*Un viejo artículo a partir de una conferencia en el CENCH hacia fines de los noventa. Sé que se publicó pero no recuerdo dónde, por eso omito la referencia.
“…Estoy atado a la vida y miro a
mis compañeros.
Están taciturnos pero alimentan grandes
esperanzas.
Entre ellos considero la enorme
realidad.
El presente es tan grande, no nos
apartemos.
No nos apartemos mucho, vamos
unidos por las manos…”
Carlos Drummond de Andrade.
1.-LA
ENORME REALIDAD : LOS RETOS EDUCATIVOS DEL CAMBIO DE ÈPOCA.
“¡Pregúntame,
pregúntame… !” es la expresión recurrente que ha hecho muy popular a
cierto personaje cómico televisivo. ¡Pregúntame, pregúntame… ! parece ser
también la actitud predominante en el mundo de la educación aún hoy que nos
acercamos al cambio de siglo y de milenio y que tanto hablamos de
modernización, de transformación, de actualización y muchas otras palabras
mágicas.
¡Pregúntame,
pregúntame… ! es la actitud recurrente del profesor en el aula asumiendo
siempre que él es el que sabe y el alumno el que no sabe.
¡Pregúntame,
pregúntame ! es también el modo de
ser de los directivos y administradores de la educación, de los que toman las
decisiones en nuestras instituciones educativas y que también tienen - y
disfrutan- que asumir el rol de ser los que saben todos los cómos, los hacia
dóndes, los por qués y los para qués de lo que ocurre y debe ocurrir en la
escuela o la universidad.
¡Pregúntame,
pregúntame… ! podríamos interpretar que es la actitud de un sistema
educativo que parece ir siempre un paso atrás de la sociedad, respondiendo casi
ciegamente a lo que ella - vestida de empresa, de gobierno, de iglesia - le
reclama que “produzca” en sus aulas en lugar de proponerle a la sociedad el
perfil de egresado que más le convendría para transformarse realmente.
Pero “la enorme
realidad” parece indicarnos que ese no es el camino, que ya no, que no más, que
es imprescindible darle la vuelta a esta expresión que presupone que uno es el
que tiene todas las respuestas y que las tiene a la medida justa de las
preguntas de los demás - que son incapaces de contestárselas por sí mismos -,
que no hay posibilidades de transformación, de edificación de la nueva época
que está empezando a surgir como reclamo generalizado, que no hay siquiera
muchas probabilidades de supervivencia en esta actitud de relaciones
desiguales, dependientes, incapaces de construcción mutua.
La enorme realidad en
que vivimos, es la de un mundo que está reclamando con una complejidad cada vez
mayor que construyamos otra noción de desarrollo porque la actual no es
sustentable, que respetemos el medio ambiente al mismo tiempo que seguimos
desarrollando la tecnología, que impulsemos la productividad pero distribuyamos
equitativamente la riqueza, que edifiquemos la democracia pero caminando hacia
la justicia, que respetemos los derechos humanos y al mismo tiempo combatamos
las cada vez más terribles y organizadas redes de delincuencia , que seamos
capaces, en fin, de construir una época distinta, más humana y más justa.
Esta realidad es la que
reclama urgentemente un cambio en la educación. Desde mi perspectiva,
sustentada en mucho de lo que hoy se escribe y se piensa y se vive en nuestro
ámbito de trabajo, el reto más fuerte que hoy le presenta el mundo a la
educación es el del paso de la actitud de : ¡Pregúntame, pregúntame !
a la de : ¡Pregúntate, pregúntate !, es decir, el paso de la
dependencia que viven los que no tienen la información (alumnos, instituciones,
países) respecto a los que la tienen, a una situación en la que cada uno vaya descubriendo,
a partir de sus propias preguntas y de su propio pensamiento y reflexión, sus
propias respuestas para orientar sus propios y muy diversos pasos. El paso del
maestro que responde al maestro que suscita preguntas, del directivo que ordena
al que promueve la emergencia de inquietudes y proyectos, de la institución
educativa que se subordina a lo que la sociedad le pide, a la que está
continuamente en un proceso de cuestionamiento e indagación sobre lo que es más
pertinente y genuinamente educativo en cada momento histórico y sociedad
concretas.
