sábado, 17 de diciembre de 2011

¿En qué creen los que no creen que creemos los que creemos?

"No es simplemente que todas nuestras palabras y expresiones estén en un contexto o un mundo, sino también nuestros mundos son “lenguados” (Sprachlichkeit der Welt), es decir en cuanto aprendemos nuestra lengua materna vivimos en ella. No es que tengamos una opción de interpretar o no, sino que es un hecho que interpretamos todo el tiempo" James Gerard Duffy.  La lógica de un beso navideño. En: El toque humano (blogspot). El título va en serio aunque parezca trabalenguas. Lo que quiero decir con él es que como afirman los filósofos de la  "revolución fenomenológica hermenéutica" (Duffy) los seres humanos no tenemos la opción de interpretar o no, sino que estamos todo el tiempo interpretando. De manera que cuando alguien que se asume como no creyente trata de responder a la pregunta: en qué creen los que creen? Está necesariamente interpretando algo que no conoce desde dentro, porque está observando el horizonte de significados de los creyentes desde su propio horizonte de significados como no creyente. Lo mismo sucede en el caso opuesto. Cuando un creyente trata de definir ¿En qué creen los no creyentes? Lo hace inevitablemente desde su horizonte de creyente. Lo anterior no es malo sino simplemente inevitable y no invalida el diálogo entre creyentes y no creyentes ni la puesta a revisión de las creencias de ambos y sus implicaciones en la vida personal y ciudadana, sino que lo hace más necesario y pide la apertura para intentar comprender la visión del otro intentando hacerlo desde sus propios significados y no desde los propios. Me incorporo a este diálogo aportando desde mi propio horizonte de creyente las definiciones que me parecen fundamentales para intentar esta comprensión intergrupal, en sentido Lonerganiano intercultural ( si entendemos por cultura el conjunto de significados y valoraciones que determinan el modo concreto en que se vive). Creo que para iniciar es indispensable hacer distinciones y definir términos. De lo contrario podemos estar debatiendo desde comprensiones distorsionadas de lo que dice el otro, Empiezo con la distinción más general que me obliga a declarar que quizá no soy un creyente estándar sino un creyente que lleva desde su época de bachillerato con los jesuitas -de quienes he seguido aprendiendo por casi veinticinco años de ejercicio académico en la ibero- y más intensamente desde la universitaria en que participé en un apasionado proceso de formación-acción en mi fe, dentro de un grupo de evangelización de jóvenes, proceso que en mí implicó mucha lecturas y reflexión sobre la Biblia y libros de los teólogos de la liberación más relevantes de los setentas y ochentas del siglo pasado, además de veintidós años de estudio -no exhaustivo ni centrado en lo religioso, pero sin duda formador de una visión sobre lo religioso- de la obra de Lonergan. Lo que diré a continuación, es necesario también decirlo, será desde mi ser creyente cristiano-católico y no desde el ser creyente en general. ¿Qué es un creyente? Me parece la pregunta básica para distinguir fe y religión, fe y dogma, fe e iglesias. Desde mi punto de vista, un creyente es alguien que a partir de una apertura a la pregunta por el misterio de la vida humana y por la trascendencia, ha experimentado íntimamente la presencia del Otro o lo Otro ( con mayúsculas) y se responde afirmativamente a los cuestionamientos por el origen creado del universo y del ser humano, la experiencia del amor como algo fundante y trascendente a lo temporal y espacial y la perspectiva de eternidad a la que estamos llamados no en el cielo sino a partir de la tierra y desde esta vida. La experiencia profunda y operante de ese Otro o eso Otro trascendente en la propia vida es algo transcultural y transhistórico que por ser humanos tenemos que expresar de manera histórica y cultural. De ahí que la religión (la experiencia fundante de religación que se traduce en la fe de un creyente) se tenga que encarnar en religiones histórica y culturalmente mediadas. De esta definición desprendo que el ser creyente es independiente de la religión que se profese y puede vivirse incluso de un modo no religioso-institucional. Otra cuestión básica que se desprende de esta definición tiene que ver con que la creencia en un ser creador del universo y de la vida no implica necesariamente la negación de la evolución de todo lo creado, incluyendo las especies animales y la especie humana. El hecho de que en muchas religiones, por ejemplo en la católica, se asuman como revelados textos en los que metafóricamente se habla de un momento de creación a partir de elementos naturales como el barro, no implica que el creyente tenga que aceptar como científicas estas metáforas y relatos o incluso que las iglesias que representan y organizan a las comunidades de creyentes asuman textualmente estos relatos. En el caso de la religión católica por ejemplo, cualquier teología seria parte de estudios exegéticos muy profundos y resulta ingenuo pensar que la iglesia promueve el creacionismo como dogma de fe. De ahí también lo falso de asumir a la fe como enemiga de la ciencia en el caso de los creyentes. Una cosa es que la iglesia católica como estructura jerárquica haya jugado en muchos momentos históricos y desgraciadamente siga hoy en muchos casos promoviendo posturas que contradicen los avances científicos -por motivos básicamente de poder y no de creencia- y otra muy distinta que la fe sea en sí misma enemiga de la ciencia. Dos últimos elementos que me parecen fundamentales e íntimamente relacionados, para comprender lo que es un creyente son el de la finalidad del universo y el de la misión o vocación personal en el mundo. Para ser bien entendidos ambos aspectos deben cruzarse con el de la libertad ("libre albedrío" en el lenguaje tradicional) que Dios da al ser humano y que se plantea en el cristianismo católico desde los catecismos más antiguos. El creyente tiene la convicción de que el universo tiene su origen en un ser supremo al que convencionalmente se llama Dios y que tiene una finalidad última que sería definida también en Dios, el alfa y el omega de todo lo creado. Sin embargo, esta finalidad puede entenderse de maneras muy diversas. La filosofía esencialista clásica y la teología derivada de ella planteaban de alguna manera una visión más determinista de este fin aunque nunca totalmente cerrado puesto que se planteaba el papel de la libertad humana en este camino hacia la finalidad última. Sin embargo, los planteamientos filosóficos contemporáneos, de carácter histórico, construyen una manera mucho más abierta de la finalidad del universo, en la que queda claro que esta finalidad no es, de ninguna manera algo conocido o predeterminado. Lonergan por ejemplo plantea la finalidad del universo como una "probabilidad emergente generalizada", dependiente para su realización e incluso para su definición de múltiples factores y de manera sobresaliente de lo que la humanidad como especie sea capaz o no, de hacer por su propio destino. De la misma forma, la misión personal en el mundo, que es sostenida por los creyentes,  hoy en día no es entendida como una especie de predestinación cerrada sino como un compromiso de contribución a la construcción del reino de Dios, de un mundo "como Dios manda", que es un mundo guiado por el amor que se traduce en justicia y fraternidad. La contribución a este reinado de Dios, es la misión genérica que todo creyente cristiano tiene en el mundo pero que tiene que ser realizado en las circunstancias y contextos que le toca vivir a cada persona y de acuerdo a las decisiones más o menos libres y responsables que cada sujeto vaya tomando. La vocación humana entonces, en términos cristianos no es algo con lo que se nace sino algo que se descubre en el transcurrir de la existencia y cuyo único imperativo está definido, en términos de la frase de San Agustín: "ama y haz lo que quieras". Finalmente y para no aburrir más a quien lea estas líneas, considero que en estos tiempos la visión de ese Dios Juez que está llevando cuentas de nuestras acciones buenas o malas para premiar o castigar está totalmente superada. La visión del amor de Dios como infinito e incondicional ha eclipsado para bien esta antigua idea que desgraciadamente prevalece en algunas visiones tradicionalistas del cristianismo y proyecta a los no creyentes una falsa idea acerca de en qué creemos los que creemos. Sobre la pregunta acerca de en qué creen los que no creen, no me atrevería a hablar porque coincido con el planteamiento del Mtro. Guillermo Hinojosa en que la respuesta no consiste simplemente en negar aquello en lo que creen los creyentes, además de que por mi carácter de creyente, seguramente caería en interpretaciones incorrectas. La clave en ambos mundos - de creyentes y no creyentes- está en ser capaces de dar razón de nuestra fe o de nuestra no creencia, cosa que desgraciadamente no es muy común. Pero empezar por explicitar en qué consiste mi ser creyente me parece un paso crucial, porque estoy seguro de que yo tampoco creería en el Dios que muchos creyentes creen y en el que muchos no creyentes creen que creemos los que creemos.

martes, 13 de diciembre de 2011

Para llegar a la vida

El pasado 27 de noviembre, Gaby, mi esposa, escribió y leyó este texto durante la fiesta que hicimos para celebrar la primera comunión de Daniela, dando gracias también por mi cumpleaños número cincuenta y por nuestras bodas de plata cumplidas el 19 de julio de este año. Lo comparto aquí, sin su permiso, porque es un texto muy bello que reúne en unas pocas palabras toda la historia familiar que en alto grado me configura y hace posible todo lo que escribo, enseño y soy. Que lo disfruten.

Con motivo de nuestros 25 años de casados, Pau escribió un texto muy bonito en el que resumió nuestra vida e historia en canciones porque felizmente es una manera en que podemos contarla.

"Vamos a andar, en verso y vida tintos, levantando el recinto del pan y la verdad.
Vamos a andar, matando el egoísmo para que por lo mismo reviva la amistad".
Estos son los primeros versos de la canción Vamos a andar, de Silvio Rodríguez que es el himno de nuestra familia y la primera canción a la que hace referencia Pau en ese texto y les vamos a contar porqué.
Un 8 de mayo de 1982, Martín y yo dijimos “Vamos a andar”, y empezamos a andar. En ese andar nos acompañó la Nueva Trova, que en ese entonces, como dice Manuel de Santiago, todavía era nueva.
Cuatro años después decidimos “andar” mucho mas en serio, entonces, el 19 de julio de 1986, ante muchos de ustedes y ante Dios, dijimos sí. Ese día, cuando entramos a la capilla se oyó Vamos a andar, que fue nuestro canto de entrada.
3 años mas tarde, un poco después de la caída del Muro de Berlín que revolucionó al mundo, arribó Mariana el 13 de diciembre de 1989 para revolucionar nuestra vidas y para que nos estrenáramos como papás y nuestros papás como abuelos. Las canciones que la acunaron fueron entonadas por la entonces Nueva Trova y también por Serrat, Victor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos, Joaquín Sabina, nuestro andar en verso y vida tintos.
13 meses después, el 1º de febrero de 1991 nació Paulina y a las 3 semanas de su arribo llega la worldwideweb, WWW, porque el mundo sabía que Pau necesita un sistema de comunicación hiperenlace que le permita tener en cada movimiento de su vida referencias a otros. La música seguía sonando para arrullar a Mariana y a Pau, las voces de Filio, Mexicanto, Eugenia León.
En este marco musical crecieron Mariana y Paulina y crecimos junto a ellas como papás, como pareja, como familia, como comunidad que va sumando a los demás… con todas las banderas, trenzadas de manera que no haya soledad.
Pasó más de una década y creímos que todo estaba escrito ya, que la vida la planeábamos nosotros y que sumaríamos cuatro siempre, que el nuevo milenio era simplemente una constante que se sucedía en el tiempo y que siempre se seguiría oyendo la misma música en nuestra casa, pero no. La maravillosa vida nos regaló a Daniela y con ella el mensaje de Dios nos llegó con toda claridad: “no olviden que cuando dicen: hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, va en serio”.
Fue un 11 de agosto de 2001 cuando llegó Daniela, al mes exacto de su nacimiento vimos desplomarse en Manhattan uno de los íconos mundiales, nosotros teníamos a Daniela para entender que nada hay escrito ni es para siempre y que los cambios mas dramáticos y a veces incomprensibles son las oportunidades mas grandes para crecer, para reconstruir, para mejorar y levantar el recinto del pan y la verdad..
Daniela llegó con cascabeles a la vida que suenan con cada uno de sus pasos. Llegó al mismo tiempo que las adolescencias de Mariana y Paulina que nos trajeron a Britney Spears, Cristina Aguilera, los Backstreet Boys que evolucionaron en Moderato, Black Eyes Peas, Belanova para madurar con los Cranberrys, Regina Spector, Mika o Michael Bubblé.
Desafortunadamente no hemos encontrado la fórmula para hundir al poderoso, alzar al perezoso es más fácil y sumar a los demás es difícil, pero posible con un poco de generosidad. En esa suma queremos contar en este momento con todo nuestro cariño y agradecimiento a nuestros papás, a nuestros hermanos, al G11, a todos ustedes nuestros amigos y muy especialmente a aquellos en los que hemos depositado la confianza de compartir la paternidad: Fernando y Charo, Rafa y Laura y Gus y Cristi con los que hemos andado matando el egoísmo para que por lo mismo reviva la amistad.
Gracias a todos por sumar hoy un número tan grande para llegar a la vida.

