lunes, 10 de junio de 2013

De los “gallineros” a la nueva estructura curricular, pasando por la revolución docente.



Un breve recuento de recuerdos y reflexiones sobre la búsqueda educativa de la Ibero Puebla (1)

“Vivir para contárselas…”: donde se expone la mezcla entre el narrador y lo narrado. (a partir de la propia experiencia).

            “La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda para ser contada”, con estas palabras define Gabriel García Márquez el espíritu y el contenido del primer volumen de su libro de memorias que se titula precisamente así: “Vivir para contarla”. Lo primero que se me viene a la mente al empezar a escribir este recuento del “polvo de nuestros gises” gastado y trabajado en estos veinte años de la Ibero Puebla por tantos profesores y tantos grupos de estudiantes, muchos de ellos ahora también docentes en nuestra universidad, es esta frase del premio Nobel colombiano.  Porque es indudable que los recuerdos y las reflexiones que aparecerán en este artículo, no necesariamente corresponden a lo realmente vivido en esta historia de la ibero en nuestra ciudad sino a los recuerdos que el que escribe esta historia, guarda en su memoria después de quince años de trabajo docente en esta universidad, la vida que se recuerda y la que puede ser contada desde la perspectiva personal de un actor de este tramo de historia. Se aclara entonces en esta breve introducción, que en este texto –como en casi todos- será difícil separar al narrador de lo narrado.
           
Track 1.-“Ay, cómo hemos cambiado”: donde se describe una verdad de Perogrullo. (Contexto).

            Es necesario iniciar diciendo algo que puede sonar obvio o incluso innecesario: ¡Cómo hemos cambiado en estos veinticinco años de búsqueda educativa! Cómo hemos cambiado en tantas cosas que rodean al mágico y misterioso proceso que ocurre en cada aula entre un profesor y un grupo de alumnos, cotidianamente, en una sucesión de encuentros y desencuentros en los que aparentemente no pasa nada importante y que sin embargo pueden cambiar, y de hecho cambian, para bien o para mal, la vida de sus protagonistas.
            De aquél período de otoño de 1987 en que inicié mi trabajo como docente en la Ibero un lunes a las 4 de la tarde con mi primera clase de “Introducción a la Filosofía del Arte” con un grupo de alumnos de nuevo ingreso de Diseño Gráfico, al día de hoy en que acudo todos los martes y jueves de las once a la una a mi clase de Filosofía de la Educación, han cambiado muchas cosas externas a las prácticas docentes de la universidad pero también elementos internos que aunque a veces no nos demos tanta cuenta, han ido transformando en buena medida lo que sucede en la búsqueda de eso que llamamos “formación integral” de nuestros estudiantes y que aunque a lo mejor no alcanzamos a definir con las mismas palabras, vamos tratando de comprender con la misma intensidad del corazón al menos un porcentaje de los docentes que transcurren por nuestras aulas a diario.
            Han cambiado sin duda los espacios físicos, han cambiado las condiciones materiales, los equipos para trabajar, los recursos y las posibilidades de apoyo interno y externo para facilitar el aprendizaje. Han cambiado  dos veces los planes de estudio –del “plan nuevo” al “Santa fe” y luego al Santa fe II”, ha cambiado ahora la estructura curricular y a partir de ella hemos tenido un nuevo y esperamos más profundo cambio de planes de estudio. Han cambiado muchos rostros, han cambiado el clima de las aulas y el clima universitario, han cambiado los cursos y los discursos, en menor medida pero han cambiado los énfasis y las preocupaciones de los docentes y de los coordinadores, han cambiado (¿habrán cambiado?) los métodos y las interacciones en el aula.
            Sin embargo, es necesario también decir otra verdad de Perogrullo: aunque hayan cambiado tantas cosas internas y externas, no ha cambiado ni va a cambiar la propuesta educativa básica de la Ibero, no ha cambiado ni va a cambiar la búsqueda de una educación que forme a los alumnos en todas sus dimensiones: tanto en la dimensión profesional con alta calidad, como en la dimensión humana y en la dimensión social y ambiental con la misma calidad y compromiso, tanto en lo racional como en lo emocional, tanto en lo físico como en lo lúdico, lo estético, lo moral y lo espiritual. No ha cambiado ni va a cambiar la finalidad de formar “hombres y mujeres capaces para los demás”, finalidad por demás contracultural en esta sociedad de mercado –que no es sólo Economía de mercado- que pide a las universidades seguir formando, como afirma Xavier Gorostiaga S.J.: “profesionales exitosos en sociedades fracasadas”.
            De manera que podría afirmar desde mi propia experiencia en esta historia, que “ay, cómo hemos cambiado” porque sin duda la propuesta educativa de la UIA no es una propuesta estática ni rígida sino una apuesta a la transformación permanente de las ideas, los juicios, los valores y las creencias que vayan enriqueciendo las realidades humanas para volverlas cada vez más justas, y sin embargo, cómo seguimos persistente y afanosamente entregados a la tarea de educar para humanizar a las personas y para humanizar a la sociedad, una tarea que parece cada vez más urgente.
           
