*Un artículo muy viejito y divertido sobre la formación integral. Lo escribí para un congreso de escuelas de Nutrición que se realizó en Monterrey y se publicó pero ya no recuerdo en qué revista. ¿Sería Magistralis?
I.-INTRODUCCIÓN: EL CONTEXTO.
A.-"...... Y HOY RESULTA QUE NO SOY DE
LA ESTATURA DE TU VIDA...": LAS EXIGENCIAS DEL SISTEMA.
A
descubrimiento del agua tibia o del hilo negro puede sonar la afirmación de que
el contexto de nuestra educación en este fin de siglo y de milenio es un
contexto de cambios acelerados, múltiples y profundos, un contexto de
transición, un contexto de crisis. Si la sociedad está en crisis de
empobrecimiento, de superviviencia, de fragmentación, si la cultura está en
crisis de sentido, de futuro, de utopías, si en síntesis, es la humanidad
entera la que está en crisis, la educación está necesariamente inmersa, como
generadora y/o como consecuencia, en esta profunda crisis.
Verdad
de perogrullo es también decir que "la educación en general y los educadores
en particular, deben cambiar lo más pronto posible si es que quieren sobrevivir
al mundo moderno, a la apertura de los mercados, a las exigencias de calidad y
competitividad dela sociedad" y todos los etcétera que seguramente leemos,
escuchamos, vemos y experimentamos a diario en todos los ámbitos y por todos
los medios.
El problema no está
en convencernos de que hay que cambiar, que de eso estamos plenamente
convencidos. El problema auténtico es el análisis crítico y riguroso del tipo
de cambio que se está gestando en nuestra educación y de la pertinencia humana
y social de este tipo de cambio. El cambio es necesario pero no cualquier tipo
de cambio sino un cambio que lleve a la construcción de una educación que
contribuya a la gestación del cambio de
época del que ya hablan algunos. El cambio es inevitable, pero es necesario
reflexionar sobre el sentido del cambio. Se habla mucho hoy de cambiar, se
habla de cómo cambiar o en qué hacerlo , sin embargo no es frecuente escuchar
hablar del “para qué” de este cambio, del “hacia dónde” de la transformación
que la sociedad le está pidiendo. “Para llegar a tiempo a ningún lado, aprieto
el paso...” dice Nicanor Parra en un poema, para llegar a tiempo a “la
modernidad”, la “globalización”, la “era de la información” pero sin saber qué
significa esto, para llegar a tiempo a ningún lado, el sistema educativo
aprieta el paso y nos exige cambiar.
Porque
pareciera que el sistema que rige la vida de nuestro país, sistema también en
crisis y en transición, le está diciendo a las escuelas y universidades que "ya no son de la
estatura de su vida...", que ya no responden al "México moderno y
progresista", al "México de la OCDE y el TLC", al México que ya
está a "un paso" – siempre a un paso que nunca llega- de ingresar al
"primer mundo" . Porque pareciera que al decir esto, al sistema
"casi casi se le olvida ... que hay un pacto entre los dos..."
En
efecto, el sistema educativo posrevolucionario, sirvió históricamente al estado
mexicano, al sistema, para ir generando la cultura de la identidad nacional, la
cultura de los logros sociales, la cultura de la reforma agraria, la cultura
del corporativismo, en una palabra, la educación en general, y la educación
superior en particular, con su modelo político-burocrático hoy pasado de moda,
han respondido en este siglo a las exigencias del horizonte geopolítico en el
que se movían el mundo y el país. (Díaz Barriga, 1995).
Posteriormente,
con la decadencia de este horizonte geopolítico y la llegada del horizonte
geoeconómico tras la caída del muro de Berlín y el socialismo real y la
entronización de la economía de mercado y el sistema neoliberal, se ha
respondido en México- siempre un poco tarde- con la caída de los políticos
tradicionales y la llegada al poder de los economistas posgraduados formados
por este sistema los llamados "tecnócratas"-, es en esta transición
cuando la educación empieza a ser disfuncional a las necesidades del nuevo
sistema. Es entonces cuando surgen las exigencias de transformación, las
exigencias de "modernización" –que es en el fondo integración al
sistema neoliberal-, las exigencias de romper las viejas y ciertamente viciadas
estructuras educativas del modelo geopolítico para adecuarse al mundo de hoy,
es decir, al horizonte geoeconómico actual.
Ahora, tras la caída del sistema
político priísta y la vivencia de una alternancia en el poder federal,
seguramente habrá nuevos cambios y políticas distintas en materia educativa.
¿Cuál es ese cambio que nos espera? ¿Cómo es el cambio del que tanto se habló
en las campañas y por el cual votaron la mayoría de los electores?