Gaby (27-11-11)

La urgente necesidad de profesionalizar a los docentes.

“Sarason alerta acerca de que entre más cambian las cosas, más permanecen igual. Este axioma es especialmente cierto en la docencia.” *

La semana anterior viví dos episodios contrastantes que tienen que ver con la formación de los docentes en nuestro sistema educativo. Ambas situaciones me hicieron ver la pertinencia de volver a reflexionar sobre este tema que sigue siendo crucial para la mejora de la calidad de la educación en México.

Por una parte, una compañera de la Ibero Puebla envió a un grupo de académicos el artículo: “Campaña contra los maestros de educación pública” de Manuel Pérez Rocha con el fin de que reflexionáramos juntos sobre su contenido. Por otro lado, me tocó participar en algunos eventos donde tuve contacto directo con profesores de escuelas públicas de zonas marginadas de nuestro estado y valorar algunos productos de su trabajo académico.

En su artículo, Pérez Rocha sostiene que se ha orquestado en Estados Unidos y en México una campaña contra los profesores de educación pública, contra la educación pública misma y contra los sindicatos que representan a estos maestros. Esta campaña se sustenta según el autor, en los resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas estandarizadas de rendimiento como ENLACE a nivel nacional y PISA en el ámbito internacional.

El artículo sostiene que existe una “falta de fundamento y mala fe” en estos juicios puesto que las pruebas estandarizadas han sido relativizadas por muchos analistas que afirman que deben tomarse con reservas pues si se absolutizan, pueden conducir a políticas equivocadas.

Las conclusiones del artículo van en la línea de que no puede soslayarse la complejidad del proceso educativo y que es simplista e injusto señalar como culpables de la mala calidad educativa exclusivamente a los docentes, señalando a la Secretaría de Educación Pública, “asesorada por la OCDE y organismos privados como Mexicanos primero” como culpable de poner “en el banquillo de los acusados” a los maestros usándolos como “chivos expiatorios” del desastre educativo nacional.

En contraste con lo afirmado por Pérez Rocha, mi experiencia como formador de docentes en los últimos dieciocho años me habla de una muy deficiente formación inicial de los profesores del país y de una necesidad urgente de que existan políticas y programas serios y sistemáticos orientados a su profesionalización.

Si bien existen ejemplos notables de calidad y pertinencia en muchos docentes que muestran un desempeño excelente como estudiantes de diplomados, maestrías, doctorados y cursos de formación continua en los que participo, mi conclusión a lo largo del tiempo es que el promedio está muy lejos de lo mínimamente necesario para pensar en que nuestros niños y jóvenes reciban una educación que los capacite para enfrentar los retos del mundo globalizado.

Además de esta deficiente calidad formativa que muestra un gran número de docentes con los que he tenido contacto, existe un buen número de docentes que acude a formarse únicamente por obtener un documento para mejorar sus ingresos vía carrera magisterial,

Personalmente coincido con el articulista en que la educación es un proceso muy complejo y que para cambiarla es necesario pensar en transformaciones sistémicas que abarquen todos los aspectos que están causando los malos resultados educativos, empezando por la confusión de roles entre el sindicato y la secretaría, el manejo político del sistema educativo y la burocracia y falta de rendición de cuentas imperante hoy.

Sin embargo creo en una campaña orquestada en contra de los docentes. Tampoco pienso -con todo y sus limitaciones evidentes- que las pruebas estandarizadas digan cosas que no correspondan con la deficiente calidad real de la educación -pública y privada- en nuestro país. Mi experiencia como formador de docentes y muchas investigaciones en el área de la formación de profesores y de las prácticas en el aula, hablan de la necesidad urgente de redoblar esfuerzos y revisar estrategias para lograr una auténtica profesionalización de los docentes.

La mejora de la educación nacional no se va a poder construir responsabilizando exclusivamente a los docentes de los malos resultados y evadiendo los cambios estructurales urgentes pero tampoco será posible sin lograr que la formación de los maestros esté a la altura de las exigencias de estos tiempos.

Sin profesionalización docente, las reformas educativas seguirán sucediendo de manera que entre más cambien las cosas, más permanezcan igual.


*Artículo pendiente de publicación en Puebla On Line.










miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ética, política y escuela

http://ladobe.com.mx/2011/11/etica-politica-y-escuela-hacia-la-formacion-de-ciudadania-planetaria/ comparto el enlace con mi columna semanal en Lado B

Las lecciones de Pisa y el 2012

http://www.e-consulta.com/portal/index.php?option=com_k2&view=item&id=22437%3Alas-lecciones-de-pisa-y-el-2012-%C2%BFhabr%C3%A1-por-fin-una-reforma-educativa-real%3F&Itemid=334 Comparto la liga a mi artículo en E Consulta publicado hoy.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Falta mucho, no sobra nada.

Cumpleaños


Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.


Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.


Poema de Angel González (Poeta español / 1925-2008)

Durante estos días he ido haciendo un ejercicio de preparación anímica para disfrutar al máximo el festejo de este día, 27 de noviembre de 2011 en que celebraremos la primera comunión de Daniela, mi hija la menor que tiene diez años, junto con las bodas de plata que Gaby y yo cumplimos el 19 de julio de este año y mi cumpleaños número cincuenta.

La fiesta que compartiremos con familiares y amigos cercanos, ahora nuestros y también de nuestras hijas que han ido haciendo su propio círculo, coincide por cuestiones azarosas exactamente con el día de mi cumpleaños, que no es cualquier aniversario de mi nacimiento sino uno muy especial porque es el que conmemora ya, medio siglo de estar en este planeta.

Cualquier cumpleaños es especial para nosotros los humanos, no porque el universo marque estos ciclos sino porque nosotros, “animales simbólicos” como decía Cassirer, necesitamos de estos momentos y rituales para cerrar ciclos y abrir nuevos, para hacer balances y construir planes, para reflexionar y hacer propósitos de mejora, para simplemente agradecer a Dios por la vida, agradecer a la vida y a Dios por “tanto bien recibido”.

El ejercicio que menciono consistió simplemente en una cuenta regresiva que terminó hace cinco minutos en que inició el día de mi cumpleaños. Bajo el “hashtag” de #adiosaloscuarenta fui marcando los últimos días que faltaban para llegar a este medio siglo de existencia y recibí –¡gracias!- muchas respuestas a los tuits-entradas de FB que iba poniendo.

Me llamó la atención que muchas de estas respuestas asumían que yo estaba sufriendo o sintiéndome mal porque los cincuenta se aproximaban, cuando en realidad este ejercicio fue una especie de divertimento para ir sembrando-me emoción al cumpleaños.

Ciertamente los cincuenta no son cualquier aniversario. Como me decía mi amigo “lonergansito” Paco Galán, entro ahora al club del “nunca antes” y si como dice el poeta “para vivir un año es necesario, morirse muchas veces mucho”, para cumplir cincuenta hay que hacerlo muchísimas veces más.

Yo también “lo noto, como me voy volviendo menos cierto, confuso, disolviéndome en aire…” y eso no es algo sencillo de asimilar. Como si fuera una lección del destino, esta semana la vida me aportó una prueba de este volverme menos cierto y menos asertivo. Pero también sin duda, experimento una paz más profunda, un cierto sabor a madurez que aún tiene energía para planear y soñar con muchas cosas buenas, para seguir caminando y echándole ganas a la vida diaria, levántandome a diario con muchos pendientes que me agobian y recibiendo muchos más que –modestia aparte- me he ido ganando con el sudor de mi frente y de mis noches frente a la computadora.

De manera que mi sentir ahora, hace diecinueve minutos que soy cincuentón, es una mezcla de madura y creativa energía con incertidumbre y conocimiento de que ya nada será como antes. Y sin embargo mi más clara emoción es de gratitud por todo ese “bien recibido” que tiene rostros, nombres e historias concretas, empezando por mi familia de origen y formación inicial -López Calva- de la que me siento profundamente orgulloso a pesar de las huellas que me hacen sufrir riéndome de mí mismo y reírme de mí mismo cuando me veo sufriendo, continuando con mi familia elegida y regalada por Dios –López González- de la que me siento también muy orgulloso y en la que sigo encontrando cada día mi referente y mi fuerza para seguir adelante, y siguiendo con tantos y tantos amigos y amigas, compañeros y compañeras de trabajo que he ido tratando de cultivar y que me han ido sin duda cultivando en estos cincuenta años “moviendo el corazón casi cien veces por minuto”.

Es por esto que escribo ahora en vez de irme a dormir para estar más fresco mañana en la pachanga. Porque quiero que este texto sea un acto de acción de gracias: profundo, festivo, amoroso, lleno de paz y de esperanza a pesar de estos tiempos de desesperanza.

Gracias a mis papás, a mis hermanos y hermana, a mis suegros, cuñado, cuñada, concuño u concuña, cuñadas, sobrinos, amigos, compañeros, alumnos y exalumnos de veintiocho años de aula. Gracias sobre todo a Gaby, a Mariana, a Paulina y a Daniela que son mi inspiración y mi refugio, mi escudo de amor cercano e imprescindible, mis cómplices y conspiradoras en esta tarea de tratar de “vivir como Dios manda” , tratando de ser –como decía Machado- “en el buen sentido de la palabra, buenos”.

El miércoles pasado antes de una junta, platicando con Maru Sánchez de cosas de la vida, me decía de una persona humilde, un campesino que ha sufrido mucho y con quien ella está trabajando su biografía y me compartía una frase muy sabia que él le dijo: “A una vida no le sobra nada” por más sufrimientos y problemas que se puedan tener.

Hoy creo que entiendo esa frase aunque haya partes de mi vida que han sido y sigan siendo dolorosas y terriblemente difíciles: a mi vida, estoy seguro, no le sobra nada, aunque quizá hoy no pueda entenderlo del todo.

