Este blog fue creado para compartir algunos elementos sintéticos del trabajo de investigación reflexiva sobre "educación personalizante", término creado para invitar a pensar la educación como dinamismo histórico-socio-cultural complejo, desde una perspectiva fundada en el pensador jesuita Bernard Lonergan S.J. (1904-1984)y el intelectual francés Edgar Morin (1921- )que alimentan mi propia búsqueda de una educación que contribuya a la humanización,
lunes, 23 de diciembre de 2013
domingo, 8 de diciembre de 2013
Celine Armenta: una rebeldía con proyecto.
Cuando pienso en Celine Armenta me viene a la mente la
palabra rebeldía. Rebeldía contra un mundo injusto, excluyente, en el que el
respeto a la diversidad o quizá mejor dicho, a las diversidades está muy lejos
de ser logrado. Rebeldía contra una sociedad que educa para aceptar lo
semejante, lo propio, lo cercano y para rechazar todo lo diferente, lo que se
sale de lo establecido.
En ese
sentido la trayectoria de Celine es ejemplar porque no cabe en ningún molde,
porque deliberadamente no quiere caber en ningún molde y asume las
consecuencias de ello. Basta leer Misereres y exultates –el libro con el que
ganó el premio nacional DEMAC en el 2007-2008- para vibrar con algunas estampas
de una vida rica, densa, contradictoria y sobre todo libre y fiel a
convicciones profundas que de muchos modos rompen los moldes y cuestionan los
esquemas.
Pero al
mismo tiempo que pienso en rebeldía, evocar a Celine me hace pensar en
inteligencia y pensamiento estratégico, rebeldía inteligente, rebeldía con
estrategia. Porque si algo la caracteriza es su brillante inteligencia, su
capacidad analítica y creativa por encima del promedio. Celine no es de los
rebeldes superficiales o viscerales que se oponen a todo lo establecido
simplemente porque está establecido. Celine es rebeldía con proyecto, rebeldía
con propuesta, rebeldía con causa que va más allá de pasiones momentáneas
–aunque a veces mande señales de vaivén en los detalles porque también viven en
ella y qué bueno, las pasiones momentáneas- y que tiene una visión de largo
aliento, una visión que responde al deseo de humanizar este mundo bello pero en
muchos sentidos inhumano.
Tal vez por
esa rebeldía es una educadora de vocación, una profesional de la esperanza
convencida hasta los huesos de que el mundo no tiene remedio pero que sin
embargo tenemos que seguir día a día dispuestos a cambiarlo, como decía
Fitzgerald que se manifiestan las inteligencias superiores.
Tal vez por
esta rebeldía con causa, por esta urgencia de cambiar el mundo que no tiene
remedio es que Celine siempre tiene prisa, siempre está en movimiento, no
descansa en sus afanes y no se da tregua ni da tregua en sus proyectos. Por
ello Celine puede al mismo tiempo mantenerse informada de lo que pasa en el
mundo, estar al día –en la medida en que esto es posible- en las lecturas literarias
que le interesan, revisar diez tesis al mismo tiempo, adelantar horarios de sus
programas para los próximos dos años, tejer, seguir tejiendo en las juntas,
seguir tejiendo las juntas y los proyectos y las ideas y las utopías que le
sirven y sirven a muchos al convivir con ella para continuar caminando, para no
desfallecer en el intento de que la educación sea realmente educativa y
esperanzadora y que el mundo se vuelva aunque sea un milímetro más incluyente y
gozosamente plural.
Como tiene
prisa, a los que estamos a su alrededor nos parece que se está jubilando muy
rápido, tal vez porque pensamos que todavía tiene mucho que hacer, que podría
haber coordinado las maestrías muchos años más y seguirían funcionando como
reloj de precisión al mismo tiempo que continuarían avanzando lenta pero
firmemente. Sin embargo, estoy seguro que como siempre, Celine nos lleva ya
mucha ventaja y tiene perfectamente trazado el camino hacia adelante, el camino
del exultate que vendrá con la jubilación y la liberación de los esquemas
rígidos del empleo fijo, el camino del miserere que pasa siempre por la
comprensión y la compasión hacia todo lo que le rodea y hacia todos los que le
rodean.
Felicidades y éxito en lo que sigue, querida Celine.
061213.
lunes, 2 de diciembre de 2013
EL CUENTO ES MUY SENCILLO, PERO NO TANTO…
(Fragmento
de un texto preparado para un grupo llamado informalmente “el plan” en el que
participamos Martín y Gaby con otros matrimonios amigos de 96 a 97. La idea era compartir algo de nuestra infancia que nos hubiera marcado significativamente).
Ahora que lo pienso bien, todo
ese “orgullo nerd”…fue siempre en alto grado una necesidad de competir por el
cariño paterno entre siete “talentosos y seguiditos” por destino más que por
decisión.
En efecto, siete que llgábamos
año tras año por “gracia de Dios” pero también por toda una mentalidad y una
cultura de época, la cultura de “los hijos que Dios nos mande” que no era muy
reflexionada, era simplemente lo que tocaba y me imagino, que no tocaba con
demasiado disgusto o desagrado donde tocó tantas veces: ocho que fueron siempre
siete en razón de que Gabo llegó cuando Ray ya había partido en ese incidente
deportivo que quizá nos sumergió para siempre en ese “mentes vemos, cuerpos no
sabemos” del que ya les platiqué.
Pensándolo bien, ese ser
aplicados fue casi genético en una familia en la que papá no pudo estudiar –y
para mi daño o beneficio no pudo estudiar arquitectura-. No recuerdo el momento
en que se nos fue haciendo esa conciencia de que teníamos que sacar siempre
diez y que los primeros lugares eran casi parte de la honra de la familia… tal
vez los orígenes son remotos, -llega un recuerdo reciente de mis papás
reclamando a mi maestra de segundo de Primaria del Pereyra porque no me dieron
a mí una medalla que según esto merecía y se la llevó otro compañero-. El caso
es que para nosotros fue algo que se fue haciendo natural, casi dado por hecho.
Sí veo, ahora a la distancia, la necesidad de ser queridos por nuestros papás
por los diplomas y medallas de fin de cursos pero esa es una explicación a
posteriori, algo que nunca nos fue dicho, ni fue forzado ni cuesta arriba para
nosotros que jamás nos sentimos presionados en ese entonces para lograrlo.
El ritual empezaba desde el
primer día de clases en que durante todo el trayecto desde la 31 poniente hasta
la 29 oriente –toda la ciudad de entonces- que mediaban entre la casa y el
salesiano, mi papá iba “sensibilizándonos”
a la enorme trascendencia que significaba entrar a un nuevo año escolar
y cómo tendríamos que esforzarnos por estudiar y “portarnos bien”…todo ello aderezado
con oraciones abundantes.
A partir de allí iniciaba la
carrera y poco a poco y casi como emergiendo de nuestro metabolismo, nos íbamos
ganando los dieces y las famas y las simpatías de unos y las antipatías de
otros. En esta carrera había de todo, entre otras cosas, la sensación de que
cada trabajo era como una batalla campal que tenía que sortearse (aunque si no
salía bien, mis papás tuvieran que llegar 11 o 12 de la noche, al concluir sus
reuniones del grupo religioso en turno –cursillos, acción católica en varias
modalidades, etc.- a terminarlo o de plano a rehacerlo para que al despertar
uno sintiera la tranquilidad de que había salvado el honor y casi la vida. Esta
ayuda de mis papás fue sobre todo en las cuestiones manuales, de allí lo inútil
en ese rubro que salí, lo cual me hizo llegar siempre a entregar mis maquetas
de arquitectura en la universidad don todos los dedos llenos de curitas y me
hace hasta la fecha contratar “especialistas” casi para cambiar el foco que se
fundió en la sala.
Al final del año, el orgullo
de tener en filita tres, cuatro, cinco, seis hijos que transitaban por sus
premios por el pasillo del auditorio y la autoestima que crecía en cada: “¿Cómo
le hacen para que sus hijos sean tan estudiosos?” o “los López Calva esto o aquello”, dicho con
una mezcla curiosa de admiración y envidia por otros papás. Al final de esto,
el rito de agradecimiento en el que desfilaban a comer en la casa todos los
maestros y el padre director, un rito del que yo llegué a tener la sensación de
que me querían en la escuela por mis papás y no tanto por mi persona o por mi
trabajo.
De todo esto aprender,
aprender mucho porque se trataba de estar hiperatentos todas las clases y así
los exámenes “no sabían ni a melón”. El aprender que valoro porque me hizo una
disciplina, una responsabilidad, una trayectoria, un método de estudio y un
gusto por aprender que he descubierto y valorado mucho después.
Este recuerdo tiene dos
sensaciones: la primera es la nostalgia que me sigue invadiendo al escuchar el
“Largo” de Xerxes de Haendel porque me recuerda el pasillo, los profesores al
frente y la despedida de cada uno, así de simple, sin diplomas ni premios,
despedida y abrazos que se hacían mucho más intensos al salir de la secundaria
y repetir, con la misma música, el mismo ritual humano imprescindible que no sé
por qué no se le ha ocurrido a nadie en otros colegios.