Este es uno de los
desafíos fundamentales que desde luego implica muchos otros desafíos para irse
afrontando y resolviendo pero que tiene en la comunicación una herramienta
educativa fundamental.
Espero que lo que sigue
no te haga preguntarme cosas sino preguntártelas a tí mismo, preguntártelas
“mirando a tus compañeros, taciturnos pero alimentando grandes esperanzas de
transformación de nuestra educación hacia un mejor futuro desde una mejor
concepción del presente.
2.-ATADOS
A LA VIDA : LA NECESIDAD DE COMUNICACIÓN.
Atados a la vida, y no
a la vida en abstracto sino a esta nuestra vida de hombres y mujeres de finales
del siglo veinte, sentimos hoy como nunca la necesidad imperiosa de
comunicarnos. Nunca como en estos tiempos había el ser humano estado tan
expuesto cotidianamente al bombardeo de una sociedad que le pide, le sugiere,
le exige, le vende, le compra, le fabrica, le produce pero también le
obstaculiza y le niega la comunicación. Esta es la paradoja más grande del
mundo de hoy : parecería que estamos hoy invadidos de comunicación y sin
embargo, el hombre y la mujer de hoy se sienten y en efecto están,
profundamente incomunicados.
Desde el descubrimiento
poético de Paz (1990) (“los otros que no son si yo no existo, los otros que me
dan plena existencia”) hasta los comerciales de celulares o computadoras,
pasando por la filosofía de Buber y su pronunciación de la palabra yo-tú o la
razón dialógica de Appel (Sanchez, 1997), por todos los medios el hombre de hoy
escucha, lee, aprende, sabe, intuye, presiente esa imprescindible necesidad de
comunicarse y sin embargo, por todos lados también escuchamos de las
dificultades cada vez mayores para comunicarnos.
El ser humano es un ser
que se comunica, que necesita comunicarse para ir siendo, para irse
construyendo y comprendiendo el mundo en el que vive y su propio proceso de
autoconstrucción. ¿Dónde puede estar entonces el problema ?
3.-EL
PRESENTE ES TAN GRANDE : NAVEGANDO EN EL MAR DE LA COMUNICACIÓN.
El problema es que el
presente es tan grande, el problema es que la comunicación es tan grande, el
problema es que podemos entender por comunicación muchísimas cosas que no son
necesariamente compatibles.
El mundo de los medios
electrónicos de comunicación masiva nos ha llegado a hacer creer que comunicar
es impactar, impactar sensorial y emotivamente, eso es para la televisión, para
la radio, para el cine, comunicar. Hoy “comunica” más el que más impacta y si
no veamos nada más el cine que tenemos en el que una película es una serie de
espectaculares efectos especiales casi siempre sin argumento, sin historia que
contar y sin actuaciones que la cuenten bien, o la televisión donde los mejores
“comunicadores” - que egresaron de nuestras escuelas y universidades- son los
que gritan más fuerte las noticias o los espectáculos y los mejores actore, los
que más escándalos o chismes proveen.
La escuela, la
computadora y otros medios nos hablan de la comunicación como información. Lo
que tenemos es simplemente que pasar la mayor cantidad de datos sobre cualquier
tema de un lugar a otro. Y esto ya se manifiesta en el lenguaje donde hablamos
de nuestra inteligencia simplemente como de un enorme “disco duro” de carne y
hueso que almacena datos.
El mundo posmoderno,
hedonista y esteticista nos transmite que comunicar es sentir. Nuestros modelos
de relación humana hoy en día, lo que prevalece en las parejas de jóvenes
actuales está muy determinado por el sentir, el comunicar es hacer sentir al
otro. Esto también está impregnando nuestro lenguaje. ¿cuántas veces al día,
cuándo preguntan a un alumno algo, él responde : “yo siento que…” en lugar
de “yo pienso que…” ?
Estos son algunos de
los sentidos que yo descubro que tiene el comunicar hoy en día. Pero ¿qué es
realmente comunicar ?
4.-NO
NOS APARTEMOS : CONSTRUYENDO SIGNIFICADOS COMUNES.
