martes, 1 de septiembre de 2009

No soy, no somos

No, no soy, no somos fuertes tu mamá y yo,
Somos simplemente dos padres indigentes
Haciendo lo que pueden y más de lo que pueden
Por acompañar a una hija en su retorno de la frontera entre la muerte y la vida.
No, no soy, no somos fuertes, no somos ejemplo de nada,
Ni familia ideal, ni pareja perfecta,
Dos débiles, titubeantes balbuceos que claman a Dios sin saber las palabras
O la fórmula para ser escuchados…
No soy, no somos, ni el asomo de lo que deben ser los apoyos de un ángel
Que se niega al olvido y se aferra a la vida y ve a Dios cara a cara,
Y lo enfrenta y le dice que no es el momento, que falta mucho
Amor para dar, para darse en este mundo mendigo de amor.
Por eso me siento tan mal, tan incómodo cuando ese indeseable
Tumor es motivo de alabanza hacia nosotros,
Cuando escucho que tú eres fuerte y positiva y luminosa
Porque lo heredas de un papá, de una mamá, de una familia ejemplar…
Como si fuera natural esta batalla cotidiana, como si todo fuera tan sencillo
Como mamar la fe, la esperanza, la fortaleza ante la adversidad…
Por eso no soporto que unos desahogos que se tuvieron que compartir
Para no estallar por dentro, sean ahora lo que hace llorar, lo que impacta,
Lo que produce admiración…
¿qué son unas palabras más o menos bien encadenadas frente a la experiencia
De estar en el límite y de ganar la vida en cada respiración que se tiene que ver
En un oxìmetro?
¿Qué es una expresión del dolor y de la angustia externa frente a la huella
Del dolor y de la angustia que nace de lo más hondo de ti?
¿Qué hacer, qué decir, qué sentir, cuando se ponderan las reflexiones,
Los abstractos ejercicios de verbalización de lo inefable, de los tímidos intentos
Por compartir lo incompartible?
No soy, no somos ni la sombra de eso que dicen que somos…
¿Qué daríamos por no haber escrito lo que escribimos porque tú siguieras sana,
Rebosante de vida y de alegría como siempre?
¿Qué haría yo por quitarte ese tubo de la tráquea, esa sonda de tu estómago
Esas lágrimas de tus ojos, esa desesperación por volver a comer?
¿Qué hacer para no estorbar el reflejo luminoso de tu vida ganada en cada
Suspiro, en cada movimiento de los brazos, en cada intento de que el cuerpo
Vuelva a obedecerte, de que la lengua que parece lo màs bobo, pueda moverse
De nuevo con la fuerza suficiente para traerte de regreso a tu vida cotidiana?
No soy, no somos nada de lo que parece que somos…
Soy, somos, en la medida en que tú nos das sentido con una sonrisa y un nuevo
Movimiento…
Soy, somos, por tì, contigo, para ti. Desde tì para el mundo y desde el mundo
Que te reclama de vuelta para ti…
Soy, somos…lo que quieras y te haga falta para volver a ser en el mundo
A estar plenamente parada sobre el mundo, a dar amor a manos llenas,
A brazos llenos, a aquél que te hizo bajar a la oscuridad y regresar
Para dar todo el amor que te falta y que sin duda va a servir para seguir cambiando el mundo…

1 comentario:

Martín López Calva dijo...

COn mis disculpas por publicarlas sin autorización -de ahí el anonimato en que las dejo y las partes que he cortado- aquí van algunas lecciones que me han impactado de la respuesta de una querida amiga a este texto de "rebeldía" contra mí mismo:


I

Tú dices “no soy, no somos…” Y yo te digo “¡ya lo sé!” ¿No lo ves? Un papalote no se eleva por sus propios medios. Y es que la fortaleza es un don de Dios, es un regalo que, como decía San Ignacio en la película de ayer de la escuela, no lo compras, no lo mereces, no lo pagas… sólo lo aceptas.

Y claro que un alma sincera sentirá malestar ante la farsa de aceptar como propio el sombrero ajeno, y entonces creo que la única salida es dar gloria a Dios por irnos llevando.
Porque tampoco podrás dejar de ver que siguen dispuestos “a ser lo que haga falta”, que siguen, por gracia de Dios, en pie de lucha, haciendo lo que pueden y más de lo que pueden.
Desde fuera, y por más fríamente que lo veas, su lucha sí es admirable, porque todos conocemos gente que cayó en la desesperación, en depresiones, o salió huyendo, o destrozó sus familias por menos de lo que ustedes han pasado. Pero, aquí en corto, tú y yo sabemos que todas esas reacciones son casi lógicas porque, ¿quién podría aguantar por su propio pie embates como este? Nadie.
Creo entonces que, una vez aclarado el punto, gracias, de que no somos, podemos tranquilamente pasar a dar gloria a Dios porque no nos ha abandonado, y ése es mi punto.
Creo que María nos enseña con su vida y su palabra uno de los misteriosos modos que tiene Dios de proceder y que arroja mucha luz: cuando te reconoces “esclava del Señor” y sinceramente le dices “hágase”, El obra en ti maravillas, alabémosle, pues, con María, por ello.

II

Lo que uno es también está formado por lo que uno hace… ¿qué somos?

No acabo de quedar conforme, y tengo que proponerlo. Tal vez sí eres, sí son, sí somos…? Pero sólo por gracia de Dios, porque El nos infunde la fortaleza necesaria para andar el camino en el que El nos puso. En ese caso, creo que se vale aceptarlo y, como María, darle todo el crédito a El. ¿Te parece?
Y luego está el asunto de la comunidad. Yo creo que Dios nos concibe en conjunto porque el Reino de Dios sólo puede serlo si integra a todos, y en ese caso, ¿no una parte del cuerpo afecta a todo el cuerpo? Además ustedes tienen una innegable vocación docente… ¿no le han pedido a Dios poder enseñar a los demás? El acostumbra tomarnos la palabra de modos sorprendentes. Quizá tengas que irte haciendo a la idea de que sí, puestos en este punto, tal vez Dios quiera que sirvan de ejemplo, como ya lo han sido, para los que tenemos la fortuna de conocerlos, y no por ser “la familia ideal” ni “la pareja perfecta” porque eso no existe, somos humanos; pero sí como Sta. Teresita del Niño Jesús enseña: reconociéndote pequeño, sabiendo que nada tienes para esperarlo todo de El. Una vez tomé un retiro con el Padre Chinchachoma y nos enseñó una forma de orar: balbucear, como los “titubeantes balbuceos que claman a Dios sin saber las palabras”, igualito. El decía ¿no cualquier padre se enternece ante su bebé que lo busca sin saber las palabras? Pues “si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos…” imagínense Dios, Oh, ¡Si conocieran al Padre! Además, qué puedes decirle que El no sepa ya mejor que tú?, ¿qué puedes pedirle? Sta. Teresa de Avila decía “lo mejor que puedes pedir es que se haga su voluntad, porque El quiere el bien y la salvación de tu alma, y de ti no se puede asegurar lo mismo”. Tal vez Dios, con la misma vida, nos va enseñando nuevos caminos… nos va guiando a construir su Reino, y sí, en plural…

III

No soy… está claro.

No somos… ajá.



Es Él… ¡alabado sea!



“Vivir eucarísticamente significa salir de las limitaciones de la propia vida y trasplantarse a la inmensidad de la vida de Cristo”.

Sta. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).

Tres imágenes para el día del maestro.

*De mi columna Educación personalizante. Lado B. Mayo de 2012. 1.-Preparar el futuro, “Qué lindo era el futuro...