En efecto y para no alargar más este sentir en palabras ya muy extenso, quiero cerrar diciendo que mi convicción en este día es que a mi vida aún le falta mucho –aunque no sé cuánto tiempo vaya a durar ese mucho- pero sin duda puedo afirmar que no le sobra nada.

27-11-2011



miércoles, 23 de noviembre de 2011

Teleo y Melees: Investigación educativa y transformación de la educación

Comparto con los lectores del blog, mi columna de hoy en Lado B. Es una breve reflexión sobre el debate acerca de la relación entre la investigación educativa y la transformación real de la educación. ¿Es posible que la investigación contribuya a construir una mejor educación en México?

http://ladobe.com.mx/2011/11/“teleo”-y-“melees”-investigacion-educativa-y-transformacion-de-la-educacion/

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Violencia escolar y violencia en la escuela

Comparto con los lectores del blog mi columna de esta semana en Lado B. Tiene relación directa con el texto puesto en la entrada anterior, pero desarrollado ahora desde una visión más pedagógica que personal, como educador y pensador de la educación más que como papá y ciudadano. Espero sea de su interés.


http://ladobe.com.mx/2011/11/violencia-escolar-y-violencia-en-la-escuela/

domingo, 13 de noviembre de 2011

Cuando la violencia toca a nuestra puerta.


Para Max, héroe por la fuerza de las circunstancias

Para Daniela y 4º A, por lo injusto que es crecer a destiempo

El miércoles pasado recibí este mensaje de Gaby, mi esposa, dirigido a la familia. Desde que lo leí quedé muy consternado y el sentimiento de tristeza creció a medida que fuimos sabiendo más detalles del caso:

“Ayer y hoy llegó Daniela muy impresionada de la escuela. Ayer la maestra se dirigió al grupo para decirle que su compañero Max (al que Daniela califica de muy tranquilo y buena persona) había tenido una experiencia muy fea en su familia y que estaba hospitalizado. Quería pedirles que pensaran mucho en él y lo hicieran con cariño. Les dijo que no sabía cuando iba a regresar a la escuela.
Parece que algunos compañeros ya estaban enterados de lo que había pasado, unos de ellos mas cercanos a la familia estaban mas o menos enterados de algo, otros habían visto las noticias en la televisión. Daniela me contó lo que logró entender entre los rumores que se corren a nivel de niños de 10 años. Por lo que me contó Daniela, concluyo que la mamá, abuelita y una tía de Max fueron víctimas de un "ajuste de cuentas" al interior de su propia casa, al parecer Max pudo salir a pedir ayuda con los vecinos. Realmente ignoro que pasó con exactitud.
Hoy supieron que tal vez mañana salga Max del hospital, pero no saben si regresará a la escuela, la maestra les confirmó lo que muchos de ellos sabían ya acerca de la pérdida de su mamá, abuela y tía. Dice Daniela que Dylan, el mejor amigo de Max, estaba llorando y que ella sintió muy feo cuando lo vio llorando de esa manera. Admira a Max por haber salido a pedir ayuda a los vecinos y dice que ella no sabría que hacer si algo así le pasara. Está preocupada porque los papás de Max estaban separados y ahora ¿con quién tendrá que vivir?
¿Qué sucede?, ¿qué mundo están teniendo que vivir nuestros hijos?, ¿cuándo una de nuestras preocupaciones a los 10 años fue si seríamos capaces de pedir ayuda a nuestros vecinos en caso de que entraran a matar a nuestra familia en nuestra propia casa? ¿estamos haciendo algo por la paz o cada vez oímos con mayor indiferencia este tipo de noticias sin ocuparnos mucho del asunto? El mundo cada vez es mas pequeño, nada queda lejos ya y cada día el círculo en el que sabemos de crímenes es mas cercano a nosotros…
Gaby”

La descripción del hecho y de su impacto en Daniela y seguramente en todos sus compañeros habla por sí misma. Preguntas como las que plantea Gaby surgen de inmediato si uno tiene todavía alguna sensibilidad ante la violencia generalizada que está viviendo el país, si no se ha acostumbrado a los cientos o miles de casos que diariamente vemos en televisión o leemos en los diarios.

¿Por qué un niño de nueve años tiene que ver morir violentamente a su mamá, a su abuela, a su tía o tío en su propia casa y sufrir él mismo agresión física? ¿Por qué un niño tiene que salir a pedir ayuda en medio de un escenario sangriento digno de una película de terror? ¿Por qué todo un grupo de niños, amigos y compañeros de Max, tienen que crecer prematuramente y sentir que la violencia toca a su puerta? ¿Por qué nuestros niños tienen que crecer a destiempo y sentir miedo en la calle, en su casa, en la escuela?

A la par de las preguntas afloran los sentimientos de impotencia, dolor, frustración, enojo, compasión, empatía, solidaridad, temor, desesperanza, en fin, desmoralización frente a una realidad que se vuelve cada día más parecida a una pesadilla y que parece no tener remedio porque estamos en un círculo vicioso producto de una severa crisis institucional y de una profundísima crisis moral.

¿Cómo vivir pensando solamente en la supervivencia? ¿Cómo seguir tratando de construir un proyecto de felicidad, de realización, de respeto, de amor en una sociedad caracterizada por el miedo, el nulo valor de la vida, la preeminencia de los intereses y ambiciones egoístas de personas y grupos –no solamente políticos sino incluso familiares- y la incertidumbre de salir a la calle cada mañana sin tener la mínima garantía de que volverá sano y salvo a casa?

El problema es quizá que siempre vemos estos hechos como más allá de nosotros, como algo que le sucede a otros. Sin embargo cada vez nos toca saber de casos más cercanos y prácticamente ya no hay familiares, amigos, compañeros de trabajo que no hayan vivido personalmente o en alguien muy cercano, episodios de violencia de diversa índole. La violencia está tocando a nuestra puerta literalmente.

¿Qué hacer para empezar a revertir este círculo vicioso? Me lo pregunto con cada vez más fuerza y cada vez me queda más claro que ya no basta con hacer bien lo que hacemos en nuestros pequeños espacios cotidianos, que ya no es suficiente con vivir una vida pacífica y tratar de respetar y promover el respeto entre los que nos rodean. La falta de respeto a todo, la imposición de los deseos y caprichos personales por encima de cualquier cosa y a través de cualquier medio y la trivialización de la vida humana son realidades que constatamos día a día a nuestro alrededor, incluso entre personas que consideramos educadas.

Desgraciadamente parece no haber respuesta. Yo al menos no veo una posible salida a corto plazo, más allá de la educación de las generaciones futuras en otra perspectiva moral más allá de la preocupación excesiva en los conocimientos, los idiomas y las computadoras.

Por lo pronto el impulso que me nació de inmediato al saber este hecho pero que no pudo ser realizado hasta tres días después fue simplemente abrazar muy fuerte a Daniela y no decirle “no pasa nada”, porque sí pasa…sino tratar de explicarle, con mis muy pobres argumentos, que en el mundo hay mal, que hay personas a nuestro alrededor que hacen daño a otras y que esta realidad nos da miedo a todos, pero que aún sabiendo esto tenemos que seguir viviendo, viviendo bien y haciendo bien y tratando de que en este rejuego de bien y mal, pueda ir emergiendo la probabilidad de un mundo más humano. Abrazarla y decirle que a pesar del miedo tenemos que conservar la alegría y la esperanza de vivir como seres humanos.

Así, en un abrazo prolongado, en un abrazo silencioso que decía muchas más cosas que las torpes palabras que expresé en nuestra conversación, le dije simplemente que la vida es injusta y difícil y que estamos juntos y eso, aunque es insuficiente es mucho…y basta para sacar fuerzas y seguir caminando.

domingo, 6 de noviembre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

Educación y rebeldía: A propósito del #15O

19 octubre, 2011 / Publicado en la columna Educación personalizante de Lado B.

Martín López Calva*

@M_Lopezcalva

“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero si niega, no renuncia: es también un hombre que dice sí, desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes toda su vida, de pronto juzga inaceptable un nuevo mandato…”i

.A lo largo de este año el mundo ha vivido una serie de movimientos sociales y políticos de diversa índole que empiezan a generalizarse y a tomar la forma de una gran manifestación de los ciudadanos comunes contra el sistema económico imperante y, como afirma el escritor Jorge Volpi a expresar que “…ya no podemos tolerar a los políticos que sólo se preocupan por sí mismos.”

Desde el 15M que comenzó por reunir a miles de españoles inconformes que acamparon por semanas en la Puerta del Sol en Madrid pasando por los movimientos de liberación de los países árabes, hasta el reciente movimiento de “occupy Wall Street”, estas expresiones de inconformidad hacia la situación de injusticia estructural, falta de democracia real y abuso de los poderosos que exigen sacrificios a la población y recortan el gasto social mientras siguen viviendo en la opulencia, desembocaron este fin de semana en el llamado #15O, que fue la etiqueta usada en Twitter para identificar la protesta mundial que convocó a muchos miles de personas en un gran número de ciudades del planeta.

Es difícil predecir en qué van a desembocar estos movimientos y qué impacto puedan tener en nuestro país, sin embargo es importante preguntarnos cuál es la relación entre educación y rebeldía. ¿Es cierto que la Educación es sólo un “aparato ideológico del estado”que sirve para reproducir la estructura social vigente? ¿Es posible educar para la rebeldía y la transformación de estas estructuras injustas, como afirmaba el gran pedagogo brasileño Paulo Freire? ¿Cuál sería el papel de la educación en la formación de ciudadanos capaces de rebeldía ante la injusticia y la falta de libertad?

Como afirma Camus, un hombre rebelde es el que dice no. En este sentido la educación tiene hoy un desafío fundamental de carácter ético, porque además de formar ciudadanos y profesionistas eficientes, con una preparación académica de calidad, tiene que formar personas con una conciencia crítica capaz de decir NO, de decir “ya basta” a un sistema socioeconómico y a una cultura basada en el hiperconsumismo de unos cuántos y en la carencia de las mayorías.

Pero un hombre rebelde es el que al mismo tiempo dice sí, se pronuncia en favor de una situación distinta que si bien aún no se conoce con claridad, se tiene la convicción de que es posible y el compromiso para aportar a su construcción, desde la protesta pero también desde la organización de la propuesta y la esperanza. La otra cara del compromiso ético del sistema educativo es la de la formación de ciudadanos que digan sí a esta búsqueda de alternativas para un desarrollo realmente sustentable y humanizante.

“Se comprende entonces que la rebeldía no puede prescindir de un extraño amor…El movimiento más puro de la rebeldía se corona…con el grito desgarrador de Karamázov: ¡Si no se salvan todos, para qué la salvación de uno solo!”ii

.El compromiso de educar la rebeldía tiene que ver también con trascender la visión superficial que identifica rebeldía con simple oposición irracional o con activismo que busca destruir violentamente todo lo instituido. Educar la rebeldía significa educar en este “extraño amor” que se identifica con la solidaridad con los que sufren, que en la globalización abarcan ya a todo ser humano que en el planeta sea víctima de injusticia, opresión o falta de libertad. Educar para la rebeldía ante el sistema requiere educar la rebeldía para volverla una rebeldía solidaria, pacífica y creativa, capaz de vivir conforme al grito: si no se salvan todos, para qué mi propia salvación individual.