Comunicar es, dice
Adriana Yurén (1996), “el proceso por el cual un significado se hace común”. De
aquí podemos extraer algunas pistas para nuestra comprensión de la comunicación
y su promoción en las instituciones educativas.
En primer lugar, se
trata no de un ACTO, UN HECHO, UN IMPACTO sino de un PROCESO, es decir, de algo
más complejo, que sucede a lo largo de un período de tiempo, no es instantáneo,
y que requiere de toda una serie de operaciones interrelacionadas y no
solamente de un percibir.
En segundo lugar, se
trata de un proceso cuya finalidad es que un significado se vuelva común. Esto
implica que comunicar no es solamente transmitir datos de un lugar a otro o
impactar los sentidos del otro sino que requiere que se llegue a compartir un
significado sobre algo.
El reto educativo de
hoy, lo que nos impediría apartarnos es precisamente el luchar contra esas
falsas concepciones de la comunicación y tratar de promover la construcción de
significados comunes.
Este proceso requiere e
incluye las sensaciones y emociones, requiere e incluye la información o los
datos, pero tiene que tener un elemento de comprensión inteligente, un proceso
de reflexión crítica, un camino de deliberación y aceptación libre que debe
traducirse en una decisión, la decisión - que tiene mucho que ver con CREER en
el otro- de aceptar el compartir el significado de lo que se trató de comunicar
y actuar en consecuencia.
La comunicación es pues
un proceso por el cual se van construyendo significados comunes. Un proceso que
requiere de atención - que empieza por interés en comunicar e interés en
recibir la comunicación-, de inteligencia -que empieza por la claridad con la
que se comunica y la escucha inteligente del otro -, de razonabilidad - que
exige sustentar lo que se comunica y cuestionar lo que se nos está comunicando
- y de responsabilidad - que pide un compromiso del que comunica y exige
también una valoración y en su caso, un compromiso igual del que escucha-.
Entendiéndola así, la
comunicación puede llegar a construir significados comunes de distintos
tipos : experiencial o afectivo, intelectual, conceptual, creativo,
crítico, existencial, espiritual, etc. Sin embargo, aunque lo que se pretenda
comunicar sea puramente afectivo, la meta no es solamente el impactar los
afectos del otro sino construir un significado compartido de esos afectos.
5.-VAMOS
UNIDOS POR LAS MANOS : LA EDUCACIÓN PROCESO COMUNICATIVO.
La educación es un
proceso comunicativo, es más, me atrevo a afirmar que toda auténtica
comunicación es educativa. En el proceso educativo estamos juntos, unidos por
las manos tratando de ir construyendo significados comunes sobre el ser humano
y su desarrollo, sobre la sociedad, sus problemas y posibles vías de
desarrollos, sobre la historia y su sentido, sobre la propia historia y su
sentido. Y esto sucede en las aulas y fuera de ellas, en las escuelas y fuera o
a pesar de las escuelas, y cuando sucede, los participantes se educan, es decir,
expanden su horizonte de comprensiones, de significaciones y de valoraciones,
se hacen un poco más humanos.
En la educación formal
esto sucede, o debería suceder, de manera intencional y planificada, de manera
estudiada y analizada por parte delas instituciones y los profesores para
lograr resultados más eficaces. Veamos algo de lo que se trataría la
comunicación en la educación.
A.-EL
AULA : ¿QUÉ COMUNICA UN PROFESOR ?
El profesor es un comunicador que tiene que tener clara conciencia de su
compromiso educativo con los estudiantes. No toda docencia es educativa y el
que lo sea dependería de la calidad con la que el profesor comunica en el aula.
Según Meneses (1991), el profesor comunica tres cosas : contenidos,
un método y su propia persona.
El problema entonces estaría en la calidad con que el profesor comunica
contenidos, en la calidad de los métodos que comunica y en la calidad de
persona que está comunicando. El problema está, desde mi experiencia como
formador de docentes, en que los contenidos no se comunican plenamente, es
decir, no se pretende que se hagan comunes los significados sobre la temática
del curso sino que simplemente se transmite información con el prejuicio mítico
que señala Rugarcía : el profesor cree que hablar es igual a enseñar y que
enseñar es igual a aprender.
