domingo, 10 de agosto de 2014

Creando el futuro a partir de la esperanza.

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"Es útil no confundir optimismo con esperanza.
El optimismo es una actitud psicológica frente
a la vida. La esperanza va más allá. Es el ancla
que uno lanza al futuro y que le permite tirar
de la soga para llegar a lo que anhela.
Es esforzarse en la buena dirección..."
Papa Francisco. El jesuita.
 
Tal vez se esperaría un mensaje más administrativo y práctico. Tal vez fuese necesario. Tal vez esto que hoy comentamos pueda sonar a “sueño guajiro” o “utopía irrealizable”. Tal vez una organización humana tenga que regirse solamente por criterios de eficiencia, calidad, productividad, valor agregado, rentabilidad. Tal vez parezca una locura intentar otra cosa.
Pero tal vez tenga sentido, ante la realidad que se empeña en mostrarnos el fracaso de estos modelos donde los alumnos y los colegas se vuelven clientes y la sociedad se convierte en mercado y la invitación a formarse se llama “venta”...tal vez tenga sentido en este escenario de pragmatismo que hace agua pero se empeña en reproducirse, buscar otras maneras de concebirnos como grupo, como área, como instancia comprometida con el cultivo de las Artes y las Humanidades, esos bichos raros que incomodan al status quo y rompen paradigmas al grado de ser excluidos de la fiesta de la globalización o transformados y adecuados para volverse mercancías en este juego en el que todo se compra y se vende, incluyendo, según nuestra ingenua visión, el ser humano, la felicidad, la belleza y toda la dimensión poética de la vida.
Tal vez, sólo tal vez, convenga intentar crear el futuro sustentados en la esperanza, que va más allá del optimismo porque no es una mera postura psicológica ante la vida o una simplista “actitud positiva” frente a un mundo que se desmorona sino una el asidero que nos permite apuntar hacia el mañana confiando en que a partir de nuestro esfuerzo, pero mucho más allá de nuestro esfuerzo, es posible construir un mundo distinto donde todos podamos llamarnos humanos, donde sea una realidad que nadie le niega a nadie su condición humana, su dignidad humana.
Tal vez, sólo tal vez esta manera de emprender el camino ahora que pasamos de dirección a decanatura –que como diría el buen Silvio Rodríguez, “no es lo mismo, pero es igual”-, ahora que iniciamos una nueva etapa de tres años y queremos consolidarnos y consolidar nuestra área como un abanico de espacios de

formación de alto nivel académico y gran pertinencia humana y social, sea más retadora, más apasionante, incluso mucho más divertida.
Tal vez valga la pena intentar la utopía, aunque solamente sirva, como dice Kavafis de su Ítaca, para caminar, porque sabemos de antemano que nunca llegamos a alcanzarla. Tal vez en unos años podamos darnos cuenta de que avanzamos algunos pasos, unos centímetros hacia la construcción de esa eficiencia administrativa en un ethos académico que nos lleve a ser reconocidos como una opción seria, sólida, confiable y comprometida de educación universitaria de posgrado en una sociedad llena de ofertas que cambian el oro monetario y el oro del talento por espejitos credencializantes.

Tal vez te interese sumarte a esta invitación que implica cumplir de la manera más profesional con nuestras obligaciones laborales y contractuales pero dejando un poco de la vida en ello, una dosis de pasión apostando porque nuestro trabajo puede cambiar el mundo, al menos algunos mundos pequeños, sencillos pero necesitados de sentido.
Tal vez quieras comprometerte y hacer la diferencia.
Bienvenido, bienvenida. Estamos lanzando nuestra ancla hacia el futuro.

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Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...