Para lograrlo necesitamos de una reestructuración del sistema educativo y la SEP hacia una organización de alta complejidad y educadores que trasciendan la visión de ser simples catalizadores del sistema –reproductores de las demandas de eficientismo y competitividad ciegas- o meras víctimas –docentes paralizados ante el sistema o meramente reactivos ante él- para convertirse en “docentes contrapunto” que eduquen con la calidad que exigen los tiempos, pero con una visión auténticamente crítica y rebelde que sea capaz de trascender el sistema, de decir no al mundo tal como está y decir sí a la búsqueda de un mundo alternativo.

i Camus, A. (2003). El hombre rebelde. Madrid. Alianza Editorial. 3ª. Reimpresión. P, 21
ii Tomado del mismo libro de Camus, p. 353



viernes, 14 de octubre de 2011

La SEP y su aniversario: el mejor regalo

http://www.pueblaonline.com.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=18433:la-sep-en-su-aniversario-el-mejor-regalo&Itemid=137

Les comparto mi artículo publicado en Puebla On Line esta semana. Se trata del aniversario de la SEP y cómo debería reestructurarse para enfrentar su próximo primer centenario. Espero sea de interés.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Educación moral o moralina en la escuela

http://ladobe.com.mx/2011/10/educacion-moral-o-moralina-en-la-escuela/

A los lectores de este blog les comparto la liga para leer mi columna en Lado B, publicada el día de hoy. Espero les resulte interesante esta reflexión sobre la diferencia entre educación moral y moralina en las escuelas y la necesidad de combatir la desmoralización más que la inmoralidad. Algo más sobre el enfoque que da pie al artículo lo pueden encontrar en mi libro: "Más allá de la educación en valores" editado por Trillas y que originalmente se llamó: "Educar la libertad. Más allá de la educación en valores."

miércoles, 5 de octubre de 2011

Sobre la educación en valores o el camino a la felicidad

http://ladobe.com.mx/2011/10/el-camino-a-la-felicidad-o-la-felicidad-como-camino/

Les comparto aquí a los lectores del blog mi columna de este miércoles en el portal Lado B. Espero resulte de su interés. Creo que es esencial repensar la educación valoral en la escuela en los tiempos que corren. Ya no más propuestas de enseñanza de códigos morales: eduquemos la libertad de los estudiantes.

domingo, 2 de octubre de 2011

Educación y crisis moral

por Martín López Calva

"El hecho inevitable es que estamos continuamente

haciendo juicios de valor, o sea, conociendo valores

y viviendo nuestras vidas sobre las bases de estos

valores. Distinguimos entre buenas y malas escuelas,

buenas y malas políticas, políticos honestos y deshonestos,

buenas y malas acciones. Funcionamos en sociedad

con base en estos valores…”

(Cronin, 2006; p. 5)





Desde hace algunas semanas varios analistas de la realidad nacional han dedicado sus columnas periodísticas al tema de la crisis moral que subyace a la situación de violencia que está apoderándose de gran parte de nuestro país.



El tema es polémico puesto que el hablar de moral parece para algunos –con visión científica positivista- cuestión de simple “literatura” y para otros –con perspectiva sociológica de izquierda- puede convertirse en una manera de justificar el estado de cosas y relevar de su responsabilidad a las autoridades encargadas de proporcionarnos seguridad.



Sin embargo considero necesario que los ciudadanos y los actores de la educación reflexionemos sobre esta dimensión de la realidad en que vivimos, porque me parece que es la raíz más profunda y difícil de revertir de esta espiral de muerte que azota al país de manera creciente.



Porque como afirma la cita que aparece al inicio de este artículo, es un hecho inevitable que los seres humanos hacemos juicios de valor y esto implica que conocemos ciertos valores y vivimos conforme a ellos nuestra existencia individual y social.



“…Distinguimos entre buenas y malas acciones…” menciona la cita y el problema en que estamos involucrados los mexicanos de esta segunda década del siglo XXI; tiene que ver con que nuestra sociedad parece estar perdiendo la capacidad de distinguir estas cuestiones que son fundamentales para vivir una vida y construir una sociedad que puedan calificarse como humanas.



En efecto, si bien resulta innegable que en la situación actual, la violencia y el crimen tienen que ver con acciones particulares de individuos que podríamos considerar como “malas personas”, es evidente que no puede explicarse únicamente desde esta perspectiva particular o estadística.



También es cierto que la situación actual que vive México tiene que ver con una severa crisis institucional que ha deformado las dinámicas de interacción social, las estructuras policíacas, el sistema de justicia, la forma de legislar y aplicar las leyes, las políticas públicas y su forma de operar y todo el sistema social en el que predominan la impunidad, la corrupción y los intereses particulares y de grupo o partido por encima del bienestar de la sociedad.



Esta crisis institucional es una explicación más amplia y pertinente pero no agota los elementos o niveles de análisis para comprender en toda su complejidad la situación que estamos viviendo.



Es necesario también caer en la cuenta de que como afirma el intelectual francés Edgar Morin entre muchos otros autores, estamos viviendo además de una crisis institucional una profunda crisis moral que exige una reforma ética de largo aliento.



Esto no significa que como dicen algunos, “se hayan perdido los valores”, porque los valores no están en la realidad externa, no son algo que podamos perder y “recuperar” o “rescatar” del pasado o de algún lugar misterioso en el que están depositados. Los valores se construyen en las interacciones que realizamos con el mundo natural, con los objetos construidos, con los demás seres humanos, con la sociedad toda y con la especie humana a partir de los juicios de valor que hacemos.



Hay muchos signos de que estas interacciones se han distorsionado y de que nuestra sociedad ha perdido la capacidad de distinguir entre “buenas y malas acciones…” pues incluso empieza a percibir como “natural” o lógica la resolución violenta –verbal o física- de los conflictos y diferencias.



El sistema educativo tendría que asumir su responsabilidad en esta crisis moral y empezar a establecer políticas que comiencen a crear una nueva conciencia moral en los estudiantes. Una conciencia capaz de distinguir entre “lo humano y lo inhumano” en nuestro contexto de cambio de época, una conciencia capacitada para hacer buenos juicios de valor que resuelvan las diferencias a través del diálogo y el respecto activo. Una conciencia capaz de conmoverse con el sufrimiento que genera la violencia y de manifestarse pacíficamente a favor de la paz.



Solamente así podremos reformar las instituciones y lograr que la crisis estructural que reproduce la violencia pueda ser revertida.

Artículo Publicado en: Puebla on line. Miércoles 260911



Políticas públicas y calidad educativa: de la operación a la cooperación

27 septiembre, 2011
Sin Comentarios y 4 Reacciones

Martín López Calva*

Los días 22 y 23 de este mes de septiembre, tuvo lugar en la Ibero Puebla el 2º Congreso Estatal de Educación: “Modelos, enfoques y políticas educativas para el siglo XXI” coorganizado por el Sindicato Estatal de Trabajadores de la Educación de Puebla y la Universidad Iberoamericana.



Una de las conferencias magistrales estuvo a cargo del Dr. Carlos Muñoz Izquierdo, connotado investigador educativo de prestigio nacional e internacional. La conferencia titulada: “Resultados de las políticas educativas que se han implementado en México desde el siglo XX, y características de las que actualmente son necesarias” presentó un análisis muy completo de las políticas públicas que el Estado mexicano ha puesto en marcha para la mejora de la calidad educativa, con resultados que resultan profundamente preocupantes.



La presentación partió de tres condiciones indispensables para que el sistema educativo tenga un funcionamiento eficaz y equitativo. Estas condiciones son: Equidad oportunidades de acceso, equidad de oportunidades de permanencia evitando retrasos en el aprendizaje y equidad de oportunidades de conclusión de cada ciclo escolar en los tiempos establecidos y habiendo obtenido las competencias indispensables para el futuro desempeño de los roles sociales en que se encontrarán los alumnos en el futuro.



Los resultados muestran que existe una gran inequidad en el ingreso, permanencia y egreso de los estudiantes de distintas regiones del país. Por ejemplo, en el año 2000, el porcentaje de población analfabeta entre 25 y 30 años de edad era en el Distrito Federal del 1% mientras en Chiapas era del 16% y la población del mismo rango de edad que no terminó la primaria era en el Distrito Federal de 3.6% y en Chiapas del 24.2%.



Los datos dicen además, que si bien la cobertura educativa se ha venido incrementando, la exclusión del sistema educativo es muy alta entre la población de niños que se encuentran en situación de “pobreza alimentaria”. Para el año 2010, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) mostraba que el nivel de exclusión era del 25.5% para la cohorte de 6 a 11 años de edad, de 39.2% para la de 12 a 14 años, y 47.6% para la cohorte de 15 a 17 años.



Además de ello, como es bien sabido, los resultados de los niños y adolescentes mexicanos en la prueba internacional PISA, diseñada por la OECD, muestra que el porcentaje de estudiantes con un nivel inferior al mínimo requerido es de un 60.2% para el caso de Ciencias, un 55.4% para Lectura y un 65% en Matemáticas.



A partir de estos datos, que muestran un alto nivel de ineficacia y de inequidad en nuestro sistema educativo, el investigador presentó un análisis de algunas políticas públicas instrumentadas en las últimas décadas como: Enciclomedia, útiles escolares, Carrera magisterial, Oportunidades, Escuelas de calidad (PEC) y Auxiliares didácticos.



Las conclusiones afirman que todas estas políticas han mostrado resultados muy pobres en cuanto a la mejora de los resultados del desempeño de los estudiantes principalmente por su dispersión, es decir, porque todos ellos han sido diseñados y aplicados de manera desarticulada, además de que no muestran haber sido instrumentados de una manera racionalmente planificada sino más bien aleatoria.



La combinación de varios de estos programas de manera simultánea ha mostrado eficacia en el incremento del desempeño de los estudiantes pero a un costo económico que parece muy alto, además de que esta combinación de políticas no ha sido instrumentada en las regiones de mayo marginalidad.



A partir de lo presentado en esta conferencia, se puede concluir que el problema de ineficacia y de inequidad de nuestro sistema educativo no está siendo provocado por una falta de inversión ni por carencia de políticas públicas dirigidas hacia la mejora sino por la falta de planeación y articulación de estas políticas e inversiones, es decir, por la operación aislada de programas y la falta de una visión de conjunto en el diseño y aplicación de los mismos.



Ante esto resulta indispensable una reflexión acerca de los factores que pueden llevar a nuestro sistema educativo a pasar de la operación desarticulada a la cooperación interdisciplinaria e interinstitucional que pueda lograr que las políticas y programas tengan el impacto que nuestros educandos merecen y el país necesita con urgencia si quiere salir de la crisis estructural en la que se encuentra.

*Publicado en mi columna: Educación Personalizante en el portal Lado B. Miércoles 280911



domingo, 18 de septiembre de 2011

ALGUNOS MITOS Y RITOS DE INICIACIÓN.

(Fragmento de un texto de un grupo, llamado informalmente “el plan” en que participamos Martín y Gaby con otros matrimonios amigos del 96 al 97).


2.-EL MITO DE LOS “BUENOS BUENOS” QUE NO ENTIENDEN EL MUNDO DE LOS MALOSOS.


