*Publicado en E-Consulta. 24 de junio de 2013.
1.-Las semanas de nada.
A pesar de que el calendario oficial de
la Secretaría de Educación Pública a nivel federal marca como fecha de fin del
ciclo escolar 2012-2013 el viernes 5 de julio, en la mayoría de las escuelas
las clases terminarán en el mejor de los casos el viernes de esta semana, 28 de
junio si no es que antes. En muchas instituciones educativas se han enviado ya
circulares a los padres de familia notificando horarios o días escalonados de
asistencia para los niños de los diferentes grados escolares y programas de
actividades en las que algunos días se asiste solamente a la ceremonia cívica o
festival de fin de año, otros a recoger boletas de calificaciones, etc.
De hecho los
alumnos llevan ya varias semanas asistiendo a la escuela sin tener actividades
de aprendizaje normales, semanas que recuerdo haber calificado en un artículo
sobre el mismo tema publicado por estas fechas el año pasado, como “semanas de
nada”, porque los niños y adolescentes de primaria y secundaria se quejan de
que asisten a las aulas a no hacer nada y muchos profesores manifiestan que tienen que inventar actividades para
entretener a los estudiantes esperando que llegue el ansiado momento de la
clausura del ciclo.
En el artículo
que refiero, señalé de manera clara el problema estructural que está detrás de
estas “semanas de nada”. Este problema tiene que ver con que desde la parte
final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, siendo secretario de educación
el Dr. Ernesto Zedillo, se decretó que el ciclo escolar aumentara para sumar
200 días “efectivos” de clase sin poner las condiciones para que este cambio
impactara en la calidad educativa.
Porque esta
decisión de ampliar el calendario escolar no estuvo acompañada de los cambios
necesarios en la parte administrativa y burocrática para garantizar que los 200
días “efectivos” de actividad escolar fueran realmente efectivos.
En efecto, la SEP no ha cambiado sus
tiempos de cierre administrativo y exige a las escuelas la entrega de las
calificaciones y toda la documentación del ciclo escolar en fechas muy
anticipadas, lo que provoca en período de vacío en el que los estudiantes, los
maestros y los padres de familia saben en realidad el período ha terminado y
que no hay ya calificaciones ni elementos oficiales en juego durante
prácticamente el último mes que marca el calendario, fomentando muchos días de
simulación.
2.-El miedo a la libertad.
En el minuto 42
de la película mexicana “¿Cómo ves?” de Paul Leduc –que se puede ver completa
en esta liga: http://www.youtube.com/watch?v=83xMRY_DjZQ
-, hay una escena que me vino a la mente al pensar en la paradoja que se
manifiesta en la actuación de los profesores durante estas “semanas de nada”
que enmarcan el final de cada año escolar.
En esta escena,
una muchacha, miembro de una banda de jóvenes marginados del Distrito Federal,
imagina que ella y sus compañeros secuestran un avión en el aeropuerto. En la
escena se ve un baile y una gran fiesta amenizada por una canción interpretada
por la gran cantante Cecilia Toussaint. El funcionario a cargo del aeropuerto
reporta a la policía la situación por teléfono. “Quieren cámaras y micrófonos,
comandante. Quieren hablar no´más eso quieren…”
La siguiente secuencia
muestra a esta joven frente a una cámara y con un micrófono a su disposición.
Pasan eternos treinta o cuarenta segundos en los que ella intenta decir algo,
lo intenta desesperadamente…pero no logra articular ni una palabra.
En mi trabajo
como formador de docentes escucho desde hace muchos años y de manera constante
la queja de los docentes que afirman estar limitados en sus posibilidades
didácticas y en su potencial como educadores por las restricciones burocráticas
que impone la SEP, desde los planes y programas de estudio que consideran
impuestos y critican muchas veces como inadecuados hasta el tema de la
calificación que ven como otra barrera para generar un proceso de aprendizaje
libre, creativo y significativo con sus alumnos.
“Quieren hablar,
quieren crear, quieren tener libertad para educar…No´más eso quieren” diríamos
parafraseando la escena reseñada. Sin embargo, año con año estos profesores que
se sienten reprimidos y anulados por la SEP, coartados en su creatividad
pedagógica, limitados en su libertad para generar aprendizaje significativo por
las trabas burocráticas, cuentan prácticamente con un mes en el que ya no están
sujetos a estas restricciones ni tienen que trabajar bajo el “yugo” de la
burocracia y la presión de las calificaciones.
Uno pensaría que
sabiendo desde agosto que inicia el ciclo escolar que tendrán estas semanas
finales de libertad amplia para ejercitar su creatividad docente, los niños
asistirían felices las semanas que marcan el final de cada año porque estarían
compartiendo con sus maestros y maestras experiencias ricas, creativas y
significativas de aprendizaje que no pudieron tener durante el resto del tiempo
por las restricciones que impone la burocracia del sistema.
Sin embargo los
alumnos esperan con ansia que el suplicio termine y cuentan las horas que
faltan para el último día –que siempre es antes del que marca el calendario- en
que tendrán que asistir a la escuela.
Tal parece que
así como la esposa maltratada le pide al marido machista: “Golpéame, pero no me
dejes”, los profesores envían a la SEP el mensaje: “Bloquéame y mata mi
creatividad, pero no me dejes”.
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