El asunto es que los métodos no se manejan adecuadamente sino que se
aplican de manera mecánica o intuitiva por parte del profesor y si los métodos
no son significativos para el profesor, no lo serán jamás para el estudiante y
no podrá darse esa comunidad de significados en el aula.
La realidad es que el profesor actúa en el aula dejando su persona real
en la entrada de la escuela. La realidad es que como profesores a veces nos
preocupamos muy poco por la calidad de persona que somos, pensando que con
tener los conocimientos de la materia es más que suficiente. La docencia es una
de las profesiones en las que la persona que la ejerce es determinante para los
resultados dice Hansen (1995). Sin embargo, nuestra persona pocas veces es
significativa para los estudiantes.
B .-LA
INSTITUCIÓN : ¿QUÉ ES COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL ?
Pero la comunicación que educa no es solamente la del aula. La
institución misma educa o deseduca con su comunicación auténtica o inauténtica.
No en vano se ha estudiado lo que los expertos llaman el “currículum oculto” o
implícito y mucho de este currículo es producto de los procesos de comunicación
institucionales y los valores y significados implícitos en ella. La escuela o
la universidad tienen toda una cultura comunicativa que está basada muchas
veces en estas visiones parciales de lo que es comunicar : solamente como
información, como impacto para el lucimiento o la demostración de prestigio o
autoridad, como sensaciones o sentimientos para que todo el mundo se sienta a
gusto, contento y no cuestione nada de lo que ocurre, etc.
¿Hasta dónde la comunicación institucional persigue la construcción
progresiva de significados comunes entre todos sus miembros ? ¿hasta dónde
lo que pretende es imponer los significados de los directivos, del gobierno, de
algún autor prestigiado ?
Habría que empezar por la revisión de esto a fondo y por la promoción de
espacios y de estilos de autoridad que faciliten la vivencia de experiencias
comunes, el diálogo y el estudio para la construcción de comprensiones comunes
y de afirmaciones comunes sobre las finalidades de la tarea institucional y de
la toma de decisiones compartida - que obviamente no anula la autoridad y sus
ámbitos de decisión pero incluye el sentir y el pensar de toda la comunidad en
ellos- para la construcción de un compromiso común.
Lo anterior no implica uniformidad sino un proceso de convergencia en la
diversidad que vaya asegurando los mínimos comunes en los que toda la comunidad
va entendiendo la tarea con la misma claridad y comprometiéndose con ella con
la misma intensidad.
C.-LA
SOCIEDAD : ¿CÓMO DECIR NUESTRA PALABRA Y HACER OÍR NUESTRA VOZ ?
Un tercer ámbito es el
de la presencia de la institución educativa en la sociedad. Este asunto, si se
entiende bien, no se agota en la presencia constante de la institución en los
medios. De nada sirve esa presencia si no se tiene claro el qué comunicar y el
para qué hacerlo. El hecho de ir al radio o a la t.v. de manera sistemática
puede hacer que una institución educativa sea famosa pero eso no quiere decir
que con ello se esté logrando la comunicación.
Porque la comunicación
es la construcción de significados comunes y entonces no consiste solamente en
ir a los medios a informar sobre lo que se hace (comunicación como información)
o a impactar sobre lo bien que se hace (comunicación como impacto) o a conmover
para que todos sientan afecto por lo que se hace y por la misma institución
sino en un trabajo consistente, inteligente y comprometido que iría, por la vía
de los medios pero también por la comunicación de persona a persona y por el
trabajo mismo que se hace cotidianamente, haciendo que la sociedad vaya poco a
poco identificándose y compartiendo los significados básicos de esta
institución acerca de la educación, los rasgos de un estudiante educado y la
tarea de la educación en la sociedad.
6.-Y
MIRO A MIS COMPAÑEROS : LA VUELTA A LO HUMANO Y LA NECESIDAD DEL OTRO COMO
FUNDAMENTO DE LA COMUNICACIÓN.
Para entender de esta
manera la comunicación es imprescindible algo que hoy se pregona por todos
lados en el ámbito educativo y que no hemos podido empezar a construir del
todo : la vuelta al ser humano.
