*Publicado en Síntesis, 28/05/2007.
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1.- Un escenario.
Una de las más
populares novelas entre las adolescentes es sin duda “Mujercitas” de Louisa May
Alcott, de la que existen varias versiones cinematográficas de distintas épocas
que también han sido muy difundidas.
A escasa media hora al
norte de Boston, se encuentra la pequeña población de Concord. Este pequeño pueblo
es considerado por los estadounidenses como un símbolo de dinamismo y libertad
intelectual. En él vivió la mayor parte de su vida esta escritora y en la casa
que habitó allí, nació, a partir de la experiencia vital de ella y sus
hermanas, la novela que la haría famosa en el mundo.
Esta casa hoy se ha convertido
en museo. Durante la visita guiada, se destaca el espacio donde la autora y sus
hermanas realizaban pequeñas representaciones teatrales y conciertos musicales
motivadas por sus padres. En prácticamente todas las habitaciones existen
pinturas o dibujos –enmarcados o realizados sobre las paredes directamente-
hechos por las hijas del matrimonio de Abigail May –una activista por los
derechos de las mujeres, el voto femenino y la abolición de la esclavitud- y
Amos Bronson Alcott –profesor y reformador educativo, miembro del movimiento
filosófico transcendentalista-, que fueron dos personas ubicadas en la
vanguardia de la sociedad puritana del siglo XIX norteamericano. Estos datos
hablan de la importancia de la motivación y la libertad expresiva que prevaleció
en su educación.
2.-Una anécdota.
En la recámara de los
padres de la escritora, está colgado un cuadro con la “Orden de las actividades
domésticas de las niñas”. En él se detallan con toda precisión las actividades
de las hijas desde la mañana hasta la noche
y una lista de los elementos a cuidar en el desarrollo de estas
actividades: “Vigilancia, puntualidad, perseverancia, entusiasmo, no
cuestionamiento, obediencia, control del temperamento, las manos y la lengua;
buenos modales, trabajo, estudios y juego, no intercambio de labores”.
Una visitante
estadounidense cuestiona sobre esto a la guía. Ella responde que es una lista
que “causa risa a los visitantes, menos a los japoneses”. La visitante dice que
a ella le parece que se trata de una educación con disciplina, que es algo
necesario aún en la actualidad.
En la plática posterior
a la visita, la guía dice que el padre de Louisa tenía ideas muy opuestas a las de su tiempo,
en que se consideraba que había que golpear continuamente de los niños, que
eran considerados como una especie de seres salvajes. En la infaltable tienda
del museo, un imán con una frase del Sr. Alcott: “Enseña a través de la
motivación”, llama también la atención.
3.- Un personaje.
Rescatemos de esta
historia al personaje desconocido, olvidando por un momento que se trata del
“padre de Louisa May Alcott”.
Amos Bronson Alcott
(1799-1888), formó parte de la intensa
vida intelectual, crítica de su tiempo y del movimiento filosófico llamado
“transcendentalismo americano” –junto con Emerson, Thoreau y Hawthorne, amigos
cercanos- que se caracteriza por ser un
movimiento que cuestionaba los valores e ideas tradicionales de la sociedad
conservadora de su tiempo.
Alcott tiene una gran
influencia de las ideas de Pestalozzi acerca del aprendizaje centrado en el
niño y desarrolla a partir de ellas propuestas reformadoras para la educación de su tiempo.
Bronson Alcott cree en la centralidad del
diálogo entre profesor y estudiante y afirma que la conversación educativa
tiene que “fluir libremente” y en ella no cabe “el control de la lógica”. Por
ello es criticado a veces como demasiado permisivo en sus métodos.
Sin embargo, los
estudiosos de su pensamiento y acción educativa afirman que este personaje no
era de ninguna manera un educador sin orden o disciplina. Por el contrario,
tenía todos los momentos de clase planeados
y si bien creía en esta libertad de la conversación pedagógica y en la
motivación como un eje de la enseñanza, creía también, como lo vemos en la
organización de actividades para sus propias hijas, en la disciplina como otro
eje fundamental.
Inteligencia,
naturaleza y sociedad articuladas armónicamente eran el signo de un verdadero
genio y esta articulación debería fomentarse en la educación.
3.- La reforma educativa como
movimiento histórico.
Nos encontramos hoy
en México en pleno proceso de reforma educativa. ¿Debería significar
esto una ruptura total con el pasado?
El ser humano, la
naturaleza, la sociedad, la inteligencia, son elementos cambiantes y por ello cualquier
reforma educativa es siempre simultáneamente un momento de ruptura y un punto
de continuidad. La reforma educativa que tiene que venir en México deberá ser
entonces un proceso que retome los elementos más ricos de la herencia educativa
de la humanidad y que al mismo tiempo sea capaz de crear elementos novedosos
que pongan a nuestra educación “a la altura de los tiempos” de
crisis-cambio-globalización que hoy vivimos.
Retomar el eje
dialógico motivación-disciplina planteado por Alcott en el siglo XIX
encontrando las formas de operativizar estos dos elementos en las aulas del
siglo XXI, será sin duda una buena manera de entender la reforma educativa como
un dinamismo histórico en permanente realización.
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