Track 2.-“Esas tardes ví llover”: donde se rinde homenaje a los “héroes fundadores”.( Experiencia).

            Era el mes de Enero de 1987 e iniciaba la primera generación del primer diplomado de la UIA (en ese entonces y hasta hace poco, “golfo centro”): la primera generación del diplomado en Docencia Universitaria que ofrecía el área de Extensión Universitaria. Este es un hecho significativo para poder entender la prioridad que el asunto educativo ha tenido en nuestra universidad desde su nacimiento, a partir sin duda de la herencia de la UIA Cd. De México y de la tradición educativa de más de cuatro siglos.
            Participábamos en él, un grupo de docentes de diferentes edades, experiencias, instituciones e intereses pero en un alto porcentaje, participaban coordinadores y directores de las licenciaturas y de la naciente dirección general de servicios educativos universitarios (que tenía en ese entonces, básicamente la biblioteca, los deportes, el área de integración y el servicio social).
            Hablamos de la época de los “famosos gallineros” de los que buena parte del personal actual y de los profesores y alumnos de hoy, no tienen por qué acordarse. Vale entonces un pequeño homenaje a esos docentes y coordinadores que fundaron la universidad y que iniciaron los esfuerzos de lo que hoy vemos como una universidad con prestigio y reconocimiento en diversos campos, uno de ellos, precisamente, el de lo educativo.
            Eran las instalaciones del ex – Hospital ABC, en la calzada Zaragoza, en cuyos cuartos (con baño cada uno y su rampa para las camillas) se adaptaron las primeras aulas de la universidad (en las que yo ya no llegué a dar clases) y que fueron poco a poco ocupándose con oficinas y cubículos del personal de tiempo lo que hizo necesaria la construcción de salones de lámina (como el que está junto a la capilla y que aún se usa para talleres artísticos) que recibieron el nombre de “gallineros”. En esos salones inició mi experiencia docente en la ibero: una experiencia muy cálida en primavera y verano y muy fría en invierno (por las temperaturas que alcanzaba la lámina en las distintas épocas del año), una experiencia ruidosa en las tardes de aguacero de  agosto o septiembre (donde no se podía escuchar prácticamente nada en el salón por el ruido del agua al rebotar en la lámina).
            Junto con muchos profesores y alumnos, durante varios años (el campus actual pudo ser ocupado hasta el otoño del 91), viví la riqueza humana de una universidad pequeña en la que prácticamente todo el mundo se conocía y en la que uno podría identificar por nombre no solamente a cada profesor o empleado sino incluso a cada estudiante.
            Una época de fundación, que como todo inicio, fue una época en la que había mucho más corazón que recursos, mucho más imaginación que apoyos reales. Los salones no eran los más adecuados, la biblioteca iniciaba y tenía muy poco material en su acervo, no había más que un pequeño y muy limitado laboratorio de cómputo para toda la universidad (obviamente los académicos de tiempo no tenían computadora), las relaciones interinstitucionales eran también incipientes como para tener espacios extra-aula para el aprendizaje de los alumnos y no había laboratorios y talleres suficientemente equipados para ingeniería (en ese entonces sólo industrial) o diseño (en ese entonces sólo gráfico).
            Armados de la carátula de la materia y de mucho ánimo, los profesores preparábamos las clases buscando materiales fuera de la universidad o poniendo la bibliografía propia o encargando a la biblioteca lo básico para los cursos. Sin embargo, ya desde entonces se podía vivir una preocupación muy evidente en los coordinadores y directivos por el trabajo docente y la congruencia de lo que sucedía en las aulas con lo que la ibero, como universidad jesuita planteaba en sus documentos básicos.
            Por esos años iniciaron los cursos de inducción para profesores para tratar de apoyarles en este esfuerzo de búsqueda e involucrarlos con las finalidades institucionales. El diplomado en docencia formó a varias generaciones más de profesores, varios de ellos de la misma universidad e inició la maestría en Investigación y Desarrollo de la Educación, como un esfuerzo por ir formando docentes para esta búsqueda educativa. El rector de entonces, el muy querido padre Xavier Cacho S.J. creó junto con el Director General Académico, el Mtro. Alejandro Morales Palacios (q.e.p.d.) el posgrado en Humanismo Universitario, apostando con mucha visión, a la formación del personal académico en los rasgos que un humanista debería desarrollar. Un grupo de extraordinarios profesores y una “pedagogía del encuentro” lograron cambios profundos en un buen grupo de académicos de la universidad. Por ese entonces, hablamos ya de 1990, el mismo padre Cacho con Alejandro Morales, gestaron la revista Magistralis que desde sus orígenes tuvo un énfasis en lo educativo y específicamente en la visión humanista de lo educativo.
Estos últimos espacios empezaron a tratar de configurar una línea de formación más clara y más sólida para los profesores, tratando de trascender los pasos iniciales que sin duda fueron esfuerzos honestos, intensos y comprometidos pero todavía un tanto espontáneos y sin una idea fuerte que les diera sentido y coherencia.

