sábado, 17 de diciembre de 2011

¿En qué creen los que no creen que creemos los que creemos?

"No es simplemente que todas nuestras palabras y expresiones estén en un contexto o un mundo, sino también nuestros mundos son “lenguados” (Sprachlichkeit der Welt), es decir en cuanto aprendemos nuestra lengua materna vivimos en ella. No es que tengamos una opción de interpretar o no, sino que es un hecho que interpretamos todo el tiempo" James Gerard Duffy.  La lógica de un beso navideño. En: El toque humano (blogspot). El título va en serio aunque parezca trabalenguas. Lo que quiero decir con él es que como afirman los filósofos de la  "revolución fenomenológica hermenéutica" (Duffy) los seres humanos no tenemos la opción de interpretar o no, sino que estamos todo el tiempo interpretando. De manera que cuando alguien que se asume como no creyente trata de responder a la pregunta: en qué creen los que creen? Está necesariamente interpretando algo que no conoce desde dentro, porque está observando el horizonte de significados de los creyentes desde su propio horizonte de significados como no creyente. Lo mismo sucede en el caso opuesto. Cuando un creyente trata de definir ¿En qué creen los no creyentes? Lo hace inevitablemente desde su horizonte de creyente. Lo anterior no es malo sino simplemente inevitable y no invalida el diálogo entre creyentes y no creyentes ni la puesta a revisión de las creencias de ambos y sus implicaciones en la vida personal y ciudadana, sino que lo hace más necesario y pide la apertura para intentar comprender la visión del otro intentando hacerlo desde sus propios significados y no desde los propios. Me incorporo a este diálogo aportando desde mi propio horizonte de creyente las definiciones que me parecen fundamentales para intentar esta comprensión intergrupal, en sentido Lonerganiano intercultural ( si entendemos por cultura el conjunto de significados y valoraciones que determinan el modo concreto en que se vive). Creo que para iniciar es indispensable hacer distinciones y definir términos. De lo contrario podemos estar debatiendo desde comprensiones distorsionadas de lo que dice el otro, Empiezo con la distinción más general que me obliga a declarar que quizá no soy un creyente estándar sino un creyente que lleva desde su época de bachillerato con los jesuitas -de quienes he seguido aprendiendo por casi veinticinco años de ejercicio académico en la ibero- y más intensamente desde la universitaria en que participé en un apasionado proceso de formación-acción en mi fe, dentro de un grupo de evangelización de jóvenes, proceso que en mí implicó mucha lecturas y reflexión sobre la Biblia y libros de los teólogos de la liberación más relevantes de los setentas y ochentas del siglo pasado, además de veintidós años de estudio -no exhaustivo ni centrado en lo religioso, pero sin duda formador de una visión sobre lo religioso- de la obra de Lonergan. Lo que diré a continuación, es necesario también decirlo, será desde mi ser creyente cristiano-católico y no desde el ser creyente en general. ¿Qué es un creyente? Me parece la pregunta básica para distinguir fe y religión, fe y dogma, fe e iglesias. Desde mi punto de vista, un creyente es alguien que a partir de una apertura a la pregunta por el misterio de la vida humana y por la trascendencia, ha experimentado íntimamente la presencia del Otro o lo Otro ( con mayúsculas) y se responde afirmativamente a los cuestionamientos por el origen creado del universo y del ser humano, la experiencia del amor como algo fundante y trascendente a lo temporal y espacial y la perspectiva de eternidad a la que estamos llamados no en el cielo sino a partir de la tierra y desde esta vida. La experiencia profunda y operante de ese Otro o eso Otro trascendente en la propia vida es algo transcultural y transhistórico que por ser humanos tenemos que expresar de manera histórica y cultural. De ahí que la religión (la experiencia fundante de religación que se traduce en la fe de un creyente) se tenga que encarnar en religiones histórica y culturalmente mediadas. De esta definición desprendo que el ser creyente es independiente de la religión que se profese y puede vivirse incluso de un modo no religioso-institucional. Otra cuestión básica que se desprende de esta definición tiene que ver con que la creencia en un ser creador del universo y de la vida no implica necesariamente la negación de la evolución de todo lo creado, incluyendo las especies animales y la especie humana. El hecho de que en muchas religiones, por ejemplo en la católica, se asuman como revelados textos en los que metafóricamente se habla de un momento de creación a partir