El
futuro es incierto, como dice muy bien Jesús Silva Herzog Márquez en un
artículo reciente (2000): “El futuro ya no es como antes era”, hoy no podemos
predecir lo que sucederá en el nuevo sexenio con tanta precisión cíclica como
lo podíamos hacer durante los sexenio de presidencia priísta imperial.(Krauze,
1999). Sin embargo, independientemente del matiz que le imprima el nuevo
gobierno Foxista, es indudable que el horizonte mundial sigue siendo
geoeconómico: el reino de la eonomía de mercado y de la globalización no es
algo que sea optativo o que haya dependido exclusivamente de los tres últimos
presidentes mexicanos. Estamos en un contexto mundial en el que la Economía se
erige como modelo y el “pensamiento único “ se nos impone como LA FORMA de
explicar la realidad.
Veamos
algunos elementos del contexto de este horizonte geoeconómico que muestra ya
signos de decadencia pero aún es el dominante en nuestro mundo y por ello,
sigue presionando al “cambio” a nuestros sistemas educativos:
1°
El tratado de libre comercio con EEUU y Canadá contempla en pocos años (Marúm,
1996) el libre tránsito de profesionistas para trabajar entre un país y otro, y
obliga a cada país a exigir exactamente las mismas condiciones a los nacionales
y a los extranjeros para poder ejercer la profesión en su territorio. En este
aspecto, como en muchísimos otros, México tiene una gran desventaja ya que es
el único que otorga una cédula profesional definitiva y de por vida a cualquier
profesionista que cumpla con requisitos relativamente sencillos, mientras que
los otros dos países exigen exámenes muy rigurosos y otorgan licencias para el
ejercicio profesional que tienen que ser renovadas periódicamente mediante la
aprobación de otros exámenes.
Este acuerdo
asimétrico, tiene a nuestro sistema educativo instrumentando a pasos acelerados
nuevos procedimientos de evaluación y certificación personal e institucional a
través de CENEVAL (Gago, 1995), procedimientos que hoy son voluntarios pero que
serán muy pronto indispensables y afectarán a nuestros estudiantes y egresados
y a nuestras instituciones y profesores. La llamada “cultura de la evaluación”
junto con la “cultura de la certificación” han llegado para quedarse a nuestro
sistema educativo en todos los niveles y empiezan a permear a nuestras
instituciones.
2°
El ingreso de México a la OCDE- "club de países ricos"- añade una
exigencia de superación más sutil pero igualmente importante. México es el país
con los estándares educativos más bajos de este organismo. Según U-2000 (26 de
Feb. de 96), mientras Canadá otorga el 2.6% de su PIB a educación superior y
atiende al 65.1 % de su población entre 15 y 24 años o Estados Unidos otorga el
mismo porcentaje y atiende al 63%, México destina el 0.58 % del PIB a educación
superior y atiende al 15.2% de su población en esta edad. Resulta
contradictorio que México invierta mayor cantidad de recursos que Suiza o Japón
a educación y que sin embargo, solamente logre atender a este 15.2% de sus jóvenes
en educación superior. Aunque estos datos son del 96, en los últimos años de
este sexenio se ha continuado con el decremento en términos reales de apoyo a
la educación y muy marcadamente a educación superior.
3º.
Las exigencias derivadas de este contexto mundial han ido poco a poco permeando
a nuestras instituciones educativas que empiezan hoy a cambiar conflictiva pero
aceleradamente hacia el modelo geoeconómico. Estas exigencias son las de un
mundo globalizado, tecnológico, computarizado, centrado en el mercado y el
consumo, que piden a la educación
enfatizar sus esfuerzos en la productividad, la competitividad, la calidad
total, las habilidades y el liderazgo- entendidos en su sentido instrumental-, la práctica y en el caso de la educación media y
superior, la relación con la empresa.
4º.
La educación basada en competencias –originalmente llamada “en normas de
competencia”- es el resultado de este horizonte en el que el saber práctico, el
saber hacer, se privilegia por encima de todas las demás formas de saber que
deberían estar presentes de manera integrada en las escuelas y universidades.
Si bien el concepto de competencias ha ido evolucionando y tiene ahora un
sentido más amplio llegando incluso a hablarse de “competencias afectivas o
emocionales”, la orientación básica, la filosofía de fondo parece tener el
riesgo de acentuar de tal manera el saber práctico y el pragmatismo en la
educación que nos olvidemos de la dimensión lúdica del saber, de la dimensión
estética del saber, de la gratuidad del saber porque se quiere saber y entender
el mundo más allá de necesidades prácticas, de la importancia del saber teórico
como base de una cosmovisión que se tiene que ir formando en cada estudiante.
Estas
exigencias son las que tienen a nuestras universidades preocupadas por la
"calidad académica"- ¡oh, concepto mágico!- pero "buscándola en
Japón y en Nueva York". Estas exigencias son las que hacen que nuestras
universidades "anden muy perdidas", desde mi punto de vista, porque
ponen el acento de la búsqueda en “donde parece haber luz”, aunque no sea el
lugar donde se encuentra aquello que andamos buscando. Estas exigencias son las
que nos quieren vender-y algunos ya la compraron-una "receta de fast
food" para la calidad educativa.
