lunes, 23 de agosto de 2010

CONTEMPLACIÓN Y ACCIÓN O: ¿CÓMO CONCILIAR MISIÓN Y MICROCHIP?

1.-EL APORTE IGNACIANO: MISIÓN.


Uno de los aportes centrales de la visión ignaciana traducida a la educación, consiste en la visión unitaria, compleja e integradora del ser humano como sujeto integral, como sujeto social, como sujeto histórico y como sujeto trascendente.

Esta visión del ser humano conlleva la finalidad de toda educación en instituciones jesuitas, de buscar una formación integral de todos los educandos que pasan por sus aulas. Formación integral significa en última instancia, formación del sujeto integral, del sujeto social, del sujeto histórico y del sujeto trascendente que es cada educando en lo individual y todos los educandos en lo colectivo.

A.-sujeto integral.

“…Le pidieron sus labios

resecos y cuarteados para afirmar,

para erigir, con cada afirmación, un sueño

(el alto sueño)…”

Heberto Padilla

“Durante 450 años, la educación jesuita ha buscado educar a toda la persona, a “la persona completa”, tanto intelectual y profesionalmente, como psicológica, moral y espiritualmente. Pero en un mundo globalizado emergente, con sus inmensas posibilidades y sus profundas contradicciones, la “persona completa” se entiende de modo diferente a como se entendía en la revolución industrial o en el siglo XX”.

 P. H. Kolvenbach S.J.

La primera dimensión de la formación integral que plantea la educación

jesuita es la formación de “la persona completa”, es decir, de la persona en todas sus dimensiones, tanto intelectuales como afectivas, morales, sociales, espirituales, etc. Una visión holística del ser humano que implica un trabajo educativo multidimensional e interdisciplinar que trate de estimular o facilitar procesos de desarrollo de todas las potencialidades o capacidades humanas, formuladas por ejemplo en la Filosofía Educativa de la UIA como: creatividad, criticidad, solidaridad, libertad, integración afectiva y apertura a lo ilimitado. (UIA, 1985) o expresado ahora en términos de perfil del egresado en la nueva propuesta curricular mediante seis “competencias genéricas” de las que se tratará más adelante.

Pero una educación integral, una educación de “la persona completa”, si se mira desde una perspectiva histórica y dinámica como debe mirarse hoy el proceso educativo, implica la clara convicción de que el ser humano es siempre cambiante y sus características están fuertemente influidas por su contexto histórico, social y cultural concreto. De esta manera, el ser humano completo del siglo XXI no puede ser igual al ser humano completo del siglo XX. Es por ello que una propuesta fundamental de la educación superior de la Compañía está en la línea de explorar e ir construyendo una comprensión cada vez más clara y cercana a la realidad, de los rasgos del ser humano de esta época globalizada. El estudio de la cultura de los jóvenes es un reto básico para poder hacer frente al reto de una formación integral que esté a “la altura de nuestros tiempos” (Ortega y Gasset).

Se trata, como dice Lonergan, de “educar al ser humano de esta época, no al de la edad media o al del siglo XIX…” (op. cit)

Algunos de los rasgos que parecerían ser pertinentes en el mundo actual serían: la formación de una conciencia instruida de la sociedad y la construcción de una solidaridad bien informada en los educandos, según plantea Kolvenbach (En SEUIA-ITESO, 2001), ambos rasgos a partir de una educación que primero “toque el corazón” para poder después transformar la inteligencia de los profesionistas del futuro, de una educación que parta del contacto más que de las nociones.

Una educación que trate de integrar, valorando, las dimensiones lúdica, estética, emocional, moral y espiritual de los educandos dentro de su formación intelectual rigurosa en lugar de centrarse en una visión racionalista que privilegia la “inteligencia lógico-matemática” (Gardner, 2000) y descarta o menosprecia todas las demás.

Lo anterior implica una visión de la educación humanista que más que centrarse en la enseñanza de las humanidades, a la manera clásica, se centre en la apertura de espacios de reflexión sobre el misterio de lo humano, a partir de una didáctica problematizadora y vivencial.

*Fragmento del libro: EN LA APUESTA POR EL SER HUMANO: HUMANISMO CRISTIANO Y HUMANISMOS DEL SIGLO XX.
José Rafael de Regil Vélez y Martín López Calva(Coords.)

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...