de elementos naturales como el barro, no implica que el creyente tenga que aceptar como científicas estas metáforas y relatos o incluso que las iglesias que representan y organizan a las comunidades de creyentes asuman textualmente estos relatos. En el caso de la religión católica por ejemplo, cualquier teología seria parte de estudios exegéticos muy profundos y resulta ingenuo pensar que la iglesia promueve el creacionismo como dogma de fe. De ahí también lo falso de asumir a la fe como enemiga de la ciencia en el caso de los creyentes. Una cosa es que la iglesia católica como estructura jerárquica haya jugado en muchos momentos históricos y desgraciadamente siga hoy en muchos casos promoviendo posturas que contradicen los avances científicos -por motivos básicamente de poder y no de creencia- y otra muy distinta que la fe sea en sí misma enemiga de la ciencia. Dos últimos elementos que me parecen fundamentales e íntimamente relacionados, para comprender lo que es un creyente son el de la finalidad del universo y el de la misión o vocación personal en el mundo. Para ser bien entendidos ambos aspectos deben cruzarse con el de la libertad ("libre albedrío" en el lenguaje tradicional) que Dios da al ser humano y que se plantea en el cristianismo católico desde los catecismos más antiguos. El creyente tiene la convicción de que el universo tiene su origen en un ser supremo al que convencionalmente se llama Dios y que tiene una finalidad última que sería definida también en Dios, el alfa y el omega de todo lo creado. Sin embargo, esta finalidad puede entenderse de maneras muy diversas. La filosofía esencialista clásica y la teología derivada de ella planteaban de alguna manera una visión más determinista de este fin aunque nunca totalmente cerrado puesto que se planteaba el papel de la libertad humana en este camino hacia la finalidad última. Sin embargo, los planteamientos filosóficos contemporáneos, de carácter histórico, construyen una manera mucho más abierta de la finalidad del universo, en la que queda claro que esta finalidad no es, de ninguna manera algo conocido o predeterminado. Lonergan por ejemplo plantea la finalidad del universo como una "probabilidad emergente generalizada", dependiente para su realización e incluso para su definición de múltiples factores y de manera sobresaliente de lo que la humanidad como especie sea capaz o no, de hacer por su propio destino. De la misma forma, la misión personal en el mundo, que es sostenida por los creyentes,  hoy en día no es entendida como una especie de predestinación cerrada sino como un compromiso de contribución a la construcción del reino de Dios, de un mundo "como Dios manda", que es un mundo guiado por el amor que se traduce en justicia y fraternidad. La contribución a este reinado de Dios, es la misión genérica que todo creyente cristiano tiene en el mundo pero que tiene que ser realizado en las circunstancias y contextos que le toca vivir a cada persona y de acuerdo a las decisiones más o menos libres y responsables que cada sujeto vaya tomando. La vocación humana entonces, en términos cristianos no es algo con lo que se nace sino algo que se descubre en el transcurrir de la existencia y cuyo único imperativo está definido, en términos de la frase de San Agustín: "ama y haz lo que quieras". Finalmente y para no aburrir más a quien lea estas líneas, considero que en estos tiempos la visión de ese Dios Juez que está llevando cuentas de nuestras acciones buenas o malas para premiar o castigar está totalmente superada. La visión del amor de Dios como infinito e incondicional ha eclipsado para bien esta antigua idea que desgraciadamente prevalece en algunas visiones tradicionalistas del cristianismo y proyecta a los no creyentes una falsa idea acerca de en qué creemos los que creemos. Sobre la pregunta acerca de en qué creen los que no creen, no me atrevería a hablar porque coincido con el planteamiento del Mtro. Guillermo Hinojosa en que la respuesta no consiste simplemente en negar aquello en lo que creen los creyentes, además de que por mi carácter de creyente, seguramente caería en interpretaciones incorrectas. La clave en ambos mundos - de creyentes y no creyentes- está en ser capaces de dar razón de nuestra fe o de nuestra no creencia, cosa que desgraciadamente no es muy común. Pero empezar por explicitar en qué consiste mi ser creyente me parece un paso crucial, porque estoy seguro de que yo tampoco creería en el Dios que muchos creyentes creen y en el que muchos no creyentes creen que creemos los que creemos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial Martín, me encantó tu escrito¡!

Purple Dragon dijo...