Mi educación formal –y no sé si también la otra- empieza en tercero de primaria. Antes de eso hay solamente vagos recuerdos de mi hermana consiguiéndome amiguitos en el kínder de monjas, de un niño asustado esperando a su papá hasta con a las tres de la tarde afuera del Pereyra o de los baños del iberia al que asistí como cuatro días.

Mi educación comenzó en un colegio salesiano que marcó para siempre una vocación casi genética por la docencia, que estuvo dormida un tiempo pero que cuando despertó ya no me dejó nunca en paz.

Precisamente allí, al calor de Don Bosco saltimbanqui con mamá Margarita y un hermanstro terrible, en el ejemplo impregnado en el ambiente de un Domingo Savio –un niño que llegó a santo haciendo cosas que viéndolas hoy me parecerían casi masoquistas-, precisamente en ese ambiente de recreos jubilosos con los maestros, de misas con coro, guitarra eléctrica y batería –cómo recuerdo las pistas en italiano antes de ser traducidas para que las cantáramos-, de un grupo de “exploradores” que hacían “gloriosas expediciones” hasta el albergue de La Malinche, nos fuimos formando un grupo –o varias generaciones- al que Paco Méndez, hoy arquitecto, me decía un día, la escuela y los maestros fueron haciendo “buenos buenos” en el sentido positivo de inocentes, bien intencionados, de buen corazón y en el sentido negativo de medio ingenuos, medio soñadores, “medio mensos” a la hora de salir al mundo.

Buenos buenos que salíamos al colegio mixto en la prepa y no sabíamos cómo se la hablaba a las mujeres. Buenos buenos que convivían lo mismo con el compañero hijo de un prestigiado doctor con casa en Valsequillo que con el gañán más grueso pero de más buen corazón del barrio bravo de San Antonio o de la Santa María, sin saber que cuando uno crece, crecen también “la sensatez” y las barreras entre estos mundos diversos.

Este es el mito de los buenos buenos en el que me formé y del que por más que le hago tratando de tomar cursos intensivos de “malicia” o “callo político” no he podido salir. De manera que dentro de los límites permitidos en los que todos a veces le damos un codazo a alguien, la mayoría de las veces soy tan ingenuo y tan güey que nadie me lo cree y algunos me piensan “truculento”, “tortuoso” –como me ha dicho alguna vez el padre Manuel- o “navegante con bandera de pendejo” como parece ser que piensan algunos “viejos zorros”.

El rito consiste en que ando por la vida entre los que me conocen, me confrontan y me valoran, los que me ven tan bueno que me quieren “ver la cara” –y casi siempre lo logran- y los que por esto mismo siempre me miran con desconfianza.

3.-EL MITO DE LA INTELIGENCIA Y EL RITO DE LA “MENTE SANA EN CUERPO NO SABEMOS”.


Este mito tiene obvia relación con el primero. Un papá que no pudo estudiar y que tuvo y tiene hoy que “partirse el lomo” como mecánico, bicicletero o marmolero, normalmente quiere para sus hijos otra cosa. El estudio fue por eso, el valor primomrdial en la vida familiar y los primeros lugares, las batallas a ganar para sobrevivir entre siete que compitiendo por el cariño paterno nos fuimos volviendo los nerds que algunos ya conocen.

Mente sana fue el lema a la mitad que adoptamos y que dio como resultado que hoy en día en el salesiano los profesores dividan el tiempo entre “antes o después de los López Calva”, que en el Oriente exista una trayectoria similar, que el padre Posada me quiera por mi hermano el menor que fue su estudiante modelo, que mis papás presuman hoy de sus hijos maestros o doctores en Estados Unidos aunque en el fondo quisieran que vivieran en su casa todos juntos y fueran a misa con ellos cada domingo.

Lo del cuerpo…fue siempre lo de menos en el sentido de no importar o de a veces incluso incomodar un poco. De modo que fuera de las cascaritas de la primaria en las que rompíamos los vidrios del antecomedor de mi casa y de algunos torneos en la escuela en los que siempre fui genial fallando goles hechos, no recuerdo un interés por el deporte o el ejercicio. Tal vez el trauma de la incursión en el ciclismo infantil en el que el famoso club Jet nos dejó algunas fotos, dos que tres terceros lugares, un hermano muerto a los siete años y varias “torturas-homenaje” que le hizo a ese hermano la “familia ciclística de Puebla”, fue lo que causó que mis papás nunca nos impulsaran demasiado hacia allá. Tal vez…

El caso es que yo lo que más recuerdo del deporte en mi infancia fue mi época de reportero en l que publicaba en la vitrina de la escuela mis famosas crónicas –muy orientadas por mi papá- con cabezas del tipo: “Sucumbió el I Becchi” (el I Becchi era por supuesto el equipo en el que yo era centro delantero y por eso sucumbía frecuentemente) o el famoso apodo –sin doble sentido- de “Pumas” por el que nos conoció toda la escuela a partir de una casaca de ciclista de la UNAM por la que fuimos bautizados por el padre director. Más allá de eso y de las excursiones por la montaña que me forjaron el carácter y el odio por las incomodidades de dormir en el campo, no recuerdo algo qué destacar: “Mentes vemos…cuerpos no sabemos”.

De allí que el rito siga siendo hoy: “me siento mal”, “tengo que bajar de peso”, “ora sí, este año voy a hacer ejercicio”.

domingo, 11 de septiembre de 2011

De la experiencia a la teoría: una propuesta metodológica para la formación de adultos”.

1.-El marco: Educación a lo largo de la vida.


El concepto de educación a lo largo

de la vida es la llave para entrar en el

siglo XXI. Ese concepto va más allá de

la distinción tradicional entre educación

primera y educación permanente

y coincide con otra noción formulada a

menudo: la de sociedad educativa en

la que todo puede ser ocasión para

aprender y desarrollar las capacidades

del individuo.

(Delors, 1999)

La primera precisión que parece indispensable al hablar hoy de “Educación de adultos” es la relativa al marco o contexto educativo mundial desde el cual se va a conceptualizar este tipo de educación.

Como lo expresa esta cita de Delors, el marco tradicional en que se ubicaba la educación de adultos era la idea de “educación permanente” que seguía a la “educación primera” que culminaba con la formación universitaria de licenciatura primero y de posgrado en tiempos más recientes. Sin embargo, el planteamiento de este tipo de educación en el contexto de la educación del siglo XXI, para ser más pertinente a los tiempos debe hacerse desde el concepto de “Educación a lo largo de la vida”, que como dice esta cita del informe Delors, publicado bajo el título de: “La educación encierra un tesoro”, trasciende esta división tradicional.

El cambio de época que hoy se vive, caracterizado entre otras cosas por la presión hacia la ruptura de fronteras entre países, ideologías, discursos, disciplinas, visiones del mundo, etc. está planteando también la ruptura de las divisiones rígidas entre niveles y modalidades de educación. Esta ruptura está implicada en el término “educación a lo largo de la vida” que como ya se dijo, es mucho más que “educación permanente” o “educación continua” en su idea tradicional. Porque la “educación a lo largo de la vida” rompe las divisiones tradicionales entre escuela, universidad y capacitación o actualización e incide también en la flexibilización de la frontera entre la llamada “educación formal” o escolarizada y la “educación no formal” o no escolarizada.

Es por ello que la “educación a lo largo de la vida” se encuentra y se articula, en un proceso dialógico y recursivo con la “sociedad educativa”, la nueva concepción que todos los elementos de la realidad “pueden ser ocasión para aprender y desarrollar las habilidades del individuo”.

Este nuevo marco planteado por la UNESCO implica una nueva concepción de la formación, que la flexibiliza, le da fluidez y la hace parte indispensable de la trayectoria de una persona, que no puede concebir su educación desde la idea tradicional de un proceso que inicia en el preescolar y termina en la universidad para después “complementarse” o “aderezarse” de vez en cuando con procesos de actualización o capacitación sino que tiene que pensarse como un continuo que empieza al nacer y culmina solamente con la muerte. El nuevo sujeto de la educación es un sujeto que concibe su trayectoria formativa como un proceso simultáneo y no paralelo sino plenamente ligado y articulado con su vida.

“Asegurar una educación de calidad a lo largo de la vida que promueva el desarrollo de las múltiples capacidades del ser humano, requiere de sistemas educativos pertinentes y flexibles que contemplen diferentes modalidades y trayectos, articulados entre sí, para dar respuesta a las distintas necesidades de las personas y las características de los contextos. En función de ello se recomienda:

(UNESCO, 2009)

La educación de calidad a lo largo de la vida que está permeando el discurso de la educación en el mundo actualmente, trae consigo un proceso de exigencia de transformación de las estructuras educativas para construir sistemas educativos “pertinentes y flexibles que contemplen diferentes modalidades y trayectos…” que puedan dar respuesta a las necesidades de movilidad, contextualización y actualización permanente de los aprendizajes del ser humano del tercer milenio.

Este es un gran desafío para las instituciones educativas, sobre todo universitarias y para el sistema educativo nacional. ¿Cómo dejar atrás la visión simplificadora de una educación fragmentada en disciplinas, niveles y modalidades cerradas sin más punto de contacto que el egresado que se mueve de un nivel a otro o de una modalidad a otra? ¿Cómo pensar una institución para que sea “escuela o universidad a lo largo de la vida” y no solamente contenga espacios restringidos y paralelos de oferta de educación continua, actualización, capacitación o “universidad para adultos mayores”?

Resulta también un gran desafío para la cultura de los ciudadanos de esta época: el cambio de autopercepción de una vida en la que la educación es un proceso limitado en el tiempo, un requisito a cumplir para abrirse paso en el mercado laboral, un “mal necesario” para obtener “credenciales” o “títulos” que validen socialmente a quien los obtiene hacia una vida en la que somos educandos permanentes y nos dejamos guiar por lo que Lonergan llama el “irrestricto deseo de conocer” que no tiene límites ni edad.

“Es una estrategia asumida para ampliar la cobertura y el tiempo de formación, además de una nueva concepción educativa que, necesariamente, llevará a una reorganización de la escuela y sus procesos formativos. “El nuevo concepto subyacente va más allá de ofrecer una segunda o tercera oportunidad educativa a las personas que lo requieran puesto que el concepto comprende la adquisición y el desarrollo de habilidades individuales y sociales de cualquier tipo y en cualquier contexto o situación: formales, en escuelas, educacional vocacional, de nivel terciario o en instituciones de educación para adultos, instituciones informales, en el hogar, en el trabajo y la comunidad”.

(Bruner, s/f)

2.-El fundamento: El ser humano como sujeto educando.

“El delfín es educable y el elefante también. Pero ni el uno ni el otro son educandos. La educandidad es prerrogativa humana. La educabilidad en cambio, es cosa de todos los brutos. El tigre de circo ha quedado educado, según pautas de la especie humana, simplemente porque era educable. El hombre, o se educa o queda en bestia visible y patente. Lo especifico del hombre no reside en que pueda educarse---sino en que tiene que educarse…”

(Fullat, 1992; p. 30)

La educación a lo largo de la vida tiene, además de una explicación causal en la llamada “sociedad del conocimiento” o de la información y en la creciente competencia por puestos de trabajo que requieren una actualización permanente, un fundamento antropológico que podemos verificar en nuestra experiencia como sujetos humanos.

