“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero si niega, no
renuncia: es también un hombre que dice sí, desde su primer movimiento. Un
esclavo, que ha recibido órdenes toda su vida, de pronto juzga inaceptable un
nuevo mandato…”[i]
A
lo largo de este año el mundo ha vivido una serie de movimientos sociales y políticos de diversa índole que
empiezan a generalizarse y a tomar la forma de una gran manifestación de los
ciudadanos comunes contra el sistema económico imperante y, como afirma el
escritor Jorge Volpi a expresar que “…ya no podemos tolerar a los políticos que
sólo se preocupan por sí mismos.” (http://www.reforma.com/editoriales/nacional/629/1257347/default.shtm
)
Desde
el 15M que comenzó por reunir a miles de españoles inconformes que acamparon
por semanas en la Puerta del Sol en Madrid pasando por los movimientos de liberación
de los países árabes, hasta el reciente movimiento de “occupy Wall Street”,
estas expresiones de inconformidad hacia la situación de injusticia estructural, falta de democracia
real y abuso de los poderosos que exigen sacrificios a la población y recortan
el gasto social mientras siguen viviendo en la opulencia, desembocaron este fin
de semana en el llamado #15O, que fue la etiqueta usada en Twitter para
identificar la protesta mundial que convocó a muchos miles de personas en un
gran número de ciudades del planeta.
Es
difícil predecir en qué van a desembocar estos movimientos y qué impacto puedan
tener en nuestro país, sin embargo es importante preguntarnos cuál es la relación entre
educación y rebeldía. ¿Es cierto que la Educación es sólo un “aparato
ideológico del estado”( http://www.elortiba.org/althus.html
) que sirve para reproducir la estructura social vigente? ¿Es posible educar
para la rebeldía y la transformación de
estas estructuras injustas, como afirmaba el gran pedagogo brasileño Paulo
Freire (http://www.elortiba.org/freire.html
)?
¿Cuál sería el papel de la educación en la formación de ciudadanos capaces
de rebeldía ante la injusticia y la falta de libertad?
Como
afirma Camus, un hombre rebelde es el que dice no. En este sentido la educación
tiene hoy un desafío fundamental de carácter ético, porque además de formar
ciudadanos y profesionistas eficientes, con una preparación académica de
calidad, tiene que formar personas con una conciencia crítica capaz de decir
NO, de decir “ya basta” a un sistema socioeconómico y a una cultura basada en
el hiperconsumismo de unos cuántos y en la carencia de las mayorías.
Pero
un hombre rebelde es el que al mismo tiempo dice sí, se pronuncia en favor de
una situación distinta que si bien aún no se conoce con claridad, se tiene la
convicción de que es posible y el compromiso para aportar a su construcción,
desde la protesta pero también desde la organización de la propuesta y la
esperanza. La otra cara del compromiso ético del sistema educativo es la de la
formación de ciudadanos que digan sí a esta búsqueda de alternativas para un
desarrollo realmente sustentable y humanizante.
“Se comprende entonces que la rebeldía no puede prescindir de un
extraño amor…El movimiento más puro de la rebeldía se corona…con el grito
desgarrador de Karamázov: ¡Si no se salvan todos, para qué la salvación de uno
solo!”[ii]
El
compromiso de educar la rebeldía tiene que ver también con trascender la visión
superficial que identifica rebeldía con simple oposición irracional o con
activismo que busca destruir violentamente todo lo instituido. Educar la
rebeldía significa educar en este “extraño amor” que se identifica con la
solidaridad con los que sufren, que en la globalización abarcan ya a todo ser
humano que en el planeta sea víctima de injusticia, opresión o falta de
libertad. Educar para la rebeldía ante el sistema requiere educar la rebeldía
para volverla una rebeldía solidaria, pacífica y creativa, capaz de vivir
conforme al grito: si no se salvan todos, para qué mi propia salvación
individual.
Para
lograrlo necesitamos de una reestructuración del sistema educativo y la SEP
hacia una organización de alta complejidad (http://www.pueblaonline.com.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=18433:la-sep-en-su-aniversario-el-mejor-regalo&Itemid=137
) y educadores que trasciendan la visión de ser simples catalizadores del
sistema –reproductores de las demandas de eficientismo y competitividad ciegas-
o meras víctimas –docentes paralizados ante el sistema o meramente reactivos
ante él- para convertirse en “docentes contrapunto” (http://intrigapersonal.wordpress.com/2009/04/01/hargreaves/ ) que eduquen con la calidad que exigen los
tiempos, pero con una visión auténticamente crítica y rebelde que sea capaz de
trascender el sistema, de decir no al mundo tal como está y decir sí a la
búsqueda de un mundo alternativo.
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