Desde el documento de
la UNESCO sobre la educación hacia el siglo XXI (Comisión Delors, 1998) hasta
muchos autores contemporáneos del ámbito educativo (Rugarcía, Latapí, Fullat, y
otros), podemos encontrar este reclamo urgente : volver a poner al hombre
como finalidad y centro de la educación por encima del contenido, los métodos,
las bibliotecas, la ciencia, etc. es lo único que puede hacer que la educación
cambie y a partir de ella, que la sociedad vaya cambiando.
Esta vuelta a lo humano
conlleva necesariamente la dimensión comunicativa como un elemento básico y la
apertura al otro como fundamento de toda posibilidad de comunicación y de
educación.
Para ello habría que
empezar por entender algunas cosas :
1o.-
LA COMUNICACIÓN NO ES UNA TÉCNICA DIDÁCTICA.
La comunicación no es
una técnica didáctica, no consiste en usar métodos activos o en organizar
debates, tampoco en llevar la televisión al aula. La comunicación es el proceso
por el cual un significado se vuelve común y por ello lo que requiere es de una
radical TRANS-formación del profesor, de un cambio en sus actitudes, de una
apertura a comprender al alumno y su mundo, de una modificación de sus esquemas
mentales, de una apertura al aprendizaje continuo y de una recuperación de su
función intelectual y reflexiva más allá del rol técnico que la sociedad de hoy
le ha asignado.
El profesor tiene para
ello herramientas básicas como el lenguaje, como el clima que genera con los
alumnos en el grupo, como el arte, como los símbolos, como su propia persona
que puede volverse significado personificado para ellos.
Resulta de vital
importancia la revisión profunda de todos estos medios : del lenguaje que
usamos y de los lenguajes de los estudiantes que muchas veces son tan lejanos,
del mundo del arte y lo que en los alumnos suscita un vibrar y una reflexión,
de lo que hoy significan y producen los símbolos del aula como el examen, el
pase de lista, el uniforme, etc. y sobre todo, de lo que la propia persona
suscita en ellos y si se es significativo o insignificante para ellos.
2o.-LA COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL NO EXISTE.
La comunicación
institucional no existe en el sentido de que la institución en sí misma no es
un ente comunicativo, son los sujetos humanos concretos que la conforman en
todos sus niveles y el conjunto de redes de relaciones que establecen así como
el conjunto de decisiones que toman los que constituyen la comunicación
institucional. Es decir, la comunicación institucional es la comunicación
humana que se organiza en sistemas que van conformando la estructura de
operación de la institución.
Por ello habría que
decir con Lonergan (1993) que “…el problema… está en el horizonte de los
administradores de la educación, de los que tienen el dinero, el poder y los
que toman las decisiones, y en el horizonte de los profesores”… Porque “…si estos horizontes son
insuficientemente amplios, habrá seguramente problemas…” de comunicación y de
resultados educativos.
Habría que revisar
autocríticamente si el horizonte de los administradores de la educación y el de
los profesores es suficientemente amplio o está restringido a los intereses
particulares o grupales que impiden ver por el desarrollo institucional en
función de la educación de los estudiantes.
Habría que revisar a
fondo la calidad de las personas que integran la institución y procurar su
mejoramiento continuo no solamente en capacitación técnica sino en crecimiento
humano y a partir de allí, habría que revisar si la estructura de relaciones,
la normatividad que regula estas relaciones y los medios para que las
diferentes partes de la estructura se relacionen, son verdaderamente facilitadores
de la comunicación, si permiten la construcción de significados comunes o por
el contrario, obstaculizan, confunden, dividen, separan.
3o.-LA
COMUNICACIÓN SOCIAL NO ES PROBLEMA DE FALTA DE MEDIOS SINO DE CARENCIA DE
FINES.
El problema de la
comunicación institucional que trasciende hacia la sociedad es también
necesario decirlo, no es un problema de falta de medios - que parecen sobrar y
estar ávidos de información- sino un problema de carencia o confusión de fines
precisamente porque no existen los mínimos significados comunes sobre el
sentido que tiene la educación para una sociedad como la nuestra y todos los
sectores de la sociedad le piden cosas diversas y muchas veces contradictorias
o hasta absurdas a las instituciones educativas.