B.- "SE TE OLVIDA QUE ME QUIERES A
PESAR DE LO QUE DICES...": LAS EXIGENCIAS DE LA SOCIEDAD EMERGENTE.
Sin embargo, la
realidad parece indicar que el cambio no va por esta receta y que la calidad
educativa no anda por "Japón o Nueva York". Los datos, las
evidencias, la crisis que no acaba de terminar, el "efecto tequila"
que perdura como "cruda" internacional, la creciente desigualdad
entre personas y países ricos y pobres (Gorostiaga, 1995), la ínfima calidad de
vida de millones de personas, las personas que no existen en los indicadores
macroeconómicos (Forrester, 1997), están mostrando la decadencia de este
horizonte geoeconórnico y la necesidad de buscar por otro lado. Aunque no se
sabe exactamente el camino, parece evidente que como el mismo Gorostiaga (1995)
afirma: “lo que estamos viviendo no es una época de cambios sino un cambio de
época”, y lo que está emergiendo como nueva época según él, es un horizonte
geocultural del que ya se perciben signos que representan otro tipo de
exigencias a nuestra educación superior.
El
primero de estos signos-exigencia es indudablemente el clamor de justicia y
equidad que está cada vez más presente, más fuerte y, por seguir sin
escucharse, cada vez con más riesgo de violencia y caos. El levantamiento
zapatista en el 94 (aún pendiente de resolver) y los casos de Aguas Blancas o
Acteal, los conflictos de grupos urbanos marginados o golpeados por la crisis,
el caso de los deudores del 95 con el Barzón y el desempleo creciente en las
ciudades, son expresiones inequívocas y tal vez desesperadas de este clamor y
demuestran que con puros criterios o indicadores económicos no se puede
construir una nación viable.
Un
signo igualmente importante es la creciente problemática ecológica y la también
creciente conciencia de la necesidad de respetar a la naturaleza como asunto de
estricta supervivencia. Esta conciencia ha generado la clara convicción -al
menos en ámbitos académicos o teóricos- de que es necesario replantear todo el
concepto de desarrollo vigente, lo cual implica toda una nueva cultura y un
nuevo sistema.
La
exigencia de participación democrática es otro signo poderoso de este cambio de
época que se vivió con especial intensidad en las elecciones del 2 de julio.
Una exigencia democrática que no puede agotarse en el respeto al voto y que viene
acompañada del trabajo por el respeto a los derechos humanos y el tema del
género que persigue una nueva cultura en la que hombre y mujer participen en
igualdad de circunstancias en el desarrollo social.
La
necesidad de reflexionar y asumir la propia identidad cultural, dinámica pero
con raíces, ante el fenómeno creciente de globalización y estandarización de la
cultura y los modos de vida es otro signo importante que plantea retos
profundos a las educación.
La
necesidad de integración en la tolerancia y el respeto a la pluralidad es quizá
el signo unificador de todo este movimiento hacia la nueva época. Necesidad de
integración que es en el fondo, necesidad de sentido para la vida, la necesidad
profunda de una vuelta al hombre y a su dimensión espiritual que se está
expresando incipiente y confusamente en la llamada "new age" o
"nueva era" que implica la búsqueda de toda una nueva manera de ver
al hombre y al mundo. Esta necesidad de sentido se ha visto claramente
expresada en la educación con el retorno del tema de la “educación en valores”
que ha adquirido una creciente fuerza en nuestras instituciones y en la
sociedad en general. Preocupación válida de nuestro cambio de época que ha
generado respuestas indiferenciadas y no todas ellas pertinentes para nuestro
momento histórico, pero que está presente en el medio educativo con cada vez
mayor intensidad.
Las
exigencias de esta nueva sociedad del cambio de época, que aún no está presente
de manera generalizada ni con el poder suficiente pero que empieza a gestar una
nueva cultura, están, de manera sintética expresados en los “cuatro pilares de
la educación para el siglo XXI” que nos presenta la “comisión Delors” de la
UNESCO. La educación del siglo XXI deberá generar procesos en los que los
alumnos puedan:
-Aprender a conocer. (Que no es lo
mismo que aprender conocimientos)
-Aprender a hacer (que implica la
aplicación de eso que se va conociendo)
-Aprender a convivir (que contempla
el respeto y la tolerancia ante las diferencias y la necesidad de diálogo).
-Aprender a ser (Que implica la
reflexión permanente, la autocorrección y la generación de una actitud de
compromiso con la construcción de la propia historia de cada quien dentro de la
historia).
Todos
estos signos o exigencias deben y de hecho empiezan a ser tomados en cuenta
total o parcialmente por nuestras instituciones educativas. Todos estos
desafíos deben incorporarse y permear toda la educación de los futuros
profesionistas si queremos realmente hablar de Calidad educativa, es decir, que
en el siglo XXI “Calidad educativa” tiene que ser sinónimo de “formación
integral”..