La segunda sensación es la de
sentirme por primera vez una persona individual, distinta. ¿Los signos?: La
ropa nueva, la peluquería de grandes con mi papá y la plática de “hombre a hombre”
que me hizo entrar mental y prematuramente a la adolescencia que llegó mucho
más tarde y creo que aún no se acaba de ir.
Estos
signos pueden parecer pueriles pero si tomamos en cuenta que en la selva de
siete uno se sentía siempre masa y que además la propiedad de la ropa siempre
fue comunal (una imagen imborrable es la de mis papás llegando de una tienda y
echando sobre la mesa un montón de playeras y pantalones y diciendo siempre sin
señalar un destinatario: “les trajimos esto a ver si les queda”), si tomamos en
cuenta esto y que la peluquería era muy cara y entonces el peluquero, el famoso
Miguel iba a la casa y nos cortaba el cabello en serie y en serio para que
durara, pues estos dos signos además de la plática personalizada fueron
imborrables…
domingo, 24 de noviembre de 2013
¿RESPONSIVIDAD O RESPONSABILIDAD? ÉTICA PROFESIONAL E IDENTIDAD INSTITUCIONAL EN UN CAMBIO DE ÉPOCA
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Comienzo agradeciendo sinceramente al Instituto de
Estudios Universitarios a través de la persona del Mtro. José Sanchez Aviña, la
invitación a participar en la presentación de este muy interesante libro que
nos tiene reunidos hoy aquí y que nos invita a hacer múltiples reflexiones
desde perspectivas distintas que tienen como denominador común, un campo
fundamental para comprender e intentar transformar el sistema educativo
nacional: La ética que construye identidad o forma parte esencial de las
identidades personales, profesionales o institucionales
*Texto leído en la presentación del libro Ética profesional e identidad institucional en el año 2006.
“El discurso ético es una
construcción polisémica” inicia diciendo la introducción a cargo de los
coordinadores de este trabajo que reúne catorce ensayos de diecisiete
investigadores de distintas instituciones, sectores y niveles educativos. Así
como el discurso ético es polisémico, lo primero que salta a la vista al lector
al entrar en contacto con los textos, es el carácter también polisémico del
título de este texto. Porque “Etica profesional e identidad institucional”, al
revisar los distintos apartados y capítulos, puede entenderse como: una
selección de sólidos artículos de investigación que reúnen algunos trabajos
sobre ética profesional (sobre todo los del apartado I que tiene el título de
Etica e identidad profesional: “Elementos significativos de la ética
profesional” de Hirsch (coordinadora de esta edición), “Etica profesional. Los
genetistas humanos en Alemania” de Wüestner por ejemplo…) y otros sobre identidad institucional (por
ejemplo el de Medardo Tapia – “La responsabilidad y ética del cambio en las
normales”, el de Jennie Brand – “La identidad institucional del docente en la
Universidad Simón Bolívar” - o el de Amneris Delgadillo – “La evaluación de las
instituciones educativas como generadora de identidad institucional. Las
instituciones educativas lasallistas” -; o bien, como una compilación de
excelentes artículos de investigación sobre la relación entre ética o dimensión
valoral e identidad (“Identidad y ética
profesional en los estudiantes universitarios. El caso de la Universidad de
Guanajuato” o “Tensiones identitarias y ethos profesional. El caso del profesor
de formación cívica y ética” de la Dra. Yurén); el título también puede
interpretarse como una serie de artículos que tratan sobre la formación ética
de los profesionales (“Los valores científicos y profesionales del Ecólogo” de
Guadalupe Ibarra o “Valores y tendencias valorales de los estudiantes dela
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León”, de
Guadalupe Chávez) y también como artículos que abordan el tema de la ética de
los académicos o docentes que forman a los profesionales (el mismo de Brand o
“Microcontextos escolares: génesis de laidentidad profesional y ética de las y
los docentes” y también: “Etica de la profesión académica en la época global”
–de Rodrigo López Zavala, el segundo de los coordinadores).
Pero es precisamente esta
polisemia la que le da una unidad flexible y abierta al libro y permite al
lector aproximarse desde diferentes perspectivas, todas ellas llenas de retos
para el docente, el investigador, las instituciones y el sistema educativo.
1.-Una
preocupación constante.
“La
universidad se ha convertido en la
refaccionaria
del mundo empresarial y
laboral”
Gabrel
Anaya S. J.
Desde el punto de vista de
este lector, el libro tiene otra línea de articulación muy importante, que es
la preocupación fundamental que parece estar sintetizada en la frase de Anaya:
la universidad como repositorio de “piezas” para el engranaje del mercado
laboral en detrimento de una formación profesional que brinde a la dimensión
ética, indispensable para la formación de una identidad profesional e
institucional, la importancia que esta requiere.
Varios artículos mencionan
explícitamente esta preeminencia en la formación profesional de la lógica de la
instrucción o transmisión de saberes sobre la formación ética o vaoral en los
profesionales (Delgadillo o Kiepowikz) o este desequilibrio entre el progreso
técnico que no ha ido aparejado con el necesario desarrollo moral (Hirsch). La
investigación de Yurén muestra como la amenaza para el ethos del docente ante
la introducción de la materia de Educación cívica y ética en la secundaria,
provocó en muchos profesores la tendencia a una “instrucción bancaria”
expresada sobre todo en una “socialización desapegada” que lleva al docente a
preocuparse solamente por cubrir el programa de temas o a la “socialización
inculcadora” que plantea una enseñanza o imposición de creencias o valores en
los estudiantes. Los dos trabajos que se refieren a la identidad de estudiantes
muestran también contradicciones valorales que surgen del énfasis en la
capacitación o formación científico-técnica y el descuido de la formación
ética, que se muestra también de algún modo en el nivel de posgrado en el
trabajo sobre los valores científicos y profesionales del ecólogo.
2.-Profesionales
responsivos.
“La
universidad está formando profesionales
exitosos
para sociedades fracasadas”
Xabier
Gorostiaga S.J.
¿Qué significa en los hechos
visto socio-históricamente este descuido de la formación ética de los
profesionales? La cruda realidad parece mostrar que la frase de Gorostiaga es
una incómoda y preocupante verdad: profesionales exitosos, competitivos,
eficientes, bien capacitados, equipados para hacer una vida laboral adaptada a
las exigencias cada vez más difíciles de este nuevo siglo y sin embargo,
sociedades fracasadas, fragmentadas, divididas, conflictivas y deshumanizante.
La realidad que documentan
estos trabajos que compila el libro, parece mostrar claramente que una
formación profesional orientada solamente desde la visión económica, técnica o
científica, produce profesionales responsivos y no profesionistas responsables,
es decir, egresados que responden pasiva y acríticamente a las demandas de la
sociedad del mercado global pero que son incapaces de responsabilizarse de
manera reflexiva y creativa de las enormes contradicciones, crisis,
desigualdades y desafíos humanos y sociales que este mundo está planteando.
Profesionales responsivos que se adaptan al mundo en que viven sin cuestionarlo
de fondo, pero que no tienen la visión ni las herramientas
afectivo-intelectuales para adaptar el mundo, haciéndose cargo de la realidad
que les ha tocado vivir. Profesionales que, como en el caso de los estudiantes
de la Universidad de Guanajuato estudiados en el trabajo de Kepowicz, conciben
e identifican valores como la honestidad en la universidad y en sus docentes
pero ven claramente que en la vivencia de sus compañeros y de ellos mismos,
predominan más bien comportamientos totalmente contrarios.
3.-Un
horizonte incierto y poco propicio para la ética.
“El
futuro ya no es como era antes”
Paul
Valéry
Una constante más que se
alcanza a leer en todo este libro, es la constatación de que estamos en una
época marcada por la incertidumbre y las presiones de una globalización
económica que está guiada por una visión exclusivamente práctica y
utilitarista.
Este es el punto de partida
del trabajo de Rodrigo López Zavala, que se plantea la pregunta sobre la
influencia de este contexto, sin duda poco propicio para la reflexión y la
vivencia de las cuestiones éticas, en la identidad académica. La presión sobre
lo que el autor llama “la moda instrumental“ sobre la ética de la profesión, traducida en
el peso excesivo de los saberes fácticos y del dominio técnico y académico de
los contenidos de una profesión para poder sobrevivir compitiendo en el
mercado, es una realidad de la que se debe partir si se quiere fortalecer la
identidad profesional del académico en este mundo práctico.
