*Como por casualidad, explorando mis archivos antiguos para actualizar este blog, me encuentro los textos de unas memorias que escribí con algunas experiencias significativas la primera vez que estuvimos en Boston por un año en estancia de investigación. Aquí comparto la entrada XIII, que recuerda a un gran amigo que acababa de morir cuando nos fuimos.
Está nevando afuera, por la ventana
puedo ver la imperceptible caída del blanco polvo de cielo. Está nevando la
primera nevada de mi vida en Boston, la primera nevada de mi vida...y de
pronto, escribiendo aquí detrás del doble cristal que me cubre del frío
imaginario aún, ajeno a mi experiencia pero pronto presente, mientras escribo y
miro por la ventana que empañan la nostalgia y la esperanza, recuerdo a Amaury,
¿te acuerdas?, lo recuerdo narrando una situación similar en algún lugar de la
Europa del Este, la de la ahora mítica “cortina de hierro”, describiéndose a sí
mismo, mirando caer la nieve por la ventana y escribiendo: “si yo pudiera llevarte
a ocultas donde voy y regalarte toda la nieve de un día gris...si yo pudiera de
dónde estoy, hacerte venir...”
Nieve y recuerdos, nieve y este
sentimiento que se cuela por la música en la mente, “si yo pudiera de donde
estoy...hacerte venir...” y este deseo se cruza con el recuerdo marcado hasta
el fondo de tu propio irresistible, pero al final vencido, deseo de vivir:
“¡jálenme, no me dejen, llévenme con ustedes!”... y al escribir esto, algún
resorte oculto hace que broten las lágrimas que aún no acaban de salir por este
motivo. ¿Por qué volver a este dolor, por qué el retorno recurrente? No sé por
qué regresas de la foto colgada enfrente de mi escritorio y vuelves y vuelves
en imágenes que mi mente compone...No es el vulgar romanticismo de la idealización
del amigo al que quise y quiero tanto que no me dí cuenta, que quizás tú nunca
te diste cuenta o tal vez, hacia el final, cuando me mirabas con esa mirada que
angustiaba por venir desde muy adentro y me decías: “no tienes que hablar, sólo
estar conmigo, me encanta que estés aquí...”, no es el mito del amigo al que no
me dí, no nos dimos tiempo suficiente para conocer y disfrutar de la
vida...entre tanto “trabajo” y tanto “proyecto”, entre tantas “cosas
importantes”.
Quizá es sólo el recrear esta amistad,
el querer a Luisa como Gaby y yo la queremos en esta distancia que ahora
empieza a volverse blanca y helada. Quizá es que ayer te ví en el Shuttle de
Boston College, al subir, cuando alguien leía una tragedia de Eurípides y al
voltear luego la cara hacia el otro lado del autobús... estabas allí, sentado
con tu mismo gesto, con la mirada absorta en un libro que nunca, a pesar de la
curiosidad, pude ver qué contenía. Te veías bien con la barba de candado y el
“nuevo look “ del cabello con patillas a la moda y la raya de lado. Estabas
contento y tranquilo y sin mirarme nunca en todo el trayecto, como que me
dijiste: “sigo aquí, aquí vengo yo también contigo, a “devolverte las visitas a
Jalapa”, a consolarte de mi ausencia y de la ausencia que ahora empiezas a
vivir por unos meses. Quizá es porque anoche, al hablar de esto en la cena,
Maru, Gaby y yo, volvimos a convocarte y a decirte: “síguenos jalando en la
vida, ayúdanos a que aquello en que creemos y tú seguramente sigues creyendo,
sea poco a poco más real, tenga más
presencia en nuestro pequeño mundo, en el horizonte en el que podemos incidir
aunque sea con milímetros de consciencia humana...”
Quizá sea solamente por eso, o
porque afuera cae la primera de muchas nevadas en estos meses por venir, y
porque en mi propio porvenir vas a ocupar siempre un lugar, una especie de
“coordinación de asesores” para decirlo al estilo “yuppie”, una especie de
sabiduría y eternidad que harán falta siempre cuando lo urgente de cada día me
vaya absorviendo y se nuble de nueva cuenta mi capacidad de contemplación de
los amores y del Amor de Aquél que te debe tener entre sus consentidos, allá
donde no sabemos, ni tenemos idea, pero
seguramente algún día nos volveremos a ver cara a cara, con tu rostro y tu voz
de siempre, para decirnos lo que no alcanzamos a decirnos por acá en las
reuniones del plan, o en aquélla histórica por única “comida de trabajo”, o en
Guadalajara en el interuias, o cenando dos días antes en tu casa de “Los
sapos”.
Quizá porque tu presencia simbólica
de ayer vino a traernos la nieve, como eternidad que cae del cielo
silenciosamente...Quizá porque al caer la nieve, empecé a cantar por dentro:
“si yo pudiera de donde estoy...hacerte venir...”
14-11-97
1 comentario:
¡Excelente día Dr. Martín López Calva!
Con gusto leo su última publicación en este blog, entendiendo que además de ser una persona con gran preparación, también es un ser sensible, que quiere y recuerda a sus amigos, aún después de partir.
De a poco, me daré el tiempo de leer las demás publicaciones de su blog, e invitaré a mis estudiantes a leerlo, además de sus publicaciones en Redalyc.
Le envío un cordial y afectuoso saludo, y decirle que lo esperamos con gusto para el Congreso Multidisciplinario de la Universidad Multitécnica Profesional en Colima, especialmente los docentes y estudiantes de pedagogía.
Atte: Profr. Ramón Solórzano
Blog: http://ramonsolorzano.blogspot.mx/
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