“Al instante se le cayeron de los ojos una
especie de escamas y empezó a ver...Después comió y recobró las fuerzas...”
(Hech. 9,18-19)
REFERENCIAS
Delors, J. (1998).
La educación encierra un tesoro. Ed. UNESCO. México.
Fullat, O. (1992)
Filosofías de la educación . Paideia. Ed. CEAC. Barcelona.
Latapí, P. (1996).
Tiempo educativo mexicano. Ed. UNAM-UAA. México.
Lesourne, J. (1998). Educación y sociedad, los desafíos del año 2000. Ed. Gedisa.
Barcelona.
Lonergan, B. (1988). Método en Teología. Ed. Sígueme. Salamanca.
Saramago, J. (1998). Ensayosobre la ceguera. Ed. Alfaguara. México
Saramago, J. (1998). El evangelio según Jesucristo. Ed. Alfaguara. México.
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