*Fragmentos de mis memorias de vida en Boston (1997-1998)
Pensé de inmediato en Mariana y
Paulina, pensé en Gaby enfrentando algo así al ver la fotografía de la maestra
asesinada por salvar la vida de una de sus alumnas, al ver las fotografías de
las niñas víctimas de esa violencia irracional que está llegando hasta las
escuelas elementales, hasta los niños. Cuatro niñas de entre once y trece años
muertas, cinco más, heridas de bala y una maestra de treinta y dos años, con
una hija de dos y uno más en camino también asesinada, fue el saldo de este increíble, doloroso,
indignante suceso. ¿El lugar? Jonesboro, Arkansas, la middle school del pueblo,
¿El día? martes 24 de Marzo, ¿el motivo? nadie quizá lo sabrá nunca...
Los hechos fueron así: a mediados de
esa mañana de martes, un niño de once años, alumno de esa escuela, entró a los
baños y accionó la alarma contra incendio corriendo de inmediato hacia afuera
de la escuela donde, escondido entre los árboles lo esperaba su compañero de
trece años. Ambos vestían traje militar como de camuflaje que parece que usaban
para ir de cacería con sus papás, seguramente allí aprendieron a usar las armas
de alto poder que usaron para disparar indiscriminadamente y a mansalva a todos
los alumnos y profesores que salían de los salones para evacuar la escuela por
efectos de la alarma de incendios.
Un tristísimo episodio para ese pequeño poblado. Nadie se explica cómo pudo
ocurrir algo semejante. Los niños agresores parecían normales, así lo atestigua
entre llanto el abuelo de uno de ellos. Un hecho que ya se había dado de manera
similar en otro pueblo de Kentuky y en uno más en otro estado.
A partir de allí el morboso
seguimiento de los medios: todo lo que se cubre es la tragedia, los
protagonistas, los papás de los agredidos y de los agresores, los servicios
funerarios, etc. El pueblo se queja de la súbita invasión de reporteros,
cámaras y equipos que se inmiscuyen en su vida privada todo el tiempo. Algunos
lo justifican: hay necesidad de esto.
Sin embargo lo más sorprendente para
ojos extranjeros como los míos es el hecho de que se hable solamente de dos
cosas: de los programas que se están instrumentando en algunas escuelas para
hacer que los niños puedan enfrentar estas situaciones de violencia en las
escuelas que según dicen, no pueden evitarse; y por otra parte, la mayor
cantidad de tiempo dedicada a hablar y discutir sobre el aspecto legal: ¿Cómo
pueden las leyes evitar esto? ¿limitar la venta y uso de armas? ¿Cómo
reglamentar estas cosas en los colegios donde algunos alumnos ya han sido
suspendidos en otros lugares por llevar armas de fuego? y sobre todo ¿Cómo se
va a enfrentar legalmente la situación de estos dos pequeños asesinos?
Como me decía un amigo, Bob, la
mayoría de la gente quiere que a estos niños los encierren en la cárcel para
toda su vida. Sin embargo él mismo me decía: ¿cómo condenar a estos dos niños
tan pequeños a la cárcel de por vida?
Los medios discuten un aspecto para
ellos muy importante que es el hecho de que para estos casos se les de trato de
adultos a los agresores y no se aplique la ley de menores que les permitiría
salir libres al cumplir dieciocho años. ¿Tratarlos como adultos? ¿No será que
el problema es que precisamente nadie los ha tratado como niños desde que
nacieron: ni su familia, ni los medios mismos, ni la escuela, ni esta sociedad
precoz y sobreestimulada? ¿no será que el problema es esta sociedad donde los
niños ya no son niños, donde como dice Yadira, ya no tienen mirada inocente de
niños, ya no juegan como niños, ya se burlan de aquéllos que se comportan como
niños?
Otra cosa es sorprendente : todos
hablan de estos aspectos legales pero nadie trata de investigar el por qué de
estas tragedias y la razón de estos comportamientos. Nadie habla de que esta
sociedad está enferma, nadie cuestiona el culto a la violencia en el cine, en
la televisión, en los mismos deportes de este país y hasta en los jueguetes de
los niños, nadie habla de la trivialización del valor de la vida que se ve por
todos los rincones de esta sociedad en la que como un laboratorio neodarwinista
solamente sobreviven los más fuertes. Nadie dice que por ejemplo, las mascotas
cibernéticas hacen que el niño vea como algo tan natural la muerte y como algo
tan sencillo el “revivir” o sustituir a una mascota por otra que en la vida real
se reflejan estos significados en comportamientos concretos como el que dió
origen a esta tragedia. Nadie es capaz de pensar siquiera que esta sociedad
está mal, que tiene algún error, ¿cómo, si esto es el paraíso de la libertad y
la democracia?
Pensé de inmediato en Mariana y
Paulina, pensé en Gaby, pensé en que ellas asisten a una escuela como esta de
los crímenes aquí en Boston, una escuela donde para terror de los
latinoamericanos que llegamos no existen rejas ni bardas ni nada que impida la
entrada de cualquier desconocido aunque sea con armas ni la salida de cualquier
niño que inocentemente puede desaparecer. Pensé sobre todo en la educación, la
educación acá pero también la de México. No tardaremos en llegar a estos
extremos si nos seguimos empeñando en imitar ciegamente a estas sociedades
“desarrolladas”. No tardaremos en llegar a esto si seguimos empeñados en que la
escuela forma solamente las mentes y no tiene nada que ver con los afectos, las
emociones, los valores y las decisiones de los alumnos.
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