“Se buscaría que el profesor
no se convierta en un simple enseñante de saberes legítimos y actuales , sino
que sea portador del ethos académico; que le permita generar escenarios éticos,
en medio de modas y políticas que estimulan la formación basada en la
racionalidad técnica” dice el autor (p. 259) en una afirmación que expresa esta
preocupación válida en este tiempo marcado, en términos de Lonergan, por la
“aberración general del sentido común práctico” que parece olvidar o incluso
rechazar la comprensión inteligente y razonable y la deliberación ética en aras
de intereses de poder y visiones inmediatistas. Sin embargo, cabe aquí hacer la
pregunta por ese “ethos académico” que pareciera, por el modo en que está dicha
la frase anterior, un ethos ya establecido y predeterminado. ¿No estamos más
bien en un momento en el que precisamente el desafío principal se encuentra en
la construcción de un nuevo ethos académico que sin hacernos meramente
responsivos, incorpore elementos de este cambio de época que tienen que ver
también con la construcción de una nueva ética, como parece decirlo el autor en
otras partes del texto? ¿Cuál o cómo será este nuevo ethos académico que
responda a los tiempos de incertidumbre? ¿Cómo mantener presente y vigente la
reflexión ética en un mundo que privilegia esta racionalidad instrumental?
¿Cómo construir una cultura académica que nos vuelva “facilitadores de una alta
moral” en tiempos de sociedades desmoralizadas, en términos de Cortina a la que
cita López Zavala?
El reto parece partir de un
cambio en la manera en qu los mismos académicos concebimos el ser y el quehacer
académico. Como dice la comisión Delors de la UNESCO, citada en este trabajo,
la actividad docente ya forma parte de “este escenario conflictivo” al que nos
está llevando la globalización y no habrá manera de enfrenta este escenario, si
conservamos los criterios y categorías del pasado.
Llama la atención por ejemplo
que a la par que se afirma que la “naturaleza de la relación entre enseñantes y
aprendices supera el plano de lo técnico” y que
se trata de una profesión (la docencia) que posee natural
intencionalidad de intervenir entre seres humanos”, se afirme después que,
“paradójicamente, el trabajo académico no tiene sólo finalidades académicas”,
entendiéndose aquí trabajo académico, en el sentido que hay que superar, de
trabajo exclusivo con el saber o el conocimiento, el viejo debate al que ya
Ignacio de Loyola en el siglo XVI respondía, cuestionado por la inquisición, diciendo
que al educando hay que formarlo “en letras y en espíritu”, trascendiendo la
falsa disyuntiva de dar solamente conocimientos o solamente formación ética o
humana.
4.-Conservadurismo:
un riesgo permanente
“Todo
tiempo pasado fue mejor”
“Los
jóvenes ya no tienen valores”
Dominio
público
El riesgo permanente del que
hay que estar muy vigilantes, es el del conservadurismo identificado hoy con la
mentalidad llamada genérica y a veces ambiguamente “neoliberal”, que domina
nuestra época. El conservadurismo que privilegia esta relación instrumental y
este seguimiento ciego de las normas del consumo y el dinero, pero que también
corre el riesgo de descalificar, por desconocimiento o ampliación de la “brecha
generacional”, la nueva cultura en la que querámoslo o no, estamos viviendo y
sobre todo, están viviendo los jóvenes de hoy.
Los dos trabajos sobre
perfiles de la identidad de los estudiantes (los estudios de tres licenciaturas
de la Universidad de Guanajuato y de la Facultad de Filosofía y letras de la U.
Autónoma de Nuevo León, sobre todo este último por la cantidad, amplitud y
forma de presentar la información) aportan muchos datos acerca del modo de
significar y valorar la vida y la profesión que tienen los universitarios de
este tiempo. Esta información, junto con la “encuesta nacional de juventud” del
INJUVE y otros estudios de este tipo, son materiales de estudio para cualquier
académico o investigador que pretenda facilitar el aprendizaje o tratar de
comprender y reflexionar este horizonte en el que vivimos, con la visión de
construir una nueva ética para estos nuevos tiempos.
Una constante, desde mi punto
de vista no tan claramente expresada -salvo en el caso del estudio del programa
de formación valoral para padrea de familia y docentes de Meyalli- pero presente en prácticamente todos los
trabajos, es la visión del mundo de la ética como un mundo de principios o
valores que hay que saber, compartir, comunicar, aplicar a la vida, etc. pero
que ya están establecidos.
El riesgo del conservadurismo
y de las visiones “bancarias”, en términos del estudio de Teresa Yurén, está
claramente expresado en el estudio de Meyalli donde se parte de la afirmación
de ciertos valores preestablecidos y válidos “para todos los hombres de buena
voluntad”, que se enseñan o, como los mismos entrevistados expresan, les son
“dados” a los docentes y a los padres de familia con resultados positivos según
la investigación.
Sin embargo, aunque los demás
trabajos parten de marcos teóricos críticos y de vanguardia (Habermas, Cortina,
Foucault, Deleuze, etc.), no están exentos del riesgo de pensarse o escribirse
desde la visión de ciertos criterios éticos que se construyen diálogicamente
pero que se vuelven los referentes últimos o desde los “discursos éticos”
validados por procesos de comunicación que se pueden pensar como
incuestionables por el procedimiento o el marco conceptual desde el cual se
construyen democráticamente. El riesgo está en quedarse en lo instituido, por
más vanguardista que sea, y olvidar lo instituyente, es decir, analizar los
discursos éticos en sí mismos, sin ver aquello de lo cual están hablando esos
discursos; o revisar los criterios éticos racionales y democráticamente
construidos mas que el dinamismo humano que los construye y las exigencias
intrínsecas en este dinamismo.
Desde mi punto de vista
sesgado por la visión lonerganiana, los tiempos de hablar de educación en
valores o de formación valoral han pasado y necesitamos propuestas que, como
decía Ortega y Gasset: “estén a la altura de nuestros tiempos”. La educación de
la libertad efectiva, es decir, la educación del dinamismo humano (lo
instituyente) que tiene como únicas constantes las operaciones conscientes e
intencionales y sus exigencias de atención, inteligencia, razonabilidad y
responsabilidad, debería ser la nueva forma de educación moral o ética en estos
tiempos inciertos, plurales, relativos y dinámicos, para superar esa visión de
“rescate” o “recuperación” de valores perdidos a las que hacen referencia los
profesores en la investigación de Yurén.
5.-La
respuesta está en el futuro.
“La
respuesta a los retos de este cambio de época
y a
las desigualdades sociales que nos plantea
no
está en el pasado sino en el futuro”
Luis
Ugalde S.J.
Porque la respuesta a las
interrogantes éticas que se plantean a las profesiones hoy en día y que
constituyen un elemento central, como lo dice Kepowicz en su artículo, de la
construcción de identidades, debe ser buscada en el futuro y no en el pasado.
La respuesta está en la formación de profesionales responsables que sepan
hacerse cargo de la realidad en la que viven en lugar de profesionistas
responsivos que se adaptan al contexto tal como está y ahondan “el ciclo amplio
de declinación” en que parece que estamos viviendo.
Para lograrlo, es necesario
formar académicos y docentes responsables y no simplemente responsivos. Esto
pasa necesariamente por una reconstrucción dinámica y crítica del ethos de la
profesión académica, como lo plantean de diversas formas algunos artículos del
libro. Pero esto no será posible, si no se logra, a nivel social y político, la
construcción de un sistema educativo y de unas instituciones responsables, que
también sepan de manera estructural, hacerse cargo de esta realidad del cambio
de época.
Porque el mundo de lo ético y
de la vivencia moral en estos tiempos, es un mundo complejo que no puede
funcionar a partir de “códigos deontológicos”, porque como bien lo plantea el
artículo de lo genetistas alemanes, la construcción de códigos deontológico no
garantiza la vivencia de estos valores por parte de los profesionales debido a
diversas dificultades que en el mismo artículo se señalan:
-Los principios éticos son
demasiado generales
-Los principios éticos pueden
entrar en conflicto unos con otros
-Los principios de una ética
profesional pueden entrar en conflicto con otros intereses sociales
-La realización de los
principios éticos puede fracasar debido a cuestiones externas a la profesión.
-La realización de los
principios éticos puede fracasar debido a cuestiones internas de la profesión y
su ejercicio.
Estas y otras dificultades
que en el artículo se señalan, parecen dejar claro que como afirma Lonergan:
“El bien siempre es concreto pero las definiciones son abstractas” y en ese
sentido, las normas éticas de la profesión son abstracciones que pueden
formular conceptualmente algunos principios generales pro que de ninguna manera
resuelven el problema de la ética profesional.
El reto entonces no está en
la inclusión de materias de ética profesional en los planes de estudio sino en
el replanteamiento ético de toda la estructura institucional de la educación y
del ethos de la profesión académica como elemento regulador de los modos
concretos de vivir esta actividad, desde ciertos modos de significar y valorar
que son comunes a todo el gremio.
Estos y otros elementos
surgen a partir de la lectura de “Ética profesional e identidad institucional”
que sin duda es un gran disparador de pensamiento y de preguntas acerca de este
enorme reto en el que está en juego sin duda, la posibilidad de construir paulatinamente,
una perspectiva ética que genere una identidad profesional e institucional más
propicias para la humanización y la justicia. Es por ello que sin duda, vale
mucho la pena acercarse a este libro.
