Cuando pienso en Celine Armenta me viene a la mente la
palabra rebeldía. Rebeldía contra un mundo injusto, excluyente, en el que el
respeto a la diversidad o quizá mejor dicho, a las diversidades está muy lejos
de ser logrado. Rebeldía contra una sociedad que educa para aceptar lo
semejante, lo propio, lo cercano y para rechazar todo lo diferente, lo que se
sale de lo establecido.
En ese
sentido la trayectoria de Celine es ejemplar porque no cabe en ningún molde,
porque deliberadamente no quiere caber en ningún molde y asume las
consecuencias de ello. Basta leer Misereres y exultates –el libro con el que
ganó el premio nacional DEMAC en el 2007-2008- para vibrar con algunas estampas
de una vida rica, densa, contradictoria y sobre todo libre y fiel a
convicciones profundas que de muchos modos rompen los moldes y cuestionan los
esquemas.
Pero al
mismo tiempo que pienso en rebeldía, evocar a Celine me hace pensar en
inteligencia y pensamiento estratégico, rebeldía inteligente, rebeldía con
estrategia. Porque si algo la caracteriza es su brillante inteligencia, su
capacidad analítica y creativa por encima del promedio. Celine no es de los
rebeldes superficiales o viscerales que se oponen a todo lo establecido
simplemente porque está establecido. Celine es rebeldía con proyecto, rebeldía
con propuesta, rebeldía con causa que va más allá de pasiones momentáneas
–aunque a veces mande señales de vaivén en los detalles porque también viven en
ella y qué bueno, las pasiones momentáneas- y que tiene una visión de largo
aliento, una visión que responde al deseo de humanizar este mundo bello pero en
muchos sentidos inhumano.
Tal vez por
esa rebeldía es una educadora de vocación, una profesional de la esperanza
convencida hasta los huesos de que el mundo no tiene remedio pero que sin
embargo tenemos que seguir día a día dispuestos a cambiarlo, como decía
Fitzgerald que se manifiestan las inteligencias superiores.
Tal vez por
esta rebeldía con causa, por esta urgencia de cambiar el mundo que no tiene
remedio es que Celine siempre tiene prisa, siempre está en movimiento, no
descansa en sus afanes y no se da tregua ni da tregua en sus proyectos. Por
ello Celine puede al mismo tiempo mantenerse informada de lo que pasa en el
mundo, estar al día –en la medida en que esto es posible- en las lecturas literarias
que le interesan, revisar diez tesis al mismo tiempo, adelantar horarios de sus
programas para los próximos dos años, tejer, seguir tejiendo en las juntas,
seguir tejiendo las juntas y los proyectos y las ideas y las utopías que le
sirven y sirven a muchos al convivir con ella para continuar caminando, para no
desfallecer en el intento de que la educación sea realmente educativa y
esperanzadora y que el mundo se vuelva aunque sea un milímetro más incluyente y
gozosamente plural.
Como tiene
prisa, a los que estamos a su alrededor nos parece que se está jubilando muy
rápido, tal vez porque pensamos que todavía tiene mucho que hacer, que podría
haber coordinado las maestrías muchos años más y seguirían funcionando como
reloj de precisión al mismo tiempo que continuarían avanzando lenta pero
firmemente. Sin embargo, estoy seguro que como siempre, Celine nos lleva ya
mucha ventaja y tiene perfectamente trazado el camino hacia adelante, el camino
del exultate que vendrá con la jubilación y la liberación de los esquemas
rígidos del empleo fijo, el camino del miserere que pasa siempre por la
comprensión y la compasión hacia todo lo que le rodea y hacia todos los que le
rodean.
Felicidades y éxito en lo que sigue, querida Celine.
061213.
1 comentario:
Celine, no tengo el honor de conocerte fisicamente, pero Martin se ha encargado ahora y siento que te conozco. Ya te admiro !
Personas como ustedes (Martin y Tu) hacen que la esperanza vuelva, que la lucha valga y que nuestro trabajo cobre sentido.
Me uno a los deseos de Martin y recibe un abrazo.
Alejandra Ponce
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