Track 3.- “Llovió”: donde se recuerda y reconoce una revolución desarmada y no (tan) violenta.( Conceptualización).

            El  cambio de instalaciones y el cambio de rector, marcaron el inicio de una nueva etapa en la universidad. Una nueva etapa marcada quizá por dos cuestiones fundamentales: el crecimiento acelerado en el número de estudiantes y de programas académicos y la preocupación central en la formación de los docentes. Estas dos cuestiones tenían sin duda relación entre sí; el crecimiento acelerado de alumnos y programas generaba la necesidad de un crecimiento acelerado también en la planta de profesores y esto traía consigo la necesidad de inducirlos y formarlos en el modelo educativo de la Ibero. Aunado a esto, el nuevo rector, el Dr. Armando Rugarcía, era (sigue siendo) doctor en Educación y ya desde entonces, prestigiado formador de profesores.
            Con toda la energía y el entusiasmo de un nuevo ciclo, se definió que una de las líneas prioritarias sería la ahora muy famosa y desde entonces polémica “Revolución docente”. Con la “espada desenvainada” en el estilo que “mueve el tapete” a los maestros y cuestiona a fondo las suposiciones tradicionales y las rutinas de clase, se inició un movimiento que marcó sin duda a nuestra universidad y la hizo orientarse en lo interno y reconocerse en lo externo, un movimiento revolucionario sin armas (más que esa espada desenvainada de la pasión de Rugarcía), una “revolución amorosa” como la llamó el mismo Armando en uno de sus escritos (imposible entre tantos, acordarme cuál).
            Una revolución no (tan) violenta, que tenía un enemigo claro al que el autor de esta propuesta llama el “culto al conocimiento” y que no es otra cosa que esa orientación docente que se queda en la repetición de información vacía de sentido y que piensa que entre más información se maneje, hay mejor educación. El enemigo era entonces (y sigue siendo hoy) esa docencia repetitiva, memorística, centrada en el profesor o en el contenido y no en el alumno y la propuesta era el ya legendario CHA. Quién sabe cuánto de esta revolución ha ido aterrizando al aula concreta de cada día, sin embargo es difícil, o en ese tiempo era difícil, encontrar un docente de la Ibero que no hubiera escuchado y trabajado alguna vez el CHA y que no pudiera decir que esto quería decir: conocimientos, habilidades y actitudes ligadas a valores.
            Pues esta revolución realmente se convirtió en uno de los ejes orientadores de ese período de la Ibero Puebla y marcó sin duda mucho de la cultura docente de nuestra universidad para un rato largo. No se trataba solamente, (aunque algo también hubo de eso), de que fuera la “línea” del rector y por eso se asumiera, sino que también había (y con las mismas o con otras palabras, pero sigue habiendo) una coincidencia en la necesidad de este cambio educativo y una fuerte motivación para trabajar en esta línea. Hubo también las condiciones estructurales: se creó la Dirección de Desarrollo Educativo que tuvo una presencia muy fuerte y significativa en todas las áreas de la universidad y a través de su trabajo en la formación docente (sobre todo vía la inducción a profesores y el diplomado en Docencia) y en  el diseño y trabajo de las guías de estudio orientadas hacia el CHA, fue configurando mucho del trabajo en las aulas de un buen porcentaje de los docentes de la universidad. Las maestrías en Docencia Universitaria y en Desarrollo de la Educación Básica nacieron y se desarrollaron con un impacto regional muy fuerte, logrando que además de la formación de docentes de la universidad, se incidiera en la formación docente de muchos profesores de la región y se posicionara a la Ibero Puebla como una universidad preocupada y conocedora del proceso educativo. Se creó además la maestría en Investigación Educativa y la Maestría en Educación Humanista, que nació con la idea de consolidar la línea de formación iniciada en el posgrado en Humanismo Universitario.
            De manera que “llovió” y mucho sobre el terreno de los docentes de la Ibero. En esta etapa que fue de consolidación de muchos de los esfuerzos iniciales  y de generación de un concepto o línea de fuerza en torno a la cual se organizó toda la actividad formadora de docentes de la universidad y se caracterizó la búsqueda concreta de los profesores en las aulas. Mucho de esta lluvia sigue “mojando” o sellando el lenguaje y la práctica docente en la Ibero, a pesar de que como toda revolución, hubo heridos y “expropiados” que cuestionaron y siguen cuestionando muchos conceptos y acciones y de que como en toda revolución institucionalizada hubo también muchos “beneficiados” que se adaptaron al discurso sin cambiar su práctica.
            Mucho hay que mejorar y cambiar, pero sin duda, mucho también hay que agradecer a esta revolución docente, por lo que ha impregnado la búsqueda educativa de los docentes de la UIA Puebla.
           