Hirsch, A. y
R. López (2003). Etica profesional e
identidad institucional. Universidad Autónoma de Sinaloa. México.
domingo, 17 de noviembre de 2013
El conocimiento sobre el conocimiento en Educación: Un mosaico de posibilidades para construir un mejor futuro.
*Reseña leída en la presentación del libro en la Ibero Puebla.
1.-Conocimiento
en Educación.
“Hoy en día,
el edificio del saber contemporáneo se eleva como una torre de Babel que nos
domina en lugar de dominarla nosotros a ella”.[2]
Si miramos con
perspectiva histórica, la evolución del conocimiento en Educación como
disciplina independiente de la Filosofía, es decir, el paso fundamental de la
Pedagogía –como reflexión teórico-filosófica de carácter prescriptivo acerca de
la formación del ser humano- a las
llamadas “ciencias de la Educación” –con la aspiración de Dewey de construir
una “ciencia de la educación” autónoma- empíricas y con pretensiones de
cientificidad es un evento relativamente reciente.
En efecto, estamos
hablando de la segunda mitad del siglo XIX con la emergencia del positivismo y
el llamado “método científico” –tan presente aún en la conciencia de los
investigadores como EL método único para construir conocimiento válido-, de la
distinción fundamental de Dilthey entre “Ciencias de la naturaleza” y “Ciencias
del Espíritu” con sus consecuentes finalidades distintas –respectivamente:
explicar y comprender- y su consecuente diferenciación metodológica entre lo
experimental y quasiexperimental y lo hermenéutico-interpretativo.
De ahí que si
mantenemos esta mirada histórica, fue apenas ayer -y todavía se estudia en los
programas de Educación de las universidades- que en los sesentas y setentas se
vivía el debate sobre lo que era realmente construir conocimiento empírico
sobre el fenómeno educativo. Emblemático debate el de Schulman y seguidores que
defendían la visión de “proceso-producto” para mirar lo educativo y la de Gage
y otros que sustentaban la necesidad de mirar lo que pasa en las aulas como
algo más complejo que esa caja negra en la que pasa algo con los insumos que
genera ciertos productos distintos, llamados “sujetos educados”.
En este marco de una
disciplina en etapa de formación nos encontramos que en México la historia es
aún más reciente. La construcción de conocimiento empírico de la Educación, al
menos de una manera sistemática y más autónoma, se remonta a los años sesenta
en que Pablo Latapí funda el Centro de Estudios Educativos.
No se trata aquí de hacer una historia detallada del
proceso de nacimiento de este campo de la investigación educativa en nuestro
país, que se encuentra ya muy bien documentado y magistralmente sintetizado por
el mismo Latapí en su conferencia de clausura del IX Congreso Nacional de
Investigación Educativa del COMIE en Mérida: ¿Recuperar la esperanza?[3] Se trata solamente de
señalar dos elementos que contextualizan el trabajo que aquí se presenta y
permiten hacer una adecuada valoración del mismo:
-Por un lado, que la construcción de conocimiento en
Educación en México tiene una historia que se remonta a algo más de cuatro
décadas y que responde sin duda a las condiciones de un país fuertemente
centralizado en sus procesos y estructuras.
-Por otro, que esta construcción de conocimiento en
educación, que la historia de la investigación educativa nacional está marcada
por este debate histórico entre dos concepciones de ciencia: La concepción
positivista que exige al conocimiento
educativo ceñirse al modelo de las ciencias naturales y usar “EL método
científico” frente a la concepción hermenéutico-interpretativa que plantea el
conocimiento educativo como descriptivo y comprensivo y excluye la posibilidad
de experimentar y medir los fenómenos educativos.
2.-Conocimiento
sobre el conocimiento en Educación.
“Se puede comer sin conocer las leyes de la
digestión, respirar sin conocer las leyes de la respiración, se puede pensar
sin conocer las leyes ni la naturaleza del pensamiento, se puede conocer sin
conocer el conocimiento. Pero, mientras que la asfixia y la intoxicación se
dejan sentir inmediatamente como tales en la respiración y en la digestión, lo
propio del error y de la ilusión es no manifestarse como error o ilusión”.[4]
El libro que hoy se
presenta es el resultado de un intento colaborativo por construir “conocimiento
del conocimiento” de la Educación en Puebla. Es por ello que está marcado
fuertemente por esta historia de una disciplina naciente y de un país
centralizado y centralista. De esta búsqueda y de esta lucha da cuenta el
trabajo de Laura Helena Porras que en sus “Reflexiones sobre la investigación
educativa en Puebla” plantea justamente que el camino recorrido en nuestro
estado en el campo de la investigación educativa es breve y ha implicado un
trabajo para ganar reconocimiento de las instancias que legitiman la
construcción de conocimiento educativo a nivel nacional. En este trabajo se
plantea que Puebla vive un momento “fundamental para el despegue de la investigación
educativa”…(p. 22), debido a que empieza a haber una masa crítica suficiente de
investigadores en el campo, que se están concursando proyectos para obtener
financiamientos nacionales y que las autoridades están buscando hacer de
nuestra ciudad y estado un “punto de referencia” en educación superior. Para
aprovechar este momento, se plantea la necesidad de seguir trabajando
fuertemente por desconcentrar del DF los recursos humanos y formar
investigadores jóvenes que “puedan tomar la estafeta del camino ya andado por
los pioneros” de este campo.
Del esfuerzo por
integrar los procesos aislados de avance en la investigación educativa en
Puebla para hacer sinergia en la construcción de conocimiento en Educación a
partir de lo que en este trabajo de conocimiento del conocimiento educativo se
detecta como necesario se habla en la introducción de Isabel Royo así como en
el trabajo de Alma Yolanda Castillo que hace un “recuento de una experiencia
para tejer redes” en el campo de la investigación educativa, compartiendo y
debatiendo los temas, los sustentos teóricos, las metodologías diversas que se
utilizan en los trabajos que se están realizando en el momento de la
construcción del libro. La estrategia que se intenta es la de la organización
de coloquios estatales de investigación educativa que se alternan en las sedes
de las coordinadoras de este trabajo y la meta es la construcción de una red de
investigación educativa en el estado de Puebla, objetivo que según registra el
libro, está aún en proceso de consolidación.
3.-Un
horizonte abierto
“Pero la
aptitud del conocimiento para tratarse como objeto y la aptitud del espíritu
para considerarse a sí mismo permiten instaurar un sistema de metapuntos de
vista sobre el conocimiento”.[5]
La brevedad de esta historia
en nuestro estado y la necesidad de construir redes que hagan sinergia y que
puedan consolidar esta historia formando cuadros para el futuro de la
investigación educativa en la región, así como la oportunidad histórica de la
visión de Puebla como una ciudad referente en la educación universitaria hacen
de la realidad de este campo, tal como lo señala el título del libro, un
horizonte abierto, un horizonte en construcción y expansión que requiere del
esfuerzo de todos los que trabajamos en la disciplina y concretamente en la
construcción de conocimiento sobre lo educativo. Pero este esfuerzo, plantean
las autoras y se ve a lo largo de todo el libro, no puede ser un trabajo que
siga caminando en la dispersión y la desarticulación sino que tiene que generar
redes, proyectos colaborativos, espacios para compartir y debatir, programas
conjuntos, pasos colectivos.
4.-Un
mosaico de posibilidades
“Difícilmente
nos damos cuenta de que nuestras ganancias inauditas de conocimiento se pagan
con inauditas ganancias de ignorancia”.[6]
La segunda parte del libro muestra que este horizonte
abierto es todo un mosaico de posibilidades de construcción de conocimiento en
líneas que se abren pero necesitan continuidad y consolidación pues no pueden,
no deberían quedar como proyectos únicos que nacen de la mente de un
investigador o de un equipo de investigadores, se realizan en este mismo núcleo
cerrado y culminan con un reporte de investigación –artículo, libro- que se
socializa más o menos en el ámbito regional o nacional y termina ahí para
reiniciar en otro proyecto con otra lógica, desde otro equipo o investigador
que multiplica los temas, los campos, las teorías, los métodos, los campos o
instituciones a conocer.
Los recuentos sobre la
investigación que se realiza en la UPN o en las normales poblanas (Pérez Vélez;
Domínguez) y los informes de investigación que se publican muestran una amplia
gama de temáticas, marcos teóricos y metodologías que van desde estudios sobre
cultura política (Royo-Motolinia) o migración (Aguilera-Rodríguez) hasta
patrones de interacción en el aula (Castillo) o estudio de telecentros –medios
en educación- (Santos-Porras).
El mismo mosaico se
presenta en las reseñas de tesis de la parte IV: Una muy rica e interesante
recopilación sistemática de trabajos de investigadores en formación en el
momento de la elaboración del libro que muestra también un mosaico amplio y
variado de temas, objetos de estudio y metodologías diversas.