Ante
la crisis del cambio de época, las instituciones educativas y los educadores
debemos tener una actitud de comprensión profunda, análisis crítico y propuesta
creativa, más que de desaliento impotente, condena prejuiciada o resistencia al
cambio.
Frente
a las exigencias de cambio que nos presentan el sistema y la sociedad
emergente, la educación y los educadores debemos responder con una búsqueda
profunda que nos lleve a construir la transformación educativa que requieren
los nuevos tiempos. Esta búsqueda profunda es mucho más que un simple “buscar
en Japón o Nueva York” las recetas, los métodos, las técnicas , los enfoques y
palabras de moda para adaptarnos a los tiempos de la geoeconomía reinante. La
búsqueda no es de forma sino de fondo y se debe dar no fuera sino dentro de
nosotros mismos para ir encontrando caminos propios que respondan a nuestra
propia manera de ser y de caminar.
En
el fondo nuestra educación es consciente de que ella y la sociedad "llevan
en el alma cicatrices imposibles de borrar", cicatrices históricas que son
símbolos vivos de momentos de alegría y de dolor, de conflicto y de
entendimiento, de sudor y de sueños conjuntos en el camino de edificar un país
que es tarea común e ilusión compartida.
En
el fondo a la educación mexicana no "se le olvida que quiere a la sociedad
a pesar de lo que dice" y de lo que hace, a pesar del discurso
tecnocrático y lejano, a pesar de la mirada hacia el norte y del hipnótico
espejismo de la tecnología, a pesar del olvido aparente de su compromiso
social, de su vocación por el hombre, a pesar de todo esto, la educación -o
mejor dicho algunas escuelas y
universidades- están siendo sensibles a estas demandas sociales y
tratando de ver más allá de lo que el sistema le está pidiendo, de iniciar un
camino que la haga parte de la solución y no del problema, un camino que la
ponga un paso adelante y no uno atrás de la sociedad, que la haga dejar de
preocuparse tanto por "responder a los retos" o "dar
respuesta" a las demandas y empezar a ocuparse en plantear nuevos retos,
hacer preguntas, comprometerse en los desafíos que su horizonte le demanda.
En
estas insatituciones educativas - que
son todavía la minoría- el concepto de educación integral es muchísimo más
complejo y no se busca en Japón o Nueva York sino en la propia realidad social
y humana de este país rico en cultura e historia y sediento de reconocerse para
poder abrirse al mundo con su propio rostro y sin maquillaje, por la puerta
estrecha pero real y no por la puerta azul porque "una puerta azul nunca
hay que abrirla, las pesadillas son muy largas..."(Maná)
Para
este tipo de institución y de educador, la "receta " de la calidad
educativa (que es formación integral) no tiene que ver nada con el Mc Donald's
o el "Fast food" y se parece más a una receta de un complicado y rico
guiso casero como aquéllos que leímos o vimos en "Como agua para
chocolate" o los que todos hemos saboreado en las grandes fiestas familiares.
II.-DESARROLLO: LA DISYUNTIVA.
2.-DOS
ROMANCES (ENTRE DOS MODELOS EDUCATIVOS DIVERGENTES Y DOS TIPOS DE FORMACIÓN
PRESENTES).
A.-
ROMANCE 1: EL: el modelo geoeconómico ("el Yuppie") y ELLA: la
formación tecnocrática ("La chula").
"ya llegó la chula consentida ...
que todos quieren
ya todos lleva..."
"Tiene una sonrisa angelical
no se deja atrapar…
no la dejo de soñar,
me está hechizando,
me va a matar... "
(maná).
Las
instituciones en proceso de "modernización" y "adaptación"
al mundo de la globalización y la Economía, aquéllas que a la formación
integral" "andan buscándola en Japón, andan buscándola en Nueva
York", llegan de pronto de sus viajes reales o virtuales por el
extranjero, de sus incursiones "renovadoras" por el primer mundo, con
la novedad de que fue "amor a primera vista" y que esta "chula
consentida" es realmente la solución a todas sus inquietudes y pesares, la
que nos cambiará para siempre el aspecto y nos hará sentirnos de igual a igual
con el más pintado.
Esta "chula" que está
hechizando cada vez más a nuestras escuelas y universidades y a nuestros
profesores es un modelo educativo que, una vez más y para seguir la tradición,
adopta y semiadapta "filosofías", métodos, técnicas y discursos del
mundo de la empresa. Como el amor es ciego, nuestra educación ya olvidó las
decepciones del pasado cuando cegada por el proceso de industrialización
introdujo la tecnología educativa y con ella los enfoques sistémicos en la
planeación y evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje, los objetivos
conductuales, la tradicional dinámica de grupos y otras técnicas y enfoques que
no han resuelto el problema de una formación integral.