Track 4.- “Cada historia”: donde se da cuenta de un proceso sistémico participativo, más rico y esperanzador de lo que hoy imaginamos y comprendemos. (Reflexión)

            La revolución docente apostaba por el cambio en la “mente y el corazón de los maestros” (Stenhouse) y este cambio es sin duda, fundamental para que realmente haya educación en las aulas. Muchas personas creyeron y seguimos creyendo en esta transformación como el cambio fundamental. Muchos incluso hemos tratado de trabajar teóricamente esta misma idea desde otras perspectivas distintas pero convergentes.
            Sin embargo no hay duda, que el aspecto estructural juega un papel importante también en el asunto educativo. Si la estructura institucional y la estructura curricular no facilitan el trabajo docente en una línea menos tradicional y más significativa, el logro de los objetivos de formación integral que busca la Ibero se vuelve mucho más difícil.
            Es a partir de esta necesidad de revisar lo estructural que surge en el sistema educativo UIA-ITESO, en el ámbito de los Directores Generales Académicos, la necesidad de una revisión de fondo de la estructura curricular que está vigente y en la que se insertan nuestros planes de estudio. En el inicio del año 2001 se crea el Consejo Académico del SEUIA-ITESO (CAS) por delegación del Consejo de Educación Superior de la provincia mexicana de la Compañía de Jesús. El CAS asume la tarea de iniciar este proceso de revisión curricular, en el que se han invertido los dos últimos años de trabajo participativo y colegiado. El resultado fue la Nueva Estructura Curricular (NEC) común a todos los planteles del SEUIA, así como un Marco Pedagógico que no llegó a posicionarse del todo y un Marco operativo para el diseño de los nuevos planes de estudio que fueron diseñados de manera independiente por cada campus, según la nueva organización que se dio con la creación del “Sistema Universitario Jesuita” (SUJ).
Este proceso, por más que visto desde fuera pueda ser cuestionado porque no ha incluído todo lo que la ibero Puebla ha planteado tal como lo ha planteado, por más que se sigan encontrando algunas lagunas en la socialización y comprensión de la NEC por parte de los coordinadores  profesores y en su operativización por parte de coordinadores nuevos que no vivieron todo el proceso, ha dado muchos y muy positivos frutos y marcará sin duda una nueva etapa para el SUJ.
            La operativización de la nueva estructura curricular persiguió ser toda una “reforma universitaria” porque implicó modificaciones muy serias en los procesos administrativos de lo académico y en la estructura misma del organigrama de la universidad. Pero además de esta reforma universitaria, o a causa de ella, esta nueva estructura curricular que esperamos arroje frutos muy positivos en la evaluación que se haga de sus primeras generaciones ya a punto de egresar, tendría que implicar una profunda transformación de nuestras prácticas educativas.

Track 5.- “Esperaré”: Donde se habla de los retos docentes para cambiar el futuro. (Deliberación).