Encontramos ahí
trabajos de corte administrativo como el de Villegas (simulador para el
desarrollo del potencial directivo), centrados en procesos de aprendizaje como
el de Neve (procesos de autorregulación en estudiantes de diseño gráfico),
expectativas o motivación de estudiantes (como los de Huesca y Motolinia) o de
corte sociológico (posibilidades de ingreso a la universidad de bachilleres con
base en su capital cultural de Sarmiento) o curricular (Experiencias
extracurriculum, de Blanco).
Todas estas temáticas
se enmarcan en líneas de investigación pertinente y necesaria para comprender
lo que pasa en las instituciones educativas de Puebla. Sin embargo, cabe la
pregunta si hay realmente una consistencia y una estructura académica
institucional (en las diversas universidades y normales estudiadas) que acoja e
integre estos proyectos en un marco más amplio que construya conocimiento
consistente, amplio y sostenido sobre estos campos para contribuir a la mejora
de la calidad educativa en el estado o si se trata de proyectos de
investigación aislados que no tienen la continuidad deseable.
Un trabajo de seguimiento
en un siguiente proyecto de investigación sobre la investigación educativa –la
construcción de los estados del conocimiento 2010 del COMIE es sin duda una
oportunidad de oro para esta tarea- podrá ir dando respuestas respecto a qué
tanto este mosaico temático, metodológico, teórico, está perfilando un conjunto
de líneas de investigación que caractericen y representen a la construcción del
conocimiento sobre la Educación en nuestro estado o seguimos estando ante un
horizonte abierto que hay que seguir buscando consolidar.
Desde la mera
percepción superficial, daría la impresión de que no es mucho lo que se ha
caminado en la construcción de redes y líneas de investigación institucionales
e interinstitucionales en el campo educativo a pesar de la multiplicación de
los programas de posgrado en Educación en Puebla. Un estudio más profundo y
sistemático puede contestar con mayor pertinencia esta cuestión.
5.-Especializaciones
funcionales y conocimiento del conocimiento en Educación.
“La unidad de
un tema en proceso de desarrollo es dinámica….El desarrollo parece partir pues,
de un estado inicial de indiferenciación y evolucionar, por medio de un proceso
de diferenciación y especialización, hacia una meta final en la que las
funciones diferenciadas se ejercerán en el interior de una unidad integrada…”[7]
En su libro: “Método en
Teología” (1988)[8],
Bernard Lonergan aporta lo que llama “Especializaciones funcionales” que
caracterizan la construcción de conocimiento aplicable a todas las ciencias
humanas. Este marco heurístico puede ser de utilidad para evitar caer en la
“torre de Babel” que señala Morin en la cita anterior.
Sin pretender explicar
estas especialidades, creo que el libro que presentamos tiene la virtud de
incluir a varias de ellas y mostrar la complementariedad y la cooperación
necesaria entre todas para la construcción progresiva del campo de la Educación.
Explicitar la especialidad en la que se encuentra cada parte presentada puede
ser de gran utilidad para una mejor comprensión de los lectores sobre el
contenido del libro.
Una primera
especialización es propiamente la de “investigación de los datos”. En este
campo podemos ubicar la segunda y cuarta partes del libro, es decir la que
presenta informes de investigación y tesis recopiladas.
Una segunda
especialización es la “sistematización”: Aquí podemos ubicar los trabajos de la
primera parte del libro, exceptuando el de Octavi Fullat, puesto que hacen un
análisis que relaciona todos los trabajos de investigación recopilados en el
trabajo de investigación sobre la investigación educativa y le da un sentido y
significado en el contexto de Puebla.
Una tercera
especialización es la “explicitación de fundamentos”, donde se pude ubicar
precisamente el muy rico y erudito trabajo del Dr. Fullat titulado: Método y
ciencias humanas. En este trabajo se hace un esbozo de los fundamentos
epistemológicos de la investigación educativa, que plantea elementos para
sustentar la sistematización que implica el trabajo de construcción de
conocimiento sobre el conocimiento de la Educación.
Por último, la
entrevista con una investigadora del prestigio y solidez de la Dra. Frida Díaz-
Barriga Arceo, representa la especialización: “Comunicación”. En esta
entrevista la Dra. Díaz-Barriga comparte un poco de sus motivaciones para hacer
trabajos desde la Psicología de la Educación y da cuenta de sus posiciones
acerca del conocimiento en este campo de las llamadas “Ciencias de la
Educación” y de los temas que ella ha investigado, incluyendo la línea del
constructivismo socio-cultural en el que ha desarrollado trabajos que son
referente a nivel nacional.
Quedan fuera algunas
otras especializaciones (la mitad) tales como: Interpretación, Historia,
Dialécticas, Doctrinas, que son dimensiones adicionales que complementan el desarrollo
progresivo de la unidad integrada de cualquier campo en las ciencias humanas y
en este caso, de la Educación. Sería imposible que un libro incluyera todas las
especialidades. Existen trabajos que se enfocan a las que aquí están ausentes.
6.-Concluyendo.
“El conocimiento del conocimiento debe llegar a ser, con toda legitimidad,
científico al ciento por ciento, al objetivizar al máximo todos los fenómenos
cognitivos. Pero al mismo tiempo debe y puede seguir siendo filosófico al
ciento por ciento”.[9]
El conocimiento del
conocimiento, en el caso de este libro, el conocimiento del conocimiento de la
Educación, debe llegar a ser científico con toda legitimidad. Este libro es una
aproximación en la construcción de este conocimiento científico del conocimiento
educativo. Pero el conocimiento del conocimiento debe también ser al mismo
tiempo filosófico y este trabajo no olvida esta dimensión al incluir el trabajo
de Fullat ya mencionado.
La construcción de un
conocimiento del conocimiento de la Educación es una tarea permanentemente
desafiante que requiere de esta doble mirada científica y filosófica tejidas en
su complementariedad y en sus contradicciones. El trabajo realizado por las Dras.
Royo, Castillo y Porras es una muestra de que con buena voluntad,
profesionalismo y colaboración, es posible enfrentar este desafío y construir
progresivamente un mejor conocimiento del conocimiento educativo para mejorar
los procesos de generación de conocimiento de la Educación y contribuir desde
allí a la transformación profunda de las prácticas, las estructuras y las
culturas educativas, tan necesarias en estos tiempos de
crisis-cambio-globalización en que nos ha tocado vivir.
Royo, I.;
Alma Y. Castillo y Laura H. Porras. (2010). La investigación educativa: un
horizonte abierto. BUAP-UIA Puebla-UPAEP-UDLAP-Contracorriente-U. Pedagógica
Nacional.
[1] Doctor en Educación. Coordinador del Doctorado
Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana Puebla.
[3] Pablo Latapí. ¿Recuperar la
esperanza? La investigación educativa entre pasado y futuro. Conferencia de
clausura. IX Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mérida, Yuc., 5-9 de
noviembre de 2007.
[4] Op. cit. P. 17
[5] Op. cit. P. 26
[6] Op. cit. P. 21
[8] Op.cit.
domingo, 10 de noviembre de 2013
El futuro ya no es lo que era antes.
*Texto de una conferencia impartida en la Universidad Autónoma de Tlaxcala en el año 2000.
Retos y expectativas
de la universidad pública en la globalización.
“El futuro ya no es lo que antes
era, nos recuerda
Valéry. Ya no hay recetas ni rumbos
claros. Incierto,
Promisorio, inseguro, inquietante es
lo que viene para México.
Lo único cierto es que lo que
hagamos marcará la mitad del
Rostro futuro de México. El resto lo
definirá el azar.”
Jesús Silva-Herzog Márquez.
1.-NEGANDO
EL ARTE NUEVO: ACERCAMIENTOS A LA GLOBALIZACIÓN.
El futuro ya no es lo
que antes era, ya no hay en efecto, recetas, caminos ciertos, seguridades a
prueba de todo cuestionamiento. Estamos en una crisis de futuro y esto puede
significar muchas cosas y generar muy diversas reacciones. Crisis de futuro
puede significar imposibilidad de futuro o puede también significar, momento de
toma de decisiones para posibilitar el futuro, un futuro que iremos
construyendo nosotros y el azar pero que, como dice el poeta Benedetti, debemos
tratar de que dependa “cada vez más de nosotros y menos del azar”.
Diversas pueden ser las
reacciones ante la incertidumbre del futuro: hay quienes añoran ese antes
cuando el futuro era de otro modo y se podía predecir, prever, anticipar y
entonces pretenden negar la realidad y cerrarse a su dificultad intrínseca y en
el caso que ocupará estas líneas, el de la globalización, se empeñan en ver
este proceso como el mal disfrazado de yuppie y para ellos no hay peor insulto
que ser tecnócrata neoliberal. Son los “globalifóbicos”, según el “cultísimo”
aporte a la lengua española del presidente Zedillo en el foro de Davos, Suiza.
Hay otros que , como él y muchos miembros de su gabinete, más bien creen que el
futuro es como el presente , que la realidad es solamente lo que tenemos hoy y
que no hay otro camino posible más que este para la humanidad entera.