Por esta razón hoy
escuchamos aún en los académicos otrora más críticos y revolucionarios, llamar
calidad educativa al enfoque de "calidad total" en educación y
empezamos a leer, estudiar, discutir y hasta aplicar estos modelos que tienen
como finalidad algunos términos mágicos como- "competitividad",
"productividad", "eficiencia y eficacia", "control
total de calidad", etc. y hablar de "insumos" (esto quiere decir
alumnos que ingresan) y "productos" (esto quiere decir egresados) y
aún "clientes" (esto quiere decir las empresas o el mercado de
trabajo que va a contratar a nuestros "productos").
Lo
más curioso-preocupante, quiero decir- es que tal es el impacto de estas
doctrinas que nuestros alumnos que ingresan nos piden a veces casi a gritos,
ser tratados como insumos y que los vayamos transformando en productos para el
mercado, productos con "calidad cero defectos" - lo que implica un
modelo de perfección incompatible con el ser humano -.
Este
modelo que es el último grito de la moda es como una receta para una franquicia
de hamburguesas o cualquier otro tipo de "Fast food", símbolo de esta
aldea global estandarizada en la que todos comemos lo mismo(aunque no sepa a
nada). Veámos esta receta:
"LA RECETA SECRETA PARA LA CALIDAD
EDUCATIVA EN PAQUETE" 0 UNA FRANQUICIA PARA PRODUCIR GENERACIONES X.
+Ingredientes:
-"Insumos"
con estándares de calidad homogéneos = egresados de preparatoria con un control
de calidad centralmente establecido (ej: examen nacional de CENEVAL como examen
de admisión en las universidades).
-Un currículum
flexible, ágil, muy tendiente a la especialización, con muchas materias
técnicas (inglés y computación, todo lo que se pueda), con tendencia a excluir
materias de tipo filosófico, social o humanístico, con "mucha
práctica".
-Una universidad con muy buenas instalaciones,
muchos libros, muchas computadoras, mucho software, internet, talleres y
laboratorios ultramodernos, muchas cosas.
-Una planta de maestros con posgrado (de
preferencia en el extranjero), con conocimientos de técnicas didácticas
modernas, con una planeación rígida y rigurosa y una evaluación estricta de sus
habilidades para transmitir el conocimiento y generar destrezas prácticas,
organizados en "círculos de calidad"
-las academias son anticuadas.
+Modo de preparar:
Todos estos
ingredientes se ponen juntos pero no revueltos en un ambiente de gran
competitividad y orientación a la productividad, se mezclan con una planeación
de clases en las que se brinde a los alumnos la mayor y más reciente
información posible, se les capacite en el desarrollo de sus habilidades para
pensar entendidas instrumentalmente como técnicas de desarrollo de la memoria y
las capacidades para analizar y plantear correctamente problemas (a eso se le
llama pensamiento crítico) y para resolverlos de manera novedosa y eficiente (a
eso se le llama pensamiento creativo), se añade un poquito de desarrollo del
trabajo en grupo con un enfoque eficientista y pragmático y un sistema de
certificación exigente, estricto e individual tanto para los alumnos como para
el maestro.
Nota: si se puede
agregar una porción de preparación en intercambio en alguna universidad
norteamericana, esto le dará un sabor más exótico e internacional.
Se mezcla todo y se
sirve crudo o con un poco de cocimiento en la parrilla -a manera de no gastar
mucho gas-.
+Modo de servir:
Se sirve a la
empresa mediante convenios, decorado con algunas materias de "cultura
general" o de "educación en valores" para darle una apariencia y
envoltura más sofisticadas.
B.- ROMANCE II: ÉL: el modelo geocultural ("el
emergente") y ELLA: la formación integral ("el amor").
"... contigo yo hasta el fin del mundo...
contigo yo quiero todo..."
"No sabes cómo te deseo,
no sabes cómo te he soñado......
si tu supieras que soy sincero,
podría darte todo hasta mis ojos”.
Maná.
Las
instituciones y profesores que andan en otro tipo de búsqueda más profunda y
consistente, las que buscan el "verdadero amor" que le dé sentido a
su misión y contenido a su compromiso son
desde mi punto de vista mucho menos en cantidad y están siendo
obviamente mucho menos reconocidas oficialmente pero muchísimo más demandadas,
escuchadas y aún buscadas por la sociedad civil emergente en esta transición
crítica hacia la nueva época.
El verdadero amor
no acepta "recetas secretas" ni se conforma con ilusiones o hechizos
momentáneos. "...El amor es la prórroga perpetua ... siempre el paso
siguiente, el otro, el otro..." dice el poeta (Sabines, 1992) y en ese
sentido la educación auténtica es educación "enamorada del hombre y de la
sociedad" de su época y por lo tanto se encuentra en búsqueda permanente,
en proceso de cambio constante, en diálogo inacabable con el hombre y con la
sociedad de nuestro tiempo.