Este fundamento está expresado sintéticamente en la cita de Fullat que abre este apartado: Los seres humanos somos sujetos educandos, no sujetos educables. ¿Cuál es la diferencia?

La educabilidad implica que un individuo de cualquier especie pueda pasar por un proceso del cual salga educado, es decir, implica que ese sujeto o individuo pueda quedar “acabado” o “terminado”. Este es el sentido de la educación tradicionalmente vista: el niño, el adolescente, el joven, se educan en la escuela y cuando egresan como adultos, ya están “educados”, es decir, básicamente ya están hechos y necesitarán solamente actualización a nivel de información o técnicas novedosas.

La educandidad en cambio implica por un lado un imperativo que nace de la propia consciencia: El ser humano no solamente “puede” educarse, sino que “tiene” que hacerlo, es decir, “siendo humano, tiene que educarse para poder humanizarse”, hacerse humano es un “deber” (decía Graham Greene), que está intrínsecamente presente en todo sujeto de la especie “homo sapiens-demens” (Morin, 2003)

“La educación hace ya más de tres millones de años que persevera en la producción del hombre. ¿Ha fracasado? En manera alguna. Su revés y malogro estarían si ya hubiera creado al ser humano. El hombre es hacerse hombre; es educación..:”

(Fullat, 1992; p. 31)

Pero además de esto, la educandidad implica proceso progresivo pero inacabable. El sujeto humano no puede nunca quedar “terminado” o considerarse ya “hecho” a riesgo de empezar a declinar y a deshumanizarse, a desandar el camino de autoconstrucción que implica toda vida humana y que tiene por ello una relación intrínseca e inevitable y sin término con la educación.

La educación está ligada a la antropogénesis, dice Fullat, es decir, a la construcción de la humanidad a partir de la especie humana que existe en el tiempo de la historia y a nivel individual, a la construcción de cada sujeto humano como miembro de esta especie. En ese sentido tiene razón Fullat: la paradoja educativa fundamental implica que el logro de su objetivo de construcción o producción de la humanidad sería el fracaso de la educación, puesto que el ser humano no termina nunca de hacerse, puesto que la humanidad es hacerse humanidad, es educación y en este sentido, la “educación a lo largo de la vida” adquiere pleno sentido y vigencia.

3.-El Destinatario: El adulto como persona con “experiencia”.


“adulto, ta.

(Del lat. adultus).

1. adj. Llegado a su mayor crecimiento o desarrollo. Persona adulta. Animal adulto. U. t. c. s.

2. adj. Llegado a cierto grado de perfección, cultivado, experimentado. Una nación adulta.

3. adj. Zool. Dicho de un animal: Que posee plena capacidad reproductora”.

Diccionario de la real academia de la lengua española

Las definiciones de adulto refieren a una etapa de la vida en que el sujeto ha llegado a su “mayor crecimiento y desarrollo” o llegado a “cierto grado de perfección” o “madurez relativa”. En muchos casos estas definiciones coinciden o sustentan la visión que en la vida cotidiana tenemos acerca del adulto como sujeto “acabado” o “terminado”, educable, y no como sujeto en proceso, educando.

Tomaremos como eje de la definición de adulto la segunda acepción de esta definición del “Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española”, específicamente los adjetivos de “cultivado” o “experimentado”.

Una característica fundamental del adulto que lo distingue del niño o el adolescente es la acumulación de cierta experiencia más o menos asimilada, más o menos traducida en cierta sabiduría, cierta capacidad para vivir mejor como ser humano en la sociedad y el mundo que le toca vivir.

¿Qué significa ser un sujeto con experiencia? En el caso de una concepción compleja del ser humano como la que hoy prevalece habrá que asumir la multidimensionalidad del sujeto y por tanto la multidimensionalidad de la experiencia humana. Digamos sintéticamente que la acumulación de experiencia que se da en el adulto puede ser descrita como la vivencia “acumulativa y progresiva” de situaciones humanas concretas que, procesadas por el individuo dan como resultado un marco de: información, ideas y conceptos, afirmaciones –verdades, certezas-, valoraciones, decisiones, acciones y también preguntas de diversos tipos: intelectuales, racionales y existenciales.

Este proceso de acumulación de experiencia se da básicamente a través de una dinámica de “autocorrección”, de aprendizaje vía ensayo-error a partir de los desafíos que la vida va presentando, con el trasfondo y el apoyo de conceptos y teorías o métodos que se adquieren en la escuela o la universidad.

4.-El sustento teórico: Sentido común y teoría


Este ser humano educando del que hablamos, el sujeto que tiene la necesidad de educarse a lo largo de toda la vida es un ser que vive en el mundo, pero sobre todo vive en “su” propio mundo de significados. Porque el mundo humano es un mundo mediado por la significación y en este sentido, el sujeto educando es un “animal simbólico” como decía bien Cassirer.

“Exigencias diferentes hacen surgir modos diferentes de operación consciente e intencional; y modos diferentes de dicha operación hacen surgir campos diferentes de significación”

Lonergan, 1988; p. 84

Esta significación no es homogénea ni se manifiesta en un solo campo porque las exigencias que surgen de las necesidades, preocupaciones e interteses de los sujetos concretos van haciendo surgir diferentes modos de operación consciente e intencional y por tanto, diferentes campos de significación. La educación tiene que ver mucho con el conocimiento, pero el conocimiento no es homogéneo ni unidimensional. Existen distintos campos especializados de conocimiento y entre ellos se encuentran dos modos muy destacados para los fines de este trabajo que son: el modo del sentido común –al que llamaremos modo de la experiencia en el sentido que definimos a los adultos como sujetos con experiencia- y el modo de la teoría.

“El campo del sentido común es el campo de las personas y de las cosas en sus relaciones con nosotros. Es el universo visible habitado por parientes, amigos, conocidos, conciudadanos y demás hombres. Llegamos a conocerlo, no aplicando ningún método científico, sino a través de un proceso auto-correctivo de aprendizaje…”

Lonergan, 1988; p. 84

El campo del sentido común tiene que ver con la manera en que conocemos y significamos las cosas en sus relaciones con nosotros, con nuestra propia percepción y subjetividad. Este campo representa un modo muy especializado del conocimiento que tiene que ver con lo particular concreto y que busca siempre aplicaciones prácticas, útiles, inmediatas. El campo del sentido común es indispensable para vivir la vida cotidiana y para resolver los problemas que la vida laboral, ciudadana, familiar, personal, etc. nos va presentando.

Pero este campo no busca las relaciones entre los objetos o fenómenos ni persigue ver más allá del aquí y ahora como lo hace el campo de la teoría que nace de la exigencia sistemática y de universalización.

”La exigencia sistemática no solamente plantea preguntas que el sentido común no puede responder, sino que exige también un contexto par las respuestas a esas preguntas…este contexto es la teoría, y los objetos a los cuales se refiere están en el campo de la teoría…”

Lonergan, 1988; p. 85

Existe otro campo de significación importante que es el campo de la teoría, el campo que relaciona los objetivos entre sí y que tiene una visión de largo aliento y una pretensión que trasciende la mera utilidad práctica y aspira al conocimiento con fines de comprensión y explicación de los fenómenos y a sus implicaciones humanas, éticas, ambientales, sociales, etc. en el sentido amplio.

El campo de la teoría se preocupa por lo universal-concreto y no por los casos particulares y busca generar juicios con relativa capacidad de generalización para la vida humana global y no para el caso de una persona y una situación en particular.

“Existe entonces, un campo del sentido común y un campo de la teoría. Para hablar de ellos usamos diferentes lenguajes…”

Lonergan, 1988; p. 85

El campo del sentido común y el campo de la teoría tienen métodos de construcción de conocimiento que son distintos cualitativamente y tienen también lenguajes distintos para expresar lo que se conoce.

Mientras el campo del sentido común se expresa en lenguaje llano y de fácil comprensión para todos, el campo de la teoría se expresa en lenguajes especializados y técnicos, de acceso limitado solamente a quienes conocen de determinado campo.

Mientras que el conocimiento del sentido común es indispensable para vivir la vida cotidiana, el conocimiento teórico es indispensable para generar las comprensiones y juicios sobre la realidad que brindan herramientas para generar lo necesario –tangible e intangible- para promover el desarrollo –siempre mezcla de progreso y declinación- de la humanidad como colectivo.

5.-La propuesta metodológica: Del sentido común a la teoría

La educación de adultos entendida como educación a lo largo de la vida tiene que partir de la realidad del sujeto adulto como ser educando y como ser experimentado. Esto significa que se tiene que construir la educación de adultos desde dos pilares fundamentales: La convicción de que el sujeto adulto, como ser humano es un sujeto en desarrollo y autoconstrucción en todas sus dimensiones aunque tenga ya un camino andado en algunas de ellas y el sustento en la experiencia del adulto como fuente de información, preguntas y modos de comprender, interpretar y juzgar la realidad que han sido construidos en un largo proceso de autocorrección que es imposible e indeseable desdeñar.

Por ello se plantea como propuesta metodológica el camino que va “desde la experiencia hacia la teoría”, es decir, en términos de lo expresado en el apartado anterior, desde el sentido común hacia la teoría.

Se asume que la mayoría de los adultos que van a continuar educándose tienen sobre todo un vasto campo de desarrollo en el ámbito del conocimiento para resolver lo particular concreto que se les presenta en el día a día de su profesión u ocupación laboral y en la cotidianidad de su vida personal, familiar y ciudadana. Es claro también que, sobre todo en el caso de adultos que han tenido una formación profesional y más aún en los casos que han hecho algún posgrado, tienen también un bagaje de conocimiento teórico, pero se asume que este conocimiento teórico se ha ido volviendo más que nada conocimiento aplicado y aplicable a lo particular concreto de un desempeño profesional y personal, salvo en los casos de quienes tengan como desempeño profesional la investigación o la vida académica.

El camino entonces no puede ser desde la teoría desencarnada hacia los sujetos concebidos como “tabula rasa” –que tampoco es el caso de los educandos niños o jóvenes pero que es especialmente erróneo en el caso de los adultos que tienen una mayor capacidad de recuperación de esta experiencia previa- en forma de una transmisión de contenidos de campos en los que el adulto se va a especializar o de campos novedosos en los que se quiere introducir.

El proceso más eficaz será el que parta de la recuperación de la propia experiencia acumulada, propicie el análisis y la sistematización de esta experiencia -a través de la generación de preguntas, propuestas de articulación o relación, cuestionamiento de las creencias previas-, promueva y presente autores y teorías con las cuales iluminar esta experiencia recuperada y sistematizada y facilite espacios de síntesis y conclusión que propicien la apropiación de lo aprendido en este proceso, llevando al adulto a una reorientación de sus preocupaciones que lo guíen hacia la búsqueda de lo unviersal-concreto y de lo que enriquece la vida humana a más largo plazo, sin desdeñar un aterrizaje a la situación particular concreta de un presente laboral o de práctica humana y ciudadana.

Desde la mirada que relaciona los objetos del mundo con la propia experiencia subjetiva hacia la mirada que relaciona –descubre o construye relaciones- de los diversos objetos de la realidad entre sí, tratando de construir juicios objetivos, es decir, juicios que se produzcan a partir de un ejercicio auténtico de la subjetividad.