Llamémosles “globalifílicos” como ya algunos columnistas han hecho a partir del
manifiesto contra la “globalifobia” del “Foro económico mundial”.
Sin embargo, creo que
habría que añadir un tercer neologismo. Digámosles “globalicríticos” a los que
intentan entender el fenómeno de la globalización sin prejuiciarse
ideológicamente a favor o en contra y tratan de asumir una postura crítica para
buscar la construcción de una mejor realidad a partir de la comprensión
inteligente de la realidad en que nos movemos hoy. “Mi plumaje es de esos” o
intentaría serlo, parafraseando a otro poeta.
“Y escribo por el arte que
inventaron
los que el vulgar aplauso
pretendieron
porque , como las paga el vulgo es
justo
hablarle recio para darle gusto”.
Lope de Vega. Arte nuevo de hacer comedias de este tiempo (1609) *
Porque lo más fácil
sería, si se pretende “el vulgar aplauso”, hablar recio y ponerse a decir que
la globalización es algo así como el demonio o el anticristo que llegó con el
año 2000 y que es peor que el fin del mundo porque va a ser de poquito en
poquito; o, si se tratara de otro público más “moderno”, hablar recio a favor
del proceso globalizador viendo solamente sus virtudes y negando que tenga
cualquier efecto nocivo para la humanidad o para las universidades.
Sin embargo,
contradiciendo el arte nuevo de hacer novelas al que Lope se refiere, invito al
lector a un análisis más objetivo, más serio, más desprejuiciado, que quizá de
allí salgan conclusiones más críticas para buscar un futuro mejor desde la
incertidumbre promisoria y aterradora de este “cambio de época presente”.
2.-EL
NOMBRE DEL JUEGO:ALGUNOS CONCEPTOS SOBRE LA GLOBALIZACIÓN.
Iniciemos con algunos
conceptos sobre la globalización porque el término es tan mencionado que puede
ya no significar nada para los que lo escuchan. Tomo algunas nociones de
diferentes perspectivas, citados recientemente por la Dra. Rosa Nidia Buenfil
en una conferencia sobre la cultura del siglo XXI ofrecida en el ITESO con
motivo de la apertura del doctorado en Filosofía de la educación.
La globalización puede
ser entendida como el “sistema mundo” al que se refiere Wallerstein cuando
analiza la evolución del sistema capitalista y habla de cómo la lógica misma de
este sistema mundo impide necesariamente el desarrollo de los países pobres
porque lo que se desarrolla es el sistema-mundo y para desarrollarse requiere
de la desigualdad y la exclusión.
Otra manera de entender
globalización es la de Braudel que habla del capital universal en relación a
una economía mundial de mercado. Existen otras visiones que conceptualizan esto
desde una perspectiva cultural y entonces hablarn del proceso de construcción
de un sistema cultural global o de una aldea global cada vez menos
eurocéntrica.
En la literatura
referente a Educación, según la Dra. Buenfil, encontramos otras visiones: la
conceptualización del mundo como un solo lugar de producción o la visión de
globalización como homogeneización cultural y la visión de Aaronovitz de la
globalización como “catástrofe cultural”.
Existe según un diálogo
reciente sobre el futuro publicado por “Letras libres” (no. 13, 2000), una
dialéctica fundamental que también menciona la Dra. Buenfil , en torno a las
visiones de globalización, que podría resumirse en dos posiciones extremas: La
visión de este proceso como convergencia e integración en torno a ideales y
normas liberales como democracia, imperio de la ley, cooperación internacional
o consumismo, visión más cercana a los planteamientos de Fukuyama (2000) y la
visión de este proceso como el de bloques de valores -principalmente occidentales europeos y
orientales- que entran en choque, visión que sostiene Huntington . (Letras
Libres, no. 13).
Lo cierto es que la
globalización es un proceso complejo que no puede entenderse simplemente con un
juicio simplista de bueno o malo sino que tiene que ser estudiado , investigado
, entendido y criticado. He aquí una primera tarea universitaria que retomaremos
más adelante.
3.-DE
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL A LA SOCIEDAD POSINDUSTRIAL: GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA.
Un primer aspecto, sin
duda el detonador de esta globalización es el relacionado con la Economía de
mercado. La globalización puede significar en este sentido el “imperio del
mercado libre” mundializado, lo que incluye obviamente la mundialización del
capital, de la producción y del consumo y una nueva división internacional del
trabajo. (Bell, 2000).
Este proceso
globalizador se da en el marco de una transición generada por la revolución
tecnológica de este siglo y el mundo de los medios de información: la
transición de una sociedad industrial a una sociedad postindustrial. Daniel
Bell señala en un artículo reciente algunos elementos de esta transición:
-El paso de una
tecnología mecánica a una tecnología intelectual.- El paso de las grandes
máquinas movidas por vapor, electricidad, combustibles y manjejadas por el
hombre a las tecnologías modernas de la información manejadas a través de
computadoras.
Este paso implica la
“codificación del conocimiento teórico”, el paso de una investigación y
desarrollo de tecnologías que surgen del ensayo-error empírico a una tecnología
que surge directamente del conocimiento teórico aplicado.
-El paso de la producción
como desarrollo de productos a una fase de mejoramiento de su calidad (ej.
Japón) y a uno ulterior de fabricación normalizada o estandarizada de los
mismos productos que reduce significativamente el costo de su producción (el
caso de Korea, Hong Kong o China a finales del siglo XX).
-La distinción entre
innovación –derivada de la ciencia que se aplica a la tecnologíca-, la
innovación –que depende más de la flexibilidad y adaptación de las
organizaciones- y la difusión –que es fruto de la mercadotecnia y los medios de
promoción y comercialización intensiva-.
-El paso o la
distinción entre tecnologías transformadoras –el teléfono o el televisor que
cambiaron radicalmente el estilo de vida y de comunicación- , tecnologías
extensivas –el celular que hace más extenso y fácil el uso del teléfono o la
televisión por cable que facilita la difusión mundial de ciertas cadenas-, y
los nichos- que son segmentos específicos de mercado sobre los cuales se
desarrollan productos especiales como las redes internas de comunicación de las
empresas (pbx) o los canales especializados de ventas o de noticias-.
Es interesante lo que
Bell destaca en el sentido de que la mayor parte de las empresas de Estados
Unidos y otros líderes del mundo global se son empresas pequeñas que se dedican
a los nichos porque se requeiere de un gran capital y de una empresa muy grande
para producir tecnología transformadora (innovación).
Bell señala como
condiciones para que un país pueda acceder a la “escala tecnológica” que
demanda la globalización la existencia de un período de paz y estabilidad
interna (ahora entendemos porque se insiste tanto en la estabilidad de México
en los discursos oficiales), una amplia clase empresarial y UN SISTEMA
EDUCATIVO DE CALIDAD que enseñe a la gente a leer, escribir y contar, lo
indipensable para entendérselas con la tecnología.
4.-DE
LA SOCIEDAD MODERNA A LA SOCIEDAD POSMODERNA: GLOBALIZACIÓN CULTURAL.
Pero la globalización
económica ha traído consiogo procesos culturales de globalización. Existe una
evidente tendencia a la homgeneización de los estilos de vida en el mundo (las
modasy los modos son cada vez más parecidos en cualquier ciudad del mundo), una
estandarización y masificación del consumo (todo el mundo oye a Ricky Martín
por ejemplo o come Mc. Donald´s) y con ello, una conformación de identidades
débiles o un debilitamiento de las identidades nacionales fuertes de antaño.
Esto genera poco a poco una relativización de los valores que llega al
relativismo y una falta de utopías, modelos fuertes o “metarrelatos” que puedan
ser factores de unidad o cohesión social.
Existe sin embargo, la
emergencia de ciertos valores globales que empiezan a ser compartidos: la
cultura de los derechos humanos, del respeto al medio ambiente (“La octava
inteligencia de Gardner”) o de la democracia.
La dialéctica entre
identidades regionales y nacionales con sus valores y tradiciones y proceso de
globalización que tiende a homogeneizar y a debilitar esas identidades está
presente hoy más que nunca.
5.-WINERS
Y LOSERS: GLOBALIZACIÓN SOCIAL.
En el ámbito social, el
mismo Fukuyama que es un defensor del liberalismo y del proceso globalizador,
señala que existe un preocupante resquebrajamiento que hace que ahora tengamos
sociedades menos coherentes, un consumismo excesivo -que por lo demás es
inherente al proceso de globalización económica-, un deterioro del deber y la
solidaridad y algunos otros autores señalan el reforzamiento de un
neodarwinismo social que tiende a dividir la vivencia social en torno a ganadores y perdedores y a establecer una
feroz competencia y un exacerbado individualismo para llegar a ser ganador y
evitar ser señalado como culpable por el entorno social si no se triunfa,
triunfo por lo demás muy ligado exclusivamente al éxito económico o a la fama.