Asumiendo
este principio básico, podemos decir que la noción de formación integral que se
deriva de esta perspectiva, que desde mi punto de vista es la auténtica, es
mucho más compleja y se puede comparar a una receta tradicional, a la receta
que es "secreto de familia", que se hereda de generación en
generación pero que nunca se prepara igual porque está abierta a la
interpretación y el lo que personal" del cocinero en turno y que nunca
sabe igual porque está preparada especialmente para el invitado del momento.
Una receta que lleva dos ingredientes adicionales-. el amor del que la elige y
prepara y la memoria acumulada y enriquecida por todas las manos que la
conocieron. Veámos cómo sería la base de esta receta:
"EL GUISO DE LA ABUELA: UNA RECETA ABIERTA PARA
FORMAR PERSONAS CONCRETAS PARA UN MUNDO CAMBIANTE."
+Ingredientes:
-Alumnos que
ingresan en base a sus capacidades, aptitudes, actitudes, VOCACION E ILUSION de
futuro. (Los que son y como son, no los que quisiéramos que fueran ni como
quisiéramos que fueran).
-Un currículum
flexible y abierto a los cambios tecnológicos, que busca competencias pero está
diseñado desde una perspectiva filosófica que tenga al ser humano como origen y
destino, un currículum que tiene también computación o inglés pero que está
concebido integralmente para formar personas concretas, un currículum
preocupado por definir la comprensión de conceptos, el desarrollo de
habilidades ( entendidas auténticamente como formar pensadores creativos y
críticos) (Rugarcía, 1995), y por la educación de la libertad efectiva de
cada persona y grupo (López Calva, 1998) más que por la enseñanza de valores
hechos, un currículum cruzado transversalmente por los desafíos de la sociedad
emergente (UIA, 1995): identidad cultural frente a la globalización,
productividad y distribución de la riqueza, democracia y participación
(derechos humanos y género), desarrollo sustentable y calidad de vida,
integración.
-Una atención
permanente y autocrítica a la dimensión oculta del currículum (Pansza,1987)
para generar y regenerar continuamente las prácticas, relaciones, decisiones,
intereses y valores que se viven en la institución y orientarlas hacia los
mismos objetivos y desafíos.
-Una planta de
profesores en permanente formación en su disciplina, en la dimensión
didáctico-pedagógica y en la
dimensión humana y social, una planta
docente abierta a la
permanente
transformación ética e intelectual ( en ese orden) y organizada en grupos
interdisciplinarios de diálogo para el crecimiento.
-Una institución
educativa que se preocupa por los recursos pero se preocupa por encima de todo
por las personas y su calidad de vida, una universidad con laboratorios,
talleres y computadoras didácticas en las que el alumno aprenda los principios
y aprenda a pensar sobre los principios de su disciplina.
-Una institución
que es "plataforma de debate nacional" sobre los problemas sociales
humanos y técnicos fundamentales, una escuela en interacción con todas las
capas de la sociedad.
-Una institución
educativa orientada al servicio.
-Un cuerpo
directivo y administrativo que convencido de esta misma misión por el hombre,
un cuerpo directivo que entiende la autoridad "como aquéllo que hace
crecer" a los demás y no como aquéllo que "me hace crecer a costa de
los demás".
+Modo de preparar:
Todos estos
ingredientes y muchos otros que le dan mayor complejidad, se tienen que mezclar
en un ambiente institucional de búsqueda de congruencia, de diálogo y
participación en los proyectos y toma de decisiones, de seria preocupación por
cada una de las personas y de permanente esfuerzo por la edificación de una
auténtica comunidad educativa.
Una mezcla de
ingredientes que, para ser integral debe contemplar algunos elementos
fundamentales:
1. -Formar desde
el hombre y hacia el hombre.
Este elemento es
aparentemente sencillo pero se encuentra hoy muy olvidado por nuestra educación
deslumbrada por "la chula consentida" (la educación tecnocrática).La
calidad educativa debe partir de la atención, comprensión empática, análisis
crítico y compromiso responsable con esta "nueva cultura juvenil" que
es la que viven los alumnos que van a llegar a nuestras aulas, cultura que es
muchas veces descalificada o satanizada por los adultos- incluyendo a los
profesores- como decadente o sin valores cuando tiene implícita una crítica a
nuestra sociedad actual y una búsqueda de algo mejor, una búsqueda de
"renacimiento" (Anaya, 1995).
El
estudio serio del fenómeno de la ya famosa "generación x" y sus
valores y significados, el análisis de la llamada "new age" o
"nueva era", deben orientar el replanteamiento radical de una
educación nueva para una época nueva.