Es necesario promover
un diálogo crítico y constructivo en el que las instituciones educativos junto
con los diferentes sectores de la sociedad - y no solamente el gobierno o el
sector productivo - vayamos juntos construyendo estos significados comunes que
vayan clarificando nuestros fines y uniendo nuestros esfuerzos y nuestra
creatividad para aproximarnos a su logro.
7.-¡SÍ
SE PUEDE ! : INVITACIÓN FINAL CON CORO DE PORRA FUTBOLERA.
Todo esto puede sonar
como una utopía irrealizable. Cada uno podría estar pensando : “sí, todo
está muy bonito pero esto no se puede hacer” y sin embargo, si somos sinceros,
y sin caer en las frases facilistas y mercadotécnicas o new age de que “el que
quiere, puede”, es necesario decir que hacia este nuevo horizonte parece apuntar
el mundo en que vivimos quizá aún no como práctica pero sí y con mucha fuerza
como intento sostenido y cada vez más compartido.
La utopía es necesaria
en este mundo carente de utopías, no es que ingenuamente pensemos que la
conseguiremos en su totalidad pero es el motor que nos va a hacer caminar, la
brújula que puede orientar nuestros pasos, la luz que nos puede guiar dentro
del claroscuro que es la historia de la humanidad desde siempre. Podemos eso
sí, esperar asintóticamente aproximarnos a ella, ir saboreando algunos frutos
progresivos, limitados pero posibles de alcanzar y de mejorar.
El ser humano es un
permanente ya y todavía no, por ello y porque es urgente un cambio en nuestra
educación podíamos decir hoy como la porra toluqueña : ¡sí se puede !
y ver como ellos que sí se pudo, o podríamos decirlo como la porra mexicana en
el mundial : ¡sí se puede! y ver que se pudo hasta cierto límite
pero que algo se avanzó. Porque si bien es cierto que no basta con decir ¡sí se
puede! para poder, también es verdad que si no se cree que se puede jamás
se va a dar un paso adelante en el intento.
La comunicación en el
aula, en la institución educativa, en la sociedad, es un instrumento
privilegiado y fundamental para educar y educarnos, para crecer y desarrollarnos,
para ser cada vez un poco mejores aunque siempre nos siga faltando mucho. Ya y
todavía no, esa es nuestra realidad : vivámosla plenamente trabajando
juntos por el logro de nuestras convicciones educativas y pensando siempre en
el estudiante concreto y en nuestra sociedad mexicana concreta y en nuestra
humanidad concreta que merecen un mejor futuro que empiece desde una manera
distinta de enfrentar el presente.
Esta es mi
invitación : descubrámonos atados a la vida y miremos a nuestros
compañeros - directores, maestros,
estudiantes, padres de familia -, taciturnos pero alimentando grandes
esperanzas. Entre ellos, consideremos la enorme realidad. El presente es tan
grande, no nos apartemos. No nos apartemos mucho, vamos unidos por las manos.
REFERENCIAS.
Delors, Et. Al. (1998). La
educación encierra un tesoro. México. UNESCO.
Fullat, O. (192). Filosofías de la
educación. Paideia. Barcelona. De. CEAC.
Hansen, D. (1995). The call to teach. New York. Columbia University.
Latapí, P. (1997-98). Artículos varios. Revista Proceso. México.
Lonergan, B. (1993). Topics in
Education. Toronto. University of
Toronto press.
López Calva, M. (1998). “Mi rival
es mi propio corazón…” Educación
personalizante y TRANS-formación docente : hacia una visión integral del
proceso educativo. MIMEO :
Tesis doctoral en educación.
Meneses, E. (1991) “Un perfil del maestro universitario”. En Magistralis no. 1. Puebla, UIA Golfo
Centro.
Paz, O. (1990). Libertad bajo
palabra. México. Fondo de cultura económica.
Rugarcía, A. (1996). Educar en
valores. Puebla, UIA Golfo Centro.
Sanchez, J. (1997). Pensamiento y
diálogo. Tesis de maestría en Filosofía inédita. México. UIA Santa fe.
Yurén, A. (1992). Conocimiento y
comunicación. México. Alhambra de.
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