Buen artículo.
No soy creyente y tengo varias preguntas:

“…esta antigua idea que desgraciadamente prevalece en algunas visiones tradicionalistas del cristianismo y proyecta a los no creyentes una falsa idea acerca de en qué creemos los que creemos.”
Si la idea prevalece, ¿por qué es falsa? ¿Qué método podemos seguir para demostrar que es falsa?
Por ejemplo, si un creyente dice que Dios es azul pero otro creyente dice que Dios es verde, ¿cómo podemos demostrar quién tiene la razón?
Aparentemente no es difícil para el creyente en el Dios azul, decir que el creyente en el Dios verde no es un “verdadero” creyente, pero para el no creyente no hay diferencia entre los dos.

“…resulta ingenuo pensar que la iglesia promueve el creacionismo como dogma de fe.”
Pero resulta más ingenuo no saber que hay muchísimas evidencias de que la iglesia ha hecho y continúa haciendo exactamente eso. Yo vivo en los Estados Unidos, un país donde la iglesia ha sido tan exitosa promoviendo sus ideas que aproximadamente el 50% de la población no cree en la teoría de la evolución. Por favor dígame si le gustaría que le mandara artículos para corroborarlo.

Gracias,
Raúl Martínez

Martín López Calva dijo...

Muchas gracias por sus comentarios. Me gustaría saber quién es anónimo (en el comentario 1, para saber a quién, que entiendo me conoce, le agradezco) Sobre las preguntas de Raúl Martínez, tengo dos respuestas breves aunque por supuesto me parece que ambas tendrían que tratarse en un espacio más amplio. Ojalá tenga tiempo de hacerlo yo o de encontrar a reales expertos que lo hagan.
1.-¿Con qué método o cómo se puede demostrar que esas ideas antiguas son falsas? Creo que es evidente que no es con un método científico pero tampoco me parece que sea cuestión de la interpretación de cada creyente particular (la del que cree en el Dios azul o verde). Creo que la demostración se puede hacer, como digo en mi texto, desde las filosofías cristianas más contemporáneas y desde las teologías cristianas (en mi caso sé lo que dicen las católicas, aunque no soy teólogo) contemporáneas. Si las revisamos queda claro que la visión de ese DIos Juez ya no es vigente.
2.-No necesita enviarme referencias sobre el porcentaje y la fuerza de los movimientos creacionistas en los EUA. Yo he tenido oportunidad de vivir por dos años discontinuos allá y de leer documentos al respecto y sé que lo que afirma es cierto. Sin embargo déjeme hacer una precisión: No es la iglesia católica la que plantea como dogma el creacionismo. Si revisa cualquier documento o escrito teológico católico -aún los de los papas- contemporáneos pordrá verificarlo. Las corrientes cristianas que promuieven el creacionismo en USA y se oponen a que se enseñen la evolución en las escuelas son protestantes, de iglesias que tienen que ver con raíces puritanas protestantes muy conservadoras pero no es la iglesia católica la que sostiene esto.
Saludos a ambos y nuevamente gracias por comentar.

Purple Dragon dijo...

Muchas gracias por sus respuestas. Me surgen otras preguntas si no es mucha molestia.
Yo sé cómo le hace un no creyente para decirle a un creyente que lo que está haciendo está mal. Lo qué no entiendo bien es cómo le hace un creyente para decirle a otro creyente que lo que está haciendo está mal - ¿Cómo decirle que Dios es azul y no verde?
Tal vez esto ocurre todo el tiempo y yo estoy muy mal informado y ojalá usted me pueda dar algo de información al respecto: ¿Cuándo fue la última vez que la iglesia católica le dijo a la iglesia protestante que lo que están haciendo está mal? Por ejemplo, ¿qué ha hecho la iglesia católica para prevenir la enseñanza del creacionismo en las escuelas?

Gracias por su interés.
Raúl

Nono Amigón dijo...