Un elemento importante para esta transición es el ejercicio constante de la introspección, es decir, del “caer en la cuenta” no solamente de los contenidos o temas que se aprenden sino de las operaciones que se realizan para construir estos aprendizajes.

De esta manera, la educación de adultos vista como aprendizaje a lo largo de la vida puede tener efectos mucho más eficaces y profundos en las personas a las que se dirige, ayudándoles a construir una mejor y más profunda comprensión del mundo en el que viven –y de las relaciones entre objetos y fenómenos que constituyen este mundo- y una mejor y más profunda comprensión de su propio ser educando en relación siempre con otros seres educandos. El fruto será un enriquecimiento de la experiencia que llevará a una revaloración de la experiencia heredada y simultáneamente a una constante crítica a esta experiencia que pueda convertir la educación en un permanente descubrimiento que la hará siempre novedosa y significativa.

Tenemos entonces dos pilares: la educandidad y la experiencia acumulada, un camino: de la recuperación y sistematización de la experiencia a la reconstrucción de juicios sobre ella a partir de la iluminación que genere la teoría y un fruto: la experiencia heredada que se enriquece y se vuelve descubrimiento al ser puesta bajo el crisol de la crítica.

A través de este proceso se estará construyendo una verdadera educación a lo largo de la vida, más allá de los simples cursos de actualización o capacitación que constituyen lo que sigue hoy prevaleciendo como “educación permanente”.



REFERENCIAS



Bruner, J.J. (s/f). “Educación a lo largo de la vida: Exigencias de la sociedad del conocimiento”. Extractos del libro: “Educación e Internet ¿La próxima revolución?”

(Tomado de: Revista de Educación. Ministerio de Educación. Ed. Nº 308.)

http://www.chilecalifica.cl/prc/n-0-Educclv.doc Consultado el 20 de abril de 2010.

Delors, J. (1999). La educación encierra un tesoro. Ed. UNESCO. México.

Fullat, O. (1992). Filosofías de la educación. Paideia. Barcelona. Ediciones CEAC.

Lonergan, B. (1988). Método en Teología. Ed. Sígueme. Salamanca.

Lonergan, B. (1999) Insight. Estudio sobre la comprensión humana. Salamanca. Ed. Sígueme-UIA México.Morin, E. (2003). El Método V. La humanidad de la humanidad. La identidad humana. Madrid. Ediciones Cátedra.

UNESCO. (2009). “El derecho de las personas a aprender a lo largo de la vida” en: Educación para todos. Mercosur. Tomado de: http://www.unesco.org.uy/educacion/es/areas-de trabajo/educacion/temas/aprender-a-lo-largo-de-la-vida.html

Consultado el 20 de abril de 2010.

Varios autores. (2010. )Diccionario de la Real Academia de la lengua española. Versión en línea: http://www.rae.es/rae.html Consultado el: 20 de abril de 2010.

domingo, 21 de agosto de 2011

Y ahora: ¿Qué hacemos?


Escribo un día después de la balacera que interrumpió el partido de fútbol entre Santos y Morelia ayer en Torreón. Estoy bastante afectado por la noticia por lo que implica este hecho inédito y por la constatación de que casi cada semana ocurre un hecho inédito en la historia de la violencia en México. En efecto, casi cada semana escuchamos o leemos que “esto no había pasado nunca en el país”, de tal manera que nos estamos acostumbrando a que cotidianamente pase lo que nunca había sucedido, a ver como normal la crueldad y la indefensión en la que empezamos a vivir todos.

Estoy también afectado porque tengo muy buenos y queridos amigos en Torreón, gente de la ibero que siempre me ha brindado su apoyo, su afecto y solidaridad y a ellos especialmente quiero enviarles a través de este texto un gran abrazo que quiere simplemente decirles: “estoy con ustedes, los comprendo, pero igual que ustedes no sé qué hacer”.
Soy de los que están en contra del tan traído y llevado calificativo de “la guerra de Calderón”, o sea que los que sean panistas o calderonistas –si es que queda alguien en este país con ese perfil- no crean que voy a caer en este cliché.
Estoy en contra de ese término porque me parece simplificador –una lucha contra la delincuencia organizada que se apodera de la vida del país no es algo que sea del presidente exclusivamente-, porque hace que los demás actores políticos evadan su responsabilidad –los gobernadores que se lavan las manos y no avanzan en la reestructuración de las policías en un mando único estatal por ejemplo o los legisladores que viven en la posposición de las reformas urgentes- y porque también de alguna manera un tanto infantil nos hace creer a los ciudadanos que el problema es Calderón y cuando se vaya y el ejército regrese a sus cuarteles todo estará solucionado y viviremos en paz.
Sin embargo estoy totalmente en contra de la estrategia que se ha seguido en esta lucha necesaria y urgente porque creo que ha tenido muchas víctimas inocentes, porque no veo que se avance en resultados de seguridad para los ciudadanos, porque se han violado derechos humanos de manera no tan excepcional sino cada vez más sistemática y porque día a día se muestra la ineficiencia y falta de inteligencia de quienes encabezan esta lucha.
Sobre las víctimas inocentes estoy cierto que tampoco es justo ni inteligente hablar de las “cincuenta mil víctimas de Calderón o de la guerra contra el narco” puesto que un altísimo porcentaje de los muertos han sido gente que pertenece a los cárteles y está extorsionando, secuestrando, cobrando derecho de piso, traficando con drogas, etc. y en esta actividad ilícita y en la guerra entre los cárteles y grupos ha perdido la vida (lo cual resulta también lamentable por ser vidas humanas, pero no se puede poner a todos en el mismo saco). Sin embargo tenemos casos como los de los estudiantes del Tec de Monterrey, los de Villas de Salvárcar en Chihuahua, los niños Almanza –Brian y Martín-, el otro joven regiomontano más reciente, de mi estimado José Luis Martínez en Veracruz, del arquitecto Serrano hijo en Ixtapa o el hijo de Javier Sicilia y sus compañeros por mencionar los más conocidos, que han sido víctimas inocentes de este absurdo social en el que hoy estamos atrapados y sin salida aparente.
Sobre la violación de derechos humanos acabamos de saber del allanamiento de la casa del poeta Efraín Bartolomé y de la bióloga de la UNAM y sus padres pero hay señales de que este tipo de acciones ilegales se cometen cada vez más sistemáticamente por la policía federal, las policías estatales, etc. es decir, por las autoridades que están luchando por el estado de derecho violando el estado de derecho y dejándonos a todos en una situación de temor y vulnerabilidad extrema.
Sobre la falta de inteligencia puedo decir que aunque no soy experto, me parecen verdades obvias las que he leído y escuchado de gente que sabe del tema: no se puede atacar solamente por el lado de las armas si no se afecta la economía de los cárteles y grupos delictivos, no se puede ganar esta guerra si no se depuran las policías –si esto no se da, el ejército no regresará a los cuarteles-, no se puede ganar la batalla si solamente se ataca a los policías y mandos policíacos corruptos pero no se toca a los personajes políticos de todos los partidos que estén involucrados en este tipo de actividades delictivas, no se puede obtener resultados favorables si el poder legislativo no cambia las leyes y si el poder judicial no se reforma también y se castiga por ejemplo a los jueves corruptos, no se puede ganar la batalla si la impunidad es el signo de nuestro sistema de “justicia” y los criminales atrapados salen libres por cualquier motivo y las cárceles están llenas de inocentes como lo mostró recientemente el documental: “Presunto culpable”.
El caso de ayer en Torreón ilustra para mí esta falta de inteligencia. Suponiendo sin conceder que el incidente de la balacera se produjo porque un vehículo no se detuvo en un retén policíaco cercano al estadio, uno se pregunta si no habrá sentido común en los mandos policíacos como para haber podido evitar este enfrentamiento sabiendo que el retén estaba justamente en las afueras del estadio y que a esa hora había miles de personas allí reunidas y que una estampida por el pánico colectivo pudo generar muchísimos muertos y heridos. ¿Se calculan estas cosas al pretender perseguir y enfrentarse a tiros con un vehículo que no se detuvo en un retén?
Ahora que si el incidente fue, como dicen otras versiones, causado deliberadamente para generar este pánico en la multitud reunida en el estadio y los disparos fueron allí al aire o incluso hacia el estadio mismo. Si los escoltas de la “gente importante” que estaba viendo el partido respondieron a balazos desde dentro del estadio, entonces la situación sería todavía más terrible e incomprensible.

Hoy por la mañana ví en Facebook (Fesibucólicos públicos) una entrada muy pertinente y realmente angustiante. Decía allí algo como: “Ok. Hoy todos somos Torreón y estamos hasta la madre de la violencia, pero: ¿ahora qué hacemos?”.





Esta es la pregunta que ronda mi consciencia, mi mente y mi corazón el día de hoy y me llena de miedo por mí y por los míos y por el país que se nos va de las manos y porque empieza apenas el año electoral y este puede ser otro factor importante para que la situación se agrave: ¿y ahora qué hacemos?

miércoles, 27 de julio de 2011

MAESTRO SOLO HAY UNO.

Exposición de motivos.


Durante los días que siguieron al fallecimiento de Ricardo Avilés Espejel, nuestro querido Pop, tuve la experiencia al mismo tiempo extraña pero natural de que varias personas de distintos contextos en los que Ricardo se desenvolvió, me dieran a mí el pésame. En la misa celebrada la noche del miércoles 13 de julio en la funeraria, una persona del grupo TACH (taller que coordinó Ricardo hasta el final de su vida) me pidió que yo dirigiera unas palabras al terminar la homilía del padre Escandón y al finalizar la liturgia que se realizó en la capilla de la Ibero Puebla con las cenizas de Ricardo que llegaron al terminar la misa celebrada para él, una de sus amigas me dijo: “Tú debiste decir algo. Eras su discípulo”. Pocos días después recibí un mensaje de mi querido amigo Paco Galán, amigo también de Pop, donde me decía que lamentaba mucho la pérdida de un gran amigo y maestro y me enviaba un abrazo como su “mayor discípulo”.

Debo confesar por qué digo que la experiencia fue extraña pero natural. Lo extraño tiene que ver con que por naturaleza me incomodan los elogios y aún más la presunción o la soberbia y cuando me daban el pésame o me decían: “habla tú”, sentía que no tenía merecimientos especiales para hablar yo o para que la gente se dirigiera a mí como alguien especial para Ricardo cuando hay muchos otros que también le eran muy cercanos. Sin embargo, esta sensación se combinaba con la naturalidad que me da el hecho de que yo, desde hace muchos años me he sentido discípulo de Ricardo y en mi fuero interno me llena de orgullo y satisfacción sentirme como ese “mayor discípulo” al que aludía el mensaje que recibí.

Si a esto se añade la antigüedad, porque desde 1990 seguí a Ricardo y lo invité a incorporarse a la ibero para tenerlo más cerca y enriquecer a la gente de mi propia universidad. Si se toma en cuenta que Ricardo me dio clases en la maestría, me dirigió la tesis doctoral y compartió conmigo muchos espacios de seminarios, reuniones, reflexiones y diálogos informales en Tlaxcala, en Puebla e incluso en Boston College, se puede entender esta visión de discípulo-maestro que era además y sobre todo una relación de amistad cercana y profunda.

