domingo, 9 de febrero de 2014

Educación y competencias: Tomando postura.






(Imagen tomada de: comunidadnormalsuperiormexico.blogspot.com) 

Una revisión a las reformas curriculares realizadas en los últimos años la del preescolar, la de secundaria (RES), la "Reforma integral de la Educación Media Superior" (RIEMS), la de muchas universidades públicas y privadas- muestra que la tendencia mayoritaria es hacia la llamada "Educación basada en competencias".

De manera que podemos decir que este es un enfoque que está permeando fuertemente el sistema educativo no solamente a nivel nacional sino internacional, presentando grandes desafíos para los docentes y todos los actores educativos.

Porque como afirmaba la Dra. Benilde García en el "Primer foro de modelos y políticas educativas: Competencias. De la intención a la acción" celebrado en la
Universidad Iberoamericana Puebla, este enfoque, que es un "heurístico" que nos desafía a buscar nuevos modos de comprender, planificar, realizar y evaluar el proceso educativo, está requiriendo "todo un rediseño de la cultura educativa".

En efecto, el cambio hacia una educación por competencias, presenta retos sustanciales a todos los actores del proceso educativo y a la sociedad en general.

En primer lugar, el reto de la construcción de un significado más o menos común sobre el término competencia. Se trata de un término polisémico que tiene orígenes diversos, puesto que es cierto que por un lado viene de la empresa y de los procesos de "normalización y certificación de competencias laborales", pero también está documentado que procede de la lingüística, campo en el que hace también varias décadas el prestigiado investigador Noam Chomsky habló de "competencia comunicativa" o "competencia lingüística".

De aquí la necesidad y pertinencia de estos foros en los que académicos que han venido trabajando conceptual y prácticamente el enfoque en el campo educativo puedan contribuir a la construcción de nuevas definiciones más apropiadas para ir comprendiendo y asumiendo operativamente este nuevo enfoque.

En segundo lugar, está el desafío que plantea el debate entre dos posiciones extremas: la que asume esta nueva propuesta desde una visión meramente técnica que podría conducir a una especie de "neo-conductismo" en el que sintéticamente podríamos empobrecer el enfoque educativo hasta llegar, como afirma Roberto Rodríguez en la conferencia de clausura del X Congreso Nacional de Investigación Educativa: a un punto en que "nos concretemos a enseñar solamente lo que se puede evaluar" -entendiendo evaluar como medir y calificar-. En esta postura, generalmente se plantea el enfoque por competencias como una "panacea" que resolvería todos los problemas de calidad.

Por el otro lado, la posición "hipercrítica" que ve al enfoque de competencias como un "engendro" del "neoliberalismo" y la "globalización" que persigue llevarnos a una reconversión del sistema educativo que genere acríticamente egresados técnicamente preparados pero humana y socialmente inconcientes, profesionales a modo para reproducir el sistema económico injusto, economicista y eficientista que hoy predomina. En esta postura, generalmente se plantea que el enfoque de competencias es el "instrumento perverso" para acabar con la educación que aspire a la transformación social.

Para contribuir a enfrentar este segundo desafío y generar una adopción crítica, sustentada y adaptada a nuestras realidades y retos sociales, resultan también urgentes los espacios de debate y reflexión académica en los que participen los docentes, directivos, planificadores curriculares, investigadores educativos, padres de familia y grupos interesados en el auténtico avance de una educación de calidad que contribuya a la transformación social.

Están sin duda también los retos de planeación "no es sencilla la planeación por competencias-, de instrumentación didáctica" implica todo un cambio de paradigma para los docentes- y de evaluación un aspecto siempre complicado para los docentes en cualquier enfoque-, que se tendrán que resolver también en diálogo y construcción colectiva.

En la conferencia ya referida, la Dra. García Cabrero afirmaba que en el campo de las competencias es necesario tomar postura y caminar en búsqueda desde la postura que se asuma. Considero que es esencial esta toma de postura y en ese sentido me pronuncio claramente en coincidencia con ella en el sentido de que las competencias en educación, si las asumimos crítica y constructivamente desde una postura humanista integral y compleja, son un concepto "heurístico" que nos puede ayudar a buscar nuevas formas de planear, aplicar y evaluar los procesos educativos pensando de manera compleja y hacia un aprendizaje significativo centrado en los educandos. 






*Artículo publicado en: La primera de Puebla (02/03/2010)

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