Serio Zermeño ha
escrito en su libro “La sociedad derrotada” (1997), esta visión de
resquebrajamiento social como la existencia de “many Méxicos”, muchos Méxicos
cada vez más alejados entre sí.
6.-EL
MONOPOLIO DE LA COOPERACIÓN: GLOBALIZACIÓN POLÍTICA.
La pérdida o
debilitamiento progresivo de las identidades nacionales por el proceso de
integración y homogeneización globalizador, junto con otros factores complejos
ha dado como resultado el debilitamiento de los estados nacionales. Hobsbawm
(Letras libres no. 13) señala que desde el siglo XVIII hasta la década de 1960
se dio un proceso de fortalecimiento de diversos estados nacionales y que el
proceso de debilitamiento inició a partir de los años setenta del mil
novecientos.
Este debilitamiento de
los estados se ahonda ante la carencia de instituciones globales o nacionales
que medien entre las fuerzas de globalización económica y las especificidades
de cada nación. La soberanía es entendida ahora como el “Monopolio de la
cooperación” y estamos ante un sistema global gobernado por comités y
membresías (la OCDE, El foro mundial, el FMI, el Banco Mundial, el grupo de los
siete, etc.)
La participación en el
mercado ha sustituido a la participación política y en ese sentido se nota un
creciente desinterés y aún desilusión hacia la política, los políticos y los
partidos políticos por parte de las personas que han pasado a ser consumidores
en lugar de ciudadanos.
Con todo, el
crecimiento de la fuerza de la “opinión pública” con todo y lo caótico y
manipulado que esto está todavía y la necesidad de administración más plana y
descentralizada en las organizaciones, parecen apuntar a posibles escenarios
más positivos.
7.-DENTRO
DEL JUEGO PERO MÁS ALLÁ DEL JUEGO: EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA EN LA
GLOBALIZACIÓN.
“La transformación de la sociedad
comienza
con la capacidad de reducir la
pobreza y la mera subsistencia
y de satisfacer las necesidades de
la mayoría de la población”.
Daniel Bell.
Aún desde análisis que
partan de aceptar esta lógica de consumo y mercado como las que rigen la vida
moderna y no cuestionen el modelo que se está imponiendo como única vía, se
señala cada vez con mayor fuerza (el banco mundial ha hablado de “humanizar la
globalización”) la necesidad de incrementar los esfuerzos de lucha contra la
pobreza y la desigualdad. El problema está en la posibilidad o imposibilidad de
hacerlo con un modelo tal como el que ahora rige la economía mundial
globalizada. Esta es una tarea profundamente universitaria. El estudio serio ,
la crítica razonable y razonada, la búsqueda de mejoramiento y alternativas a
este modelo económico es una prioridad para nuestras universidades y en este
campo de la equidad, sobre todo de las universidades públicas.
El ideal de equidad ha
sido uno de los pilares sobre los cuales se ha edificado históricamente la
universidad pública y toda la educación pública en general. Autores como
Portela señalan como, ante este proceso de globalización económica y de normas
e ideales liberales, este objetivo de equidad vía la educación se ha venido
sustituyendo por el de la calidad, término ambiguo como bien señala Latapí
(1996).
Sin profundizar mucho
en el tema, me parece necesario señalar que el objetivo de la equidad sigue
siendo una prioridad en nuestra educación de todos los niveles incluyendo el de
la educación universitaria. Analizar nuestra sociedad nos hace caer en la
cuenta de que esta es una meta necesaria para aspirar a cualquier desarrollo
ulterior –sea este o no, como parece no ser, el modelo de desarrollo que la
globalización parece estar imponiendo como válido-.
Sin embargo el valor de
la calidad en la educación universitaria no puede ser desdeñado y mucho menos
si tenemos conciencia de que el proceso de globalización implicará la
competencia y el flujo de profesionales de un país a otro tarde o temprano. El
problema no está entonces en que existe un dilema real entre equidad o calidad
sino en cómo asumir el reto de dar una educación universitaria de calidad para
la equidad, es decir, de la definición de una idea de calidad acorde a nuestra
realidad y del planteamiento de estrategias adecuadas para ir consiguiendo esta
calidad que vaya intrínsecamente ligada a la construcción de un país más
equitativo.
A.-GLOBALIZACIÓN
ECONÓMICA.
La globalización
económica está planteando a las universidades públicas de una reflexión
razonada, crítica y responsable sobre el tema del financiamiento por parte del
estado, de las cuotas que ya se pagan en prácticamente todas las universidades
del país menos en la UNAM y de la necesidad de acceso a otras fuentes de
financiamiento nacionales y sobre todo, internacionales.
Esta exigencia trae
consigo también la necesidad de plantearse una noción crítica de eficiencia y
una medida razonable de incorporar eso que llaman “criterios de mercado” a la
organización y funcionamiento de las universidades. No se trata de adoptar
ciegamente modelos extranjeros o de instituciones privadas pero sí de ir
generando una serie de criterios propios y adecuados a las finalidades de una
educación pública que vayan en la línea de la calidad, la eficiencia y todos
estos elementos que si no se absolutizan, son legítimos y necesarios en toda
universidad.
La necesidad de una
planeación para orientar a las universidades públicas a la producción de
“conocimiento teórico codificable”, es decir, aplicable a los procesos de
innovación, mejoramiento o difusión de la tecnología para reducir la
dependencia del exterior es otra cuestión que debe empezar a estudiarse. La
universidad pública no debería convertirse en formadora de técnicos que operen
lo que se diseña, se mejora y se difunde en otros países sino de profesionales
que sean generadores de conocimiento que pueda ser aplicado. Este proceso
tendría que hacerse cuidando que la universidad no vaya abandonando o dando menos
importancia a las áreas disciplinares o profesionales menos pragmáticas o a la
generación y reflexión de conocimiento teórico “desinteresado”, es decir,
interesado solamente en entender nuestra realidad y en conocerla y explicarla o
interpretarla.
A partir de los
planteamientos de Bell, considero impostergable el análisis del campo o los
campos en los que la universidad pública habría de tender en la formación de
sus egresados: ¿Es viable formar a la gente para el desarrollo de productos,
para el mejoramiento de su calidad o para insertarse en los procesos de
fabricación de productos normalizados o estandarizados? ¿es posible y deseable
formar profesionales que persigan la invención (ciencia), la innovación
(organizaciones) y/o la difusión
(“creación de productos” , comercialización)? ¿Será posible ir accediendo a la
creación de tecnologías transformadoras, extensivas o tenemos un campo
interesantísimo que no requiere de tanto capital sino de talento humano
organizado en el campo de los nichos especializados? ¿Se puede contribuir desde
la universidad pública al desarrollo de una AMPLIA clase empresarial o se le
seguirá dejando a la universidad privada la formación que perpetúa la misma
reducida élite empresarial? ¿Tenemos la calidad de sistema educativo que se
requiere? ¿Enseñamos bien a leer, escribir y contar en los códigos actuales o
seguimos anclados al pasado? En resumen: ¿Puede la universidad pública aportar
alternativas que vayan conciliando el dilema productividad – equidad?
B.-GLOBALIZACIÓN
POLÍTICA.
En lo político el
asunto del debilitamiento del estado, plantea sin duda el riesgo del que ya se
habla mucho en el país de desaparición, adelgazamiento significativo o incluso
“privatización” de la universidad pública, pero plantea también creo yo, la
oportunidad de un replanteamiento y redefinición más sólida, independiente y
actual de lo que es una universidad pública. Hasta allí habría que ir o más
bien., desde allí habría que empezar.
La universidad pública
puede ser o crear las instancias institucionales de intermediación cultural
entre las exigencias de globalización poco exploradas y comprendidas por el
grueso de la población del país y las necesidades e identidades regionales y
nacional.
La universidad pública
puede educar y encauzar la fuerza creciente de la opinión pública para hacerla
más inteligente, crítica y responsable y por ende, menos sujeta a la
manipulación de los medios o los grupos de interés económico, político o
religioso.
La necesidad de
reconstruir la participación política es un papel irrenunciable de la
universidad pública que se ha venido despolitizando quizá por cuestiones
económicas o porque es también sujeto y víctima de esta falta de participación
general. ¿Promovemos la formación de personas y de ciudadanos o la capacitación
de consumidores y vendedores de productos o servicios?
En lo político es
necesario también, porque se corre el riesgo de perderla o de dejarla como
pieza de museo, promover la reflexión y construcción de un nuevo concepto de
soberanía acorde con los procesos globalizadores y la necesidad de insertarse
en la sociedad promoviendo la formación ciudadana es parte de esta redefinición
existencialmente promovida. ¿Qué es un ciudadano de la aldea global además de
un consumidor?
C.-GLOBALIZACIÓN
SOCIAL.
Ante el
resquebrajamiento social, la universidad pública tiene el reto de constituirse
en un puente que vaya abriendo espacios de diálogo y encuentro entre los
distintos grupos sociales y tratando de buscar la convergencia de esos muchos
Méxicos de los que habla Zermeño.