Dr. Martín Calva, salud y bienestar en todos los momentos de su vida con su familia, amigos, vecinos, hermanos vuestros…

En qué creemos los que no creemos que creen los que creen
A partir de su texto, que me parece interesante, desde lo teórico de las teorías de la complejidad de Morín y desde la aportación de Lonergan, (a quien conocí en probadita por Diego Luna, Gran Maestro que en Paz descance) lo sutil de la propuesta jesuita entre lo profundo de la teología y el cuestionamiento al vivencial mundo de los valores humanos.
Creemos en una ferviente mirada a un mundo que nos abrigue, que nos vuelva verdaderos humanos en el sentido de la vida, para andar juntos.
Como ejemplo:
Quizás solo nos queda el respiro de oxígeno como un acto democrático, ¿qué pasará cuando nuestro cuerpo dependa de pagar cada respiro?, ¿tendremos la oportunidad de defender lo nuestro, lo que juntos coincidamos desde el hacer un mundo con el compromiso de hacer el oxígeno para nuestros nietos?
Cuando nuestro mundo se vea en la osadía de quienes nos gobiernan, de quienes destruyen lo creado en otros tiempos, por otros que cuidaron lo poco defendible, seremos más conscientes de defender eso que todavía no nos atrevemos…
Quizás veamos siempre, en todos los tiempos a los creyentes de todas y cada una de las religiones, estar en round tras round, esa discusión contradictoria de ideas, de especificidades y coincidiendo en el finito e infinito, pero discutiendo como hijos por la razón a veces sin razón.
El ejemplo que pongo es porque parto de lo simple aunque dicen los teóricos de la complejidad que es parte suya [lo simple va a lo complejo y viceversa] sin importar lo profundo de la teoría solo me basta referir que dentro de la teoría de la complejidad es a veces tan redundante y compleja para sí que nuestra preferencia a lo concreto y simple, aquello que nos dé el indicativo de una búsqueda por algo bueno para todos, aquello que acredite a los entes con respeto al compartir lo que nos ofrezca vida.
En el sentido de corresponder al texto de su esposa Gaby, al compartir sus metáforas de vida… quiero seguir mis reflexiones aludiendo ese metaforizante sentido de las creencia de los creyentes y los que creemos.
Ese andar que queremos compartir con los que su conciencia la eleven a sus actos, por sembrar hoy (como lo dice el ejemplo referido) el oxígeno del mañana.
Cuando refiere al vamos andar, que no quede y baste la idea familiar, somos una familia más grande, que hunda el egoísmo, que la amistad hunda a poderosos y levante a los perezosos…
A veces en esa soledad en que nos sentimos, se vuelve esperanza los anhelos de otros, más allá de dogmas, creo que debemos dejar esas discusiones y llegar más allá, una vida qué buscar.
Creo que refiere algo terrestre y desde la vida, este artículo es profundo pero más que lo reflexivo, debe interesarnos la esencia de las ideas que le impregna, hacia el mensaje sociológico educacional me quedo con lo sustancial que me sirve para la búsqueda.

Martín López Calva dijo...

Gracias nuevamente, Raúl por sus comentarios y preguntas. Gracias a Nono Amigón también por su reflexión.
En cuanto a la pregunta concreta de cómo le hace un creyente para hacer ver a un no creyente que está mal, tengo dos respuestas que son contradictorias pero creo que complementarias:
1.-En primer lugar, creo que el problema histórico con los creyentes y sobre todo con las iglesias es que nos hemos pasado creyendo que nosotros estamos bien y los demás están mal. De este modo, yo me niego a que los creyentes le digamos a los no creyentes en que están mal. Me parece que en todo caso la manera única y válida de hacerlo es con nuestra forma de vivir. "Miren cómo se aman" decían de los primeros cristianos. Ojalá pudieran decir esto de los cristianos actuales. Eso sería un elemento poderoso para indicar lo que está mal en el mundo (que no en los no creyentes).
2.-Me parece que el medio que usa la iglesia católica para decir que el creacionismo está mal o para orientar sobre lo que cree que está bien es la Teología y el magisterio. Creo que la teología católica ha hecho muchos estudios e interpretaciones sobre ese y otros temas que están disponibles, pero que no se dirigen especialmente a los protestantes para decirles que están mal (aunque a veces la jerarquía siga enviando el mensaje de que fuera de la iglesia católica no hay salvación, lo cual es muy anti-cristiano según mi punto de vista) sino a los creyentes católicos para su orientación. El magisterio lo mismo, pero a veces sigue estando guiado -igual que cierta teología conservadora- en una visión esencialista y dogmática de la vida que no ayuda sino que estorba a que la gente no creyente pueda dialogar con los creyentes católicos.
Un saludo

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...