Pero
así como el hombre concreto (hombre y mujer) debe ser el punto de partida,
también el hombre completo debe ser la finalidad: la finalidad de una educación
de calidad no es la "excelencia" o la "calidad total" que
implican una noción de perfección que lleva a la robotización y a la
frustración, ni la "eficiencia", "competitividad" o
"productividad" que llevan al individualismo el "éxito" que
lleva a la explotación y el consumismo. La finalidad de una educación de
calidad es la vivencia grupal de un proceso permanente, progresivo, siempre
limitado pero siempre abierto de humanización de alumnos y maestros para la humanización
de la sociedad.
2. -Formación
para todo el hombre -y para todos los hombres, (Vergara, 1993)
Este segundo rasgo implica que la
formación integral debe pensar en formar no solamente la dimensión cognoscitiva
del alumno sino toda su integralidad como persona. La formación integral debe
orientarse a que el alumno maneje y comprenda conceptos pero también a que el
alumno vaya aprendiendo a pensar, es decir, que sea cada vez más crítico y más
creativo (en su dimensión existencias, global, no solamente instrumental o
pragmática) y sobre todo, a que el alumno vaya aprendiendo a vivir, es decir,
vaya descubriendo su propio proceso de valoración y decisión para ser
progresivamente más responsable y por tanto más libre. A propósito de esto, la Dra. Juliana González afirma: "la
educación es traer al universo de los valores a los hombres..." (González,
1995).
La
educación de calidad es una formación de liderazgos, más que de líderes. La
formación integral forma para el trabajo solidario en grupos y para el
liderazgo grupal que trasciende el individualismo imperante.
La
educación de calidad es interdisciplinar, abierta a la comprensión global de
los fenómenos.
La
educación de calidad incorpora elementos artísticos o deportivos con una
finalidad y estrategia educativas bien definidas y estructuradas.
La
educación de calidad hace crecer en solidaridad, en apreciación de la belleza,
en comprensión de la propia afectividad, en pregunta permanente por el sentido
de la existencia.
Pero
la educación de calidad se orienta, además de a todo el hombre, a todos los
hombres: es una formación que se orienta hacia el servicio a los demás, sobre
todo a los que menos tienen, hacia la construcción de un país más justo y
participativo. Es na educación contextualizada, con bases en la realidad
nacional concreta y con un compromiso claro para contribuir a la solución de
sus problemas acuciantes.
3.-Formación
desde nuestra civilización concreta hacia la consolidación de la nueva cultura.
La
educación de calidad parte de la comprensión y la crítica del horizonte actual
y se dirige hacia la consolidación de la cultura de la nueva época.
Por
esto, la formación integral debe resolver, no con la simple y automática
inclusión de materias sino con el análisis serio de estrategias y compromisos
de todos los docentes, el problema de generar espacios transversales en el
currículum donde se aborden los desafíos anteriormente descritos: género,
derechos humanos, desarrollo sustentable, justicia, democracia, cultura, son
problemas que no pueden dejarse de lado en todas las materias de una
trayectoria si se quiere llamar educativa y preparar a los alumnos para un
mundo cambiante y en búsqueda.
4.-Formación en
el cambio y para el cambio.
La educación de calidad tiene que
partir del signo del cambio de época que es precisamente la transformación
permanente y acelerada de todo el horizonte en que vivimos. Cambio acelerado
del conocimiento y sus formas de producción, cambio acelerado en los problemas
que vivimos, cambio acelerado en los escenarios de futuro humano y social,
cambio acelerado en las valoraciones de nuestra cultura y en los significados
construidos, etc.
La educación de calidad debe ser una
educación desde el cambio pero también una educación para el cambio, para el
cambio con sentido – con un sentido dinámico pero firme en sus cimientos-, por
ello la educación de calidad es una educación que enfrenta la incertidumbre y
no que la evade mediante falsas certezas cognoscitivas o morales.
+Modo de servirse:
Se
sirve con múltiples estrategias institucionales de interacción con la sociedad
a través de espacios académicos, convenios, un servicio social auténtico,
efectivo y educativo, tesis vinculadas al servicio y a problemas reales,
investigación aplicada y en beneficio de grupos sociales específicos,
herramientas de difusión orientadas al servicio de los destinatarios y no al
prestigio del académico, nuevos y muy personales métodos y técnicas de
facilitación del aprendizaje, nueva actitud frente a los alumnos, etc.
Se sirve a partir de una
transformación personal e institucional profundas en la manera de entender la
propia tarea y en la intensidad con que se valora y se quiere esa tarea.
Se
sirve de un modo más modesto y sin brillo porque no es el platillo de moda, sin
embargo su aroma y su sabor -porque se forma en la sabiduría- lo hacen tener
mucho más aceptación efectiva en la sociedad.
III.-A
MANERA DE INVITACIÓN FINAL.