Por otra parte, visto desde otro ángulo esto es algo que yo en vida le dije varias veces a Ricardo: en la formación de una persona hay muchos profesores buenos, regulares y malos que intervienen pero muy pocos maestros, quizá uno o dos. En ese sentido Ricardo es mi maestro y yo con esa confianza me sentí siempre su discípulo durante los veintiún años que conviví y aprendí de él (en la universidad, fuera de la universidad e incluso a pesar de la universidad como a él le gustaba decir de la educación).

1.-Encuentro.

Es enero de 1990 y estamos en una aula de un grupo de segundo semestre de maestrías en Educación (administración educativa, orientación educativa y educación superior, mezclados). Llega el profesor que nos dará el curso de Epistemología. Su misma apariencia es muy llamativa e interesante: su barba larga, su cara bondadosa, su andar y su hablar pausado, la sabiduría que emana. En su presentación hay algo que me impacta. Nos dice: “Soy Ricardo Avilés, me dicen Pop y soy transjesuita, es decir, soy un jesuita que está ahora fuera de la Compañía de Jesús”. En el contexto de una universidad pública y de esa universidad pública en especial donde el laicismo llega a extremos de anti-religión, esto me parece muy valiente y además me deja pensando mucho esa categoría de transjesuita, que no es lo mismo que ex-jesuita.

Sin embargo esa presentación valiente para mí, le sale muy natural a él, lo dice con un convencimiento y una seguridad que no generan ninguna reticencia en los alumnos.

Este fue el primer encuentro con Ricardo. Un encuentro que ya desde el principio dejó huella y que se fue extendiendo en cada sesión de clase, en cada lectura y conversación fuera del aula. Era un gusto bajar en el receso a los tacos y encontrar ahí a Ricardo y empezar la conversación que ya era una clase desde antes de iniciar la clase. Era muy interesante encontrar debajo de una densidad propia del tema de la materia (Epistemología ese semestre, Filosofía de la Educación el siguiente) y del conocimiento riguroso de Pop, una riqueza que al principio era solamente una intuición de que algo valioso había detrás e este discurso que a veces llegaba a sonar hasta como “new age”. Creo que incluso varios docentes y hasta coordinadores del posgrado tenían esta sensación y apoyaban a Ricardo porque intuían algo muy valioso en su filosofía aún cuando no la entendieran del todo o les pareciera incluso rara o fuera de contexto.

2.-Presencia

Pero algo que me fue quedando muy claro con Ricardo es que este encuentro con su persona y su invitación filosófica –siempre era una invitación a filosofar y no a aprender a un filósofo o una filosofía- nunca o casi nunca era efímero. Una vez que sucedía, este encuentro se convertía en una presencia continua y significativa, una presencia que uno buscaba y trataba de prolongar cuando se daba la oportunidad porque había siempre algo con lo que uno se iba después de dialogar con él, algo no solamente conceptual sino humano profundo.

Ricardo era y es una presencia significativa en mi vida y en muchas vidas, podría decir que en la mayoría de las vidas que tocó con su autenticidad y enriqueció con testimonio de búsqueda de humanización.

Justamente en la mañana en que me enteré de su muerte, me causó extrañeza que si bien me sentí muy triste por la noticia, al mismo tiempo me sentí muy en paz y experimentando la presencia de Ricardo muy vivamente. Esta sensación no se ha ido de mí a pesar de los días que han pasado desde entonces. Al darme el pésame una compañera de la ibero me dijo: “Cuando se murió mi maestro y guía espiritual, yo siempre lo sentí presente, nunca sentí que se fue…” y esa expresión me aclaró lo que estaba sintiendo. Por la tarde, al llegar al a funeraria la segunda vez, cuando ya estaba la familia de Ricardo presente, a la primera persona que encontré fue a Ana, su hija mayor y lo primero que ella me dijo al abrazarla fue: “aquí está. No se ha ido”.

Por eso en la misa de cuerpo presente en la funeraria me hizo mucho sentido lo que dijo el P. Escandón de que la presencia de Ricardo seguía viva y que simplemente había pasado a “otro nivel de consciencia”, de esa consciencia que fue su tema de estudio, de búsqueda y de enseñanza. Por eso ahí mismo, al terminar la homilía y ante la petición de que hablara, narré esta experiencia de presencia de Ricardo y reforcé esta que no es una idea sino una experiencia en mí, de que Ricardo Avilés sigue siendo presencia aunque físicamente ya no esté con nosotros.

3.-Autoapropiación.

“Yo creo que Ricardo era una de las personas que mejor entendía a Lonergan”, me dijo Eduardo de la Garza al final de la liturgia del jueves por la noche. “Indudablemente. Contesté yo. Y esto lo decía incluso gente de Boston College, de los expertos que conocieron a Lonergan en persona y lo han estudiado toda su vida”. En efecto, tengo muy presentes las palabras de Fred Lawrence en una de las sesiones del seminario de Lonergan durante mi segunda estancia de un año en BC. En una conversación al terminar la sesión, Fred me dijo precisamente que nosotros en México teníamos a Ricardo que era alguien que entendía muy bien a Lonergan.

Estoy seguro que era así. Sin sus enseñanzas que me brindaron las claves fundamentales para comprender la búsqueda que se expresa en la obra de Lonergan me hubiera sido muchísimo más difícil entender la invitación filosófica de este autor nada sencillo a pesar de que llevé dos semestres de Insight con un magnífico profesor por su conocimiento de Lonergan como por su capacidad didáctica, el padre Joseph Flanagan S.J. (QEPD) que fue director del Lonergan Institute y que pude recibir clases también de gente como Patrick Byrne y enriquecerme en el seminario de los expertos en Lonergan cada viernes durante dos años discontinuos.

El grado de comprensión de Ricardo sobre la propuesta de Lonergan se reflejaba en que no era un repetidor de sus palabras sino un gran intérprete de su búsqueda, alguien capaz de tejer diversos ángulos de su filosofía y hacer su propia síntesis personalísima de lo que este jesuita canadiense escribió. Pero lo más importante de todo es que Ricardo hizo suya la propuesta lonerganiana, es decir, que la llevó a su vida cotidiana y no solamente a su discurso académico, sabiendo integrar su propia búsqueda existencial y espiritual desde la visión de esa humanización que parte de que somos “una búsqueda encerrada en un pellejo” –de acuerdo a sus propias palabras parafraseando a Mc Shane-.

En efecto, Ricardo Avilés se convirtió en “encarnate meaning”, en significado personificado para todos los que lo conocimos porque hizo suya esta búsqueda de autenticidad y de autoapropiación que son centrales en la obra de Lonergan y supo aplicar a su historia y a su comprensión de la historia de la humanidad esta búsqueda.

4.-Libertad

Paradójicamente Ricardo siempre fue un crítico de la educación formal e institucional pero pasó muchos años de su vida en espacios de educación formal e institucional. Paradójica pero no contradictoriamente porque a pesar de que Ricardo trabajó dentro de estas estructuras universitarias y enseñó dentro de currículos formales de licenciatura y posgrado (en Filosofía en la UATlax, en Ciencias de la Educación ahí mismo y en la maestría en Educación humanista en la Ibero Puebla), nunca fue esclavo de estas estructuras ni de los formalismos y rituales universitarios.

De manera que Ricardo fue un académico dentro de la organización universitaria pero siempre libre frente a esta organización y siempre innovador dentro de los márgenes de maniobra que la educación formal permitía.

5.-Amistad

El dilema entre ser profesor o ser amigo nunca fue tal para Ricardo que fue siempre capaz de vivir simultáneamente ambos papeles y de construir armónicamente estas relaciones sin mezclar nunca una con la otra pero sin separarlas o hacer que parecieran artificialmente ajenas una de otra.

De manera que el Dr. Avilés, maestro, era al mismo tiempo Pop, amigo sin que hubiera ninguna barrera ni límite formal entre ambas cosas. De hecho cada vez que lo presentaba como mi maestro o como mi director de tesis doctoral, él aclaraba que ante todo era amigo y así era sin que por ello su huella como maestro o como director de tesis se viera disminuida.

De Pop el amigo cariñoso, incondicionalmente solidario hay muchas anécdotas y ejemplos como el que mi familia siempre se acuerde que empezamos a gustar de la comida India gracias a él porque había un restaurant indio en Boston, por el rumbo de la Simphony Hall al que le encantaba ir y con él fuimos ahí por primera vez. Pero la huella imborrable para mí será siempre su genuina preocupación por la salud de mi hija Mariana desde la primera cirugía hace dos años hasta su último correo, la tarde en que se internó en la clínica en Tlaxcala. Eran muy frecuentes sus mensajes cariñosos, llenos de ánimo y esperanza y deseando que nuestra experiencia pascual culminara por fin en resurrección. Con sus grupos de reflexión compartía esta preocupación y generó en ellos una corriente de solidaridad hacia nosotros que siempre vamos a agradecer. Todavía tuve tiempo de escribirle que había salido muy bien de esta operación reciente y a él le alegró mucho la noticia.

6.-Fe

Finalmente, porque resulta imposible abarcar toda la riqueza de mi experiencia de relación con Ricardo, tengo que decir, porque esto era central en su vida, que su labor filosófica y educativa fue siempre una labor de apostolado intelectual. Porque ese abrir caminos, preguntas, inquietudes en las búsquedas de tanta gente, esa incesante preocupación por la humanización –la distinción fundamental entre lo humano que todos poseemos y lo humanizante que debemos buscar y construir- era una preocupación por la historia de salvación de la humanidad, por una historia entendida como misterio y revelación que se está dando en la historia, en el drama de la humanidad que se desarrolla “en el instante de su ser que es todo el tiempo” como gustaba citar a Lonergan.

Tomo como ejemplo una cita de una traducción esquemática de Voegelin que hizo para sus sesiones de reflexión:

El proceso de la historia, y tal orden como puede ser discernido en ella, no es un relato para ser contado desde el principio hasta su final, feliz o infeliz; es un misterio en proceso de revelación. (“Epifánico”).

Conclusión-invitación

Como ya he dicho, resulta imposible tratar de abarcar todos los ángulos de mi experiencia de relación con mi maestro Ricardo, con mi amigo Pop. Creo que ante su separación física pero su presencia significativa aún operante lo que me nace finalmente es agradecer a Dios por su vida fructífera, plena y feliz y por la gran familia y la enorme comunidad de amigos que construyó, decir que la mejor manera de mantenerlo con nosotros es seguir su ejemplo y tratar de vivir hasta lo más profundo la búsqueda de autenticidad y humanización personal y social en las circunstancias y espacios en los que podemos influir y no dejar nunca de plantearnos seriamente estas preguntas que Pop dejó escritas en su última participación pública durante el 1er. Taller latinoamericano de Lonergan en el que estuvo tan contento y nosotros tan felices de verlo feliz y de escuchar su magnífica participación:

Preguntas básicas desde esta perspectiva:

¿Para qué estamos aquí, ahora ...?

¿Qué Realidad-Bien buscamos alcanzar en la vida?

¿A qué, o a quién, estamos entregando la Vida ... ?

¿QUÉ IMPLICA y QUÉ EXIGE tal DESARROLLO del SER HUMANO como ‘HUMANIZACIÓN’?

Por mi parte, desde la trinchera del campo educativo seguiré asumiendo como misión esta hermosa tarea que nos dejó al final de su ponencia escrita: "EDUCAR para avanzar en Esperanza hacia COSMÓPOLIS"



Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...