La globalización está
presionando hacia formar profesionistas exitosos y competitivos para sociedades
desintegradas y esa es, en palabras de Gorostiaga (1997) la peor maldición que
le puede pasar a la universidad y sobre todo a la universidad pública. Formar
profesionistas que sean capaces de integrar e integrarse hacia abajo y hacia
arriba en la estructura social para que sean capaces de establecer vínculos y
procesos de promoción de un mayor entendimiento social es una tarea que está
por hacerse y que será quizá a contracorriente de los procesos globalizadores o
las nociones de calidad vigentes. Formar profesionistas con una visión global
desde una perspectiva local o regional.
Formar profesionistas
en y para la colaboración efectiva será también necesario para combatir este
neodarwinismo social que nos lleva a la superviviencia del más apto y que
pierde toda noción de solidaridad, dignidad humana, valores morales o
compasión. Con esto la universidad estará contribuyendo a la formación de
valores sociales.
D.-GLOBALIZACIÓN
CULTURAL.
La universidad es un
espacio privilegiado para la apertura, la tolerancia y el diálogo
intercultural. Estos son quizá los valores más evidentes del proceso
globalizador visto desde la perspectiva de las culturas. La universidad pública
por su misma composición y apertura a recibir población de muchos estratos
sociales, culturas y aún razas y nacionalidades, debe irse convirtiendo en una
promotora del diálogo intercultural y de la tolerancia y la diversidad en una
sociedad que es todavía bastante cerrada a lo diferente y aún racista aunque no
se reconozca.
El asunto de las
identidades débiles y del debilitamiento de los valores puede ser visto como un
problema de relativismo moral pero también podemos entenderlo como una
posibilidad de superación de las posturas dogmáticas y de diálogo horizontal
entre personas iguales en dignidad. Si la universidad lo ve así, puede
convertirse en una eficaz promotora de discusión, reflexión y construcción de
valores comunes (globales) más humanizantes y menos economicistas que los que
rigen actualmente nuestra vida social y cultural.
E.-EXIGENCIAS
DE TRANSFORMACIÓN PARA LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.
Estas cuestiones arriba
planteadas exigen sin duda una transformación de la universidad pública. Una
transformación que no puede ser, como lo pretenden a veces, solamente una
refuncionalización para adecuarse al nuevo estado de la cuestión sino que tiene
que ser una profunda resignificación que solamente se hará en comunidad de universitarios
y en comunidades universitarias donde la inteligencia y la razón y el
compromiso estén por encima de intereses particulares o de grupos, lealtades,
ideologías o posturas políticas.
Estas son algunas de
las áreas donde podría apuntarse la transformación.
a.-En lo teórico: La
necesidad de una reflexión sólida y comunitaria sobre las nociones de
globalización vigentes y las posibles, desde una perspectiva abierta pero
preocupada por el ser humano en todas sus dimensiones y no solamente en el “homo
economicus” que las visiones pragmáticas plantean sería una base para ir
avanzando a una resignificación sobre el ser y el quehacer de la universidad
pública en un mundo globalizado.
b.-En las prácticas: Es
necesaria la transformación, a partir de la reflexión teórica, sobre las
prácticas universitarias de toda índole: lo que sucede en el aula, en las
estructuras curriculares, en las estructuras organizativas, en la noción y
organización de la investigación y la difusión, en las relaciones con el gobierno,
y sobre todo, en la cultura universitaria.
En el aula se requiere
obviamente superar la visión del catedrático que transmite información al
alumno. El conocimiento se contruye y por ello es necesaria una revolución
educativa que transforme los métodos de aprendizaje a partir de una real
transformación de las concepciones y actitudes del docente. Las tendencias
actuales plantean una “des-aulización” progresiva aunque no total, para poner
en contacto al alumno con realidades diversas y promover su aprendizaje en la
investigación, en la intervención y en la solución de problemas con enfoques
más interdisciplinares. Una aula centrada en el aprendizaje y en el estudiante
en formación incluyendo su dimensión ética es necesaria si se quiere acceder a
una real calidad educativa para estos tiempos inciertos.
En la estructura
curricular es necesario pensar en currícula más flexibles, interuniversitarios
–que permitan a los estudiantes tener experiencias de uno o dos semestres en
otras universidades- , basados en competencias y no en contenidos y con un
mayor grado de preparación general que profesionalizante (en Europa un
profesionista cambia en promedio 5 veces en su vida de perfil profesional, en
México el 70% de profesionistas trabajan en cuestiones diferentes a las de su
especialidad). Es necesario también pensar en nuevas profesiones emergentes a
partir de este mundo globalizado.
La universidad requiere
menos burocracia y una estructura organizativa más horizontal, participativa y
flexible y de manera muy importante, un cambio den la visión de autoridad que
se centre en el servicio y no en el poder, una autoridad con visión global más
que particular o local, una autoridad que abra horizontes y no que cierre
posibilidades de desarrollo.
En su relación con el
gobierno la universidad pública tiene que buscar una alternativa entre lo
contestatario y lo subordinado que parece haber sido un viraje histórico en
algunas de ellas. Una nueva noción de autonomía más vista como interdependencia
que como extraterritorialidad tiene que ser definida comunitariamente antes de
que sea redefinida o negada desde fuera. La alternancia en el poder que empieza
a darse en nuestro país va a requerir también una relación más institucional y
menos partidista o condicionada a partidos e ideologías o candidatos.
El cambio más
importante desde mi punto de vista, es el cambio profundo que tiene que empezar
a operarse en la cultura o culturas universitarias. Las preguntas: ¿qué
significa ser pública? ¿Qué significa ser democrática? ¿Qué significa ser
universidad en la aldea global? ¿Cómo contribuir al diálogo y la convergencia
intercultural y no al choque de valores?
Están en el ambiente y es necesario empezar a responderlas en espacios
de reflexión y de decisión en vez de seguir en la inercia del pasado o en la
adaptación acrítica del modelo actual.
Una
nueva noción de autonomía, de laicidad –vista como pluralidad y apertura más
que como cerrazón a manifestaciones religiosas plurales- (Latapí, 1996) y una
cultura de la calidad para la equidad y no de la equidad sin calidad deberán
ocupar el tiempo y el espacio universitario hasta irse consolidando como
valores y significados comunes en construccción.
8.-EL
FUTURO YA NO ES COMO ANTES ERA: CONCLUSIÓN.
En conclusión diríamos
que es necesario, como universidad pública, entrar en el juego de la
globalización, pero es necesario entrar con una actitud inteligente, crítica y
comprometida con la historia y los valores de nuestra nación, entrar con
ciertas reglas inevitables pero proponer o ir construyendo otras nuevas más
adecuadas a nuestro contexto, es necesario, en una palabra, entrar
universitariamente. Entrar al juego pero ir más allá del juego tal como está
planteado hoy.
Tres son los elementos
a subrayar en esta línea:
-Una adaptación crítica
a las exigencias de la globalización.
-Un cuestionamiento
profundo y radical de la visión meramente económica de este proceso y de las
consecuencias de esta visión parcial.
-El aporte a la
construcción de una apertura al diálogo y al encuentro intercultural desde una
identidad cultural dinámica pero sólidamente asimilada y vivida.
Defender en suma, la
esencia de la universidad como espacio de la inteligencia, de la crítica y de
la utopía humanizante y resistir la visión de la universidad como mera capacitadora
de técnicos competitivos.
Ni “globalifóbicos” ni
“globalifílicos” sino “globalicríticos” que vean la globalización no como un
hecho cerrado y definido desde fuera sino como un horizonte de posibilidades en
las que el diálogo, la inteligencia, la negociación, puede ir logrando
elementos constructivos en lo humano y lo social y revirtiendo sus procesos
perversos.
“Globalicríticos”
capaces de resignificar la universidad pública y no solamente de
refuncionalizarla para ser útil al modelo económico vigente. Porque el futuro
ya no es lo que antes era...pero “...lo único cierto es que lo que hagamos (y
yo diría también, lo que dejemos de hacer) marcará la mitad del futuro de
México. El resto lo definirá el azar...”
REFERENCIAS.
Bell, D. (2000). “Internet y la nueva tecnología”. En Letras libres no. 13. México.
Buenfil, R. N. (2000). “Hacia una cultura
del siglo XXI”. Conferencia magistral impartida en el ITESO. Guadalajara.
MIMEO.
Gorostiaga, X. (1997). “La universidad preparando el siglo XXI”. En Magistralis no. 7. UIA golfo centro.
Puebla.
Latapí, P. (1996). Tiempo
educativo mexicano. UAA-CESU UNAM: México. 4 vols.
Letras libres. (2000). “El orden global en el siglo XXI”. Letras libres no. 13. México.
Silva-Herzog Márquez, J. (2000).”Preguntas
al futuro de México”. En Letras libres no. 13. México.
Zermeño, S. (1997). La sociedad
derrotada. Ed. Siglo XXI. México.
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