Una visión de la
calidad educativa como la planteada en estas líneas tiene aplicaciones muy
profundas que deben llevarnos a la "reinvención progresiva y colectiva de
la educación" (Rugarcía, 1995), lo cual es un proceso que debe empezar
ahora pero que tiene que irse dando en el tiempo y a largo plazo. Sin embargo,
me atrevo a plantear a manera de invitación final algunas líneas de cambio que
tienen relación con maestros y alumnos y a las que de algún modo podríamos ir
empezando a contribuir.
a.- "Usted es
la (el) culpable de todas mis angustias y todos mis quebrantos": la
relación de las instituciones educativas y la empresa o la sociedad en general
ha sido tradicionalmente de culpabilización mutua – ya sea desde la sumisión o
desde la confrontación-. Es necesario, trascendiendo la alianza incondicional o la subordinación, plantear estrategias de
diálogo renovado entre la educación, el estado, la sociedad y la empresa.
b.- "Contigo
en la distancia"- la relación escuela y universidad-sociedad civil ha sido
tradicionalmente distante e incluso indiferente. Es necesario que la educación,
a través de estas estrategias que la hagan plataforma de debate nacional, se
vaya acercando y trabajando en favor de esta sociedad civil emergente y cada
vez más fuerte.
c.- "No se tú,
pero yo": la relación intrainstitucional e interinstitucional ha sido
tradicionalmente nula. Se han creado feudos académicos en los departamentos y
facultades, o en las escuelas, la
educación ha sido acusada, con razones, de “Torre de marfil” alejada de la
realidad. Es necesaria una muy fuerte interacción y apoyo mutuo.
d.- "No me
platiques más, déjame imaginar" (los alumnos al maestro): Es necesario
transformar radicalmente la actitud y actuación de los profesores en el aula.
Es urgente que el profesor deje de "platicar" a los alumnos y de ser
el centro de la atención, el poseedor de la verdad, el "depositante"
de los conocimientos (Freire,1982). Es necesario recuperar la participación de
los alumnos en su formación, es indispensable reincorporar la imaginación al
trabajo universitario, es imprescindible redescubrir la dimensión lúdica y la
dimensión "felicitante" en el
aula.
e.- "Es más
fácil llegar al sol que a tu corazón..."(el maestro a los alumnos):
Resulta de primordial importancia también la transformación de esa actitud de
desconfianza mutua entre docente y alumnos. los prejuicios del docente hacia la
nueva cultura de los jóvenes, la descalificación a prior¡ de los alumnos como
apáticos o desinteresados y la actitud de los alumnos que a veces refuerza
estos prejuicios y fundamenta esta descalificación deben transformarse
radicalmente. (Reconstruir la relación pedagógica).
f.- "…Me vale,
vale , vale, me vale todo..." (el alumno al alumno): El desencanto y la
frustración que producen las relaciones pedagógicas viciadas y atrasadas, hacen
que los alumnos tengan a veces esta actitud de rebeldía real o de desinterés
hacia sus materias. En esta dimensión se tiene que trabajar juntos maestros y
alumnos para hacer más significativo lo
que se parende y para poner un esfuerzo mayor hacia esto que se plantea en
clase.
"CÓMO QUISIERA..."
Cómo
quisiera que la calidad educativa auténtica –entendida como formación
integral- fuera haciéndose poco a poco
realidad en nuestras aulas universitarias. Cómo quisiera que se comprendiera
que a pesar de que el horizonte geoeconómico y su modelo de formación están
imponiéndose por todos los medios, este horizonte no es el que nos va a sacar
de la crisis a la que nos ha llevado el olvido del hombre en aras del
conocimiento, de la ciencia, de la técnica, del mercado, que es la culpa
fundamental de nuestro siglo.
Cómo quisiera que este planteamiento no se
sienta como utópico, irrealizable, ajeno. Cómo quisiera que empezáramos por
creer en la educación como transformadora del hombre y de la sociedad y nos
pusiéramos a trabajar en esta línea, cómo quisiera que creyéramos en nosotros
mismos como alumnos, como profesores, como personas capaces de hacer de este
mundo algo mejor empezando por reinventar nuestra propia educación. Cómo
quisiera que nos sintiéramos merecedores de un destino mejor que el de
"productos universitarios", "productores suntuarios",
"consumidores necesarios".
Cómo
quisiera poder contribuir con un pequeño grano de arena a que "juntos y a
tiempo" (León Felipe), llegáramos a evitar desde esta "revolución
amorosa" que es la educación (Rugarcía, 1 995) lo que el poeta Eduardo
Lizalde predice en este Spot (1986) y que cada vez más se constituye en un
destino que parece estar por alcanzarnos:
"El fin del mundo está próximo.
Asista usted al gran show,
la entrada es gratis,
no necesita moverse de su sitio.
será destruido allí,
donde se encuentre,
con toda su familia."
REFERENCIAS.
AMI E. (1 995). "Revista AMI E".
Enero-Agosto . Autor. México.
Anaya, Gabriel. (1995). "¿Decadencia o
renacimiento?". En Magistralis, no. 9. Otoño. UIA golfo centro.
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decir la universidad Humanista frente a la sociedad emergente?. En
Cuadernos de reflexión no. 18. UIA. México.
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