            El trabajo por competencias en lugar de contenidos, la inclusión de las dimensiones de formación integral universitaria y de articulación social en todas las asignaturas y la creación de nuevas áreas y espacios curriculares orientados a hacer el proceso educativo menos centrado en el discurso del docente en el aula y más enfocado al aprendizaje significativo a partir de experiencias bien diseñadas, acompañadas y evaluadas por el docente, están presentando retos muy serios para el trabajo docente del futuro.
            Se trata básicamente de la transición de una educación centrada en la enseñanza a una educación centrada en el aprendizaje, de una educación centrada en temas o contenidos a una educación centrada en el desarrollo de competencias genéricas y específicas (desempeños concretos que incluyen conocimientos, habilidades y actitudes y que pueden ser transferidos a otros campos distintos al de la profesión), de una educación superespecializante a una educación más interdisciplinar y formadora de profesionales polivalentes y flexibles.
            Todo esto se dice fácil pero implica cambios muy serios en tres niveles fundamentales:
            -El cambio básico en la manera de comprender y vivir la docencia por parte de cada uno de los profesores, el cambio por el que luchaba la revolución docente y por el que deberemos seguir luchando en el futuro, para lograr transformar la visión de nuestros docentes y que esa transformación se vea reflejada en sus desempeños concretos en las aulas, en el modo de planear y evaluar su asignatura, en los espacios en los que la clase sucede, en las dinámicas que esta genera en los estudiantes, en los materiales y tecnología que se utilizan, pero sobre todo, en la propia conciencia de los profesores.
            -El cambio en el nivel estructural de organización, administración y evaluación del currículo y de las áreas que lo administran, organizan y evalúan.
Un cambio muy serio de toda la institución, para lograr una estructura organizacional que responda mejor a este nuevo planteamiento, una organización entre materias y profesores que sea más ágil, flexible y coordinada, una organización de las tareas, los materiales, los procesos, que faciliten la vivencia de este nuevo enfoque.
            -Un cambio en la cultura docente de la institución. Un cambio en los significados y valoraciones de los docentes sobre su propio trabajo, que se tiene que reflejar en un cambio en la interacción entre ellos, en los símbolos que utilizan y caracterizan su docencia, en los lenguajes con que se comunican, en sus propias maneras de vivir la experiencia del aula. Profundizar lo avanzado en la revolución docente en este cambio cultural, sigue siendo un reto fundamental para ir logrando los objetivos de esta reforma universitaria.
            Estos cambios han requerido sin duda, de nuevos, más sólidos y articulados esfuerzos para la formación y el acompañamiento para el desarrollo de los docentes de la institución. Esfuerzos que tienen que irse  renovando de manera permanente y creativa, para estar “a la altura de nuestros tiempos” como decía Ortega y Gasset.
            No olvidar nuestra historia docente, la historia de todo ese “polvo de nuestros gises” que se ha acumulado en estos veinticinco años, pero al mismo tiempo ser capaces de reinventar nuestra historia “cambiando el rumbo del futuro”, es el gran reto que la NEC le sigue planteando a nuestra Ibero Puebla en este tiempo de conmemoración, celebración y nueva reorientación.

“Presuntos implicados”: donde se invita a todos los docentes a dar un paso histórico. Decisión y acción.

            “Presuntos implicados” en nuestra búsqueda educativa, los docentes de la Ibero han vivido en diferente medida y con distinta intensidad esta historia que hoy está en un parteaguas. “Presuntos implicados” porque muchas veces no hemos sido capaces de invitarlos con la suficiente eficacia, de involucrarlos con la suficiente fuerza, de comprometerlos con la suficiente profundidad y permanencia, de contagiarlos con el suficiente testimonio de vida.
            Con la complejidad que implica el hecho de ser una universidad de las dimensiones que hoy somos, con la dificultad implícita en nuestro modelo organizativo que implica un alto porcentaje de profesores de asignatura, con la riqueza que este mismo porcentaje y variedad de profesores aportan; con la convicción de que el modelo educativo de la Ibero, por su profundidad y solidez filosófica y su pertinencia en el momento actual es un modelo que enamora y compromete a muchos docentes cuando lo conocen, con la esperanza de que esta nueva estructura curricular puede aportar muchos elementos valiosos para la formación de los profesionales humanistas que el futuro está demandando, con la convicción de que la apuesta por el ser humano y por la justicia es la apuesta válida, con la fe que nos dice que aunque nuestras fuerzas no sean suficientes siempre hay una presencia superior que nos fortalece y un espíritu que nos ilumina, con el amor que implica toda educación auténtica[2] y desde esta búsqueda continua que ya cumple veinte años y que con el esfuerzo de muchos docentes llegará a cumplir muchos más, aceptemos la invitación de sumarnos a este dinamismo al que el P. Cacho llama: traditio viva educandi de la Compañía de Jesús,  unamos simbólicamente el “polvo de nuestros gises” de hoy al de todos los profesores que han pasado por nuestras aulas, pasemos de ser “presuntos implicados” a verdaderos y creativos implicados en esta tarea de organizar la esperanza para construir una mejor humanidad.


[1] Este texto está basado en el artículo: “De los gallineros a la nueva estructura curricular pasando por la revolución docente”, publicado en la revista Atajo de la UIA Puebla en el número 16, de marzo de 2003.

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...