domingo, 30 de octubre de 2016

Educación y rebeldía: A propósito del #15O.



*Texto publicado en mi columna Educación personalizante en Lado B en octubre de 2011.


“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero si niega, no renuncia: es también un hombre que dice sí, desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes toda su vida, de pronto juzga inaceptable un nuevo mandato…”[i]
                  A lo largo de este año el mundo ha vivido una serie de movimientos  sociales y políticos de diversa índole que empiezan a generalizarse y a tomar la forma de una gran manifestación de los ciudadanos comunes contra el sistema económico imperante y, como afirma el escritor Jorge Volpi a expresar que “…ya no podemos tolerar a los políticos que sólo se preocupan por sí mismos.” (http://www.reforma.com/editoriales/nacional/629/1257347/default.shtm )
                  Desde el 15M que comenzó por reunir a miles de españoles inconformes que acamparon por semanas en la Puerta del Sol en Madrid pasando por los movimientos de liberación de los países árabes, hasta el reciente movimiento de “occupy Wall Street”, estas expresiones de inconformidad hacia la situación de  injusticia estructural, falta de democracia real y abuso de los poderosos que exigen sacrificios a la población y recortan el gasto social mientras siguen viviendo en la opulencia, desembocaron este fin de semana en el llamado #15O, que fue la etiqueta usada en Twitter para identificar la protesta mundial que convocó a muchos miles de personas en un gran número de ciudades del planeta.
                  Es difícil predecir en qué van a desembocar estos movimientos y qué impacto puedan tener en nuestro país, sin embargo es importante  preguntarnos cuál es la relación entre educación y rebeldía. ¿Es cierto que la Educación es sólo un “aparato ideológico del estado”( http://www.elortiba.org/althus.html ) que sirve para reproducir la estructura social vigente? ¿Es posible educar para la rebeldía  y la transformación de estas estructuras injustas, como afirmaba el gran pedagogo brasileño Paulo Freire (http://www.elortiba.org/freire.html  )?  ¿Cuál sería el papel de la educación en la formación de ciudadanos capaces de rebeldía ante la injusticia y la falta de libertad?
                  Como afirma Camus, un hombre rebelde es el que dice no. En este sentido la educación tiene hoy un desafío fundamental de carácter ético, porque además de formar ciudadanos y profesionistas eficientes, con una preparación académica de calidad, tiene que formar personas con una conciencia crítica capaz de decir NO, de decir “ya basta” a un sistema socioeconómico y a una cultura basada en el hiperconsumismo de unos cuántos y en la carencia de las mayorías.
                  Pero un hombre rebelde es el que al mismo tiempo dice sí, se pronuncia en favor de una situación distinta que si bien aún no se conoce con claridad, se tiene la convicción de que es posible y el compromiso para aportar a su construcción, desde la protesta pero también desde la organización de la propuesta y la esperanza. La otra cara del compromiso ético del sistema educativo es la de la formación de ciudadanos que digan sí a esta búsqueda de alternativas para un desarrollo realmente sustentable y humanizante.
“Se comprende entonces que la rebeldía no puede prescindir de un extraño amor…El movimiento más puro de la rebeldía se corona…con el grito desgarrador de Karamázov: ¡Si no se salvan todos, para qué la salvación de uno solo!”[ii]
                  El compromiso de educar la rebeldía tiene que ver también con trascender la visión superficial que identifica rebeldía con simple oposición irracional o con activismo que busca destruir violentamente todo lo instituido. Educar la rebeldía significa educar en este “extraño amor” que se identifica con la solidaridad con los que sufren, que en la globalización abarcan ya a todo ser humano que en el planeta sea víctima de injusticia, opresión o falta de libertad. Educar para la rebeldía ante el sistema requiere educar la rebeldía para volverla una rebeldía solidaria, pacífica y creativa, capaz de vivir conforme al grito: si no se salvan todos, para qué mi propia salvación individual.
                  Para lograrlo necesitamos de una reestructuración del sistema educativo y la SEP hacia una organización de alta complejidad (http://www.pueblaonline.com.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=18433:la-sep-en-su-aniversario-el-mejor-regalo&Itemid=137 ) y educadores que trasciendan la visión de ser simples catalizadores del sistema –reproductores de las demandas de eficientismo y competitividad ciegas- o meras víctimas –docentes paralizados ante el sistema o meramente reactivos ante él- para convertirse en “docentes contrapunto” (http://intrigapersonal.wordpress.com/2009/04/01/hargreaves/  ) que eduquen con la calidad que exigen los tiempos, pero con una visión auténticamente crítica y rebelde que sea capaz de trascender el sistema, de decir no al mundo tal como está y decir sí a la búsqueda de un mundo alternativo.
                 


[i] Camus, A. (2003). El hombre rebelde. Madrid. Alianza Editorial. 3ª. Reimpresión. P, 21
[ii] Tomado del mismo libro de Camus, p. 353

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